Jueves 4ª de cuaresma
"Hay uno que os acusa: Moisés, en quien tenéis vuestra esperanza" (Jn 5,31-47)
|
Todo lo que pidáis al Padre, en mi nombre, os lo concederá”(Jn 16,24). En nuestros trabajos y proyectos sentimos cómo, en frecuentes ocasiones, la debilidad llama a nuestra puerta. Que dejamos por el camino un reguero de lágrimas, de sufrimiento de trabajos a medio realizar.
La sociedad de hoy nos quiere convencer de que somos como dioses. Que nos bastamos por nosotros mismos para hacer frente a toda realidad y conquista. Luego, el día a día, nos hace besar el crudo asfalto: no somos tan fuertes como pensábamos.
INTERPELACIÓN PARA HOY
¿Somos orantes o “hacemos” oración? ¿Buscamos en la oración un momento privilegiado para estar con el Señor a solas? ¿Es, nuestra oración algo añorado cuando –por distintas circunstancias- nos es imposible realizarla?
Que la Cuaresma sea una escuela de oración. Un incentivar esa relación irrenunciable e imprescindible entre los cristianos y Dios Padre.
Ata tu caballo (Anónimo)
No conviene acudir a instancias superiores cuando basta con acudir a las inferiores. Ni apelar al jefe, si nos lo puede resolver el secretario. A Moisés le aconsejaba su suegro que eligiera jefes para asuntos menores, y que se reservara para los mayores. Esta misma actitud hay que tener en la oración. No se debe importunar a Dios con cosas que tú mismo puedes hacer, lo contrario favorece la pereza.
"Maestro -decía un discípulo-, es tan grande mi confianza en Dios que ni siquiera até mi camello cuando os vine a visitar. Lo dejé al cuidado de la Providencia de Dios. No quiero faltar a la confianza en el Señor". "¡Vuelve y ata tu camello al poste, loco!", le reprendió el maestro. "No hay que molestar a Dios con algo que tú puedes resolver".
|

|
Javier Leoz