CREO EN TI,SEÑOR
Creo
en Ti, Señor, pero ayúdame a creer con más firmeza; espero en Ti,
pero ayúdame a esperar con más confianza; te amo, Señor, pero ayúdame
a amarte más ardientemente; estoy arrepentido, pero ayúdame a tener
mayor dolor.
Te
adoro, Señor, porque eres mi Creador y te anhelo porque eres mi
último fin; te alabo porque no te cansas de hacerme el bien y me
refugio en Ti, porque eres mí protector.
Que
tu sabiduría, Señor, me dirija y tu justicia me reprima; que tu
misericordia me consuele y tu poder me defienda.
Te
ofrezco, Señor, mis pensamientos, para que se dirijan a, Ti; te
ofrezco mis palabras, para que hablen de Ti; te ofrezco mis obras,
para que todo lo haga por Ti; te ofrezco mis penas, para qué las
sufra por Ti.
Todo
aquello que quieres Tú, Señor, lo quiero yo precisamente porque lo
quieres Tú, quiero como lo quieras Tú, y durante todo el tiempo
que lo quieras Tú.
Te
pido, Señor, que ilumines mi entendimiento, que inflames mi
voluntad, que purifiques mi corazón y santifiques mi alma.
Ayúdame
a apartarme de mis pasadas iniquidades, a rechazar las tentaciones
futuras, a vencer mis inclinaciones al mal y a cultivar las
virtudes necesarias.
Concédeme,
Dios de bondad, amor a Ti, odio a mí, celo por el prójimo desprecio
a lo mundano.
Dame
tu gracia para ser obediente con mis superiores, ser comprensivo con
mis inferiores, saber aconsejar a mis amigos y perdonar con mis
enemigos.
Que
venza la sensualidad con la mortificación, con generosidad la
avaricia, con bondad la ira, con fervor la tibieza.
Que
sepa tener prudencia, Señor, al aconsejar, valor frente a los
peligros, paciencia, en las dificultades, humilde en la
prosperidad.
Concédeme,
Señor, atención al orar, sobriedad al comer, responsabilidad en
mi trabajo y firmeza en mis propósitos.
Ayúdame
a conservar la pureza de alma, a ser modesto en mis actitudes, ejemplar
en mis conversaciones y a llevar una vida ordenada.
Concédeme
tu ayuda para dominar mis instintos, para fomentar en mí tu vida de
gracia, para cumplir tus mandamientos y obtener la salvación.
Enséñame,
Señor, a comprender la pequeñez de lo terreno, la grandeza de lo
divino, la brevedad de esta vida y la eternidad de la futura.
Concédeme
una buena preparación para la muerte y un santo temor al juicio, para
librarme del infierno y alcanzar el paraíso.
Por
Cristo nuestro Señor. Amén
|