Hay amores que matan y amores eternos,
pero para la mayor parte de los mortales el amor es un
hervidero de emociones que estallan o se armonizan,
que se acaban o que se inflaman con el tiempo.
No es lo mismo el amor a los veinte años que a los cuarenta y,
sin embargo, no por ello tienen que ser menos bonitos o intensos.
Los amores no tienen edad, pero sí épocas y cada una de sus
fases se caracteriza por algunas peculiaridades que,
sobre todo, tienen que ver con la madurez de los amantes
y el tiempo que ha transcurrido de convivencia entre ellos.
RELOJ NO MARQUES LA HORA.
Cuando dos personas se enamoran el tiempo deja de existir
y se convierte en un eterno en el que ni siquiera las horas
tienen sentido, excepto en su ausencia o cuando se está
esperando al amante. Pero, después, un simple abrazo,
un beso, cualquier contacto dilata el tiempo hasta hacerlo
desaparecer y las horas se quedan colgadas de la esfera que las sustenta.
Pero el tiempo, lo quieran o no, pasa y los sentimientos y las
emociones se apaciguan. Comienza el conocimiento más
cotidiano y real de esas dos personas, quizás ya vivan juntas
y, entonces, las tareas domésticas y las obligaciones
rebajan la lívido y la costumbre se apodera de la sorpresa y desgasta la emoción del encuentro.
Los amores que se basan únicamente en el sexo tienen corta
duración, la atracción sexual tiene un promedio de entre dos
y tres años. Pero hay otros alicientes entre dos personas para
que se sigan amando como son las aficiones, los hobbies o,
simplemente, la ternura que surge entre dos personas que
se conocen a lo largo de los años y terminan por necesitarse.
El apoyo mutuo y la compañía, la necesidad de hablar con alguien
que te conoce y el sentirse escuchado y reconocido son
factores que, cuando son colmados, alargan el amor.
La atracción sexual ha dejado de ser el aliciente primordial
para convertirse en un tema secundario.
Una vez que dos personas se han mantenido unidas durante años, surge la comprensión.
JUVENTUD ARROLLADORA.
El amor juvenil es arrollador y más sincero,
pasional y sin prejuicios. A medida que la edad avanza,
el amor se vuelve egoísta y las personas buscan además
de una persona con la que estar, una persona que convenga.
Empiezan a ser tenidos en cuenta el estatus social y otras
consideraciones que nos permitan mantener nuestra propia independencia.
El amor juvenil suele tener una duración menor que el amor
más maduro que tiende a establecer más compromisos y
suele ser más sosegado. Ya una vez experimentados esos
primeros amores, el enamoramiento se racionaliza,
más lo que le da más garantías de perdurar en el tiempo,
aunque las sensaciones sean más apaciguadas y la pasión menos encendida.
Pero el tiempo en el amor es distinto si se está enamorado o no.
Las horas pueden ser terribles si hay que aguantar y
soportar una situación que no se desea, pero si la compañía
es amable y entrañable, el tiempo no pasa y los años tampoco, porque la vida es plena.