Domingo 5º de cuaresma
"Yo soy la resurrección y la vida" (Jn 11,1-45)
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Vamos ascendiendo hacia la Pascua. Jesús, con la cruz sobre sus hombros, nos invita a ser fuertes. Cuando se tienen las cosas claras. Cuando se tiene a Dios por amigo, con Cristo, podemos ganarlo todo. Si el maligno se mete por medio y no pedimos fuerza de lo alto, sin Cristo, podemos perderlo también todo.
Mientras en algunos lugares de Occidente, algunos cristianos (no sé con qué excusas o falso progresismo) dicen que hay que ser respetuosos y quitar las cruces de las escuelas, montes y edificios, San Francisco Javier, nos enseña que es el mayor exponente del amor que Dios nos tiene. El gran símbolo del amor y del sacrificio. De la obediencia y de la entrega, es precisamente la cruz de Jesús.
INTERPELACIÓN PARA ESTE DÍA
¿Somos conscientes de la simbología que encierra la cruz cristiana? ¿Sirve de algo que sean de oro y de plata, si luego no la llevamos con nuestro testimonio o con nuestra propia vida?
Amor que se desborda (Maria Denise Dinkel)
Hazme una cruz sencilla, carpintero... sin añadidos ni ornamentos... que se vean desnudos los maderos, desnudos y decididamente rectos: los brazos en abrazo hacia la tierra, el astil disparándose a los cielos. Que no haya un solo adorno que distraiga este gesto: este equilibrio humano de los dos mandamientos... sencilla, sencilla... hazme una cruz sencilla, carpintero.
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Javier Leoz