Señor, ¡qué bueno es amarte! Oh, ¡qué
bueno es serte fiel! ¡Qué bueno es en todo tiempo una alabanza
tener!
Quiero alabarte, adorarte en espíritu y verdad y
así poder compartir tu amor con la humanidad.
Es necesario
entregarse sin reservas, mi Señor para poder conocer ese
verdadero Amor.
Aquel que Tú nos mostraste en aquella
cruenta cruz manifestándolo al mundo en tu Hijo amado: JESUS.
Perfeccióname,
Dios mío; perfeccióname en tu amor para guardar siempre puro y
santo mi corazón.
Ese amor que es sufrido, que en vez de
recibir, da; no se goza en la injusticia, mas se goza en la
verdad.
Aquel que no tiene envidia, no sabe de vanidad, todo
lo cree y soporta, que es y siempre será.
Es el camino
excelente, también es la Ley real, es mayor que la esperanza y
que la fe: la Caridad.
Ese es el amor, Dios mío, que
quiero manifestar a este mundo que se pierde porque no sabe
amar.
Llena de amor a tu pueblo; se establezca la unidad; para
que entonces podamos al mundo testificar que el REY de Reyes
hoy reina y por siempe reinará.
Autora: Zaida C. de
Ramón
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