El tiempo no
alcanza
Vicente Herrera Márquez
Creía
que a mi garganta tan clara en otros momentos, para reclamar y gritar, se le
había olvidado el sonido, que ya no podía transformar un poco de pena en
llanto y no era capaz de expresar la angustia y el dolor del alma. Pero
hoy nuevamente de ella están brotando lamentos.
Creía que mis ojos
mustios, que muchas veces lloraron, no querían mostrar tristeza o ya no
tenían lágrimas. También llegué a creer que mis manos que hacían
versos, ya no eran aquellas de antes y habían olvidado hacerlo. Y hoy sin
darme cuenta estoy escribiendo y llorando.
Creía que el corazón se había
vuelto, frío, insensible, tan duro como una roca y como afilada daga
cortante, por acumular sueños muertos y desengaños vividos. Hoy me
sorprende sentirlo, porque reclama y se agita y empieza a latir muy fuerte,
cuando se acuerda de ti.
Sentía mis pies pesados, cansados, sin ganas de
dar un paso, como con miedo a pisar y dejar marcado algún rastro. Pensaba
que era el invierno y el tiempo de andar más lento, no quería avanzar y
esperaba que la distancia viniera a mi. Ahora que te sienten lejos, quieren
correr donde estés.
Pensaba que en solitario sería fácil volver a tramar
historias para que alguien las descifrara y supiera leer mi soledad. Sí,
aquella que presentiste y embriagaste con tu presencia. ¡Ay amor! ¡A pesar
del poco tiempo, fue mucho lo que me diste! Por eso, si queda por escribir
historia, solo contigo lo haré.
¿Fue romance, capricho, juego,
encantamiento o amor? ¿O quizás solo un encuentro de extraviadas
soledades que en un parador del tiempo, compartieron el mismo pan? No
importa lo que haya sido, no voy a dejar de amarte, porque el tiempo que me
queda… no alcanza para olvidarte.
|