El Pollo y Los Dos Gallos
Un gallo, presumido de luchador valiente, y un pollo algo crecido, no sé por qué accidente tuvieron sus palabras, de manera que armaron una brava pelotera. Diose el pollo tal maña, que sacudió a mi gallo lindamente, quedando ya por suya la campaña. Y el vencido sultán de aquel serrallo dijo, cuando el contrario no lo oía: «¡Eh!, con el tiempo no será mal gallo: el pobrecillo es mozo todavía.» jamás volvió a meterse con el pollo. Mas en otra ocasión, por cierto embrollo, teniendo un choque con un gallo anciano, guerrero veterano, apenas le quedó pluma ni cresta, y dijo al retirarse de la fiesta: «Si no mirara que es un pobre viejo... Pero chochea, y por piedad le dejo».
Quien se meta en contienda, verbigracia, de asunto literario, a los años no atienda, sino a la habilidad de su adversario.
No ha de considerarse en un autor la edad, sino el talento
Tomás Iriarte
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