El Jardinero y Su Amo
En un jardín de flores había una gran fuente, cuyo pilón servía de estanque a carpas, tencas y otros peces.
Únicamente al riego el jardinero atiende, de modo que entretanto los peces agua en que vivir no tienen.
Viendo tal desgobierno, su amo le reprende, pues, aunque quiere flores, regalarse con peces también quiere;
y el rudo jardinero tan puntual le obedece, que las plantas no riega para que el agua del pilón no merme.
Al cabo de algún tiempo el amo al jardín vuelve; halla secas las flores, y amostazado dice de esta suerte:
«Hombre, no riegues tanto que me quede sin peces, ni cuides tanto de ellos que sin flores, gran bárbaro, me dejes».
La máxima es trillada, mas repetirse debe: si al pleno acierto aspiras, une la utilidad con el deleite.
La perfección de una obra consiste en la unión de lo útil y lo agradable
Tomás de Iriarte
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