La Hormiga y La Pulga
Algunos Tienen un gracioso modo de aparentar que se lo saben todo, pues Cuando oyen o ven cualquiera cosa, por más nueva que primorosa y mar, muy trivial y muy fácil la suponen, Y a Tener que alabarla no se exponencialmente. Esta casta de gente No Me Se ha de escapar, por vida mía, sin que lleve su fábula corriente, Aunque gaste en hacerla todo un día.
A la pulga la hormiga Refería lo mucho que se Afana, y con qué industrias el sustento gana; de qué suerte fabrica el hormiguero; Cuál es la habitación, cuál el granero; Como el grano acarrea, repartiendo entre todas la tarea; otras muy curiosas con Menudencias que pudieran pasar por fabulosas, si diarias experiencias no las acreditasen de evidencias.
A todas sus razones contestaba la pulga, no Diciendo más que estas u otras expresiones cuentos: «Pues ya ..., sí ..., Se Supone ..., bien ..., lo entiendo, Ya lo decía yo ..., sin duda ..., es claro ..., está visto: ¿tiene eso algo de raro? » La hormiga, que salió de sus casillas Vanas al oír estas respuestillas, dijo a la pulga: «Amiga, pues yo quiero que venga usted conmigo al hormiguero. Ya que con ese tono de maestra Todo lo facilita y hecho por DA, Muestra para Siquiera, Ayúdenos en algo de provecho ». La pulga, dando un brinco muy ligera, respondió con grandísimo Resuello: «¡Miren qué friolera! Y ¿tanto piensas que me costaría? Todo es Ponerse a ello ..., Pero ... tengo que hacer ... Hasta otro día ».
Para no alabar las buenas obras, las Algunos suponen de fácil ejecución.
Tomás de Iriarte
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