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Mateo
27: 57-66 Jesús es
sepultado
Al
atardecer, llegó un hombre rico de Arimatea, llamado José, que también se había
convertido en discípulo de Jesús. Se presentó ante Pilato para pedirle el
cuerpo de Jesús, y Pilato ordenó que se lo dieran. José tomó el cuerpo, lo
envolvió en una sábana limpia y lo puso en un sepulcro nuevo de su propiedad
que había cavado en la roca. Lue go hizo rodar una piedra grande a la entrada
del sepulcro, y se fue. Allí estaban, sentadas frente al sepulcro, María
Magdalena y la otra María. Al día siguiente, después del día de la
preparación, los jefes de los sacerdotes y los fariseos se presentaron ante
Pilato. --Señor --le dijeron--, nosotros recordamos que mientras ese
engañador aún vivía, dijo: Á los tres días resucitaré.' Por eso, ordene usted
que se selle el sepulcro hasta el tercer día, no sea que vengan sus discípulos,
se roben el cuerpo y le digan al pueblo que ha resucitado. Ese último engaño
sería peor que el primero. --Llévense una guardia de soldados --les ordenó
Pilato--, y vayan a asegurar el sepulcro lo mejor que puedan. Así que ellos
fueron, cerraron el sepulcro con una piedra, y la sellaron, y dejaron puesta la
guardia.
(Biblia NVI)
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