LA PASCUA DE LA RESURRECCIÓN (Celebración festiva de la Redención)

5. La Infraoctava De Pascua.
La fiesta de Pascua tiene hoy una octava privilegiada,
de primera clase, con oficios y misas propios compuestos de textos
alusivos a la gloria de la Resurrección y al Bautismo
de los nuevos neófitos.
En realidad la octava entera no es más que la continuación
y prolongación del mismo día de Pascua,
como muy bien lo indican el Prefacio,
el Gradual y el Versículo "Haec Dies" t
antas veces repetidos durante la semana. Antiguamente toda la octava era fiesta de precepto para todos.
Ni los comercios, ni las boticas,
ni almacenes permitían abrirse si no era para surtirse
de lo indispensable para la vida. Andando el tiempo,
se les concedió á los hombres ir al'
campo los tres días últimos, para las labores más urgentes.
Hasta hace muy poco, en algunos países;
se observaban como feriados el lunes y el martes;
luego, solamente el lunes;
hasta que, al fin, el precepto se ha limitado al domingo. Los neófitos asistían diariamente a la Misa cantada y a las Vísperas,
vestidos de los trajes blancos que recibieron
el día de su bautismo, y con la vela bautismal.
Toda la liturgia de la semana tendía a confirmarlos más
y más en la fe y a incitarlos a una vida del todo nueva y fervorosa;
de modo que los divinos oficios venían a resultar para
ellos y para los que los acompañaban como un catecismo
de perseverancia. Todas las tardes, después del tercer salmo de Vísperas,
se dirigían, en la misma forma que lo hicieran el día de Pascua,
al baptisterio presididos por el clero y por el Cirio pascual,
para hacer los honores a la Pila bautismal.
Las calles y las plazas de Roma ofrecían
todos los días el encantador y emocionante espectáculo de una nutrida
procesión de fieles y de neófitos que se dirigía,
por la mañana, a la basílica "estacional"
para la Misa solemne, y, por la tarde,
a otra basílica para las Vísperas,
y luego al baptisterio de Letrán.
6. El Sábado "in albis". El día más interesante de la semana era el sábado,
llamado in albis deponendis, porque en él debían
despojarse los neófitos de los trajes blancos del bautismo,
para mezclarse ya con los demás fieles.
La Iglesia habíase prendado de su inocencia,
y al despedirlos,
hacíalo con regaladas expresiones de ternura,
de las que todavía se percibe el eco en la misa y oficio del día. La Misa se celebraba en San Juan de Letrán.
Por la tarde acudían allí mismo todos los
neófitos con sus padrinos y madrinas,
para la solemne deposición de sus traes bautismales.
Antes de darles orden de despojarse de sus vestiduras blancas,
el Pontífice dirigíales una conmovedora exhortación
de despedida, encareciéndoles sobremanera la guarda
de la inocencia bautismal,
gracia que pedía a Dios para ellos con una bellísima oración.
De La Red
|