¡CRISTO VIVE!
Jesús está vivo, ha resucitado. Mateo subraya el hecho diciendo "verdaderamente" ha resucitado y se apareció a Simón.
No tenemos experiencia de la resurrección y aunque creamos firmemente, nos es difícil imaginarla pues tiene algo de extraño y lejano como para que incida en nuestra vida. Es más fácil pensar en Jesús Niño, en la gruta de Belén. En imaginarnos a Jesús que enseña, que hace milagros para socorrer a los pobres, los hambrientos, los enfermos.
Sin embargo este es el mensaje, escueto y profundo, misterioso y real que estamos celebrando. Tan esencial es, que Pablo aseguró con lapidaria afirmación: "Si Cristo no ha resucitado, entonces vana es nuestra fe."
Jesús entró en la historia de la humanidad a través de la Encarnación; vivió en este mundo , predicó y sembró la paz , la justicia en la verdad, obró milagros orientados a poner en pie al hombre caído, marginado, explotado y dividido y afrontó la muerte fiel a la Misión recibida del Padre. En la resurrección volvió a trasponer las fronteras de la temporalidad. En el marco de este destino El es plenamente una figura histórica, pero a la vez sigue siendo Dios. Todo lo que hace tiene su fuente en lo eterno. Y por eso todo lo que llega hacia El y lo experimenta se integra a su vez en lo eterno.
Vive en el tiempo y de ese modo está "bajo la ley"(Gal 4,4) Pero es también el Señor del tiempo y crea una nueva historia que es la verdadera historia, la de los Hijos de Dios y de la nueva creación. No se lo puede desprender de estas dos coordenadas, la del tiempo y la de lo nuevo.
El evangelio nos trae una buena noticia. La muerte ha sido derrotada. Cristo ha pasado el umbral de la muerte y ha alcanzado una vida nueva para todos los que se unen a El. La resurrección de Cristo no es el final del una novela triste que hemos leído en estos días sino que es un hecho que nos envuelve y nos compromete.
Nos envuelve a todos nosotros porque si creemos en Cristo y nos adherimos a El tenemos la promesa de la inmortalidad en una vida semejante a la suya..
La resurrección de Cristo también nos compromete porque debemos anunciar el Evangelio, la buena noticia del triunfo de la vida. Por eso debemos empeñarnos en trabajar por la vida. Recibamos con alegría este mensaje pascual.
¡Cristo Vive!:
* Ante la manifestación de destrucción de la vida, patente en la guerra injusta y mentirosa, en la industria armamentista y en la ambición de dominio financiero, de violencia homicida, justificación del aborto criminal, el hombre y la mujer creyentes. optan por la defensa de la Vida!
Ante la hambruna planetaria, la discriminación de las masas de pobres, la injusticia social reinante ignorada en el escenario político, la corrupción institucional, el hombre y la mujer creyentes, optan por la solidaridad, la participación, la honestidad y la responsabilidad.
Ante la planificada destrucción del núcleo familiar, con leyes inicuas y "rentables" para fines inconfesables, ante la "idiotización" de muchos jóvenes a fines de manipulación y alienación de una fuerza de cambio social como ellos lo son, el hombre y la mujer creyentes, optan por la educación en los valores, la formación de la conciencia, del sentido crítico y de la responsabilidad social.
Ante la contumacia de la clase dirigente orientada al propio beneficio, a la depredación del patrimonio nacional, a la venta de la soberanía y a la dependencia de los centros financieros, a costa del sometimiento de la población con la hipoteca de lustros de futuro, el hombre y la mujer creyentes, optan por un voto responsable hacia candidatos que esgrimen programas posibles, y puntualmente dirigidos al bien común, a la defensa de la vida y a la igualdad de oportunidades para la mayoría de los marginados hoy.
También unamos nuestras fuerzas para promover todo aquello que pueda llevar a un pleno goce de este don de vida. Vivir es realizarse, es poner en práctica todas las capacidades y potencialidades que el Eterno Hacedor nos da como patrimonio de dignidad y progreso. Es gozar ordenadamente este don de la vida, es servir, es compartir, es repartir y multiplicar.
El Hombre y la Mujer vestidos de Pascua, impregnados de Pascua, están lanzados a la misión de crear aquellas condiciones espirituales, políticas, sociales y económicas a partir de las que todos puedan comenzar a gozar este don de la vida ofrecido en la Pascua de Jesús. Nos queda además, la necesidad perentoria de alimentar nuestra esperanza: por eso, se impone, vivir con fe y amor, para que podamos prolongar esta alegría en el goce de la Vida Eterna.
Que la Santísima Virgen, Madre de Cristo Crucificado y Resucitado, nos acompañe a construir la paz y defender la vida.
En este contexto deseo para todos una feliz y santa Pascua.