Soledad y silencio
Cierto día en una hermosa playa, se encontraba una joven solitaria, caminando por la arena, todo se encontraba vacío, silencioso y triste.
Caminó por toda la playa, hasta llegar la noche; miró hacia el cielo y estaba obscuro, sin luna ni estrellas que embellecieran su inmensidad, el mar no se mostraba potente, sino calmado y silencioso.
Ella se sentía triste por tanto vacío y se preguntaba el porque de tanta obscuridad, y desolación y continuó su camino. Un joven vio las huellas en la arena y sintió curiosidad, sin decir nada caminó sobre las huellas y sonrió.
El también fue testigo de la desolación y silencio y continuó su camino, a lo lejos observó una pequeña luz y caminó hacia ella encontrándose con la joven de la playa, ambos sonrieron y sin decir palabra alguna continuaron el largo camino por la desolada playa.
La noche se hizo larga y ninguno de los dos pronunciaba palabra alguna. Hasta que en un momento ambos tropezaron con la misma pregunta. ¿Qué es lo que sucede? ¿Por qué tanto silencio?
Sonrieron de nuevo e iniciaron una charla especial.
Dijo el joven: Creo que en el mundo hay tanta injusticia, tanto dolor, tanta tristeza, que ha hecho que esta noche sea obscura y desolada. Continúa la joven: En nuestro mundo ya no se practican los valores tan hermosos que nos ayudan a vivir de forma correcta y nos permiten ser felices. Continuó el joven: Ya no hay respeto, amor verdadero, sinceridad, ya no se valora la magnitud de una amistad verdadera.
¿Qué se puede hacer para cambiar todo esto?
Ella dijo: Nosotros podemos cambiarlo, nosotros podemos hacer la diferencia, cambiemos nosotros y todo lo demás cambiará.
En ese momento se iluminó el inmenso cielo con miles de estrellas y una luna brillante y hermosa, se escuchaban risas a lo lejos y cánticos de aves. Todo era tan distinto y maravilloso que pensaron.
*Sí nosotros cambiamos, todo cambia.
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