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Infancia espiritual
Imitadores
Los niños son imitadores tanto del bien como del mal, pero si tienen buenos ejemplos de los mayores, entonces imitan lo bueno y son encantadores y en el futuro serán hombres de bien. Nosotros también debemos ser como niños e imitar lo bueno que vemos, especialmente en nuestro Modelo que es Jesucristo. Si le imitamos, entonces Dios nos mirará con benevolencia y nos cubrirá con sus gracias y dones, y nos dará todo lo necesario para nuestra vida espiritual y material. Tratemos de imitar a Jesús de tal manera que el Padre cuando nos mire, vea en nosotros a su propio Hijo, porque Padre e Hijo se aman infinitamente, y Dios es feliz cuando se contempla a Sí mismo. Entonces, cuando nosotros más nos parezcamos a Jesús, tanto más el Padre nos amará y se complacerá en contemplarnos, y todo le podremos pedir que nada nos negará, como nada le niega a su propio Hijo Jesucristo. Imitemos también a María, que es el Modelo perfecto para atraer sobre nosotros la benevolencia de la Santísima Trinidad, porque cuanto más nos parezcamos a María, tanto más la Santísima Trinidad tendrá en nosotros su complacencia, ya que no nos verá a nosotros sino a María, objeto de su predilección y amor.