Un niño aprende a caminar cayéndose y levantándose nuevamente. Esto comparado contra una vida de caminar, el período de tropezárse continuamente es relativamente corto.
Similarmente, las dificultades y aflicciones en nuestras vidas son relativamente cortas. Nos son enviadas para ayudarnos a aprender a caminar espiritualmente. Cuando entendemos nuestros "problemas" de esta forma, su duración es corta comparada con toda una vida de satisfacción espiritual.