El verdadero dolor es parte de la vida. Una de las cosas que suceden es que tenemos miedo de nuestro dolor y lo evitamos. Cuando hacemos esto causamos un sufrimiento falso. Cuando no estamos dispuestos a sentir nuestro dolor, también evitamos sentir placer y otros sentimientos. Es como un grifo obstruido. Para poder estar en nuestra "grandeza", necesitamos ser capaces de sentir nuestro dolor.
Cuando no tenemos miedo de éste, fluye y pasa. Todos los sentimientos fluyen y pasan. Y aún nuestro dolor puede sentirse placentero porque cuando estamos fluyendo, estamos verdaderamente vivos.
Hoy, abraza cualquier dolor que puedas estar experimentado, físico o emocional. Está consciente que hacerlo te conectará a tí mismo más profundamente, que es de lo que este trabajo se trata.