A pesar de la agonía de ver el sufrimiento de un amigo o ser amado, queremos recordar siempre el principio kabbalístico: no hay coerción en la espiritualidad.
No podemos forzar nuestras opiniones sobre los demás aunque pueda que pensemos que es para su beneficio. No somos los policías del Creador. Solo podemos compartir con un corazón abierto y dejar que la Luz se encargue del resto.
¿Hay alguien que viene a tu mente al leer esto hoy? ¿A quién estás coaccionando para creer, hacer o decir lo que tú piensas que es correcto?