¿Adónde van las oraciones?
La nueva forma en que concebimos actualmente el Universo y la psique humana deja obsoletas las creencias bíblicas sobre la existencia de un Dios que está "afuera" de nosotros y recibe nuestros ruegos como si fuera un satélite de comunicaciones. Hoy intuimos que ese Dios intermediario está íntimamente conectado con nuestra conciencia, por lo que el factor divino de la plegaria es interior y no exterior. Precisamente por ello la oración no siempre necesita ser pensada, puede ser inconsciente o tener lugar, incluso, en sueños.