La característica del Sabio, de una persona esclarecida y con personalidad desarrollada, es la ausencia de esfuerzo. No es que realmente no haga nada, sino que no es una persona que haga las cosas compulsivamente, y cuando actúa lo hace realizando una respuesta necesaria ante la situación, ni más ni menos. Su única disciplina es fluir por la vida, adaptándose a las condiciones cambiantes; tal como el agua se adapta al recipiente.
Para los taoístas este estado de unidad con la vida se le llama "morar con el Tao" y en la Biblia, se representa por el "Jardín del Edén". Adán y Eva fueron seducidos por la serpiente y expulsados del Paraíso. Desde entonces nos hemos sentido exiliados y tratando de volver a casa.
Esta serpiente que nos seduce y que por ella se nos expulsa del Edén es la mente. Un Sabio no es controlado, manipulado o abatido por la mente, puede utilizarla para sus propias funciones y dejarla a un lado cuando no sea necesaria. A diferencia de la mayoría de nosotros, esta persona no cree todo lo que se dice a sí misma, pone la mente bajo control y ésta le sigue como un perro bien entrenado sigue a su amo. El conseguir lo que en budismo Zen se llama "sin mente" supone tal bendición y dicha, que innumerables personas en todas las épocas, y en la actualidad, trabajaron duro para conseguir ese tesoro.
Los maestros de todas las épocas han dado indicios sobre cómo poner a la mente bajo control. Basados en sus propias experiencias de lo que funcionó para ellos, cada uno puso énfasis en un enfoque diferente. Pero estas técnicas de meditación tienen mucho en común. En primer lugar, ninguna busca abordar a lamente directamente, porque combatirla es hacerla más fuerte. De hecho, una parte de lamente estaría combatiendo ala otra, de modo que nos fragmentaríamos aún más. Más que resistir a los pensamientos, los permitimos y los observamos ir y venir. Este "simple observar", o "presenciar", es la actividad más pasiva en la que puede comprometerse un ser humano. Es lo contrario que "hacer". Otro punto en común es que obligan a la mente a ir más despacio. Cuando la noria va más despacio es más fácil bajarse de ella. Aparecen claros en la sucesión de pensamientos, como retazos de cielo azul tras las nubes, y a través de estos claros nos introducimos más fácilmente en la paz del estado Alfa, en el bienestar. Y sea cual sea la técnica utilizado el final es el mismo.
Los senderos que se han hallado para llegar a este bienestar son los siguientes, y más adelante describiré alguna técnica de meditación que los incorporan.