

AL ENCUENTRO DEL AMOR
…El hombre y la mujer básicamente difieren; no solo es que difieran, sino que son opuestos entre sí, por eso es que hay tanta atracción. La atracción sólo puede existir con los opuestos; lo similar no puede ser muy atractivo; con lo que eres, ya estás familiarizado. Osho
Los seres humanos necesitamos relacionarnos con los demás, nuestra condición de seres sociales así lo determina, especialmente en medio de armonía y embargados por el sentimiento amor. Mucho se ha hablado de él y existe diversidad de libros dándonos cátedra de ello. Sin embargo, las personas todavía debatimos y buscamos ciertas características a la hora de buscar, encontrar e interactuar con quien puede llegar a ser nuestra pareja.
Hombres y mujeres seguimos mirando el encuentro de pareja como el estado de felicidad perfecta, desafortunadamente, antes de iniciarnos en una relación amorosa, lo primero que buscamos y estamos a la expectativa, es la de encontrar a una persona con un cuerpo perfecto, una raza determinada, posición social, juventud y si es posible una situación económica definida. Sólo queremos encontrar el perfil que hemos predeterminado. Exigencias muchas veces que no tienen sentido, porque separamos al ser físico de su esencia humana.
Lo importante en nuestra búsqueda, es el deseo de encontrar una persona que nos haga crecer. Sólo así surgirá una relación armoniosa, teniendo en cuenta siempre que los valores de sinceridad, diálogo, aceptación del otro, tolerancia, respeto, compromiso y de una forma bien entendida: “Entrega”, harán que nosotros mismos tengamos el poder para hacer que nuestras relaciones funcionen o no.
Más bien, hay que tener en cuenta, que existen algunos factores que influyen para que una relación tenga más posibilidades de funcionar que otra: el medio cultural de ambos, las afinidades, el medio familiar, etc., etc, más nunca su condición física y edad. Sin embargo, hay algunas diferencias que se pueden equilibrar entre dos seres, si se tiene en cuenta que todos estamos en un medio de aprendizaje y que del otro podemos aprender y que el aprendizaje es bi-direccional.
Pero cuando nos enfocamos más hacia el aspecto físico, estamos perdiendo posibilidades de encontrar una persona con la cual podamos relacionarnos, y es una lástima que nuestros paradigmas regidos por este pensamiento, nos hagan perder oportunidades y desaprovechemos a un ser valioso espiritualmente. El conjunto de valores que puede tener una persona, es mucho más importante que tener ojos azules, o tez blanca o trigueña, bajita(o), alta(o). Recordemos que nuestra juventud física es efímera y lo que cuenta son los valores que puedan brindarnos la armonía necesaria en una relación de pareja y así construir un proyecto de vida juntos.
Si medimos a las personas con estos conceptos, parece ser que los seres no muy agraciados y personas que han llegado a la madurez, perdieran la oportunidad de encontrar pareja y ser felices. Sin embargo, encontramos parejas donde la belleza física del uno no es comparable con la del otro, y sabemos que cuentan con afinidades distintas que los unen. Hoy vemos personas maduras, incluso ancianos que se casan. Es común preguntarnos ¿por qué algunas personas desprecian la madurez y el aspecto físico de los demás? Debemos entender que el lazo de amor es el que va uniendo a las personas a través de los valores y nada tiene que ver el cuerpo físico que con los años se modifica, sin desvalorizar claro está, el cuidado personal que se le brinde al cuerpo.
Teniendo una visión más profunda de lo que es una relación de pareja, podremos darnos cuenta que cada ser, está aportando unos valores que quizás al otro le falten o necesiten exaltarse, se supone que cada uno debe aprender del otro y de esta manera, lograr un crecimiento juntos, pero esta experiencia sería maravillosa si los dos fuesen conscientes del crecimiento que implica para ambos la unión; visto así, desde un concepto espiritual, entonces amar no es cubrir una ausencia, no es vivir junto al otro sin conocerlo, no es vivir con otro, teniendo miedo, indiferencia o rencor. Amar es conocer al otro, apoyar al otro, es crecer junto al otro. Pero antes que nada, hay que redescubrir los valores del otro y saber hasta qué punto se puede aprender de la pareja. No es agradable la convivencia, cuando las bases de la relación solo se fundamentan en la rutina, la indiferencia, la crítica, las ofensas, la falta de crecimiento y cuando ha desaparecido ese sentimiento que antes los unió: el amor.
Ethel Saavedra García - Cali, Colombia


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