Sueños y alcohol
Vicente Herrera Márquez
Soñé
un campo de trigo, extenso jugando al viento, dorado, brillante,
pleno de espigas llenas de vida. Soñé una voz insinuante que cantaba
sonetos de amor. Soñé una piel cubierta con seda que esperaba manos
ansiosas. Soñé una mente abierta con ansias de compartir. Soñé unos
ojos semientornados que ocultaban su color, disfrazados con
nostalgias, anhelantes, esperando amor. Soñé unos labios
hermosos, borrosos en mi visión, ofreciendo fruto de un beso y
sedientos de pasión. Soñé un rostro difuso, entre el sueño y el
alcohol, y aún así me atrapó el encanto de una armonía sutil . Soñé
una sonrisa encendida, escuché un susurro apagado... se me borraba la
imagen, con los vapores del vino y los ríos, de mis pupilas. Soñé un
torrente vibrante, con ansias de seducción, que me regaló por
instantes esperanzas de una ilusión. Aún soñando desperté del
sueño, embrujado por tus ojos, cautivado por tus labios, aprisionado en
tus brazos y enredado en tu trigal.
|