UNA VIDA FIEL A UNOS IDEALES Nació en 1942 en Memel, Prusia.
Hija de una familia de refugiados
de la II Guerra Mundial,
tenía sólo dos años cuando su familia
se vio obligada a huir al oeste.
Aquel hecho le marcó para siempre.
"Éramos una familia de comerciantes
y tuvimos que empezar de cero,
pasando muchas penurias...".
Tras finalizar los estudios de Magisterio
obtuvo su primer trabajo
como profesora de primaria en Kiel.
El hecho de no poder llevar adelante
sus "ideales" pedagógicos le hicieron abandonar
esta profesión y trasladarse a Lunenburg,
donde estudió Psicología y Sociología. Allí se especializó en psicoterapia gestáltica
y abrió su propia consulta en Dortmund,
en la cuenca del Ruhr. En los años sesenta
se separó del padre de sus hijos tras una breve
y traumática convivencia. Desde entonces
no le ha vuelto a verlo. Supo educar a sus dos hijos
que han conocido a una mujer que ha luchado
por una vida mejor y ha cultivado la filosofía del vales
lo que eres no lo que tienes.
Ambos viven hoy en comunas, sin profesión
y casi sin estudios, aunque no se siente responsable
del camino que han seguido,
como tampoco quiere que dependan de ella. En 1994 fundó un centro de intercambio
en esta ciudad y dos años más tarde donó
todos sus bienes y se comprometió
a no volver a utilizar el dinero.
Un armario en casa de unos amigos guarda su ropa
y algunos recursos personales.
Su imagen no es la de una mendiga.
Viste con sencillez y elegancia y luce un collar
y pendientes de perlas verde.
Se trata de ropa regalada,
obtenida a través del trueque
y algún que otro regalo. Es vegetariana.
Un zumo de tomate le acompaña durante la entrevista,
y elige para comer ensalada y menestra.
No prueba el café ni el vino, y reconoce que el yoga
es uno de sus secretos para mantenerse tan fresca.
Entre risas, le confiesa a Rosa, de Andrea,
que es una mujer rica porque posee una vivienda
(en Alemania la cultura del alquiler está más arraigada). En su libro 'Mi vida sin dinero'
(20.000 ejemplares en Alemania y editado en castellano
por la editorial Gedisa), cuyos beneficios donará
a una entidad benéfica, relata momentos de soledad
y crisis, sobre todo al sentirse una mendiga
a la hora de tener que pedir un favor a alguien.
Se ha dedicado al cuidado de casas, niños y mayores,
ha limpiado y cocinado, ha impartido conferencias,
cursillos terapéuticos...
Ha viajado por varios países de Europa
invitada por diferentes asociaciones,
y en Navarra, paró en Estella y Pamplona.
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