Wisky, piel y chocolate
Vicente Herrera Márquez
No
fue noche, no fue día, fueron susurros apagados por cortinas para el
sol, y suspiros alumbrados por la luna en los cristales. Fueron besos de
alcohol, ardor y sabor a chocolate, fueron manos ebrias teñidas con color de
piel, de piel perlada, humedecida en el rocío del deseo.
Fue noche
larga, fue dia corto, festín de horas guardadas en el bolsillo de la
espera. Fueron horas prisioneras entre cuerpos apretados que diluidas y
estrujadas en momentos presurosos, escurrieron como agua por debajo de la
puerta y se fueron sin saberlo entre ocaso y madrugada.
Horas largas,
momentos cortos, tiempo ahorrado poco a poco en el trajín de cada
dia, para girarlo cada tanto en las cuentas del amor, cualquier dia con su
noche en una cama de motel, contando y alargando los minutos que se
encogen y tratar que no se escondan en los punteros del reloj.
Wisky,
piel y chocolate, mezcla fuerte, ardiente y crepitante como fuego, cóctel
de espera y de encuentro en fines de semana, espíritu de tierra diluido en
sumo de grano y sol con gusto a leche dulce y color-sabor de fruto
tropical, diluido en sudor de pieles excitadas en noche de
placer.
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