Feliz con la felicidad de los demás
Autor: Padre Justo López Melús
Se trata de un hombre que estaba harto de llorar.
Abrió los ojos y vio que tenía delante la felicidad.
Estiró la mano y quiso cogerla.
La felicidad era un flor; la cogió, pero, al cogerla, ya se había deshojado.
La felicidad era un rayo de sol; miró hacia él para calentar su rostro, pero una nube se lo tapó.
La felicidad era una guitarra; la acarició con sus dedos, y las cuerdas se desafinaron.
Al volver a casa por la noche el hombre seguía llorando.
Al día siguiente siguió buscando la felicidad.
Vio a un niño que lloraba; cogió una flor y se la dio: la fragancia de la flor perfumó a los dos. Una mujer temblaba de frío; la llevó hasta el sol y se calentaron los dos. Unos niños cantaban; les acompañó con su guitarra y también él se deleitó.
Por la noche, al volver a casa, el buen hombre sonreía de verdad. Había encontrado la felicidad.
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