Vístete bien, arréglate como si fueras a una fiesta...
Qué más fiesta que la vida!
No te encerrarás en tu casa ni en tu habitación.
Nada de jugar al enclaustrado o al preso voluntario...
Saldrás a la calle y al campo de paseo.
El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece.
Amarás al ejercicio físico como a ti mismo.
Un rato de gimnasio, una caminata razonable dentro o fuera de casa...
Contra inercia, diligencia.
Evitarás actividades y gestos como viejo derrumbado.
La cabeza gacha, la espalda encorvada, los pies arrastrándose...
¡No!!!
Que la gente diga un piropo cuando pasas.
Cultivarás el optimismo sobre todas las cosas.
Al mal tiempo buena cara. Sé positivo en los juicios, ten buen humor en las palabras, sé alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce... La vejez no es cuestión de años sino un estado de ánimo.
Serás útil a ti mismo y a los demás
No eres un parásito ni una rama desgajada voluntariamente del árbol de la vida. Bástate hasta donde sea posible y ayuda.
Ayuda con una sonrisa, con un consejo, un servicio.
Trabajarás con tus manos y tu mente.
El trabajo es la terapia infalible. Cualquier actitud laboral, intelectual, artística... Medicinas para todos los males, la bendición del trabajo.
Mantendrás vivas y cordiales las relaciones humanas
Desde luego que las que anudan dentro del hogar, integrándose a todos los miembros de la familia. Ahí tienes la oportunidad de convivir con todas las edades, niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestrario de la vida. Luego ensancharás el corazón a los amigos, con tal que los amigos no sean exclusivamente viejos. Huye del bazar antigüedades!
No pensarás que todo tiempo pasado fue mejor.
Deja de estar condenando a tu mundo y maldiciendo tu momento. Alégrate de ser parte del mismo y poder ver muchas cosas lindas y nuevas.
¡¡No te olvides de reír a menudo para mantener la salud!!