¡HA RESUCITADO Y VIVE PARA SIEMPRE!
Lo que tengo que decirles lo han oído otras veces,
pero me gustaría
que no pareciera lo de siempre.
Es necesario que les suene a nuevo,
que les de la impresión de que no lo han oído nunca.
Olviden un momento la rutina:
esas reflexiones a veces tan monótonas
que apenas les rozan la piel.
Olviden un momento la vida diaria:
las discusiones caseras, los
huesos que duelen, las jaquecas,
las rabietas de los niños, los
pelmazos que no dejan vivir.
Hoy quisiera que mis palabras sonaran a nuevas.
Si creen mi palabra de hoy,
si de verdad toman en serio lo que hoy
les voy a decir... su vida será nueva,
empezarán a vivir de una
forma distinta, la rutina diaria tendrá
una profundidad desconocida,
las celebraciones religiosas les
traspasará el alma, la alegría que
nadie puede quitar será su huésped,
incluso la muerte será una
puerta llena de posibilidades,
la vida será una ruta acompañada por
la esperanza, la misma enfermedad
tendrá una cara desconocida.
Para que entiendan bien lo que voy a deciles,
es necesario que el Señor
esté con ustedes...
que levantemos el corazón...
que demos gracias
al Señor nuestro Dios...
Hermanos, esto es lo que hoy tengo que decirles:
Jesús de Nazaret,
el hijo de José y de María,
el muerto injustamente y sepultado,
¡¡Ha resucitado y vive para siempre!!!
La muerte ha sido vencida: el muro
impenetrable, la oscuridad existencial,
el mal constante que nos
envuelve, la queja permanente...
no son verdad del todo.
Alguien ha roto el misterio,
ha trocado la noche en aurora luminosa,
ha iniciado una nueva creación.
Óiganlo todos: ¡Cristo ha resucitado!
Ustedes jóvenes, que les asusta la dureza de la vida:
Cristo resucitado fortalece su rebeldía contra la injusticia.
Ustedes padres y madres de familia,
Cristo vivo resplandece en el
amor fiel que se tienen,
ilumina y sostiene la entrega generosa a los hijos.
Solteros y solteras,
Cristo resucitado los hace fecundos,
pone en sus manos otro modo de crear vida,
construye otra familia no según
la carne y la sangre,
sino en el Espíritu de hijos y hermanos.
Hombres y mujeres de la tercera edad,
Cristo resucitado vive con ustedes,
no permite que se reseque su alma,
con Él hasta el final
llegarán llenos de vida.
Ustedes, enfermos, Cristo vivo está con ustedes
en la cruz de su dolor,
con ustedes se pone en las manos del Padre,
con ustedes cruza
la frontera de la vida sin fin.
Ustedes, pobres de la tierra, únanse a Cristo resucitado,
Él está animando su lucha por salir de la miseria,
por lograr que los
respeten y los escuchen;
Él está dentro de ustedes y se identifica
con ustedes.
Ustedes, los que luchan por la justicia, libertad, amor,
y dignidad de todo ser humano,
sepan que Cristo resucitado los está
sosteniendo, les patrocina la tarea,
les asegura que resucitarán y
su vida será todo un éxito.
Hermanos: Cristo, el amigo de los niños,
el que perdona a la
adúltera, el cercano a los enfermos,
el que se sienta con los
pecadores, el que quiere a las prostitutas,
el que acepta a todo
hombre... resucitado, sigue haciendo lo mismo.
No dejen de acercarse
a su presencia; crean en él,
enciendan las velas en su vida
resucitada. Vengan y vean,
experimenten una vida nueva.
Que no pase más tiempo sin haberte
conectado con Cristo vivo.
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