Somos
una semillita plantada por Dios
para
que la tierra florezca y dé frutos. Pero en ocasiones en tiempo de estío
es
difícil continuar creciendo. Y, oprimidos, nos volvemos pozos de lamentos,
apiadándonos de nuestra suerte. Caímos en un agujero
sin fondo y permanecemos
a la
espera de que otros perciban nuestro
sufrimiento y nos extiendan la mano. Sin embargo, es
inútil quedarnos en nuestro
rincón llorando nuestro destino y nuestro dolor. Si no
podemos o no tenemos fuerza suficiente
para
cambiar una situación, debemos aceptarla
para
poder vivir mejor con ella. ¡Cambia tu vida, haz una vuelta en u, o acéptala,
con
paz en el corazón ! Es pesado, difícil, convivir con personas que
siempre están lastimándose y no mueven un
dedo
para cambiar. Y mientras ellos lloran y se lamentan, afuera, del otro
lado
de la ventana, la vida explota sin
darse
por enterada. El mundo no se detiene cuando decidimos
no
seguir caminando; el mundo no llora cuando
lloramos y no se alegra con nuestra felicidad. Cuando
nacimos él ya existía y
probablemente cuando
nos
vayamos, continuará existiendo. Somos nosotros los paseantes. Todos tenemos
en
nuestro interior la fuerza y la capacidad para cambiar algo. Pero no todos
consiguen dar el paso al frente. Por eso el sentimiento de pesar, de
pequeñez,
incluso de nada en ocasiones. Por eso la auto-piedad
que es el desprecio,
la
disminución de si mismo. Y eso no nos conduce a ningún lado, de no ser aún
más profundo del pozo al cuál nos arrojamos. Nadie nos
exalta porque siente pena de nosotros
y no
crecemos delante de los demás porque tenemos
dolor
de nosotros mismos. Por extraño que parezca, las personas pueden
acercarse a los que se sienten disminuídos y sufridos
con
la intención de querer ayudar. Si nada parece cambiar, terminan
por
apartarse. Tener personas negativas siempre cerca acaba
influenciando la vida, de la misma forma
como
la alegría contagia. Entonces mejor volvámonos con más facilidad
hacia aquello que es bueno, que puede mejorar nuestra
existencia. Eso nada tiene que ver con el egoísmo de las personas
sino
con la búsqueda de una vida más alegre y menos dolorosa. Por lo tanto, no
esperes por los demás para cambiar algo en tu vida. ¡Espera por ti ! No
exijas a los demás, exige de ti. ¡Haz algo positivo! Si tu quieres tener
siempre personas a tu
alrededor, canta y ríe más veces. Las horas que gastas
en psicólogos pueden ser
cambiadas de vez en cuando por una buena acción,
una
visita a un asilo, a un hospital, a alguien que
necesita de compañía. Cuando la bondad sale de
nuestros gestos,
la
paz entra en nuestro cuerpo. Sentirse útil es una excelente forma de
comenzar a salir de un pozo. ¡Y hay tanta gente en el
mundo necesitando
que
seamos útiles! Construye sueños, dales alas,
pero
también dales pies. Es importante que de vez en cuando los pies
toquen el suelo, que conozcamos la dureza
de la
vida, los noes que nos decepcionan tanto,
el
sentimiento de desear, la extraña y deliciosa
agonía de no saber si vamos o no a llegar al punto final,
pero
con la determinación de continuar a pesar de todo. Todo el mundo pasa por
eso, nadie es la exepción. Todo eso es la vida, hace parte de ella. vivir
es más que trabajar, comer, dormir y despertar. Vivir es sacar provecho de
los momentos que
nos
son ofertados, es sentir placer en ellos,
es el
suspiro que viene de lo más íntimo y
que
no sabemos explicar. Vivir es amar la propia vida de la forma en que
ella
se ofrece y si eso no nos satisface,
aún podemos colocarle, con un poco de buena
voluntad,
un
colorcito aquí o allá. Los que viven por vivir mueren despacito. Los que
aprovechan la vida doblan la durabilidad
de
ésta, multiplican los buenos momentos y los
cargan hasta la vejéz, cuando, saciados, regresan al
Padre.
Letícia
Thompson
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