Sueños
de gente madura
Maduro
no es quien
ya estuvo tiempo suficiente en la vida;
es quien tiene vivencias,
que pueden
no estar necesariamente asociadas a la edad.
Todo
en la
vida es encanto cuando ingresamos en la adolecencia.
Todos los
sueños son
posibles, todo es fiesta
el paraíso parece estar al alcanze de
nuestras
manos.
Hallamos que el primero amor va a durar para siempre,
que
vamos a
evoluir en el trabajo,
que las personas con las cuales convivimos
serán
siempre sinceras y gentiles.
Un
día, somos
puestos delante de los primeros obstáculos:
perdemos
nuestro
amor, anochece en el paraiso,
descubrimos que necesitamos competir
y
trabajar duro para llegar a algún lugar
y que ni todas las personas
quieren
nuestro bien.
Nuestros sueños se quiebran y adquirimos experiencias,
nos
volvemos adultos, maduramos.
Y duele. Dolemos nosotros,
duele
nuestro ser,
duele la vida.
Algunas
personas desisten,
se
cansan de los desengaños y déjanse llevar.
Nunca
crecen, nunca construyen nada.
Descreen de los sueños e de su poder
mágico.
Envejecen
prematuramente,
vuélvense
gruñonas y mal humoradas.
El
mundo está
lleno de ellas.
Sin
embargo, hay personas maduras que todavía sueñan.
Sólo
que es un
sueño
distinto.
Jóvenes
sueñan construir, comenzar, conquistar.
Ellas
sueñan
reconstruir, recomenzar, reconquistar.
Personas
maduras sueñan despues de haber vivido,
después de haber
quebrado la
cara,
de haber tenido decepciones,
de haber tenido
pesadillas, aunque ya
hayan
enfrentado la dura realidad
de que ni todos los sueños se
realizan.
Pero
ellas saben que vale la pena soñar.
Y aún sueñan...
conscientemente!
Aman
de
nuevo, de nuevo y de nuevo!...
Caen,
recomenzan y recomenzan a cada vez que caen.
Creen
siempre que en la próxima vez va a ser diferente.
Colocan
sus
sueños en las manos y no los largan!
Generalmente, esas personas
viven más
tiempo
y el tiempo que viven es bien más aprovechado.
Son idealistas
y
benditas!
Las
personas maduras que aún sueñan
son el sueño de la vida,
son la
proyección
de los mejores deseos de Dios aquí en la tierra.
Autora: Leticia Thompson
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