Jesús
trabajaba en una empresa desde hacían 5 años, nunca había sido amonestado, y
cumplía su trabajo con normalidad. Cierto día, entró a la oficina del Gerente
para hacerle un reclamo:
-
Señor: trabajo en la empresa desde hace 5 años, pero siento que no he sido
tomado en cuenta para las promociones y ascensos. Mi compañero Ramón ingresó
hace sólo 1 año y ya ha sido promovido a Supervisor.
El
Gerente, con cierta preocupación, le dijo:
-
Jesús, antes de responderte a tu pregunta, quisiera que me ayudes a resolver un
pequeño problema: quiero dar fruta en el almuerzo. En calle hay un camión que
vende frutas, y que se para siempre al frente. Averigua si tienen frutas
frescas.
Jesus
se esmeró en cumplir la tarea, y a los 5 minutos estaba de
regreso.
-
Señor: tienen naranjas para la venta.
- Y
¿cuánto cuestan?
-
Disculpe. No pregunté.
- No
importa. ¿Vistes si habían suficientes naranjas para darle a todos acá en la
oficina?
- No
me di cuenta. Y tampoco pregunté.
-
¿Hay alguna otra fruta, por si hay personas que no comen
naranja?
- No
lo sé, señor. Pero creo que…
-
Siéntate un momento, Jesus.
El
Gerente tomó el intercomunicador y le encargó a Ramón, el compañero de Jesús, la
misma tarea. A los 10 minutos llegó Ramón.
-
Bien Ramón, ¿qué noticia me traes?
-
Señor, en este momento estánn vendiendo naranjas, las suficientes para atender a
todo el personal, pero si prefiere, en media hora van a buscar melones y mangos.
Aquí tiene la lista de los precios de cada fruta, y me dicen que si compramos en
grandes cantidades, nos darán un buen descuento. Dejé apartadas las naranjas,
pero si usted escoge otra fruta, debo regresar para rectificar el
pedido.
-
Muchas gracias, Ramón.
Entonces se dirigió a Jesus, que aún seguí allí, y le
dijo:
-
Disculpa Jesús, ¿en qué estábamos?
- En
nada señor. Con su permiso…