Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Divino Niño Jesús, hoy vengo a tus plantas a pedirte por mis necesidades que tú bien conoces, y vengo con total confianza porque nadie que ha clamado a ti, ha sido desoído por ti. Siempre me das lo que me conviene, aunque a veces no me des lo que te pido. Pero mi oración siempre obtiene un don, una gracia de ti, de tu bondad infinita.
Divino Niño, estoy feliz de que seas mi Amigo, porque contigo no tengo miedo a nada, ya que donde estás tú no hay que tener miedo. Porque como sucedió a los Apóstoles en la tormenta del mar, simplemente al despertarte, tú calmaste el mar y el viento y todo volvió a la tranquilidad; y les reprochaste su falta de fe. Yo también quiero tener confianza y fe en ti, cuando las borrascas de la vida me quieran hundir en el abismo; recordaré en esos momentos que tú estás conmigo y que nada realmente malo me puede suceder.
¡Bendito seas Pequeño Señor! Te amo con todo mi corazón y espero que me guíes por el camino de mi vida terrena, hacia la patria celestial, donde estaré a tu lado para siempre, con tu Padre y tu Madre, y el Espíritu de Amor.
Divino Niño Jesús, dame la gracia de ser valiente y que, tomado de tu mano, haga frente al demonio y a todos sus secuaces, para que triunfe el Bien y la Verdad en mi vida y en el mundo.