YA NO ME PIDAS NADA No me pidas que olvide colores de las tardes tejidas entre líneas
si ya no puedo darte más que un cuarto de luna o esa lluvia rebelde arañando la piel.
No me pidas coraje, ni artificios estériles, ni los negros y blancos de mis reflejos grises. Sólo tengo cien pausas ancladas en las manos, migajas del desierto.
Ya no quiero saber de jirones que arrastras en tintas diluidas, ni balancear estrellas por suicidar el grito. No volveré a dejarme ni dejarte que condenes de escarcha a mi garganta rota, cómplice de mis dedos.
Ya no me pidas nada
ni un papel ni una letra
ni mi lápiz azul. A/D
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