Credo a la Vida
Creo en la vida todopoderosa, en la vida que es luz, fuerza y calor; porque sabe del yunque y de la rosa creo en la vida todopoderosa y en su sagrado hijo, el buen Amor.
Tal vez nació cual el vehemente sueño del numen de un espiritu genial; brusca la senda, el porvenir risueño, nacio tal vez cual el vehemente sueño de un apostol que busca un ideal.
Padeció, la titan, bajo los yugos de una falsa y mezquina religión; veinte siglos se hicieron sus verdugos y aun padece, titan, bajo sus yugos esperando la luz de la razón.
Fue en la humana estultez crucificada; murió en el templo y resurgió en la luz... ¡Y, desde alli, vendrá como una espada, contra esa Fé que germinó en la nada, contra ese Dios que enmascaró la cruz!
Creo en la carne que pecando sube, creo en la Vida que es el Mal y el Bien; la gota de agua del pantano es nube. Creo en la carne que pecando sube y en el Amor que es Dios. ¡Por siempre amén!
Leopoldo Marechal
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