Escucha, Señor, la voz de mi clamor no me rechaces ni me abandones, Dios, ml salvador, porque tú eres mi refugio
ORACION COLECTA
Dios nuestro tuerza de los que espera en ti, escucha con bondad nuestras súplicas, ya que sin tu ayuda nada puede la fragiIidad humana, y concédenos la gracia de cumplir tus mandamientos para agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos
LECTURA 1Rey 2l, 1-19
Lectura del primer libro de los Reyes
Nabot, el izreelita, tenía una viña en lzreel, al lado del palacio de Ajab, rey de Samaria Ajab dijo a Nabot “Dame tu viña para hacerme una huerta, ya que está justo al lado de mi casa Yo te daré a cambio una viña mejor o, si prefieres, te pagaré su valor en dinero” Pero Nabot respondió a Ajab “! El Señor me libre de cederte la herencia de mis padres!” Ajab se fue a su casa malhumorado y muy irritado por lo que le habla dicho Nabot, el Izreelita “No te daré la herencia de mis padres” Se tiró en su lecho, dio vuelta la cara y no quiso probar bocado Entonces fue a verlo su esposa Jezabel y le preguntó “,Porqué estas tan malhumorado y no comes nada?” Él le dijo “Porque le hablé a Nabot, el izreelita, y le propuse ‘Véndeme tu viña o, si quieres, te daré otra a cambio’ Pero él respondió ‘No te daré mi viña” Su esposa Jezabel le dijo “, Así ejerces tu la realeza sobre Israel? ¡Levántate, come y alégrate! ¡Yo te daré la viña de Nabot, el izreelita. En seguida escribió una carta en nombre de Ajab, la selló con el sello del rey y la envió a los ancianos y a los notables de la ciudad, conciudadanos de Nabot. En esa carta escribió: “Proclamen un ayuno y en la asamblea del pueblo hagan sentar a Nabot en primera fila Hagan sentar enfrente a dos malvados, que atestigüen contra él, diciendo: ‘Tú has maldecido a Dios y al rey’. Luego sáquenlo afuera y mátenlo a pedradas”. Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables, conciudadanos de Nabot, obraron de acuerdo con lo que les había mandado Jezabel, según lo que estaba escrito en la carta que les había enviado. Proclamaron un ayuno e hicieron sentar a Nabot en primera fila. En seguida, llegaron dos malvados que se le sentaron enfrente y atestiguaron contra él diciendo “Nabot ha maldecido a Dios y al rey” Entonces lo sacaron fuera de la ciudad y lo mataron a pedradas y mandaron decir a Jezabel “Nabot fue apedreado y murió” Cuando Jezabel se enteró de que Nabot había sido matado a pedradas, dijo a Ajab “Ya puedes tomar posesión de la viña de Nabot, ésa que él se negaba a venderte, porque Nabot ya no vive está muerto” Apenas oyó Ajab que Nabot estaba muerto, bajó a la viña de Nabot, el izreelita, para tomar posesión de ella Entonces la palabra del Señor llego a Elías, el tisbita, en estos términos Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaria Ahora está en la viña de Nabot: ha bajado hasta allí para tomar posesión de ella. Tu le dirás: Así habla el Señor: Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno’ Por eso, así habla el Señor En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, allí también lamerán tu sangre”
Palabra de Dios
COMENTARIO
El poder opresor busca cualquier camino para cumplir su ambición de dominio y posesión Desprecia al pueblo se queda con sus bienes miente en los juicios hace pactos corruptos y mentirosos. El pobre Nabote es una víctima más, entré tantas dé la historia humana que sigue clamando por un gobierno justo y una justicia independiente que esté de parte del inocente.
SALMO Sal 5, 2-3. 5-7
R. ¡Atiende a mis gemidos, Señor!
Señor escucha mis palabras, atiende a mis gemidos, oye mi clamor, mi Rey y mi Dios. R.
Tú no eres un Dios que ama la maldad; ningún impío será tu huésped, ni los orgullosos podrán resistir delante de tu mirada. R.
Tu detestas a los que hacen el mal y destruyes a los mentirosos al hombre sanguinario y traicionero lo abomina el Señor. R.
ALELUYA SaI 118, 105
Aleluya. Tu palabra es uña lámpara para mis pasos y una luz en mi camino. Aleluya.
EVANGELIO Mt 5, 38-42
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: “Ojo por ojo y diente por diente”. Pero Yo les digo que no hagan frente al que les hace mal: al contrario, si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también él manto; y si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Da al que té pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Ojo por ojo y diente por diente: lo leemos en la Biblia, porque en el mundo de aquel entonces era una máxima sana (Deut 19) Pretendía poner un limite a la sed de venganza y recordaba a los jueces é incluso a la comunidad, la obligación de defender sus miembros de aquellos que abusaban del débil. En el evangelio no se trata sólo de una ampliación de aquello, sino que es la entrada en un mundo totalmente diferente: tenemos que llegar a amar al enemigo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nos alimentas con éstos dones, y nos renuevas con tu Sacramento concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y para el cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 26,41
Una: sola cosa he pedido al Señor, y esto es lo que quiero: vivir en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos Padre, que así con la comunión que hemos recibido signo de la unión de los creyentes ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.,
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
ORACIÓN COLECTA
Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestros ruegos, y ya que sin ti nada puede la debilidad humana, concédenos siempre la ayuda de tu gracia para que, cumpliendo tus mandamientos, te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 1Rey 21, 17-29
Lectura del primer libro de los Reyes.
Después que murió Nabot, la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: “Baja al encuentro de Ajab, rey de Israel en Samaría. Ahora está en la viña de Nabot: ha bajado allí para tomar posesión de ella. Tú le dirás: Así habla el Señor: ¡Has cometido un homicidio, y encima te apropias de lo ajeno! Por eso, así habla el Señor: En el mismo sitio donde los perros lamieron la sangre de Nabot, allí también lamerán tu sangre”. Ajab respondió a Elías: “¡Me has sorprendido, enemigo mío!”. “Sí, repuso Elías, te he sorprendido, porque te has prestado a hacer lo que es malo a los ojos de Señor. Yo voy a atraer la desgracia sobre ti: barreré hasta tus últimos restos y extirparé a todos los varones de la familia de Ajab, esclavos o libres en Israel. Dejaré tu casa como la de Jeroboám, hijo de Nebat, y como la de Basá, hijo de Ajías, porque has provocado mi indignación y has hecho pecar a Israel; y el Señor también ha hablado contra Jezabel, diciendo: Los perros devorarán la carne de Jezabel en la parcela de Izreel. Al de la familia de Ajab que muera en la ciudad se lo comerán los perros, y al que muera en despoblado se lo comerán los pájaros del cielo”. No hubo realmente nadie que se haya prestado como Ajab para hacer lo que es malo a los ojos del Señor, instigado por su esposa Jezabel. Él cometió las peores abominaciones, yendo detrás de los ídolos, como lo habían hecho los amorreos que el Señor había desposeído delante de los israelitas. Cuando Ajab oyó aquellas palabras, rasgó sus vestiduras, se puso un sayal sobre su carne, y ayunó. Se acostaba con el sayal y andaba taciturno. Entonces la palabra del Señor llegó a Elías, el tisbita, en estos términos: “¿Has visto cómo Ajab se ha humillado delante de mí? Porque se ha humillado delante de mí, no atraeré la desgracia mientras él viva, sino que la haré venir sobre su casa en tiempos de su hijo”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El profeta defiende al inocente, porque Dios está de parte del inocente. Con frecuencia éste es pobre, privado de sus derechos y excluido de las garantías sociales. El profeta desafía al rey, porque Dios mismo es quien habla por su boca.
SALMO Sal 50, 3-6. 11. 16
R. ¡Ten piedad, Señor, porque hemos pecado!
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Porque yo reconozco mis faltas y mi pecado está siempre ante mí. Contra ti, contra ti solo pequé e hice lo que es malo a tus ojos. R.
Aparta tu vista de mis pecados y borra todas mis culpas. ¡Líbrame de la muerte, Dios, salvador mío, y mi lengua anunciará tu justicia! R.
ALELUYA Jn 13, 34
Aleluya. “Les doy un mandamiento nuevo: ámense los unos a los otros, así como Yo los he amado”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 5, 43-48
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Ustedes han oído que se dijo: «Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo». Pero Yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores; así serán hijos del Padre que está en el cielo, porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos. Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? ¿No hacen lo mismo los publicanos? y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El amor al prójimo no era nuevo en tiempos de Jesús. Ya estaba reglamentado en el Antiguo Testamento (Lev 19, 18). Sólo que Jesús da un paso más: se trata ahora de amar al enemigo, como la máxima expresión del amor. Los cristianos debemos amar con la intensidad, calidad y dimensión del amor con que Dios ama, incluso a quienes matan a su Hijo y a sus hijos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos que esta comunión, así como es signo de la unión de los creyentes contigo, realice también la perfecta unidad.
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
ORACIÓN COLECTA
Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestros ruegos, y ya que sin ti nada puede la debilidad humana, concédenos siempre la ayuda de tu gracia para que, cumpliendo tus mandamientos, te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 2Rey 2, 1. 6-14
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Esto es lo que sucedió cuando el Señor arrebató a Elías y lo hizo subir al cielo en el torbellino. Elías y Eliseo partieron de Guilgal, y Elías le dijo: “Quédate aquí, porque el Señor me ha enviado al Jordán”. Pero Eliseo respondió: “Juro por la vida del Señor y por tu propia vida que no te dejaré”; y se fueron los dos. Cincuenta hombres de la comunidad de profetas fueron y se pararon enfrente, a una cierta distancia, mientras los dos estaban de pie a la orilla del Jordán. Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó las aguas. Éstas se dividieron hacia uno y otro lado, y así pasaron los dos por el suelo seco. Cuando cruzaban, Elías dijo a Eliseo: “Pide lo que quieres que haga por ti antes de que sea separado de tu lado”. Eliseo respondió: “¡Ah, si pudiera recibir las dos terceras partes de tu espíritu!”. “¡No es nada fácil lo que pides!, dijo Elías; si me ves cuando yo sea separado de tu lado, lo obtendrás; de lo contrario, no será así”. Y mientras iban conversando por el camino, un carro de fuego, con caballos también de fuego, los separó a uno del otro, y Elías subió al cielo en el torbellino. Al ver esto, Eliseo gritó: “¡Padre mío! ¡Padre mío! ¡Carro de Israel y su caballería!”. Y cuando no lo vio más, tomó sus vestiduras y las rasgó en dos pedazos. Luego recogió el manto que se le había caído a Elías de encima, se volvió y se detuvo al borde del Jordán. Después, con el manto que se le había caído a Elías, golpeó las aguas, pero éstas no se dividieron. Entonces dijo: “¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?”. Él golpeó otra vez las aguas; éstas se dividieron hacia uno y otro lado, y Eliseo cruzó.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El Espíritu de Dios no está sujeto ni sometido a ninguna persona en particular. Elías no tenía el “monopolio” de Dios, y lo sabía. Por eso no niega la posibilidad que Eliseo posea también la capacidad profética. A su partida, el discípulo seguirá su camino y si bien no será tan grande como su maestro, será un grande en la tradición profética de Israel.
SALMO Sal 30, 20-21. 24
R. ¡Sean fuertes los que esperan en el Señor!
¡Qué grande es tu bondad, Señor! tú la reservas para tus fieles; y la brindas a los que se refugian en ti, en la presencia de todos. R.
Tú los ocultas al amparo de tu rostro de las intrigas de los hombres; y los escondes en tu Tienda de campaña, lejos de las lenguas pendencieras. R.
Amen al Señor, todos sus fieles, porque él protege a los que son leales y castiga con severidad a los soberbios. ¡Sean fuertes los que esperan en el Señor! R.
ALELUYA Jn 14, 23
Aleluya. “El que me ama será fiel a mi palabra, y mi Padre lo amará e iremos a él”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 6, 1-6. 16-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Tengan cuidado de no practicar su justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos: de lo contrario, no recibirán ninguna recompensa del Padre que está en el cielo. Por lo tanto, cuando des limosna, no lo vayas pregonando delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser honrados por los hombres. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Cuando tú des limosna, que tu mano izquierda ignore lo que hace la derecha, para que tu limosna quede en secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes oren, no hagan como los hipócritas: a ellos les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos. Les aseguro que ellos ya tienen su recompensa. Tú, en cambio, cuando ores, retírate a tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como hacen los hipócritas, que desfiguran su rostro para que se note que ayunan. Les aseguro que con eso, ya han recibido su recompensa. Tú, en cambio, cuando ayunes, perfuma tu cabeza y lava tu rostro, para que tu ayuno no sea conocido por los hombres, sino por tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los consejos de Jesús sobre la limosna, la oración y el ayuno, se basan en la práctica común de su época. Los piadosos de entonces tenían bien reglamentado cuánto debían dar de limosna, cuándo y cómo orar y ayunar. Jesús propone a sus discípulos un cuidado especial en no practicar los actos piadosos para ser vistos por los hombres, sino por Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: Habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos Padre, que así como la comunión que hemos recibido es signo de la unión de los creyentes en ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
ORACIÓN COLECTA
Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestros ruegos, y ya que sin ti nada puede la debilidad humana, concédenos siempre la ayuda de tu gracia para que, cumpliendo tus mandamientos, te te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Eclo 48, 1-14
Lectura del libro del Eclesiástico.
El profeta Elías surgió como un fuego, su palabra quemaba como una antorcha. Él atrajo el hambre sobre ellos y con su celo los diezmó. Por la palabra del Señor, cerró el cielo, y también hizo caer tres veces fuego de lo alto. ¡Qué glorioso te hiciste, Elías, con tus prodigios! ¿Quién puede jactarse de ser igual a ti? Tú despertaste a un hombre de la muerte y de la morada de los muertos, por la palabra del Altísimo. Tú precipitaste a reyes en la ruina y arrojaste de su lecho a hombres insignes; tú escuchaste un reproche en el Sinaí y en el Horeb una sentencia de condenación; tú ungiste reyes para ejercer la venganza y profetas para ser tus sucesores; tú fuiste arrebatado en un torbellino de fuego por un carro con caballos de fuego. De ti está escrito que en los castigos futuros aplacarás la ira antes que estalle, para hacer volver el corazón de los padres hacia los hijos y restablecer las tribus de Jacob. ¡Felices los que te verán y los que se durmieron en el amor, porque también nosotros poseeremos la vida! Cuando Elías fue llevado en un torbellino, Eliseo quedó lleno de su espíritu. Durante su vida ningún jefe lo hizo temblar, y nadie pudo someterlo. Nada era demasiado difícil para él y hasta en la tumba profetizó su cuerpo. En su vida, hizo prodigios y en su muerte, realizó obras admirables.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La vida de Elías no sólo se recuerda en los libros de los Reyes, sino también se ha transformado en canto y leyenda popular, como un modo de mantener viva la memoria, la historia y los valores que germinaron en el mismo pueblo.
SALMO Sal 96, 1-7
R. ¡Alégrense, justos, en el Señor!
¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono. R.
Un fuego avanza ante él y abrasa a los enemigos a su paso; sus relámpagos iluminan el mundo; al verlo, la tierra se estremece. R.
Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria. R.
Se avergüenzan los que sirven a los ídolos, los que se glorían en dioses falsos; todos los dioses se postran ante él. ¡Alégrense, justos, en el Señor! R.
ALELUYA Rom 8, 15
Aleluya. Han recibido el espíritu de hijos adoptivos, que nos hace llamar a Dios ¡Abbá!, es decir, ¡Padre! Aleluya.
EVANGELIO Mt 6, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: “Cuando oren, no hablen mucho, como hacen los paganos: ellos creen que por mucho hablar serán escuchados. No hagan como ellos, porque el Padre que está en el cielo sabe bien qué es lo que les hace falta, antes de que se lo pidan. Ustedes oren de esta manera: Padre nuestro, que estás en el cielo, santificado sea tu Nombre, que venga tu Reino, que se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día. Perdona nuestras ofensas, como nosotros perdonamos a los que nos han ofendido. No nos dejes caer en la tentación, sino líbranos del mal. Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo también los perdonará a ustedes. Pero si no perdonan a los demás, tampoco el Padre los perdonará a ustedes”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La oración del Padrenuestro se ubica, en el evangelio de Mateo, en el contexto de las enseñanzas sobre la piedad y sus expresiones tales como la limosna, la oración y el ayuno. Así Jesús transmite a sus discípulos un modo familiar de relacionarse con Dios, pero además, presenta una nueva relación entre los que oran: son hermanos que tienen un Padre común.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos que esta comunión, así como es signo de la unión de los creyentes contigo, realice también la perfecta unidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
ORACIÓN COLECTA
Dios, fuerza de los que en ti esperan, escucha con bondad nuestros ruegos, y ya que sin ti nada puede la debilidad humana, concédenos siempre la ayuda de tu gracia para que, cumpliendo tus mandamientos, te agrademos con nuestros deseos y acciones. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA 2 Rey 11, 1-4. 9-18. 20
Lectura del segundo libro de los Reyes.
Atalía, la madre de Ocozías, al ver que había muerto su hijo, empezó a exterminar a todo el linaje real. Pero Josebá, hija del rey Jorám y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, lo sacó secretamente de en medio de los hijos del rey que iban a ser masacrados, y lo puso con su nodriza en la sala que servía de dormitorio. Así lo ocultó a los ojos de Atalía y no lo mataron. Él estuvo con ella en la Casa del Señor, oculto durante seis años, mientras Atalía reinaba sobre el país. El séptimo año, Iehoiadá mandó buscar a los centuriones de la región de Caria y de la guardia, y los hizo comparecer ante él en la Casa del Señor. Hizo con ellos un pacto, comprometiéndolos bajo juramento, y les mostró al hijo del rey. Los centuriones ejecutaron exactamente todo lo que les había ordenado el sacerdote Iehoiadá. Cada uno de ellos tomó a sus hombres —los que entraban de servicio y los que eran relevados el día sábado— y se presentaron ante el sacerdote Iehoiadá. El sacerdote entregó a los centuriones las lanzas y los escudos del rey David que estaban en la Casa del Señor. Los guardias se apostaron, cada uno con sus armas en la mano, desde el lado sur hasta el lado norte de la Casa, delante del altar y delante de la Casa, para formar un círculo alrededor del rey. Entonces Iehoiadá hizo salir al hijo del rey y le impuso la diadema y el Testimonio. Se lo constituyó rey, se lo ungió, y todos aplaudieron, aclamando: “¡Viva el rey!” Atalía oyó el griterío de la gente que corría, y se dirigió hacia la Casa del Señor, donde estaba el pueblo. Y al ver al rey de pie sobre el estrado, como era costumbre, a los jefes y las trompetas junto al rey, y a todo el pueblo del país que estaba de fiesta y tocaba las trompetas, rasgó sus vestiduras y gritó: “¡Traición!” Entonces el sacerdote lehoiadá impartió órdenes a los centuriones encargados de la tropa, diciéndoles: “¡Háganla salir de entre las filas! Si alguien la sigue, que sea pasado al filo de la espada”. Porque el sacerdote había dicho: “Que no la maten en la Casa del Señor”. La llevaron a empujones, y por el camino de la entrada de los Caballos llegó a la casa del rey; allí la mataron. lehoiadá selló la alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, comprometiéndose éste a ser el pueblo del Señor; y también selló una alianza entre el rey y el pueblo. Luego, todo el pueblo del país se dirigió al templo de Baal, lo derribó y destrozó por completo sus altares y sus imágenes. Y a Matán, el sacerdote de Baal, lo mataron delante de los altares. El sacerdote estableció puestos de guardia en la Casa del Señor. Toda la gente del país se alegró y la ciudad permaneció en calma. A Atalía la habían pasado al filo de la espada en la casa del rey.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El relato puede llenarnos de espanto, pero resume en realidad las intrigas y ansias de poder en cualquier grupo humano. Atalía usurpó el trono, mató para mantenerlo y se resistía a abandonarlo. Sin embargo, el poder de la verdad y de Dios se imponen, dejando en evidencia que toda aspiración humana deberá estar legitimada por el servicio, la verdad y la justicia.
SALMO Sal 131. 11-14. k17-18
R. El Señor hizo de Sión su Morada.
El Señor hizo un juramento a David, una firme promesa, de la que no se retractará: “Yo pondré sobre tu trono a uno de tus descendientes.R.
Si tus descendientes observan mi alianza y los preceptos que Yo les enseñaré, también se sentarán sus hijos en tu trono para siempre”. R.
Porque el Señor eligió a Sión, y la deseó para que fuera su Morada. “Éste es mi Reposo para siempre; aquí habitaré, porque lo he deseado. R.
Allí haré germinar el poder de David: Yo preparé una lámpara para mi Ungido. Cubriré de vergüenza a sus enemigos, y su insignia real florecerá sobre Él”. R.
ALELUYA
Aleluya. Felices los que tienen alma de pobres, porque a ellos les pertenece el Reino de los Cielos. Aleluya.
EVANGELIO Mt 6, 19-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus discípulos: No acumulen tesoros en la tierra, donde la polilla y la herrumbre los consumen, y los ladrones perforan las paredes y los roban. Acumulen, en cambio, tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni herrumbre que los consuma, ni ladrones que perforen y roben. Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón. La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, todo tu cuerpo estará iluminado. Pero si tu ojo está enfermo, todo tu cuerpo estará en tinieblas. Si la luz que hay en ti se oscurece, ¡cuánta oscuridad habrá!
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Jesús no invita a abandonar la búsqueda de un bienestar para vivir, sino que nos lleva a tomar conciencia sobre qué valores ponemos nuestra vida, nuestro amor, nuestra pasión y energía. Si la vida se limita a buscar los bienes materiales, sin dudas olvidaremos la gratuidad, el amor y a Dios mismo; endiosaremos lo cotidiano y profanaremos lo sagrado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nutres al hombre con el alimento de estos dones y también lo renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y el cuerpo. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 26, 4
Una sola cosa pido a Dios y por ella suspiro: habitar en la casa del Señor todos los días de mi vida.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, te pedimos que esta comunión, así como es signo de la unión de los creyentes contigo, realice también la perfecta unidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Escucha, Señor, la voz de mi clamor: no me rechaces ni me abandones, Dios, mi salvador, porque tú eres mi refugio.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, fuerza de los que esperan en ti, escucha con bondad nuestras súplicas, ya que sin tu ayuda nada puede la fragilidad humana, y concédenos la gracia de cumplir tus mandamientos para agradarte con nuestras acciones y deseos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA 2Crón 24, 17-25
Lectura del segundo libro de las Crónicas.
Después de la muerte de Iehoiadá, los jefes de Judá fueron a postrarse delante del rey, y éste se dejó llevar por sus palabras. Entonces abandonaron la Casa del Señor, el Dios de sus padres, y rindieron culto a los postes sagrados y a los ídolos. Por este pecado, se desató la indignación del Señor contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas que dieron testimonio contra ellos, para que se convirtieran al Señor, pero no quisieron escucharlos. El espíritu de Dios revistió a Zacarías, hijo del sacerdote Iehoiadá, y éste se presentó delante del pueblo y les dijo: “Así habla Dios: ¿Por qué quebrantan los mandamientos del Señor? Así no conseguirán nada. ¡Por haber abandonado al Señor, Él los abandonará a ustedes!” Ellos se confabularon contra él, y por orden del rey lo apedrearon en el atrio de la Casa del Señor. El rey Joás no se acordó de la fidelidad que le había profesado Iehoiadá, padre de Zacarías, e hizo matar a su hijo, el cual exclamó al morir: “¡Que el Señor vea esto y les pida cuenta!” Al comenzar el año, el ejército de los arameos subió a combatir contra Joás. Invadieron Judá y Jerusalén, ejecutaron a todos los jefes que había en el pueblo, y enviaron el botín al rey de Damasco. Aunque el ejército de Arám había venido con pocos hombres, el Señor entregó en sus manos a un ejército mucho más numeroso, por haberlo abandonado a Él, el Dios de sus padres. De esta manera, los arameos hicieron justicia con Joás, y cuando se fueron, lo dejaron gravemente enfermo. Sus servidores tramaron una conspiración contra él para vengar la sangre del hijo del sacerdote lehoiadá, y lo mataron cuando estaba en su lecho. Así murió, y fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el sepulcro de los reyes.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Joás, que había llegado al poder bajo la protección de los sacerdotes y la aclamación popular, cayó en la corrupción. El texto bíblico relata la fragilidad de un poder basado en el abuso y que causa destrucción y muerte cuando se deja de lado la capacidad de servir.
SALMO Sal 88, 4-5. 29-35
R. El Señor asegura su amor eternamente.
Yo sellé una Alianza con mi elegido, hice este juramento a David, mi servidor: “Estableceré tu descendencia para siempre, mantendré tu trono por todas las generaciones”. R.
Le aseguraré mi amor eternamente, y mi Alianza será estable para él; le daré una descendencia eterna y un trono duradero como el cielo. R.
Si sus hijos abandonan mi enseñanza y no proceden de acuerdo con mis juicios; si profanan mis preceptos y no observan mis mandamientos, castigaré sus rebeldías con la vara y sus culpas, con el látigo. R.
Pero a él no le retiraré mi amor ni desmentiré mi fidelidad; no quebrantaré mi Alianza ni cambiaré lo que salió de mis labios. R.
ALELUYA 2Cor 8, 9
Aleluya. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza. Aleluya.
EVANGELIO Mt 6, 24-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. No se puede servir a Dios y al Dinero. Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer o qué van a beber, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta. ¿No valen ustedes acaso más que ellos? ¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? ¿Y por qué se inquietan por el vestido? Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Yo les aseguro que ni Salomón, en el esplendor de su gloria, se vistió como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba de los campos, que hoy existe y mañana será echada al fuego, ¡cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! No se inquieten entonces, diciendo: “¿Qué comeremos, qué beberemos, o con qué nos vestiremos?” Son los paganos los que van detrás de estas cosas. El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se les dará por añadidura. No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En los momentos de desesperanza frente a situaciones sociales y económicas injustas, es importante recordar que Dios no abandona a sus hijos. Que una verdad que no debe ponerse en dudas es, que Dios Padre atiende el clamor de los que ama.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que nos alimentas con estos dones, y nos renuevas con tu sacramento, concédenos que nunca nos falte el sustento para el alma y para el cuerpo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 17, 11
Padre santo, cuida en tu nombre a aquellos que me diste, para que sean uno, como nosotros, dice el Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Te pedimos Padre, que así como la comunión que hemos recibido es signo de la unión de los creyentes en ti, también se realice la unidad en tu Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Después de una pregunta general («¿quién dice la gente que soy yo?»), Jesús encara directamente a los discípulos. Pedro así lo entiende, y responde personalmente a Jesús. También nosotros debemos dejarnos interpelar personalmente por Él, cara a cara, dejándonos mirar por Cristo y mirándole fijamente. Jesús te pregunta: «¿Quién soy yo realmente para ti?». No bastan respuestas aprendidas, sabidas. Es necesaria una respuesta personal.
«El Hijo del hombre tiene que padecer...»
Tras la respuesta de Pedro, es Jesús mismo quien explica quién es Él. Sólo Él conoce su propio misterio, su verdadera identidad. Debemos dejarnos enseñar e instruir por Él. Ante Cristo somos siempre aprendices. Su misterio nos supera y nos desborda. No lo entendemos, y aun nos resistimos, sobre todo cuando se trata de la cruz...
«El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo...»
Conocer a Jesús es seguirle. De nada sirve saber cosas sobre Él si eso no nos conduce a seguirle más de cerca por su mismo camino. El verdadero conocimiento lleva al seguimiento. Y sólo siguiéndole de cerca podemos conocerle de veras. (FGD)
I.-RITOS INICIALES
ANTÍFONA DE EN TRADA Cfr. Sal 27, 8-9
El Señor es la fuerza de su pueblo, el baluarte de salvación para su Ungido. Señor, salva a tu pueblo y bendice a tu heredad; apaciéntalo, y sé su guía para siempre.
ACTO PENITENCIAL
Tú fuiste traspasado por nuestras culpas. Señor, ten piedad.
Tú nos has revestido con tu amor en el bautismo. Cristo, ten piedad.
Tú nos llamas a seguir y abrazar tu cruz. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Señor y Dios nuestro, vivir siempre en el amor y respeto a tu santo nombre, ya que en tu providencia nunca abandonas a quienes estableces en el sólido fundamento de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
II.-LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Zac 12, 10-11; 13, 1
El relato de Zacarías describe la efusión del Espíritu sobre la dinastía davídica y los vecinos de Jerusalén. Ese espíritu será de gracia y súplica, y les permitirá mirar con dolor al traspasado (v. 10), imagen que el Nuevo Testamento aplicará a Jesús en la cruz (cfr. Jn 19, 37).
Lectura de la profecía de Zacarías.
Así habla el Señor: Derramaré sobre la casa de David y sobre los habitantes de Jerusalén un espíritu de gracia y de súplica; y ellos mirarán hacia mí. En cuanto al que ellos traspasaron, se lamentarán por él como por un hijo único y lo llorarán amargamente como se llora al primogénito. Aquel día, habrá un gran lamento en Jerusalén, como el lamento de Hadad Rimón, en la llanura de Meguido. Aquel día, habrá una fuente abierta para la casa de David y para los habitantes de Jerusalén, a fin de lavar el pecado y la impureza.
Palabra de Dios.
SALMO Sal 62, 2-6. 8-9
R. Mi alma tiene sed de ti, Señor, Dios mío.
Señor, Tú eres mi Dios, yo te busco ardientemente; mi alma tiene sed de ti, por ti suspira mi carne como tierra sedienta, reseca y sin agua. R.
Sí, yo te contemplé en el Santuario para ver tu poder y tu gloria. Porque tu amor vale más que la vida, mis labios te alabarán. R.
Así te bendeciré mientras viva y alzaré mis manos en tu Nombre. Mi alma quedará saciada como con un manjar delicioso, y mi boca te alabará con júbilo en los labios. R.
Veo que has sido mi ayuda y soy feliz a la sombra de tus alas. Mi alma está unida a ti, tu mano me sostiene. R.
SEGUNDA LECTURA Gál 3, 26-29
“Por la fe en Cristo Jesús todos han llegado a ser hijos de Dios” dice el apóstol Pablo, invitando a reconocer que Dios ha señalado una fecha en la historia al enviar a su Hijo, y a partir de aquí en adelante nosotros, unidos a Él, nos hemos convertido también en hijos y herederos.
Lectura de la carta del Apóstol san Pablo a los cristianos de Galacia.
Hermanos: Todos ustedes, por la fe, son hijos de Dios en Cristo Jesús, porque habiendo sido bautizados en Cristo, han quedado revestidos de Cristo. Por lo tanto, ya no hay judío ni pagano, esclavo ni hombre libre, varón ni mujer, porque todos ustedes no son más que uno en Cristo Jesús. Y si pertenecen a Cristo, entonces son descendientes de Abraham, herederos en virtud de la promesa.
Palabra de Dios.
ALELUYA Jn 10, 27
Aleluya. «Mis ovejas escuchan mi voz, Yo las conozco y ellas me siguen», dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Lc 9, 18-24
“Y ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?”. Esta pregunta tan directa a los Doce es también interpelante para nosotros, pues veintiún siglos después de Jesús, el mundo creyente sigue confundiendo su figura, su mensaje y su obra.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Un día en que Jesús oraba a solas y sus discípulos estaban con Él, les preguntó: ¿Quién dice la gente que soy Yo?» Ellos le respondieron: «Unos dicen que eres Juan Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los antiguos profetas que ha resucitado». Pero ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy Yo?» Pedro, tomando la palabra, respondió: «Tú eres el Mesías de Dios». Y Él les ordenó terminantemente que no lo anunciaran a nadie, diciéndoles: «El Hijo del hombre debe sufrir mucho, ser rechazado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser condenado a muerte y resucitar al tercer día». Después dijo a todos: «El que quiera seguirme, que renuncie a sí mismo, que cargue con su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda su vida por mí, la salvará».
Palabra del Señor.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Ayúdanos Señor, a cargar la cruz y seguirte.
— Por la Iglesia en América Latina: para que permaneciendo junto a los pobres siga mostrando al mundo el rostro verdadero de Cristo. Oremos.
— Por los no creyentes que se preguntan quién es Cristo: para que puedan encontrarlo en el testimonio de nosotros, sus seguidores. Oremos.
— Por los que sufren: para que encuentren alivio en aquel que fue traspasado por nuestras culpas. Oremos.
— Por nuestras instituciones parroquiales: para que aumente el número de sus miembros. Oremos.
III.- LITURGIA EUCARÍSTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, este sacrificio de reconciliación y alabanza, y concédenos que, purificados por su poder, sea de tu agrado el afecto de nuestro corazón.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DOMINICAL DURANTE EL AÑO
RITO DE COMUNIÓN
PADRE NUESTRO
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre; venga a nosotros tu reino; hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo. Danos hoy nuestro pan de cada día; perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden; no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal.
LA PAZ
Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles: “La paz os dejo, mi paz os doy”. No tengas en cuenta nuestros pecados, sino la fe de tu Iglesia, y, conforme a tu palabra, concédele la paz y la unidad. Tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén.
CORDERO
Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros. Cordero de Dios, que quitas el pecado del mundo, danos la paz.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Sal 144, 15
Los ojos de todos esperan en ti, Señor, y tú les das la comida a su tiempo.
O bien: Cfr. Jn 10, 11.15 Dice el Señor: Yo soy el buen pastor, y doy mi vida por mis ovejas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Renovados con el sagrado Cuerpo y Sangre de tu Hijo, imploramos, Señor, tu clemencia; haz que en la plenitud de la redención alcancemos lo que celebramos en cada eucaristía. Por Jesucristo nuestro Señor