"Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado. Y he aquí que yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo". Mateo 28:19 y 20.
¿Para qué vino Jesús a este mundo? El Señor Jesucristo les dice a los apóstoles: "Vayamos a otra parte, a los pueblos vecinos, para que también allí predique; pues para eso he salido". Marcos 1: 38
Era tal el hambre que tenía su alma de dar a conocer el inmenso amor del Padre por toda la humanidad y de que nos llenáramos de ese amor, que llega a exclamar: "He venido a arrojar un fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviera encendido! Con un bautismo tengo que ser bautizado y ¡qué angustiado estoy hasta que se cumpla!" Lucas 12: 49 y 50.
El fuego del Espíritu de amor nos dice: "Toda ESCRITURA es inspirada por Dios y útil para enseñar, para argüir, para corregir y para educar en la justicia". 2 Timoteo 3:16.
¿Qué nos dice esa Escritura inspirada por el Espíritu Santo? "Tened entre vosotros los mismos sentimientos que Cristo". Filipenses 2:5. Que tengamos nosotros esa inquietud... esa "pasión" por dar a conocer a otros, ese inmenso amor de Dios por cada uno de nosotros. Si no sientes esa inquietud, si no hay en ti ese deseo de transmitir la Palabra de amor a otros... a tu "prójimo", que quiere decir a tu "próximo" (familia, amigos, compañeros de trabajo, amigos de internet, etc.), entonces creo que deberías preguntarte: ¿Qué le está faltando a mi fe? ¿Realmente amo a Jesús o me estoy engañando a mí mismo(a)?
Que el Espíritu Santo le dé a cada uno(a) la respuesta a estas preguntas. Y que nuestro Señor Jesucristo bendiga tu vida abundantemente.