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"JESUS YO CONFIO EN TI"
No entiendo.
Jesús Misericordioso, amor de mis amores, quiero confesarte hoy que a veces hay muchas cosas que no entiendo, pero sé que tú me las irás explicando cuando llegue el momento, si así conviene a mi salvación.
Recuerdo cuando dijiste a los Apóstoles en la Última Cena, que en ese momento no podían entender muchas cosas, pero que luego las entenderían, especialmente por la venida del Espíritu Santo que les explicaría e iluminaría todo.
Por eso yo también quiero hoy pedirte la gracia de las gracias, es decir, que me des tu Espíritu Santo, para que me ayude a comprender las cosas que me suceden en la vida a la luz del Evangelio y de la Verdad.
Muchas veces, Jesús mío, sabes que camino en tinieblas. Pero tú quieres esto, o al menos lo permites, porque conoces que de esa forma yo me ejercito en la confianza en ti, y así camino sin saber a dónde voy, pero guiado de tu mano bendita.
Te amo, Señor, y no te pido nada, solo que me lleves a cumplir siempre tu santa voluntad, porque eso es lo que realmente importa, ya que lo demás no tiene importancia.
¡Te amo, Jesús mío Misericordioso y quiero ir al Cielo para alabarte y darte gracias por toda la eternidad!
Jesús Misericordioso, amor de mis amores, quiero confesarte hoy que a veces hay muchas cosas que no entiendo, pero sé que tú me las irás explicando cuando llegue el momento, si así conviene a mi salvación.
Recuerdo cuando dijiste a los Apóstoles en la Última Cena, que en ese momento no podían entender muchas cosas, pero que luego las entenderían, especialmente por la venida del Espíritu Santo que les explicaría e iluminaría todo.
Por eso yo también quiero hoy pedirte la gracia de las gracias, es decir, que me des tu Espíritu Santo, para que me ayude a comprender las cosas que me suceden en la vida a la luz del Evangelio y de la Verdad.
Muchas veces, Jesús mío, sabes que camino en tinieblas. Pero tú quieres esto, o al menos lo permites, porque conoces que de esa forma yo me ejercito en la confianza en ti, y así camino sin saber a dónde voy, pero guiado de tu mano bendita.
Te amo, Señor, y no te pido nada, solo que me lleves a cumplir siempre tu santa voluntad, porque eso es lo que realmente importa, ya que lo demás no tiene importancia.
¡Te amo, Jesús mío Misericordioso y quiero ir al Cielo para alabarte y darte gracias por toda la eternidad!