La Rosa
"Una rosa soñaba día y noche
con la compañía de las abejas,
pero ninguna venía a posarse en sus pétalos.
La flor, sin embargo, continuaba soñando.
Durante sus largas noches imaginaba un cielo
donde volaban muchas abejas que venían a besarla
cariñosamente. Así conseguía resistir hasta el día
siguiente, cuando volvía a abrirse con la luz del sol.
Cierta noche,
conociendo la soledad de la rosa,
la luna preguntó:
- ¿Tú no estás cansada de esperar?
- Quizás. Pero tengo que seguir luchando.
-¿Por qué?
- Porque si no me abro, me marchitaré."
En los momentos en que la soledad
parece destruir toda la belleza,
la única manera de resistir es continuar abiertos.
Pablo Cohelo