Ha pasado una dos semanas desde que no hablo con ella. Tuvimos una fuerte discución que provocónuestro alejamiento. Ya no podría soportarlo más. Necesitaba verla, ver su carita de angel, sus ojos brillantes y su sonrisa; su calida y hermosa sonrisa. Extrañaba sus besos y el calor de su cuerpo, tenía que ir a buscarla. Debía dejar de lado el orgullo y buscarla.

Marqué a su móvil y saltó a su correo de voz. Lo intenté un par de veces más y obtuve el mismo resultado. Decided a hablar con ella, con mi Keyla, subí a mi coche y me dirigí a su casa. No quedaba muy lejos por lo que en quince minutos. Al ver su casa, la casa de la mujer que amaba, un escalofrío me recorrió la columna. El patio estaba abandonado, necesitaba una podada urgente, y las ventanas estaban cerradas. El verla daba tristeza, como si la casa mostrará como se sentía su dueña. Bajé del auto y caminé hasta el umbral. Miré atravez del crital de la ventana, adentro todo estaba oscuro. Un pequeño hilo de viento era lo único que circumlunar por la casa, haciendo que las cortinas se movieran, permitiendome ver. El silencio predominaba y un pensamiento no agradable cruzó mi mente: Se ha ido. No era capaz de aceptar lo que mi conciencia decía. Ella no pudo haberse marchado. Jamás se iría sin decirme.

Escuché el sonido de un coche deteniendose tras de mí, y me dí al vuelta a tiempo de ver a mi suegra bajarse del auto para luego caminar hacia mí.

-¿Qué hace aquí? - me preguntó.

-Vine a ver a su hija, señora. ¿Que sucedió? ¿Se marchó? -su rostro enseguida cayó en trsiteza.

-Ay Jeremy. MI niña… -su voz se apagó.

-¿Su hija qué, señora? -pregunté.

-Mi niña está en el hospital -dijo y comenzó a llorar

-¿Qué? ¿En el hospital?

-Está muy grave. Debes ir a verla. Ella te necesita.

-¿Qué le sucedió? -pregunté alterado. Mi amor estaba enferma y yo no estaba allí para cuidarla. -¿En que hospotal está?

El instante luego de que mi suegra me dijera el nombre del hospital me lanzé a mi coche, y a toda velocidad me dirgí al lugar. Jamás me perdonaria el haberla dejado sola. El hospital quedaba como cuarenta minutos de distancia, pero debido a que pisé el acelerador a fondo, llegué en veinticinco. Aparqueé en el primer estacionamiento que ví disponible y corrí como loco al interiro de La Domingue. Dí a recepción el nombre de mi amada y ellos el numero de habtación. Antes de entrar me detuve frente a su puerta para calmarme un poco.

Entré y cuando miré a la camilla pegada a una pared, ví el cuerpo delgado de Keyla tendido sobre ella. Tenía unos tubos en la nariz dandole oxigeno, y otros aparatos tambien estaban unidos a su cuerpo.

-¿Keyla? -susurré. Sus ojos se abrieron debiles, y buscaron lentamente hasta encontrarme. Cuando su mirada se topó con la mía sentí ganas de llorar: sus ojos ya no brillaban. Su piel estaba pálida, sus labios, que ahora se confundían con el resto de su rostro, intentaron dibujar un sonrisa.

-Je…

-Shshsh… No hables. No te esfuerzes. Ya estoy aquí, todo saldrá bien -dijo conteniendo las lágrimas que amenazaban por salir.

-Je… -puse mi dedo indice en sus labios-. Lo… siento -dijo a pesar de indicarle que guardara silencio.

-No tengo nada que perdonarte. Al contrario, soy yo quien debe pedir perdon por no estar aquí desde antes.

-No… -dijo.

-Key, mi amor, tranquila. Ya tendremos tiempo para hablar de ella. Ahora lo importante es que te recuperes.

-No… -volvió a decir.

Tome su mano entre las mias y la apreté suavemente. -Mi amor, te amo. -le dije. Sus ojos derepente se inundator de lágrimas. En mi pecho se sintió un apreton y entonces no pude contener más la lágrimas.

-Mi amor -besé su mano-. Mi bebé. Te amo tanto -dije nuevamente.

-Tea… maré…hastael… último… suspiro. -dijo. Me dolía ver cuanto se esforzaba para hablar y me maldije por alejerma de ella. Acaricié su cabello.

-Yo te amaré por el resto de mi vida -dije y deposité un beso en su frente.

-Jeremy… -dijo he hizo una mueca por el dolor-. Tengo… -descansó un momento-. Can… Can…cer.

Al pronunciar su última palabra mi vellos se erizaron y mi Corazon se aceleró. ¿Cancer? ¿Desde cuando? ¿Era eso lo que me había estado ocultando?

-No importa, Keyla. Estaré aquí. Siempre estaré contigo. Hasta el final -dije y volvi a besar su frente.

-No… Je,mo…riré -dijo. Mi mente repasóo varias veces la ultima palabra asegurandose de haberla escuchado bien.

-¡No! Mi amor, no digas eso. No moriras. Te recuperarás. Ya verás -dije. Sustained su mano debil serca d emis labios.

Ella no podia morir. Jamás lo aceptaria. Porque si ella moria mi vida terminaria junto con la de ella. Porque si ella dejara de exixtir no tendria razón de para vivir. Ella es mi alma, mi corazón, mi todo. Sin ella no seria nadie. Sin ella… yo moriría.

***

Esa noche me quedé junto a ella velando su sueño y pendiente a los latido de su corazón. Ella despertaba cada pocos minutos para asegurarse de que estaba allí con ella. Su cansada Mirada me producia un enorme dolor en el pecho. Yo no podría perderle. Dios no podia quitarmela. Con ese pensamiento me quede dormido, y al poco rato un pitido largo me despertó: su corazón se detuvo. No pude reaccionar antes de que la enfermera y el doctor entraran en la habitación y me sacaran, practicamente, a patadas. Cuando estuve frente a su puerta me dí cuenta de lo que ocurría y me dejé caer al suelo derramando miles de lágrimas.

“¡No! ¡Mi amor, no! Ella no puede irse. Dios no pudo arrebatarmela de los brazos. ¡No!”

Inundado por mi sufficient apenas pude oir la voz del doctor cuando dijo: “Lo siento. No pudimos salvarla.”


FIN