Mirad
las aves…
Desde las ventanas
de mi casa puedo observar diariamente
una postal de Mateo
6:26, el conocido pasaje bíblico,
donde Jesús nos insta
a mirar las aves del cielo.
Nunca antes las había
observado con detenimiento,
ya que durante mucho
tiempo viví
en una ciudad y allí
las aves
no tenían espacio
dentro de mi agenda.
Aunque debo confesar
que, alguna vez,
me han llamado la
atención esas palomas que
enfilan hacia un
mendrugo de pan ubicado sobre la acera.
Cada mañana,
aves de diversas
especies se preparan para recibir
el alimento diario.
Fru-tos de
distintos árboles
—entre otras cosas—
sirven de vianda para
estas peregrinas
que desconocen el
afán y la ansiedad y que,
confiadamente,
reciben al nuevo día
con la tranquilidad
de saber que su Creador
ya les proveyó el
sustento necesario para vivir.
Es asombroso verlas
en verano
sobrevolar los árboles
con el objetivo de elegir
la mejor porción,
pero también es
cautivante verlas en
invierno tomar el alimento
de parte de una mano
bondadosa que,
pese a la nieve, les
acerca la ración del día.
Fíjense en las aves del
cielo:
no siembran ni cosechan ni
almacenan en gra-neros;
sin embargo, el Padre
celestial las alimenta.
¿No valen
ustedes mucho más que ellas? Mateo 6: 26 (NVI)
En muchas
oportunidades
el afán y la ansiedad
nos asedian.
La preocupación por
el fu-turo,
el temor a los cambios
económicos y políticos,
la incertidumbre y la
inestabilidad laboral
parecieran cercarnos
y decirnos que
no estamos errados al
sentirnos ansiosos.
Pero curiosamente las
palabras de Jesús
en el pasaje citado
nos dicen todo lo contrario.
Tal vez en este momento de nuestras
vidas
nos encontremos en
una situación donde el mañana
nos tiene amenazados,
pero creo que nada
puede ser
tan grave como par a
impe-
dirnos levantar
nuestra mirada
en fe hacia el Señor y
apropiarnos
del ejemplo de las
aves. Ellas no vuelan
impulsadas por la
desesperación,
sino que lo hacen
tranquilas,
sabiendo que su mañana
está bajo el control de su Creador.
Dios nos invita a sus hijos a
dejar
de lado la
preocupación, el temor y la ansiedad,
pues él tiene cuidado
de nosotros:
Depositen en él toda
ansiedad,
porque él cuida
de ustedes.1 Pedro 5: 7 (NVI)
El poder pararnos
en el presente,
a la luz de lo que
dice Dios,
nos dará la respuesta
a todos nuestros
interrogantes y nos
fortalecerá la fe.
De esta manera, el
mañana y los problemas
ya no se verán más
como una amenaza,
sino como una nueva
oportunidad
que nos permitirá
comprobar —una vez más—
que Dios tiene todo
bajo Su control.
No se inquieten por nada;
más bien, en toda ocasión,
con oración y ruego,
presenten sus peticiones
a Dios y denle
gracias. Filipenses 4:6
(NVI)
Bendiciones!!!
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