Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Alegría.
Divino Niño Jesús, te doy gracias por todas las alegrías que siembras en mi camino, porque sé muy bien que vienen de tu mano y gracias a ti es que soy feliz. Porque si voy a ti en los momentos de aflicción, tristeza y sufrimiento, ¿por qué no ir también a ti en los momentos de alegría y de felicidad? Por eso te ruego, Divino Niño, que me hagas cada día más feliz con tus caricias de Dios y de Niño a la vez.
¡Te amo, mucho, Divino Niño Jesús!, y te prometo a partir de hoy tratar de ser más bueno con todos, no ofendiendo voluntariamente a nadie, siendo amable con los que me encuentre en el camino.
En la vida se alternan momentos de felicidad y de tristeza, de lucha y de sosiego, y en cada momento quiero que estés a mi lado, y que con tu Providencia divina no me sueltes de tu mano, que si bien es de niño, es de un Niño que es Dios y que todo lo puede, y por eso me puedes hacer feliz y está en tu poder el realizarlo por amor a mí.
Enséñame, Niño divino, el valor tan grande de la cruz, del sufrimiento, porque a veces, en medio del dolor, me olvido de que la cruz tú se la envías a quien más amas, para que gane méritos para el Cielo. Que mi cruz no sea para mí motivo de tropiezo y desesperación, sino que, con tu ayuda de pequeño cireneo, camine yo a tu lado por el camino de la vida terrena.
¡Te amo, Pequeño Jesús, y quiero darte las gracias por los días de alegría que me has hecho vivir en mi vida!