Jesús, yo confío en Tí
¿Por qué te confundes y te agitas ante los problemas de la vida?
Cuando hayas hecho todo lo que esté en tus manos para
tratar de solucionarlos, déjame el resto a Mí.
Si te abandonas en Mí, todo se resolverá con tranquilidad según mis designios.
No te desesperes, no me dirijas una oración
agitada como si quisieras exigirme el cumplimiento
de tu deseo. Cierra los ojos del alma y dime con calma:
Jesús, yo confío en Tí.
Evita las preocupaciones y angustias, y los pensamientos sobre
lo que pueda suceder después.
No estropees mi planes queriéndome imponer tus ideas.
Déjame ser Dios y actuar con libertad.
Abandónate confiadamente en Mí.
Reposa en Mí y deja en mis manos tu futuro.
Dime frecuentemente:
Jesús, yo confío en Tí.
Y no seas como el paciente que le pide al médico
que lo cure pero le sugiere el modo de hacerlo.
Déjate llevar en mis manos.
No tengas miedo…
Yo te amo.
Si crees que las cosas empeoraron, o se complican a pesar
de tu oración, sigue confiando, cierra los ojos del alma y confía.
Continúa diciéndome a todas horas:
Jesús, yo confío en Tí.
Necesito las manos libres para obrar.
No me ateas con tus preocupaciones inútiles,
Satanás quiere eso, agitarte, angustiarte, quitarte la paz.
Confía solo en Mí, abandónate en Mí. Así que no te preocupes,
echa en Mí todas las angustias y duerme tranquilamente.
Dime siempre:
Jesús, yo confío en Tí.
Y verás grandes milagros, te lo prometo por mi amor.