DESPEJAR LA CASA
"No tengas nada en casa que no sepas que es útil ni creas que es bello" William Morris Sería un lema para escribir con grandes letras y tenerlo enganchado con imanes en la nevera. Qué placer tirar lo inservible y ver todo despejado.
Mi querida Felisa guarda todos los tarros de cristal en perfecta hilera
cual colección valiosa de jarrones chinos... para mi desespero.
Cuando se va de vacaciones, "crinsk, crinsk"...chirrían en el contenerdor de vidrio,
antes de que haya cogido el tren para el pueblo.
Hubo un tiempo en que guardaba los botes de plástico de Nocilla,
con todas sus tapitas rojas amontonadas...
Cuando ya teníamos más de 200 le hice entender que eran demasiadas
y que necesitábamos el espacio para despensa.
A veces podemos arrepentirnos de tener la mano tan ligera y
de lo bien que nos iría aquel taper roñoso para mezclar pintura
o aquella mochila para los campamentos de Billy Joe ...
Es cuestión de ir aprendiendo y tener un armario para los "porsiacasos"...
intentar abrirlo lo menos posible para no exasperarse....
porque una acabará descubriendo que los "porsiacasos"
casi nunca coinciden con las necesidades reales. Pongamos por ejemplo, la bolsita del bebe que va colgada de su sillita:
se podría simplificar, pero no, nos empeñamos en además de lo básico
incluir galletitas por si a caso le coge hambre,
un pañal de más ... por si acaso hace hoy más caquitas de la cuenta,
una chaqueta por si acaso aumenta el frio,
el Dalsy por si le duele algo.... y así vamos paseando un carromato
pesado y absurdo de "porsiacasos" inútiles.
Este síndrome (no sé cómo se llama, el opuesto al de Diógenes)
llegaba a su punto más álgido al quedar embarazada.
Era como querer recibir al nuevo bebe con todo muy despejado y limpio.
Generalmente me daba por pintar la casa al octavo mes de embarazo
para desespero de mi Pepe.
El barrigón era el contrapeso perfecto para mantener el equilibrio sobre la escalera,
en las posturas más inverosímiles.
¡Lo que hace la ilusión!...mueve montañas y "focas embarazadas".
Recibir una nueva vida con un aire limpio y renovado. ¿Os pasaba?. A veces paseo por las habitaciones con esa cara que se me pone de "lo siento,
ha llegado tu hora"...y agarrada a mi bolsa industrial de basura
voy engullendo todo lo que opino es supérfluo e inútil.
Mis hijos me temen y han llegado a esconder un cochecito destartalado
en el cajón de las verduras de la nevera.
Objetivo: despejar lo trivial y mejorar lo necesario.
De la casa y de la mente. Pintar el alma de blanco y tirar a la basura
los colorines que confunden.
Con equilibrio,¡ inalcanzable amigo!, no vaya a ser que de tanto despejar acabe vacia del todo!
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