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Respuesta  Mensaje 1 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD  (Mensaje original) Enviado: 02/05/2011 04:48

Enviado: 28/06/2009 21:20

 

El encuentro con la palabra de Dios nos lleva a reflexionar

sobre nuestra mision , comportamiento y fe,  aqui dejare unas reflexiones

sobre  ella, el estar cerca de el, el hacerlo dueno de nuestra alma

el que haya dejado a su hijo derramar su sangre , por nosotros

nos hace perdonar nuestras faltas

Espero , la conversion real autentica en la gracia de Dios

gracias mis gaviotas

  

 

 

  





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Respuesta  Mensaje 2 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:49

“El, exhalando un profundo suspiro, dijo: ¿Por qué esta generación pide una señal?”

Mc 8:10-13

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Este episodio es una insidia farisaica. Unos fariseos salieron de la ciudad para abordar a Cristo en el lugar de su desembarco o a la región contigua, para “probarle,” tentarle. Le piden una “señal” que acreditase su mesianismo de modo irrefutable. En el contexto se ve que se trata de una insidia. Los otros milagros se los atribuían a Beelcebul. Un “signo” de este tipo, “del cielo” esperan que no pueda hacerlo, y así proclamarán su fracaso y descrédito.

Este fragmento del Evangelio nos destaca la amargura íntima de Cristo, el “exhalar un profundo suspiro”, ante la actitud irreductiblemente hostil de los fariseos ante sus obras.

En efecto, Judíos escribas y fariseos, con una engañosa disposición a creer, piden como condición ser testigos de un signo, o señal, esta es condición indispensable para creer. Al parecer todo lo que había realizado Jesús les parecía poco, además que esta era una nueva maniobra de fariseísmo que acostumbraba a atacar a Jesús.

Los fariseos, pedían ver algo extraordinario, un milagro fuera de lo común, una manifestación asombrosa y sensacional.

¿No les bastaría, no serian suficientemente convincente las señales que había dado Jesús?

Hoy, aún los hombres parecen insatisfechos con todo lo que se da, y tiene un gran gusto por pedir, incluso, piden cosas desmedidas y en un mundo con una problemática donde la irreverencia es dominante, donde el que puede le falta el respeto a nuestra fe, y la “crisis de la fe”, esta muy presente.

Los cristianos del mundo de hoy, tenemos que considerar un minucioso análisis de lo que esta sucediendo, y no pensemos en milagros asombrosos para demostrar nuestra fe. Dispongámonos a vivir comprometidamente con nuestra fe, dando testimonio con nuestra actitud de vida, para que sirva de ejemplo a ese tipo de personas de hoy y que en aquel tiempo Jesús respondió: En verdad os digo que no se le dará ninguna; Esta respuesta va a los jefes del pueblo, escribas y fariseos de ese entonces, ¿a quien se la dirigimos hoy? ¿a los cerrados de mente?

Así es, a Cristo no se le puede aceptar en la mente o en el pensamiento, si primero no se nos abre el corazón, porque la fe no un asunto de conocimiento, es entrega, con generosidad y aceptación.

Hay muchos aún que se niegan a aceptar a Cristo, le entran las palabras por el oído y las encuentran muy bonitas, pero no creen en ella y gran culpa tenemos de esto. Tenemos que ser capaces de reconocer que si este mundo nuevo hay ateos por doquier y rechazan al Señor, es como consecuencia de un rechazo de la falsa imagen que de él nosotros mismos como cristianos estamos entregando, porque le presentamos una imagen de vida que no es convincente.

Dice el Evangelio: “El, exhalando un profundo suspiro”, ¿acaso no estará dando el Señor el mismo suspiro hoy?, preguntémonos, ¿somos verdaderos signos de Cristo?, ¿mis hermanos pueden ver en mí un verdadero cristiano?, ¿soy capaz de transparentar a Cristo?.

Hermanas y Hermanos, los judíos en su época pedían un signo, hoy los hombres nos piden lo mismo, entonces estamos todos los cristianos obligados a dar testimonio con nuestra forma de vida que somos un verdadero signo consagrado a Cristo, estos va para todos, los laicos, los consagrados, los religiosos y los sacerdotes. Si mostramos ser un verdadero signo sacramental, de Jesucristo, muchos crearan más en El, entonces en el mundo habrá mas cristianos, y si hay mas seguidores del Señor, viviremos en un mundo de mas amor.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

SANGRE INOCENTE

Abel significa en hebreo «soplo», «vapor», «vanidad». Es un nombre que expresa la precariedad, la fragilidad de la existencia humana, asumida también por Jesús: una existencia sometida a la muerte. Abel, en efecto, fue la primera víctima inocente de la historia: su sangre, que grita desde el suelo donde fue derramada, es la voz de la «sangre inocente», que clama venganza en presencia de Dios. ¿Cómo se puede expiar una sangre inocente, una vida humana violentamente cortada? Según la ley, hay una sola manera: con la sangre del homicida. «No profanaréis la tierra que habitáis, porque la sangre profana la tierra, y la tierra no puede ser purificada de la sangre vertida en ella más que con la sangre del que la ha derramado» (Nm 35,33).

También la de Jesús es una «sangre inocente» como la de Abel, víctima del odio de sus hermanos. Hasta Judas lo reconoció cuando, apretado por el remordimiento, confesó: «He entregado sangre inocente» (Mt 27,4). Sin embargo, hay una diferencia fundamental entre Abel y Jesús, una diferencia bien puesta de relieve por la carta a los Hebreos. La voz de la sangre de Abel grita a Dios desde la tierra: clama venganza, hasta tal punto que Caín será expulsado de la tierra que bebió la sangre de su hermano. Abel, a buen seguro, no será vengado (¿por quién, además?); nadie matará a Caín; al contrario, recibirá una señal de protección, pero estará obligado a vivir fugitivo y errante durante toda su existencia.

Ahora bien, la carta a los Hebreos dice precisamente esto: la sangre de Jesús es «más elocuente que la de Abel» (Heb 12,24). ¿En qué sentido? La misma carta había sostenido, poco antes, que la sangre de Abel continúa gritando, pidiendo justicia: «Él, aunque muerto, sigue hablando aún» (Heb 11,4). Pero el hecho es que la sangre de Jesús no pide sólo justicia, no se limita a clamar venganza. La sangre de Jesús da a todos la salvación y el perdón: por eso es «más elocuente que la de Abel».

 

ORACION (3)

 

No permitas que derramemos sangre,

Dios de nuestra salvación.

 

No permitas que caigamos en la trampa

de la envidia y de los celos,

del odio ciego y sin motivo

que contradice tu gratuidad.

 

Haznos respetar tus predilecciones,

que son libres, pero misericordiosas.

Y enséñanos a clamar justicia,

pero de un modo aún más elocuente

el perdón que nos viene de Jesús,

el autor de nuestra salvación.


Respuesta  Mensaje 3 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:50

“Estén atentos, cuídense de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes”

Mc 8:14-21

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.                      JESUS QUIERE PONER EN GUARDIA A SUS APÓSTOLES

Con esta enseñanza, Jesús quiere poner en guardia a sus apóstoles contra la actitud que frente a El tomaron los fariseos y Herodes Antipas. La “levadura” hace fermentar la masa, lo que es “corromperla” san Pablo nos dice: No está bien vuestra jactancia. ¿No sabéis que un poco de levadura hace fermentar toda la masa? Alejad la vieja levadura, para ser masa nueva, como sois ázimos, porque nuestra Pascua, Jesús, ya ha sido inmolada. Así, pues, festejémosla, no con la vieja levadura, no con la levadura de la malicia y la maldad, sino con los ázimos de la pureza y la verdad. (1 Cor 5:6-8).

En la antigüedad se consideraba la levadura, por la fermentación que produce, como un agente y un símbolo de corrupción y putrefacción. La actitud de los fariseos ante El “corrompe” la masa del pueblo para la comprensión de su fe en El. El fariseísmo separa al pueblo de Jesús y le impide ir a El: al Mesías. Este es el aspecto negativo de la enseñanza. Que no los imiten, no ya en lo hostil, pero ni en la negligencia frente a El, lo que sería desconocerle.

2.                      CUÍDENSE DE LA LEVADURA DE LOS FARISEOS Y DE LA LEVADURA DE HERODES

Pero pasa al aspecto positivo de la enseñanza: que saquen y sigan las conclusiones de los dos milagros “mesiánicos” que les recuerda: las multiplicaciones de los “panes” y en el “desierto.” Que vean en ellas los “signos” milagrosos con que prueba su mesianismo (Jn 6:14-15). Era la evocación del segundo Moisés.

Este diálogo tiene lugar en la barca (Mt 16:5). Mateo pone que se “guarden del fermento de los fariseos y saduceos.” Marcos lo cambia: que se “guarden,” del fermento de los fariseos y de Herodes. Jesús se refiere dos levaduras muy peligrosas, la farisaica, que es el desconocimiento de Jesús y el no reconocimiento de su misión mesiánica. Como ya sabemos, los fariseos siempre estaban preocupados de los aspectos legales, olvidando lo esencial. En Lucas (Lc 12,1) Jesús nos dice: “Cuídense de la levadura de los fariseos que es la hipocresía.” La otra es Herodes Antipas. Su vida licenciosa, ambiciosa, pagana y criminal, con su ejemplo e influjo, era también “fermento” dañoso en la masa de Israel. Además, astutamente, quería deshacerse de Jesús por el descrédito (Lc 13:31-33). En esto era punto de unión con el “fermento” de los fariseos: en corromper la masa de Israel, para que desconociesen al Mesías, aunque en Herodes Antipas por razón política.

3.                      JESUS NOS PIDE QUE NOSOTROS NO NOS DEJEMOS CORROMPER.

Como discípulos de él, debemos preservarnos de la hipocresía, no llama a no dejarnos seducir por la levadura de la maldad, del vicio, del pecado. Es un llamado en serio y no podemos hacernos los desentendidos. Jesucristo nos repite: ¿Aún no entendéis ni caéis en la cuenta? ¿Tenéis vuestro corazón embotado? ¿Teniendo ojos, no veis, y teniendo oídos, no oís?. Cuantas veces entendemos mal las palabras del Señor, en otras ocasiones parece que las acomodamos a nuestro entendimiento más favorable a nuestras conductas. Pero Jesús es muy claro, y nos invita a no dar un entendimiento material a sus enseñanzas sino que espiritual. El Señor les aclaro a sus discípulos la mala interpretación y les aclara que no les habla del pan material, por eso les dice: ¿Pues aún no caéis en la cuenta?, ¿acaso no había hecho dos milagros multiplicando el pan para darle de comer a miles?.

Esta es una invitación a reconocer en Jesucristo su misión divina, no siendo unos nuevos fariseos, reconociendo su mesianismo confirmado por sus milagros, y a no actuar con el corazón endurecido y porque no decirlo, duros y tardíos de entendimiento.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

¿DE MODO QUE TAMPOCO VOSOTROS ENTENDÉIS?

«Al ver el Señor que crecía en la tierra la maldad del hombre y que todos sus proyectos tendían siempre al mal, se arrepintió...». El texto de Gn 6,5 dice esto: «Todos los pensamientos que formaba en su corazón durante todo el día eran sólo mal». El corazón es el lugar en el que se forman los pensamientos, en el que se conciben las acciones: pues bien, este corazón no hace otra cosa más que concebir el mal, meditar delitos, idear malos pensamientos.

Ya lo había dicho claramente Jesús en la disputa sobre lo puro y lo impuro, reprendiendo a los mismos discípulos por su escasa comprensión: «¿De modo que tampoco vosotros entendéis? ¿No comprendéis que nada de lo que entra en el hombre puede mancharlo, puesto que no entra en su corazón, sino en el vientre, y va a parar al estercolero? [..] Lo que sale del hombre, eso es lo que mancha al hombre. Porque es de dentro, del corazón de los hombres, de donde salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, perversidades, fraude, libertinaje, envidia, injuria, soberbia e insensatez. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre» (Mc 7,18-23). Son los mismos malos pensamientos que encontró Dios en el corazón del hombre, y a causa de los cuales vino el diluvio sobre la tierra. Pero es también la situación en la que nos encontramos hoy. Todavía hoy sigue endurecido nuestro corazón como el de los discípulos, a pesar de la amistad de Dios, a pesar de la señal del pan multiplicado. Tenemos ojos y no vemos, tenemos oídos y no oímos. Buscamos constantemente otro pan, un pan que no sacia, y, al hacer esto, nuestro corazón no cesa de formar pensamientos inútiles, de concebir designios impuros. Sólo podremos poner límite a esta proliferación de pensamientos si comprendemos que el único pan que hay en la barca es el que nos basta. El pan único es el corazón del Hijo que ha entregado su vida por nosotros.

 

ORACION (3)

 

Señor, tú has visto nuestro corazón:

en él no hay más que mal todo el día.

Has sumergido en el bautismo

todo el mal que llevamos dentro,

pero nuestro corazón vuelve a empezar

desde el principio, a elaborar designios malvados.

En el arca de antaño, en la barca de hoy,

no tenemos otro dique

contra el diluvio de los pensamientos

que el corazón de Jesús,

único pan necesario.


Respuesta  Mensaje 4 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:51

Jesús le preguntó: -¿Ves algo?-“

Mc 8:22-26.

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.    LE LLEVARON UN CIEGO, Y LE ROGABAN INSISTENTEMENTE QUE “LE TOCARA”

La curación va a tener lugar en Betsaida. Cristo llegó a Betsaida con sus discípulos. Dada su fama de hacer prodigios, a su llegada le llevaron un ciego, y le rogaban insistentemente que “le tocara,” es decir, que le “impusiera sus manos” para curarle. Esta imposición de manos, tenía diversos significados tales como autoridad, y era considerada como un rito religioso. También era gesto familiar a Cristo (Mc 6:5; 8:23.25). Igualmente era usado como gesto de transmisión de poderes con el que los rabinos comunicaban el magisterio oficial a sus alumnos, lo mismo que signo de transmisión de bendiciones (Gen 48:14ss). Posiblemente estos que traían al enfermo creían que fuese condición esencial para la curación este gesto, pues era de uso tradicional (2 Re 5:11). Otro sentido se expone en Lc 13:13.

2.    JESUS TOMA AL CIEGO POR SU MANO

Ya se había extendido la fama que de El “salía virtud que curaba” (Mc 5:30). Aparte que debía de influir en las multitudes el procedimiento curativo de los curanderos, que exigían el tacto para sus curaciones.

Cristo toma al ciego por su mano, para sacarlo fuera de aquella aldea. Busca la discreción de la reacción popular ante posibles explosiones mesiánicas prematuras y extemporáneas. “Secreto mesiánico.” Al igual que otras curaciones anteriores (Mc 7:31-37) quería manifiestamente evitar con ello la conmoción que iba a producirse, con las posibles consecuencias de sobreexcitación mesiánica.

Las enfermedades de los ojos eran una plaga en la vieja Palestina, como aún lo era en éstos últimos años. Leí en una ocasión que en el hospital de San Juan de Jerusalén, exclusivo para enfermedades oftálmicas, se trataron en 1931 no menos de 19.000 casos, sólo de Jerusalén y alrededores. El exceso de luz, el polvo y la falta de higiene provocan estas enfermedades.

3.    JESUS SÓLO LE PONE SALIVA EN SUS OJOS

En contraposición a los rituales increíbles y supersticiosos de los curanderos, con procedimientos tan inútiles como de fondo mágico, Cristo sólo le pone saliva en sus ojos, y le impuso las manos sobre sus ojos cegados. La saliva tenía fama en la antigüedad de tener efectos curativos, y especialmente en las oftalmías.

Naturalmente, el poner saliva sobre sus ojos no es para utilizarla como un remedio natural, ya que era totalmente inútil; si la utiliza como vehículo de milagro, lo hace como una “parábola en acción” para indicar lo que pretende hacer y excitar la fe del ciego en su curación. Con la “imposición de las manos” en aquellos ojos, indicaba, con el gesto, la autoridad y la comunicación que le hacía de la salud, con aquella “virtud que salía de El y que curaba,” como las gentes lo reconocían.

Hecho esto, le pregunta si ve algo. El ciego se pone a mirar elevando sus ojos con un gesto espontáneo, costumbre de su ceguera, y dice que ve “hombres,” y que los ve “como árboles caminando.” Esto parece indicar que su ceguera no era congénita, ya que establece la comparación de árboles y hombres como cosas que le son conocidas.

4.    NUEVAMENTE JESÚS LE IMPONE LAS MANOS EN LOS OJOS, Y RECOBRÓ LA VISTA PERFECTAMENTE.

Ante el entusiasmo que se prevé en el curado, Cristo le prohíbe entrar en la aldea, aunque le envía a su casa. Parece que el Señor le quiere decir que “Y si entrares en la aldea, no lo digas a nadie.” Cristo busca evitar extemporáneas manifestaciones mesiánicas. Precisamente la curación de los ciegos era uno de los signos mesiánicos (Is 35:5).

Los Padres y otras reflexiones se han preguntado el porqué de esta curación gradual del ciego. Manifiestamente se ve la plena libertad y dominio de Cristo en restituirle la vista gradualmente. Pero esto mismo es lo que ha querido valorarse con un cierto sentido “típico.” Sería una lección pedagógica de Cristo sobre el efecto con que varias de las lecciones de Cristo, su luz, iban lentamente penetrando en el espíritu de los apóstoles.

5.    JESÚS NOS HACE VER Y NOS CURA DE CEGUERAS QUE NOS IMPIDEN VER A LOS HOMBRES COMO PERSONAS

Si recordamos la curación del sordo y tartamudo, nos acordaremos que las gentes decían admirados “Todo lo ha hecho bien: a los sordos hace oír y a los mudos hace hablar”, entonces tendríamos que agregar, “Y a los ciegos los hace ver”. Nos ponemos en la manos del Cristo, para no ser sordos y poder oír la Palabra de Dios, para poder oír las enseñanzas del Evangelio, como del mismo modo nos ponemos en las manos de Cristo y nos comprometemos a no enmudecer nuestros labios y predicar sus enseñanzas tal cual el nos lo ha pedido, “Vayan por todo el mundo, anuncien la Buena Noticia a toda la creación” (Mc 16), nos ponemos en las manos de Cristo para pasar de la ceguera a la iluminación respecto a la persona de Jesús.

Jesús nos hace ver y nos cura de cegueras que nos impiden ver a los hombres como personas, iguales en derecho y trato, Cristo no abre los ojos para que veamos en cada hombre un hijo de Dios, un hermano, aunque viva alejado de Dios. Del mismo modo, nos abre a nosotros los ojos, para que podamos ver los acontecimientos en su verdadera dimensión de salvación, así podremos ver con claridad los medios salvíficos, y entonces estar más cerca de Dios.

6.    LOS BENEFICIOS DEL SEÑOR SE OBTIENEN POR LA FE Y SEGÚN SEA ESTA ES LA GRACIA QUE SE RECIBE.

Dejemos que Cristo no abra los ojos de nuestro corazón y más luz entrará. El Evangelio, las palabras de Jesús, se transforman en luz para los ciegos. Un doble beneficio gano el ciego, la vista y la fe en Dios, esto es, termino con su ceguera corporal y aumento su fe en el Señor. Muchos son los que desconocen la luz y viven en las tinieblas, pero quien se acerca a la verdadera Luz, esto es a Jesús, vera la luz eterna.

Dice el Evangelio: “y le llevaron un ciego, rogándole que le tocara” Así debe ser nuestra oración, con insistencia, por encima de la ceguera que nos rodea, para que el mundo sea testigo de la luz de Cristo. La fe en Cristo salvo al ciego, y la fe puede salvarnos a nosotros, siempre que nuestra fe sea como la del ciego, y de los que le rogaron, confiada, firme y perseverante.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA CURACIÓN DE NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL

El final del diluvio, la retirada de las aguas, son acontecimientos graduales. Noé envía fuera del arca, primero, un cuervo, que va y vuelve; después, y por tres veces, una paloma, hasta que ésta no regresa. Cuando la paloma regresa al atardecer con una ramita de olivo en el pico, comprende Noé, y también el lector, que la misericordia divina ha prevalecido sobre el juicio, que la tierra se ha vuelto de nuevo habitable. Hasta tal punto que la paloma con la ramita de olivo se ha convertido en un signo de paz para todos los hombres.

También la curación de nuestra ceguera espiritual para discernir las señales de Dios es gradual. En el caso del ciego de Betsaida, Jesús empieza por ponerle saliva en los ojos e imponerle las manos. Ya empieza a ver algo, aunque todavía de manera confusa: no distingue con claridad entre los hombres y los árboles, a no ser por el hecho de que se mueven. Entonces, y por segunda vez, Jesús le impone las manos sobre los ojos y su curación es total. Esto nos enseña que, para progresar en la vida espiritual, es preciso tener siempre mucha paciencia, que no hay que esperar nunca resultados inmediatos. Y nos enseña también que nuestra comprensión de la misericordia de Dios va a la par con nuestra curación. Es él quien, con paciencia, lleva a cabo en nosotros la curación hasta que sea completa, hasta que el fluir de la vida esté asegurado. Dejémonos, pues, conducir a él, tocar por él, obedeciendo a su Palabra, aunque nos resulte sorprendente y hasta incomprensible.

 

ORACION (3)

 

Oh Dios, la paloma de Noé

salió tres veces del arca

antes de anunciar al mundo

la victoria de tu misericordia.

Al ciego de Betsaida, Jesús

le impuso dos veces las manos

antes de que viera claramente

los árboles y los hombres.

Señor, cuántas veces

permanecen endurecidos nuestros corazones

y sellados nuestros ojos

antes de comprender que lo que tú haces

no es más que misericordia.


Respuesta  Mensaje 5 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:52

¿Quién dice la gente que soy Yo?

Mc 8, 27-33:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.   CRISTO SE DIRIGE “A LAS ALDEAS DE CESÁREA DE FILIPO

Marcos sitúa esta escena cuando Cristo se dirige “a las aldeas de Cesárea de Filipo. Marcos, lo mismo que Lucas, sólo traen en este lugar el relato que hacen los apóstoles sobre quién dicen las gentes que sea Él, y la confesión de Pedro proclamando que Jesús es “el Cristo,” el Mesías. Ambos traen también la prohibición que les hace para que no digan que Él es el Cristo. Mira siempre a evitar exaltaciones mesiánicas prematuras.

Aunque en diversas escenas anteriores, relatadas por Marcos, los “endemoniados” lo proclaman Mesías, en los apóstoles se ve un retraso en su comprensión. Puede ser que haya escenas “anticipadas” o a las que se les haya prestado un contenido posterior, ya que, en los “endemoniados,” el objetivo directo es la supremacía de Cristo sobre los demonios, con lo que el mesianismo se presenta en Israel: así al reconocerlo ellos y vencerlos, se acusaba, literariamente, aún más su triunfo.

2.   "¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE SOY YO?"

Es en este lugar de Cesárea de Filipo, es el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?

El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran éstas: Unos, que Juan Bautista; otros, que Elías, y otros, que uno de los profetas. Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Herodes Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lucas mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (Lc 9:7).

3.   "ALGUNOS DICEN QUE ERES JUAN EL BAUTISTA; OTROS, ELÍAS; Y OTROS, ALGUNO DE LOS PROFETAS"

Para otros, Jesús era Elías. Lucas recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías.

Otros piensan que fuese Jeremías (Mateo). El profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12). Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo ya hizo referencia a él (2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.

Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lucas). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).

No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el Mesías.

4.   "Y USTEDES, ¿QUIÉN DICEN QUE SOY YO?"

Así fue como ellos le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, alguno de los profetas. Y preguntó, "Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?"

Por eso, después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.

Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.

5.   PEDRO RESPONDIÓ: "TÚ ERES EL MESÍAS".

Mientras Marcos y Lucas presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jn 1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.

La confesión de Pedro es expresada así: Pedro respondió: "Tú eres el Mesías". Aquí se confiesa por Pedro la mesianidad y la divinidad de Jesús. Al decir que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios — el Padre — que lo envía.

Pedro, desde su primer encuentro con Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía, es así como Pedro sabe quien es Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.

6.   JESÚS LES ORDENÓ TERMINANTEMENTE QUE NO DIJERAN NADA ACERCA DE ÉL

En este fragmento del Evangelio de Marcos, Jesús solo le dice: “Jesús les ordenó terminantemente que no dijeran nada acerca de él”, sin embargo según Mateo (Mt 16:13-20), Jesús le dijo: ¡Dichoso tú, Simón, hijo de Juan!, porque eso no te lo ha revelado ningún mortal, sino mi Padre que está en los cielos.

La respuesta de Jesús tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida. La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era la grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre — el hombre — Entonces, este conocimiento no es por su capacidad humana, es un don de Dios. En efecto, Pedro alcanzó este conocimiento por la fe.

Y les ordenó a sus discípulos que no dijeran a nadie que él era el Mesías. Los tres sinópticos añadirán, después de esto, que Jesús prohibió a los discípulos que a nadie dijesen que El era el Mesías, Dada la efervescencia mesiánica que había, y que se había ya manifestado en orden a Jesús, hasta querer las multitudes arrebatarlo para llevarlo a Jerusalén y proclamarle, sin duda en el templo, “Rey,” Mesías (Jn 6:15), se imponía no contribuir a excitar a las gentes ni precipitar los acontecimientos. Había que esperar la hora de Dios.

7.   Y COMENZÓ A ENSEÑARLES

Y comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía sufrir mucho y ser rechazado por los ancianos. Marcos resalta (es el único que lo dice), que Jesús les enseñaba sobre la predicción de; su pasión y muerte con mucha claridad. Otro detalle del Señor es que le anuncia “resucitar después de tres días”, en otros relatos aparece como “en el tercer día.” Claramente les hablaba de esto. Era un momento ya oportuno. Había que corregirles el concepto erróneo del medio ambiente. No era el Mesías político nacionalista que los judíos y ellos esperaban (Act 1:6).

Era el Mesías profético del dolor: el “Siervo de Yahvé” de Isaías. Por eso les anuncia: Que éste es el plan de Dios, para esto ha de ir a Jerusalén: “No puede ser que un profeta muera fuera de Jerusalén” (Lc 13:33), y que allí será condenado por “los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas” (Mateos), además allí “sufrirá mucho” y será “entregado a la muerte.” Pero “al tercer día resucitará.

8.   "¡RETÍRATE, VE DETRÁS DE MÍ, SATANÁS!

Entonces Pedro, tomándole aparte, se puso a reprenderle y trató de disuadirlo. Pero Jesús se volvió y le dijo a Pedro: Quítate allá, Satán, porque no sientes según Dios, sino según los hombres.

La respuesta de Jesús a Pedro es que no sea para El un Satanás, el gran enemigo del reino. Por eso, la proposición de Pedro, nacida de ignorancia y de afecto, era para el Señor un obstáculo de seguirla, para no cumplir el mesianismo de dolor, que era el plan del Padre. No es de extrañar en Pedro una dificultad para aceptar aquellas profecías de Jesús. Pedro conocía y confesaba la mesianidad de Jesús, pero algo deformada por los prejuicios rabínicos que el antes había oído sobre un Mesías triunfador y nacionalista, entonces no le era fácil aceptar la imagen de un Mesías doliente, humillado y crucificado por los jefes de la nación. Así es como Jesús le hace ver que habla al modo humano y, que elude el dolor.

Jesús debía padecer y morir, ese era el Plan de Dios, pero ese sufrimiento había de ser la causa de nuestra salvación.

Como a Pedro, nos sucede lo mismo, el no entendía las cosas de Dios, del mismo modo, por no situarnos en el Plan del Padre, se nos hace difícil entender sus obras. Tenemos necesidad de despojarnos de los criterios del hombre y adoptar solo y únicamente el de Jesucristo.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EN NUESTRA PERSPECTIVA CRISTIANA, LA SEÑAL DE ESTE PACTO ES LA CRUZ DE JESÚS.

La lógica del pacto es una lógica centrípeta, de progresiva concentración. La primera lectura nos recuerda la alianza más universal de todas: la establecida con Noé y con toda la humanidad posterior al diluvio. La señal de este pacto es el arco iris puesto entre las nubes. En el interior de este primer círculo aparece un segundo círculo: entre todas las familias humanas, escoge Dios a la de los hijos de Abrahán, que no son sólo los israelitas, sino también los ismaelitas, los edomitas y otros. La señal del pacto de Abrahán es la circuncisión (cf. Gn 17). El círculo se restringe ulteriormente con el pacto del Sinaí, que es propio de Israel y cuya señal es el sábado (cf Ex 31). Todos estos pactos son progresivos y cada uno se sitúa dentro del otro, de modo que la etapa ulterior no invalida a la precedente.

Por último, el pacto se concentra en un solo hombre, en un hijo de Israel del que depende la fidelidad de Dios a todos los otros pactos: éste, que es el centro de todos los círculos concéntricos, es el pacto davídico-mesiánico. En nuestra perspectiva cristiana, la señal de este pacto es la cruz de Jesús.

Cuando decimos de Jesús: «Tú eres el Cristo», debemos caer en la cuenta de la extrema particularidad de la figura mesiánica y, al mismo tiempo, de su máxima universalidad, por el hecho de ser el punto de convergencia de la alianza de Dios tanto con Israel como con toda la humanidad. Gracias a la persona de Jesús, gracias al peso aplastante que él debió llevar, se mantiene y se renueva el pacto de Dios con todos los hombres. ¿Podemos permanecer indiferentes a este gran misterio de alianza en el amor? ¿Podemos desconocer el don de Dios, limitarnos a asumir de una manera pasiva respecto a él la posición de la opinión pública transmitida por los medios de comunicación? No, debemos reconocer absolutamente (y demostrar con nuestra vida) que, para nosotros, Jesús es el arco luminoso definitivo, tendido en la cruz, en la que el cielo, la tierra y todo lo que existe queda reconciliado.

 

ORACION (3)

 

Señor Jesús, he oído hablar de ti

muchas veces y de maneras diversas,

pero ¿quién eres tú para mí?

Oigo decir que eres un profeta, un maestro,

pero no puedo explicarme por qué

de todos los profetas y maestros

precisamente a ti te ha tocado la cruz.

¿Por qué esta cruz, Jesús,

si tú eres de verdad el Mesías?

Señor Jesús, sólo quien te ama

puede llevar la cruz detrás de ti

y sólo quien lleva la cruz

puede decir también quién eres.

Respuesta  Mensaje 6 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:53

“tome su cruz y sígame”

Mc 8:34-9-1

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.    “TOME SU CRUZ Y SÍGAME”.

En este fragmento del Evangelio, Cristo nos hace reflexionar profundamente, El advierte a la muchedumbre y a sus discípulos sobre cuales son las condiciones que deben tenerse en cuenta para seguirlo. Las advertencias van dirigidas a los que quieran ingresar en su reino. Es verdad que, si la invitación se hace a las gentes que les seguía, también se hace a los discípulos, lo que parecería dársele un valor no sólo de ingreso, sino de actividad ya en el reino. Será lo que haga, destacando más este aspecto moralista, al decir que es necesario negarse a sí mismo cada día (Lc 9:23), sin duda incluido en la invitación de Marcos al ingreso en el reino. Dice el Evangelio, “tome su cruz y sígame”. Las escenas de crucifixiones no eran raras en aquel tiempo. La imagen se evocaba del medio ambiente. Pero no sería improbable que aquí el “tomar su cruz” y “sígame” esté matizado por el ejemplo de Cristo en la Vía Dolorosa.

2.    EL QUE PIERDA SU VIDA POR MÍ Y POR LA BUENA NOTICIA, LA SALVARÁ.

El motivo por el que ha de perderse la vida, si fuere preciso, es “por mi causa” se señala en los Evangelios de Mateo y Lucas, y este fragmento Marcos añade también por causa “del Evangelio,” de alguna forma se ve ya la aplicación de esta enseñanza de Cristo ante persecuciones cristianas.

Marcos, del mismo modo como lo hacen Mateo y Lucas, destaca la importancia de la persona de Cristo. Por El ha de perderse, si es preciso, la vida. Esto da a Cristo, máxime en todo el contexto, un valor de trascendencia: todo ha de subordinarse a El. Se habla además aquí de “Perder el alma.” “Alma” es el conocido semitismo que está por “vida.” Dice el Evangelio: Pues ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?, es decir “¿Qué dará el hombre a cambio de su vida?” es un proverbio. Pero en el caso presente según Marcos se refiere a la vida eterna.

3.    SI ALGUIEN SE AVERGÜENZA DE MÍ

Otro asunto de interés, es que Marcos lo mismo que Lucas, destacan que el que se “avergüence” aquí de Cristo, El también se “avergonzará” de ése en su día. Es lo que supone Mateo al evocar la “retribución” que Cristo dará a cada uno. Marcos destaca el avergonzarse “ante esta generación adúltera y pecadora.” Es la generación que recibiría al Mesías. Es frase que expresa la generación mesiánica.

Dice también el Evangelio: también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles. Se presentan a Cristo viniendo en “gloria,” cuya descripción lo presenta en su gloria divina. Los ángeles aparecen, más que como un cuadro de fondo, como los servidores de Cristo. Así aparece, por un motivo más, situado en una esfera trascendente.

4.    DISCÍPULO DE JESÚS HA DE ESTAR DISPUESTO A TODA PERSECUCIÓN Y MUERTE

Sabemos por los sinópticos que había comenzado Cristo a anunciar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén para padecer allí mucho por parte de los ancianos, de los sumos sacerdotes y de los escribas. Expuesto el anuncio de la pasión y muerte, ahora les advierte a los discípulos que han de imitarle. Luego que Jesús había predicho a sus discípulos lo conveniente que era el que El sufriese las calumnias de los judíos, que fuese muerto y que resucitase al tercer día, no hace ver a todos de que forma podemos participar de su gloria.

La primera enseñanza es que el hombre renuncie a sí mismo, y esto, El que quiera venir conmigo. Y, además, que tome su cruz y me siga. La doctrina del Reino, nos exige negarse a un mundo de exigencias personales y cómodas. Es una vida moral nueva, que lleva consigo un sacrificio frente a las cosas mundanas, pero que al final tiene su ganancia eterna. El discípulo de Jesús ha de estar dispuesto a toda persecución y muerte. El Reino le puede exigir esto. Pero al que ante el Reino tomase una actitud de vergüenza por seguirlo, le aguarda el Hijo del hombre, presentado como Juez del mundo, en su parusía, con la condena de avergonzarse de él.

5.    EL QUE QUIERA VENIR DETRÁS DE MÍ

Sin embargo, Jesús, bueno y piadoso, algo natural en El, no quiso tener ninguno que lo sirviese como obligado, por el contrario, hace que lo sirviesen espontáneamente y le agradeciesen el poderlo servir. No obligando ni imponiéndose a nadie, sino persuadiendo y haciendo el bien, esa es la forma como atrae a todos los que quieren venir, diciendo: El que quiera venir conmigo. ¿Alguno de nosotros ha sentido este llamado?, ¿Qué estamos dispuesto a responder si este llega a nuestro corazón?

Cuando Jesús dice: que renuncie a sí mismo, propone -a los que quieren seguirlo- su propia vida como modelo de una vida perfecta, con una imitación fiel de su vida, según la medida de nuestras fuerzas. Si alguno no renuncia a sí mismo, no se acerca al que está sobre El. La renuncia a sí mismo, quiere decir el olvido absoluto de lo pasado y la renuncia de la propia voluntad. Se niega a sí mismo uno cuando la vida pasada en el mal se convierte en una vida buena y de nuevas costumbres, especialmente en una vida de oración. Porque el que ha vivido la vida del pecado deshonesto se niega a sí mismo cuando se vuelve a una vida sana. Del mismo modo, se llama negarse a sí mismo abstenerse de cualquier clase de pecado.

6.    EL QUE QUIERA SALVAR SU VIDA

Y agrega Jesús: que tome su cruz y me siga, o como dice Lucas: “Que cargue con su cruz cada día y me siga” es el deseo de sufrir la muerte por Cristo, mortificándose por El mientras se vive de paso en la tierra, es el estar dispuesto a enfrentar cualquier peligro por dedicarse al Señor y no aficionarse a las cosas mundanas de esta vida, es lo que se llama tomar su cruz. El que quiera seguir a Cristo no debe huir el padecer por El. La cruz puede llevarse de diversos modos, con ayuno, abstinencia y penitencia, es decir cuando sentimos pena por pecar, pero también se lleva la cruz, cuando el alma se empapa de la compasión por los demás.

Nos dice Jesús: Pues el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí, la encontrará. Esto es, el que quiere vivir según esta el mundo y continuar gozando de las cosas temporales que la vida terrenal ofrece, éste la perderá, porque no la conduce a los términos expresado por el Señor en la bienaventuranza. Y por el contrario, añade: “el que pierda su vida por mí, la encontrará. Es decir, el que menosprecia las cosas terrenas y temporales, prefiriendo la verdad, la vida recta, el trabajo solidario por sus semejantes, la incasable tarea por los derechos del hombre entregados por Dios, la búsqueda de la paz, la vida según los evangelios, aún exponiéndose a la muerte, en otras palabras, pierde su alma por las enseñanzas de Cristo, más bien la salvará.

7.    ¿Y QUÉ APROVECHA AL HOMBRE GANAR TODO EL MUNDO Y PERDER SU ALMA?

A continuación Jesús nos dice: ¿Y qué aprovecha al hombre ganar todo el mundo y perder su alma?, ¿De qué le sirve a uno ganar el mundo entero, si pierde su vida? ¿Pues ¿qué dará el hombre a cambio de su alma?, ¿Y qué podrá dar uno a cambio para recobrarla? Como si dijese: cuando alguno, considerando los placeres y los bienes presentes, rehúsa sufrir y elige vivir de una manera cómoda y espléndida, si es rico, ¿de qué le aprovechará todo esto, si pierde su alma? Pasan las grandezas de esta vida y sus delicias como pasa una sombra.

Esta “vida” del texto evangélico no se refiere a la simple pérdida de la vida física, sino de la “vida” eterna. Constantemente el Señor, a la vez que nos invita a merecer la vida eterna, la felicidad por siempre, nos enseña a menospreciar las cosas de la tierra. Por ello robustece la humana debilidad, ofreciendo un premio seguro y verdadero, por los sufrimientos y penalidades de la vida presente.

8.    SEÑOR DE LOS ÁNGELES, Y VINIENDO EN LA “GLORIA DE SU PADRE

Porque el Hijo del hombre ha de venir rodeado de la gloria de su Padre, en compañía de sus ángeles, Jesús se presenta aquí como dueño de la humanidad, como Señor de los ángeles, y viniendo en la “gloria de su Padre.” Con todo lo cual se acusa su grandeza, su trascendencia divina: “su gloria.” Aquella “gloria” de Yahvé que ahora a El se aplica (Jn 1:14).

En esa hora dará a cada uno lo que merecen sus obras. Es entonces la responsabilidad personal la que entra en juego. Porque no es fácil tomar la cruz y seguir a Cristo, es un camino duro, arduo, hay que estar dispuesto a cumplir con todo lo que el Señor nos enseño, hay que tener dispuesta la vida contra los sufrimientos, contra los peligros y ofrecerse hasta la muerte. Así como lo han hecho muchos, dejar lo conocido por lo desconocido, abandonar las cosas del presente, por las futuras y del Reino prometido.

9.    ESTA EN NOSOTROS, EL ENCONTRARNOS CON EL SEÑOR

Pero El buen Maestro, para que ninguno se deje abatir por la desesperación o el tedio, nos promete a continuación a los fieles que lo veremos, pero el nos ha advertido: Porque, si alguien se avergonzare de mí y de mis palabras ante esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.

Nos enseña este fragmento del Evangelio, que esta en nosotros, el encontrarnos con el Señor, el ya nos ha dicho el que quiera venir detrás de mi, Jesús desea que vayamos tras de El, pero no obliga a nadie a que le sirva, pero si espera que espontáneamente, tomemos la decisión de servirle. Seguir al Señor, caminar con El, junto a El, sintiendo su presencia junto a nosotros, es un agradable caminar, es vivir en paz espiritual y es una mano que nos saca del peligro en las turbulencias, pero es necesario para seguir sus pasos, ser como El, empaparse de sus sentimientos, y aceptar la voluntad del Padre, quien solo quiere lo mejor para sus hijos.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

«¿DE QUÉ LE SIRVE A UNO GANAR TODO EL MUNDO SI PIERDE SU VIDA?»

Cuando los hombres, reunidos en el valle de Senaar, se dijeron unos a otros: «Vamos a edificar una ciudad y una torre cuya cúspide llegue hasta el cielo; así nos haremos famosos y no nos dispersaremos sobre la faz de la tierra» (Gn 11,4), es probable que su intención no fuera la de desafiar a Dios. No querían escalar el cielo con su torre. El verdadero motivo de su acción era precisamente el miedo a dispersarse: la ansiedad que experimenta el hombre ante lo nuevo, ante lo diferente, ante lo original; su refugio instintivo en lo que le es familiar, siempre igual, tranquilizador. Este miedo a la dispersión es un miedo mortal, y el «hacerse un nombre» es un modo de intentar escapar a la muerte, de intentar salvar la propia vida.

Sin embargo, lo verdadero es exactamente lo contrario: precisamente la dispersión, el dar la vida, forman parte del proyecto salvífico de Dios, mientras que la grandeza del nombre, de la fama, del poder, es un miserable antídoto contra la muerte. No sólo es incapaz de evitarla, sino que no hace más que agigantarla, otorgarle unas dimensiones cada vez más temerosas, vertiginosas: la grandeza del «nombre» no hace más que multiplicar el poder de la muerte. Jesús enseña a sus discípulos precisamente esta verdad paradójica, que da la vuelta a las ideas corrientes, estandarizadas, de los hombres de todos los tiempos y de todas las naciones, desde los que estaban recogidos en la llanura de Senaar hasta los de nuestros días. «¿De qué le sirve a uno ganar todo el mundo si pierde su vida?» (Mc 8,36). ¿De qué le sirven al hombre las grandes realizaciones, las empresas gigantescas, las torres de Babel de todas las generaciones, si el precio que tiene que pagar por ello es la pérdida de su propia integridad personal, su extravío total frente a la muerte? La vocación originaria del hombre consiste en la comunión de las diversidades, en el fecundo abandonarse al proyecto originario de Dios.

 

ORACION (3)

 

Señor Dios, la torre de Babel

sigue siendo aún nuestro mito cotidiano:

le dedicamos todas las fuerzas

a causa del miedo que tenemos a la muerte.

 

Las torres de Babel son muchas,

y cada vez más altas

a medida que avanza el progreso,

erguidas para alcanzar un trozo de eternidad

y hacernos un nombre que no se olvide.

 

Señor Dios, nuestra vida es otra,

mucho más sencilla, mucho más profunda.

Es una vida sin nombre en este mundo,

pero custodiada por tu mano como algo precioso:

el Hijo del hombre que tanto padeció,

Jesús, nuestro nombre y nuestra paz.

 


Respuesta  Mensaje 7 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:54

" Allí se transfiguró en presencia de ellos "

Mc 9, 2-10:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

1.    A TU HIJO ÚNICO, EL QUE TANTO AMAS

Jesucristo es la figura central de las Sagradas Escrituras, situado en la cúspide misma, allí donde culmina el Antiguo y el Nuevo Testamento. Los dos Testamentos tienen en él explicación consumada o dicha de otra forma cumplida. Porque, en definitiva, si leemos con contemplación ambos textos, uno y otro se refieren al Mesías, a Cristo, el Salvador, es decir a El únicamente. No puede caber duda, todo el Antiguo Testamento hace referencia al Nuevo. No se puede entender en plenitud el Antiguo sin la luz del Nuevo. Y si alguien no quiere considerar o desea ignorar el Antiguo, no le va a ser posible entender verdaderamente el Nuevo.

Las Sagradas Escrituras, la Biblia entera, desde sus primeras páginas hasta las últimas, nos hablan de múltiples maneras y de forma variada, de Jesucristo, Nuestro Señor.

San Jerónimo dijo que: “que ignorar las Sagradas Escrituras es ignorar a Cristo” Ahora invirtamos la frase, leámosla de nuestra perspectiva cristiana diciendo: Conocer las Sagradas Escrituras es conocer a Cristo, contemplarla, es contemplar al Señor.

Los primeros pasos se inician, como siempre, en el Viejo Testamento y exactamente en el sacrificio de Abrahán Por obedecer a Dios, Abrahán a sus setenta y cinco años había tenido la valentía de abandonar tierra, casa, costumbres, todo; ahora, ya cargado de larga ancianidad, aventura su fe hasta el mismo sacrificio de su único hijo. “Toma a tu hijo, a tu único, al que amas, Isaac; vete.., y ofrécelo en holocausto,, (Gn 22, 2). Era éste un precepto doloroso para el corazón de un padre, y no menos terrible para la fe de un hombre que de ninguna manera quiere dudar de su Dios. Isaac es la única esperanza para que se puedan cumplir las promesas divinas; y no obstante esto Abrahán obedece y sigue creyendo que Dios mantendrá la palabra dada.

2.    ISAAC QUE SUBE AL MONTE, ES FIGURA DE CRISTO QUE SUBE AL CALVARIO CARGANDO EL LEÑO DE LA CRUZ

Dios no quería la muerte de Isaac, pero sí ciertamente la fe y la obediencia sin discusión de Abrahán. Isaac va a tener un papel singular en la historia de la salvación: anticipar la figura de Jesús, el Hijo único de Dios que un día será sacrificado por la redención del mundo. Lo que Abrahán, por intervención divina, ha dejado sin cumplir, lo cumplirá Dios mismo, “El que no escatimó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros” (Rom 8, 31-34).

Isaac que sube al monte llevando sobre sus espaldas la leña del sacrificio y que se deja atar dócilmente sobre el montón de leña, es figura de Cristo que sube al Calvario cargando el leño de la Cruz y sobre aquel madero extiende su cuerpo “ofreciéndose libremente a su pasión” (Pleg. Euc, II). Así como en Isaac, liberado de la muerte, se cumplieron las promesas divinas, también en Cristo resucitado de la muerte brotan la vida y la salvación para toda la humanidad, Nadie puede dudarlo, porque: “Jesucristo, el que murió, más aún, el que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros? (Rm 8,34) (Comentario de Intimidad Divina, Padre Gabriel de SMM ocd.)

3.    CRISTO SUBIÓ A LA MONTAÑA PARA ORAR.

Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él, Marcos relata que: los condujo solos a un monte alto y apartado. No precisa el nombre del lugar, por otra parte Mateo dice que es un monte elevado, pero la tradición lo ha localizado en el Tabor, de aproximadamente 600 metros de altura sobre la llanura.

En otra ocasiones, Jesús ha subido al monte a orar solo, (Mt 14, 23) en esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos apóstoles que luego serán testigo de de su agonía en Getsemani. Se podría pensar que ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles.

La primera enseñanza importante es, que Jesús ha subido orar, él siempre lo esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para oírlo.

4.    JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA

De acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve. San Marcos nos dice que: “Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, tan blancas como nadie en el mundo podría blanquearlas.” Y de pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen resplandecientes.

La transfiguración, es una experiencia profunda de fe tenida por Pedro, Juan y Santiago, los amigos más íntimos de Jesús. Así es, que como para llegar a conocer los momentos más transcendentes de Jesús, necesitamos ser sus amigos íntimos, con una comunicación profunda, como la que ellos tuvieron para percibir a Jesús en su verdadera identidad.

Debe haber sido un instante de éxtasis, vieron la realidad gloriosa de Jesús, aunque no se les mostró en toda su magnitud, porque para llegar a entenderlo, tuvieron que conocer a través de la vida, pasión y muerte y de sus propios sufrimientos y muerte, que hay que pasar por esta última, la muerte, para llegar a la vida.

Jesús nos transfigura nuestra vida, El nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus testigos ante un mundo de contradicciones.

5.    “ÉSTE ES MI HIJO MUY QUERIDO, ESCÚCHENLO”

Tomando Pedro la palabra, dijo a Jesús: Rabí, bueno es estar aquí. Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, una para Moisés y una para Elías. Muchas veces soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo siempre debemos recordar que el lugar favorito de El no deja de ser aquí entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia, junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes, laicos, y con gran privilegio donde la calidez del amor esta presente.

Cuando aún estaba hablando, se formó una nube que los cubrió con su sombra, y se dejó oír desde la nube una voz: “éste es mi Hijo muy querido, escúchenlo”. La manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio según san Mateo que al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor, esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí. Con relación a los otros Evangelios, en san marco es más sobrio el relato, porque solo dice: Luego mirando en derredor, no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.

6.    ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS

Pero debemos comprender, que esta es nuestra gran instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de Jesús.

Por esos, la transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y trascendente que posee su misma gloria divina.

Estamos llamados también a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al mundo a hacer el bien

7.    “RESUCITAR DE ENTRE LOS MUERTOS”

Bajando del monte, les prohibió contar a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre resucitase de entre los muertos. El Evangelio nos muestra que los apóstoles ignoraban lo que era la resurrección, por eso dice que se preguntaban qué significaría “resucitar de entre los muertos”.

Nuestro Señor Jesucristo, resucitó de entre los muertos y así muriendo venció a la muerte. “Si no hay resurrección de los muertos, tampoco Cristo resucitó. Y si no resucitó Cristo, vacía es nuestra predicación, vacía también vuestra fe.” (1 Cor 15)

La resurrección de Cristo, alienta nuestra esperanza en nuestra propia resurrección. “Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte no tiene ya señorío sobre él. Su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre; mas su vida, es un vivir para Dios.” (Romanos 6). El que resucitó, y está a la derecha de Dios e intercede por nosotros. (cf Rom 8,34)

8.    ELÍAS DEBE VENIR ANTES PARA RESTABLECER EL ORDEN EN TODO.

Sin embargo los escribas no interpretaban como a ellos les convenía todo lo relativo a la venida de Elías. Ellos sostenían que, si Jesús era el Cristo, debía ser precedido por Elías.

En el Evangelio según san Mateo Jesús resuelve la duda de los discípulos diciendo «Sí, Elías debe venir a poner en orden todas las cosas; pero les aseguro que Elías ya ha venido”

Cuando el Señor dice que ya vino Elías, éste Elías de quien habla el Señor es Juan Bautista, a quien por su especial ministerio llama Elías. Porque así como Elías será el precursor de su segunda venida, así también lo ha sido Juan de la primera y llamando a Juan "Elías", nos manifiesta el Señor la conformidad de su venida con el Antiguo Testamento y las profecías.

9.    HAY QUE ENFRENTARSE A MUCHAS DIFICULTADES

Parece que no debemos extrañarnos sobre el hecho que los profetas de Dios sean rechazados y no aceptados, más aún, negados, perseguidos y maltratados. Como dice san Juan, “Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron” (Jn 1,11). Entonces si a Juan Bautista, que ya había venido no lo recibieron a Elías que había de venir, seguramente tampoco lo recibirían. Cristo agrega, ¿cómo está escrito del Hijo del hombre que padecerá mucho y se verá despreciado?

Dios, siempre envía a sus profetas, ayer y hoy, hay emisarios, con una misión que cumplir. No es fácil cumplir esta misión, hay que enfrentarse a muchas dificultades, tales como el egoísmo, las soberbias y muchos intereses personales. También muchos no quieren aceptar a estos emisarios y se burlan de los profetas del Señor.

Por ser fieles a su misión evangelizadora, sufren los emisarios del Señor persecuciones y humillaciones.

Porque así como Elías no fue reconocido como enviados del Señor, del mismo modo como tampoco fue reconocido Juan Bautista. No debemos sorprendernos de que a nosotros tampoco nos reconozcan como sus emisarios. Pero no por esto nos vamos a desanimar y no hagamos nuestra misión apostólica.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

EL MISTERIO DE LA TRANSFIGURACIÓN DE JESÚS

El pasaje de la carta a los Hebreos que hace el elenco de nuestros padres en la fe a lo largo de todo el Antiguo Testamento va precedido sobre todo de una definición extremadamente sintética y sugestiva de la fe: «La fe es el fundamento de lo que se espera y la prueba de lo que no se ve». «Fundamento»: es decir, sustancia, puesta en acto, anticipación de las cosas esperadas, casi como si, a través de la fe, las cosas esperadas fueran ya actuales, como si ya las poseyéramos, aunque todavía de una manera imperfecta, pues de otro modo dejarían de ser esperadas. «Prueba»: es decir, experiencia, carácter tangible, verificable de las cosas que aún no vemos, como si, a través de la fe, las cosas invisibles estuvieran ya presentes, ya fueran observables, aunque de una manera especulativa y enigmática, pues de otro modo ya no serían invisibles.

Esta doble definición de la fe que leemos en la carta a los Hebreos es muy importante también para comprender el misterio de la transfiguración de Jesús. En efecto, en la transfiguración de Jesús, la gloria futura, la gloria esperada, se presenta ya como poseída, en virtud de una singularísima anticipación. Y las realidades invisibles -la contemporaneidad de Moisés, Elías y Jesús en el Reino de los Cielos, por ejemplo- pueden ser experimentadas ya bajo nuestra mirada. Pero todo esto en la fe: la fe de Jesús, se entiende, aunque también la nuestra. En la vida de los discípulos, como ya ocurrió en la del Maestro, se pueden dar momentos de una anticipación real de la gloria a la que estamos destinados, de una experiencia real de las cosas invisibles. Depende de la gracia de Dios y depende de nuestra fe, esa fe de la que los patriarcas y los profetas nos dieron ejemplo, y cuyo «autor y perfeccionador» es Jesús. Tal vez en nuestra pobre experiencia de fe hayamos recogido sólo algunas pocas chispas capaces de iluminarnos sobre la verdadera identidad de Jesús. Tal vez descendamos del encuentro con él en el monte conservando todavía en el corazón algunas preguntas. Con todo, esas chispas, preciosas, pueden iluminar las dudas. Más aún, pueden ir esclareciendo, paso a paso, la marcha fatigosa de toda una vida, hasta el momento en que veamos las cosas que ahora no vemos y estemos ciertos de las que ahora esperamos.

ORACION (3)

 

Señor Jesús, tú has llamado bienaventurados

a aquellos que no te han visto

y, sin embargo, han creído.

 

A los que te han precedido en la fe

desde los días de Abel el justo

y a nosotros, que te hemos seguido

en la gracia de tu resurrección.

 

Concédenos, Señor, esa fe

capaz de trasladar montañas,

de superar cualquier impedimento;

capaz de ver lo invisible

y de dar fundamento a la esperanza.

 

En el Jordán, sobre el Tabor, sobre el Calvario,

hemos visto también tu gloria,

gloria de Hijo unigénito

lleno de gracia y de verdad.


Respuesta  Mensaje 8 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:55

 

“Ojo por ojo y diente por diente”

Mt 5, 38-48

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1.    OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE

Ustedes han oído que se dijo…. Pero yo les digo… Jesús, nos reafirma su autoridad divina, por sobre la ley, por sobre los profetas, por encima de los legisladores, es una afirmación clara de su divinidad.

Ojo por ojo y diente por diente. La llamada ley del talión toma su nombre de su incorporación a la ley romana Las frases con que aparece citada eran las primeras con las que aparece formulada en la Ley (Ex 21:24.25v; Dt 19:18.21v). Era la ley vigente en el Oriente bíblico. Esta legislación, tan chocante con la mentalidad que hoy tenemos, nacía precisamente de un espíritu de justicia y moderación. Si la injusticia privada fácilmente degenera en reyerta y ésta en abuso, ley del talión tendía a prevenir y evitar éstas trifulcas. Era la justicia tasada materialmente: Ojo por ojo, pero no más que el equivalente material de la ofensa hecha. Aunque también se admitía en la antigüedad la sustitución de esta tasación material por una equivalencia en especie o dinero (Ex 21:26-35). Sin embargo, no es seguro si en la época de Jesús regía la sustitución pecuniaria o equivalente de la ley del talión, En la literatura rabínica hay indicios de estar vigente estrictamente esta ley, al menos en casos concretos. El historiador Judío Flavio Josefo dice que era practicada si el agredido no aceptaba la compensación económica. Y este principio es el que Jesús toma en su primitiva formulación para preceptuar a sus discípulos un amplio espíritu de justicia, y aún más, desbordada por la caridad.

2.    JESÚS NO EXPONE LA ABOLICIÓN DE LA JUSTICIA PÚBLICA

Pero es bueno aclarar que esta justicia que va a exponer Jesús, no es la abolición de la justicia pública, la que es necesaria para la existencia misma de la sociedad. Recordemos que el mismo Jesús dijo: Dad al César. Ni tampoco trata de que sus discípulos renuncien a sus derechos ante la justicia pública, pues se haría la vida humana imposible en multitud de casos. El mismo hará ver esto con su ejemplo en san Juan 18:22.23. Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?

3.    EL ESPÍRITU GENEROSO DE CARIDAD QUE HAN DE TENER LOS DISCÍPULOS

Lo que Jesús enseña, en una forma oriental, concreta, extremista y paradójica, es cuál ha de ser el espíritu generoso de caridad que han de tener sus discípulos en la práctica misma de sus derechos de justicia. Por eso, al ojo por ojo, dirá como temática paradójica de este espíritu de caridad, dice Jesús: Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal, es decir, no resistáis al mal, por el contexto, al hombre malo, al que le hace mal. Y Jesús ilustra aún este principio con cuatro casos, que harán ver con grafismo su pensamiento. Al final de ellos se sintetizará su intento.

4.    SI ALGUIEN TE DA UNA BOFETADA EN LA MEJILLA DERECHA, PRESÉNTALE TAMBIÉN LA OTRA

Jesús nos dice en el primer caso; Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. La paradoja es clara. El citar concretamente una mejilla es debido a que el detalle agrada al pueblo y fija la atención. El que sea la derecha no tiene ningún valor especial, aunque algunos lo pensaron basándose en sutilezas. Lucas, 6; 9 en el lugar paralelo, dice: Al que te hiera en una mejilla, ofrécele la otra. Es una expresión tomada del lenguaje popular. En la literatura rabínica se lee: Cuando alguno te abofetee en la mejilla izquierda, preséntale aún la derecha. Es matiz característico de san Mateo.

5.    AL QUE QUIERE HACERTE UN JUICIO PARA QUITARTE LA TÚNICA, DÉJALE TAMBIÉN EL MANTO

Jesús nos dice en segundo caso; Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; La túnica y el manto eran las dos piezas usuales del vestido palestino de la época. La escena parecería evocar un caso de reclamación ante un tribunal. Ante este pleito, Jesús diría, paradójicamente, que le diese también el manto, sobre el que no había cuestión. La Ley exigía que el que tomase en prenda el manto del prójimo se lo devolviese antes de la puesta del sol, pues tan necesario le era (Ex 22:25.26).

6.    SI TE EXIGE QUE LO ACOMPAÑES UN KILÓMETRO, CAMINA DOS CON ÉL

Jesús nos dice en tercer caso: si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Esta sentencia es propia del evangelio de san Mateo. Esta exigencia, equivale a la palabra requisar, que es de origen persa. Los oficiales y servidores del rey, para poder cumplir mejor su oficio de mensajeros, estaban autorizados a requisar a personas o medios de transporte que encontrasen a mano. Los romanos tomaron de los persas la misma palabra y la institución. Naturalmente, este derecho se prestaba en la práctica a toda clase de abusos. En labios de Jesús tiene la palabra mayor amplitud, pues se refiere al espíritu que ha de informar la conducta de sus discípulos. El mismo término cualquiera que te requise acusa el propósito genérico de la lección de Jesús en la vida cotidiana, si te exige que lo acompañes un kilómetro, Jesús propone responderle con dos.

7.    DA AL QUE TE PIDE, Y NO LE VUELVAS LA ESPALDA AL QUE QUIERE PEDIRTE ALGO PRESTADO.

En el cuarto caso, Jesús dice; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Este cuarto ejemplo con el que Jesús expone su doctrina parecería tratarse, en la primera parte, del ejercicio de la limosna, y en la segunda, de dar facilidades materiales en la vida del prójimo. Pero ateniéndose al tono general de este contexto, en el que se acusan exigencia o insolencia por abuso — la bofetada, el despojo del manto, la requisa —, probablemente este último punto ha de ser situado en el plano de lo exigente. Puede ser el caso de una petición de préstamo en condiciones de exigencia o insolencia. A esto lleva la sentencia paralela de Lucas: Da a todo el que te pida y no reclames a quien toma lo tuyo (Lc 6:30). Según el Antiguo Testamento, el préstamo al pobre debía ser hecho sin beneficios. Expresión aún con más amplificación.

8.    EL CRISTIANO DEBE TENER UNA ACENTUADA CARIDAD

La doctrina de Jesús, que se desprende de estos casos concretos en que la expone, es que el cristiano debe tener su caridad al prójimo tan acentuada, que en los casos mismos de ofensa o abuso, como en la bofetada, o en los que tiene la justicia a su favor, la túnica, requisa, préstamo, debe tener su disposición de ánimo en tal estado que, por su parte, esté dispuesto al perdón y a la generosidad con su adversario. Por lo que no quiere decir, en verdad, que ponga la otra mejilla para recibir otra bofetada, lo que era provocar al enemigo a una nueva injuria, y análogamente hay que decir lo mismo de los otros casos, pues sería provocador de nuevas injurias el que así hiciese.

Es, por el contrario, con esa forma un tanto paradójica de hablar, un modo de exponer la actitud de caridad y perdón que se ha de tener con el adversario; no sólo perdonar a la primera injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas, ofreciéndole así, con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón. Cuando a Jesús, en el sanedrín, un soldado le dio una bofetada, Jesús no le ofreció la otra mejilla, sino que le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas? Acaso esté también en la perspectiva de san Mateo la persecución por Jesús

9.    JESÚS PREFIERE LA MISERICORDIA

Las leyes, favorecían más a la Justicia que la misericordia, Jesús prefiere la misericordia, El ennoblece los sentimientos profundos, los corazones sinceros y compasivos, ante la práctica del rigor de la ley, la ley del Talión responde al espíritu de la justicia, pero no al del Evangelio, que es el espíritu de caridad. Dice el Señor; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Es decir seamos benevolentes, piadosos, clementes, compasivos, tengamos caridad por nuestros hermanos, no le neguemos lo que necesiten, tengamos disposición de ayudar y no de volver las espaldas. Jesús, nos vuelve a pedir, que amemos al prójimos, como a nosotros mismos.

10.    AMARÁS A TU PRÓJIMO Y ODIARÁS A TU ENEMIGO

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Nuevamente Jesús cita lo que oyeron en las lecturas y explicaciones sinagogales. La primera parte de esta sentencia se encuentra formulada así en la Ley, -No te Vengarás ni Guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, Amarás a tu Prójimo como a ti mismo - (Lev 19:18).

En la Ley se preceptúa el amor al prójimo; pero éste prójimo es sólo el judío. En algunos pasajes se recomienda y manda amar también al peregrino pero el contexto hace ver que no es el transeúnte, sino el advenedizo establecido habitualmente entre el pueblo judío e incorporado a él. - Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo oprimiréis- (Lev 19:34),

11.    JESÚS DA SU ENSEÑANZA PROPIA, “AMEN A SUS ENEMIGOS, RUEGUEN POR SUS PERSEGUIDORES”

Así es como del precepto positivo de amor al prójimo, pero solo entre los judíos, sumado al silencio del amor universal al prójimo, y que la ley respaldaba el exterminio de ciertas gentes que no eran judías, se vino a concluir dentro del pueblo la ilógica, pero práctica para ellos, la no obligación de amar a los no eran judíos.

Este era el ambiente que existía en tiempo de Jesús, con una interpretación muchas veces exagerada de la Ley, sin embargo Jesús da su enseñanza propia; Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, es decir el amor al prójimo llega hasta amar a nuestros enemigos, que, en contraposición al judío de aquel tiempo, son todos los no judíos, todos los hombres. Y al mismo tiempo se extiende a perdonar las ofensas personales con verdadera amplitud, pues manda; rueguen por sus perseguidores, en otras palabras a orar por los mismos que los persiguen.

12.    ASÍ SERÁN HIJOS DEL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO

Nunca el judaísmo llegó a esta moral. EL motivo que Jesús cita para exigir este amor al enemigo es doble: así serán hijos del Padre que está en el cielo. La bondad es esencial a Dios y se desborda, benéfica y protectora sobre todos los hombres, buenos y malos - porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos - .No priva a éstos ni del beneficio del sol ni de la lluvia, destacado este último por su valor incalculable en la seca tierra oriental.

Por eso, cuando los seres humanos, en lugar de odiar a sus enemigos, los aman por caridad, imitan y participan de esta bondad indistinta y universal de Dios. Y esta imitación y participación establece en ellos una nueva y especial relación con El. Lo que se expresa en semita por el concepto de filiación: hijos de Dios, como se es, hijo de la luz. Así son los hombres, hijos de vuestro Padre, que está en los cielos.

13.    SI USTEDES AMAN SOLAMENTE A QUIENES LOS AMAN, ¿QUÉ RECOMPENSA MERECEN?

Dice Jesús: Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? El amor natural es practicado espontáneamente por todos. Pero aquí se destacará la necesidad de una conducta nueva de amor, que llega a los publícanos y gentiles, a quienes los judíos abominaban. ¿No hacen lo mismo los publicanos? y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? El amor aquí a los hermanos se debe de referir a los miembros de la comunidad eclesial a la que pertenecen. El motivo es este amor a Dios, a quien hay que imitar en la anchura del mismo.

14.    POR LO TANTO, SEAN PERFECTOS COMO ES PERFECTO EL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO

Jesús, luego añade la siguiente sentencia; Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. La perfección que se pide aquí es la benevolencia y el amor a los enemigos, pero por sobre todo, la misericordia.

Esta es la gran lección que hoy nos enseña Jesús, eso debe ser parte del cristiano, en su obrar, ha de imitar, en el modo de conducirse, al Padre celestial, norma cristiana de toda perfección. Ser grandes de corazón, supone el amor por los que consideramos enemigos, manifestación clara de que somos hijos de Dios y por esa forma de ser, reconocerán en nosotros la filiación divina. Dios es todo bondad y ama a todos los hombres, al imitar en eso al Padre, participamos todos de su bondad infinita.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

NO ES POSIBLE VIVIR ODIANDO, EN ENEMISTAD PROFUNDA E IRREVERSIBLE.

Da la impresión que el evangelio de hoy nos propone algo imposible de practicar. Esta deducción nos parece lógica o, al menos, impregnada de sentido común, pues experimentamos incluso superficialmente lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Y algo desencantados y, quizá, resignados nos preguntamos: ¿el Dios de Jesucristo qué idea tiene del hombre para proponerle semejante «osadía»? Inmediatamente podemos invertir la cuestión: ¿qué imagen nos hemos hecho de Dios para considerar utópico el horizonte que nos despliega Jesús? Destruida la tablilla con el listado de penas calculadas sobre la base de la ofensa cometida y desenmascarados por Dios, nos mostramos titubeantes ante su modo de comportarse «¿No puedo hacer lo que quiera con lo mío? ¿O es que tienes envidia porque soy bueno?» (Mt 20,15).

Ésta es la santidad de Dios, su radical diversidad respecto a la sabiduría del mundo. Sin embargo, corremos el riesgo de extraviarnos cuando, fascinados y atraídos por su perfección, caminamos fijándonos sólo en aquello que estimamos con sano realismo pero que apaga el interés de ese «sueño» de Dios, ver las espadas transformadas en arados.

No es posible vivir odiando, en enemistad profunda e irreversible. El daño interior provocado por una relación rota corroe nuestras mejores energías, nos sumerge en la convicción de que, antes o después, el otro pagará por cuanto ha hecho. El templo de Dios en nosotros se deteriora, y sentimientos de revancha lo saquean, lo deforman, lentamente, a veces sin que nos enteremos de ello hasta el momento en que, si no hemos apaciguado constantemente nuestras palabras y nuestros gestos, sentimos desencadenarse en nuestro interior una violencia devastadora. El perdón es el testamento escrito por Jesús en la cruz, la herencia y la bendición otorgadas desde el costado traspasado por donde pasa el odio esparcido a lo largo de las estaciones de la historia humana y de las páginas menores de nuestra historia. Dios nos cura con su perdón, que desciende como lluvia sobre justos e injustos para devolverles la viveza a nuestras asperezas; un don a implorar, procedente de lo alto, que podemos compartir con los otros.

 

ORACION (3)

 

Si fuésemos como nos quieres, Señor, la tierra sería diferente: estaríamos gozosos de existir, comprender, darnos y perdernos.

¡Igual que el Padre, que hace brillar el sol sobre los campos de buenos y malos: estaríamos radiantes al vencer por amor y poner fin a una historia de muerte!

¡Así es, solo así: de otro modo no podéis salvaros, hombres! Si matáis a Caín siete veces os aniquilará la muerte.

Señor, te pedimos que todos se libren del insidioso deseo de vengarse, del instinto justiciero a la medida, de devolver golpe por golpe: éste es el cáncer que nos devora; que tus creyentes, al menos, extirpen del corazón la idea del enemigo. Amén (D. M. Turoldo).

 


Respuesta  Mensaje 9 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:57

 

“Ojo por ojo y diente por diente”

Mt 5, 38-48

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1.    OJO POR OJO Y DIENTE POR DIENTE

Ustedes han oído que se dijo…. Pero yo les digo… Jesús, nos reafirma su autoridad divina, por sobre la ley, por sobre los profetas, por encima de los legisladores, es una afirmación clara de su divinidad.

Ojo por ojo y diente por diente. La llamada ley del talión toma su nombre de su incorporación a la ley romana Las frases con que aparece citada eran las primeras con las que aparece formulada en la Ley (Ex 21:24.25v; Dt 19:18.21v). Era la ley vigente en el Oriente bíblico. Esta legislación, tan chocante con la mentalidad que hoy tenemos, nacía precisamente de un espíritu de justicia y moderación. Si la injusticia privada fácilmente degenera en reyerta y ésta en abuso, ley del talión tendía a prevenir y evitar éstas trifulcas. Era la justicia tasada materialmente: Ojo por ojo, pero no más que el equivalente material de la ofensa hecha. Aunque también se admitía en la antigüedad la sustitución de esta tasación material por una equivalencia en especie o dinero (Ex 21:26-35). Sin embargo, no es seguro si en la época de Jesús regía la sustitución pecuniaria o equivalente de la ley del talión, En la literatura rabínica hay indicios de estar vigente estrictamente esta ley, al menos en casos concretos. El historiador Judío Flavio Josefo dice que era practicada si el agredido no aceptaba la compensación económica. Y este principio es el que Jesús toma en su primitiva formulación para preceptuar a sus discípulos un amplio espíritu de justicia, y aún más, desbordada por la caridad.

2.    JESÚS NO EXPONE LA ABOLICIÓN DE LA JUSTICIA PÚBLICA

Pero es bueno aclarar que esta justicia que va a exponer Jesús, no es la abolición de la justicia pública, la que es necesaria para la existencia misma de la sociedad. Recordemos que el mismo Jesús dijo: Dad al César. Ni tampoco trata de que sus discípulos renuncien a sus derechos ante la justicia pública, pues se haría la vida humana imposible en multitud de casos. El mismo hará ver esto con su ejemplo en san Juan 18:22.23. Al oír esto, uno de los guardias que estaba allí le dio a Jesús una bofetada en la cara, diciendo: ¿Así contestas al sumo sacerdote? Jesús le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas?

3.    EL ESPÍRITU GENEROSO DE CARIDAD QUE HAN DE TENER LOS DISCÍPULOS

Lo que Jesús enseña, en una forma oriental, concreta, extremista y paradójica, es cuál ha de ser el espíritu generoso de caridad que han de tener sus discípulos en la práctica misma de sus derechos de justicia. Por eso, al ojo por ojo, dirá como temática paradójica de este espíritu de caridad, dice Jesús: Pero yo les digo que no hagan frente al que les hace mal, es decir, no resistáis al mal, por el contexto, al hombre malo, al que le hace mal. Y Jesús ilustra aún este principio con cuatro casos, que harán ver con grafismo su pensamiento. Al final de ellos se sintetizará su intento.

4.    SI ALGUIEN TE DA UNA BOFETADA EN LA MEJILLA DERECHA, PRESÉNTALE TAMBIÉN LA OTRA

Jesús nos dice en el primer caso; Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, preséntale también la otra. La paradoja es clara. El citar concretamente una mejilla es debido a que el detalle agrada al pueblo y fija la atención. El que sea la derecha no tiene ningún valor especial, aunque algunos lo pensaron basándose en sutilezas. Lucas, 6; 9 en el lugar paralelo, dice: Al que te hiera en una mejilla, ofrécele la otra. Es una expresión tomada del lenguaje popular. En la literatura rabínica se lee: Cuando alguno te abofetee en la mejilla izquierda, preséntale aún la derecha. Es matiz característico de san Mateo.

5.    AL QUE QUIERE HACERTE UN JUICIO PARA QUITARTE LA TÚNICA, DÉJALE TAMBIÉN EL MANTO

Jesús nos dice en segundo caso; Al que quiere hacerte un juicio para quitarte la túnica, déjale también el manto; La túnica y el manto eran las dos piezas usuales del vestido palestino de la época. La escena parecería evocar un caso de reclamación ante un tribunal. Ante este pleito, Jesús diría, paradójicamente, que le diese también el manto, sobre el que no había cuestión. La Ley exigía que el que tomase en prenda el manto del prójimo se lo devolviese antes de la puesta del sol, pues tan necesario le era (Ex 22:25.26).

6.    SI TE EXIGE QUE LO ACOMPAÑES UN KILÓMETRO, CAMINA DOS CON ÉL

Jesús nos dice en tercer caso: si te exige que lo acompañes un kilómetro, camina dos con él. Esta sentencia es propia del evangelio de san Mateo. Esta exigencia, equivale a la palabra requisar, que es de origen persa. Los oficiales y servidores del rey, para poder cumplir mejor su oficio de mensajeros, estaban autorizados a requisar a personas o medios de transporte que encontrasen a mano. Los romanos tomaron de los persas la misma palabra y la institución. Naturalmente, este derecho se prestaba en la práctica a toda clase de abusos. En labios de Jesús tiene la palabra mayor amplitud, pues se refiere al espíritu que ha de informar la conducta de sus discípulos. El mismo término cualquiera que te requise acusa el propósito genérico de la lección de Jesús en la vida cotidiana, si te exige que lo acompañes un kilómetro, Jesús propone responderle con dos.

7.    DA AL QUE TE PIDE, Y NO LE VUELVAS LA ESPALDA AL QUE QUIERE PEDIRTE ALGO PRESTADO.

En el cuarto caso, Jesús dice; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Este cuarto ejemplo con el que Jesús expone su doctrina parecería tratarse, en la primera parte, del ejercicio de la limosna, y en la segunda, de dar facilidades materiales en la vida del prójimo. Pero ateniéndose al tono general de este contexto, en el que se acusan exigencia o insolencia por abuso — la bofetada, el despojo del manto, la requisa —, probablemente este último punto ha de ser situado en el plano de lo exigente. Puede ser el caso de una petición de préstamo en condiciones de exigencia o insolencia. A esto lleva la sentencia paralela de Lucas: Da a todo el que te pida y no reclames a quien toma lo tuyo (Lc 6:30). Según el Antiguo Testamento, el préstamo al pobre debía ser hecho sin beneficios. Expresión aún con más amplificación.

8.    EL CRISTIANO DEBE TENER UNA ACENTUADA CARIDAD

La doctrina de Jesús, que se desprende de estos casos concretos en que la expone, es que el cristiano debe tener su caridad al prójimo tan acentuada, que en los casos mismos de ofensa o abuso, como en la bofetada, o en los que tiene la justicia a su favor, la túnica, requisa, préstamo, debe tener su disposición de ánimo en tal estado que, por su parte, esté dispuesto al perdón y a la generosidad con su adversario. Por lo que no quiere decir, en verdad, que ponga la otra mejilla para recibir otra bofetada, lo que era provocar al enemigo a una nueva injuria, y análogamente hay que decir lo mismo de los otros casos, pues sería provocador de nuevas injurias el que así hiciese.

Es, por el contrario, con esa forma un tanto paradójica de hablar, un modo de exponer la actitud de caridad y perdón que se ha de tener con el adversario; no sólo perdonar a la primera injuria, sino estar preparado a perdonar nuevas ofensas, ofreciéndole así, con la otra mejilla, toda la generosidad de su perdón. Cuando a Jesús, en el sanedrín, un soldado le dio una bofetada, Jesús no le ofreció la otra mejilla, sino que le dijo: Si he respondido mal, demuestra dónde está el mal. Pero si he hablado correctamente, ¿por qué me golpeas? Acaso esté también en la perspectiva de san Mateo la persecución por Jesús

9.    JESÚS PREFIERE LA MISERICORDIA

Las leyes, favorecían más a la Justicia que la misericordia, Jesús prefiere la misericordia, El ennoblece los sentimientos profundos, los corazones sinceros y compasivos, ante la práctica del rigor de la ley, la ley del Talión responde al espíritu de la justicia, pero no al del Evangelio, que es el espíritu de caridad. Dice el Señor; Da al que te pide, y no le vuelvas la espalda al que quiere pedirte algo prestado. Es decir seamos benevolentes, piadosos, clementes, compasivos, tengamos caridad por nuestros hermanos, no le neguemos lo que necesiten, tengamos disposición de ayudar y no de volver las espaldas. Jesús, nos vuelve a pedir, que amemos al prójimos, como a nosotros mismos.

10.    AMARÁS A TU PRÓJIMO Y ODIARÁS A TU ENEMIGO

Jesús dijo a sus discípulos: Ustedes han oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y odiarás a tu enemigo. Nuevamente Jesús cita lo que oyeron en las lecturas y explicaciones sinagogales. La primera parte de esta sentencia se encuentra formulada así en la Ley, -No te Vengarás ni Guardarás rencor a los hijos de tu pueblo. Más bien, Amarás a tu Prójimo como a ti mismo - (Lev 19:18).

En la Ley se preceptúa el amor al prójimo; pero éste prójimo es sólo el judío. En algunos pasajes se recomienda y manda amar también al peregrino pero el contexto hace ver que no es el transeúnte, sino el advenedizo establecido habitualmente entre el pueblo judío e incorporado a él. - Cuando un extranjero resida con vosotros en vuestra tierra, no lo oprimiréis- (Lev 19:34),

11.    JESÚS DA SU ENSEÑANZA PROPIA, “AMEN A SUS ENEMIGOS, RUEGUEN POR SUS PERSEGUIDORES”

Así es como del precepto positivo de amor al prójimo, pero solo entre los judíos, sumado al silencio del amor universal al prójimo, y que la ley respaldaba el exterminio de ciertas gentes que no eran judías, se vino a concluir dentro del pueblo la ilógica, pero práctica para ellos, la no obligación de amar a los no eran judíos.

Este era el ambiente que existía en tiempo de Jesús, con una interpretación muchas veces exagerada de la Ley, sin embargo Jesús da su enseñanza propia; Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores, es decir el amor al prójimo llega hasta amar a nuestros enemigos, que, en contraposición al judío de aquel tiempo, son todos los no judíos, todos los hombres. Y al mismo tiempo se extiende a perdonar las ofensas personales con verdadera amplitud, pues manda; rueguen por sus perseguidores, en otras palabras a orar por los mismos que los persiguen.

12.    ASÍ SERÁN HIJOS DEL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO

Nunca el judaísmo llegó a esta moral. EL motivo que Jesús cita para exigir este amor al enemigo es doble: así serán hijos del Padre que está en el cielo. La bondad es esencial a Dios y se desborda, benéfica y protectora sobre todos los hombres, buenos y malos - porque él hace salir el sol sobre malos y buenos y hace caer la lluvia sobre justos e injustos - .No priva a éstos ni del beneficio del sol ni de la lluvia, destacado este último por su valor incalculable en la seca tierra oriental.

Por eso, cuando los seres humanos, en lugar de odiar a sus enemigos, los aman por caridad, imitan y participan de esta bondad indistinta y universal de Dios. Y esta imitación y participación establece en ellos una nueva y especial relación con El. Lo que se expresa en semita por el concepto de filiación: hijos de Dios, como se es, hijo de la luz. Así son los hombres, hijos de vuestro Padre, que está en los cielos.

13.    SI USTEDES AMAN SOLAMENTE A QUIENES LOS AMAN, ¿QUÉ RECOMPENSA MERECEN?

Dice Jesús: Si ustedes aman solamente a quienes los aman, ¿qué recompensa merecen? El amor natural es practicado espontáneamente por todos. Pero aquí se destacará la necesidad de una conducta nueva de amor, que llega a los publícanos y gentiles, a quienes los judíos abominaban. ¿No hacen lo mismo los publicanos? y si saludan solamente a sus hermanos, ¿qué hacen de extraordinario? ¿No hacen lo mismo los paganos? El amor aquí a los hermanos se debe de referir a los miembros de la comunidad eclesial a la que pertenecen. El motivo es este amor a Dios, a quien hay que imitar en la anchura del mismo.

14.    POR LO TANTO, SEAN PERFECTOS COMO ES PERFECTO EL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO

Jesús, luego añade la siguiente sentencia; Por lo tanto, sean perfectos como es perfecto el Padre que está en el cielo. La perfección que se pide aquí es la benevolencia y el amor a los enemigos, pero por sobre todo, la misericordia.

Esta es la gran lección que hoy nos enseña Jesús, eso debe ser parte del cristiano, en su obrar, ha de imitar, en el modo de conducirse, al Padre celestial, norma cristiana de toda perfección. Ser grandes de corazón, supone el amor por los que consideramos enemigos, manifestación clara de que somos hijos de Dios y por esa forma de ser, reconocerán en nosotros la filiación divina. Dios es todo bondad y ama a todos los hombres, al imitar en eso al Padre, participamos todos de su bondad infinita.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

NO ES POSIBLE VIVIR ODIANDO, EN ENEMISTAD PROFUNDA E IRREVERSIBLE.

Da la impresión que el evangelio de hoy nos propone algo imposible de practicar. Esta deducción nos parece lógica o, al menos, impregnada de sentido común, pues experimentamos incluso superficialmente lo que sucede dentro y fuera de nosotros. Y algo desencantados y, quizá, resignados nos preguntamos: ¿el Dios de Jesucristo qué idea tiene del hombre para proponerle semejante «osadía»? Inmediatamente podemos invertir la cuestión: ¿qué imagen nos hemos hecho de Dios para considerar utópico el horizonte que nos despliega Jesús? Destruida la tablilla con el listado de penas calculadas sobre la base de la ofensa cometida y desenmascarados por Dios, nos mostramos titubeantes ante su modo de comportarse «¿No puedo hacer lo que quiera con lo mío? ¿O es que tienes envidia porque soy bueno?» (Mt 20,15).

Ésta es la santidad de Dios, su radical diversidad respecto a la sabiduría del mundo. Sin embargo, corremos el riesgo de extraviarnos cuando, fascinados y atraídos por su perfección, caminamos fijándonos sólo en aquello que estimamos con sano realismo pero que apaga el interés de ese «sueño» de Dios, ver las espadas transformadas en arados.

No es posible vivir odiando, en enemistad profunda e irreversible. El daño interior provocado por una relación rota corroe nuestras mejores energías, nos sumerge en la convicción de que, antes o después, el otro pagará por cuanto ha hecho. El templo de Dios en nosotros se deteriora, y sentimientos de revancha lo saquean, lo deforman, lentamente, a veces sin que nos enteremos de ello hasta el momento en que, si no hemos apaciguado constantemente nuestras palabras y nuestros gestos, sentimos desencadenarse en nuestro interior una violencia devastadora. El perdón es el testamento escrito por Jesús en la cruz, la herencia y la bendición otorgadas desde el costado traspasado por donde pasa el odio esparcido a lo largo de las estaciones de la historia humana y de las páginas menores de nuestra historia. Dios nos cura con su perdón, que desciende como lluvia sobre justos e injustos para devolverles la viveza a nuestras asperezas; un don a implorar, procedente de lo alto, que podemos compartir con los otros.

 

ORACION (3)

 

Si fuésemos como nos quieres, Señor, la tierra sería diferente: estaríamos gozosos de existir, comprender, darnos y perdernos.

¡Igual que el Padre, que hace brillar el sol sobre los campos de buenos y malos: estaríamos radiantes al vencer por amor y poner fin a una historia de muerte!

¡Así es, solo así: de otro modo no podéis salvaros, hombres! Si matáis a Caín siete veces os aniquilará la muerte.

Señor, te pedimos que todos se libren del insidioso deseo de vengarse, del instinto justiciero a la medida, de devolver golpe por golpe: éste es el cáncer que nos devora; que tus creyentes, al menos, extirpen del corazón la idea del enemigo. Amén (D. M. Turoldo).


Respuesta  Mensaje 10 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:57

“Todo es posible para el que cree”

Mc 9, 14-29

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

Después de la Transfiguración, Jesús, Pedro, Santiago y Juan bajaron del monte. Llegaron donde estaban los otros discípulos y los encontraron en medio de una gran multitud, discutiendo con algunos escribas. En cuanto la multitud distinguió a Jesús, quedó asombrada y corrieron a saludarlo. Él les preguntó: ¿Sobre qué estaban discutiendo? Uno de ellos le dijo: Maestro, te he traído a mi hijo, que está poseído de un espíritu mudo. San Marco describe en este fragmento del Evangelio a un muchacho que tiene un espíritu mudo, es decir, como poseído del demonio, sin embargo san Mateo lo describe como un lunático.

La descripción de san Marcos es más viva. Los síntomas parecen acusar un epiléptico, aunque, conforme a las ideas de entonces, se atribuían estas enfermedades al demonio. San Marcos destaca la súplica del padre á Jesús, para que, si algo puede, los ayude, curándole. Jesús destacará aquí el gran poder de la fe confiada. Tema ordinario en los evangelios antes de los milagros de Jesús. El milagro evangélico pide expectación ante Jesús.

Esta especie de demonios no puede ser echada si no es por la oración. La oración es necesaria para toda intervención sobrenatural. Los apóstoles no habían podido exorcizarle porque probablemente pensaron en el poder que tenían conferido como si ya fuese algo propio. Todo es posible al que cree. La lucha entre Jesús y Satán, éste en sentido amplio, que es vencido por la entrega a la fe, es el centro propio de este episodio común a los sinópticos.

El hombre se acercó a Jesús y, le dice Maestro, te he traído a mi hijo, en un verdadero acto de confianza y humildad. Este hombre agobiado y deprimido por el dolor de padre le trae a Jesús una necesidad urgente, su hijo esta enfermo, al mismo tiempo inculpa a los apóstoles al decir: Le pedí a tus discípulos que lo expulsaran pero no pudieron.

Jesús parece molesto y expresa; Generación incrédula, ¿hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos?, sabemos que incrédulos son los que no tienen fe ni creencias religiosas, pero nos cuesta pensar en unos discípulos reprendidos de esta forma y por estos motivos, desesperación y frustración en los apóstoles, no alcanzan a comprender sus fracaso, ya que anteriormente cuando Jesús envió a los 72, (Lc 10, 17- 22), ellos vuelven contentos porque hasta los demonios les obedecen al invocar el nombre de Jesús, esto es en aquella ocasión, sí curaron enfermos y expulsaron demonios ¿por qué ahora no?. ¿Será que entonces lo hacían al invocar el Nombre de Jesús y ahora quieren expulsarlos ellos solos, en su propio nombre?

Al reprender a sus apóstoles, Jesús, desea corregir y desaprobar su conducta, los discípulos se acercaron entonces a Jesús y le preguntaron en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Él les respondió: Esta clase de demonios se expulsa sólo con la oración. Con oración y con fe, así lo hizo ver Jesús al decir Todo es posible para el que cree. En efecto la fe de los apóstoles fue poca, ellos confiaron en si mismo, como si se bastaran por si solo. No hacemos las cosas porque tenemos el poder para sanar, este no es de nosotros, es de Dios y es por su amor, nosotros no somos los protagonistas, siempre dependemos del Padre, siempre dependemos de la oración, y de fuerza que nosotros le pongamos a ella, porque una oración si convicción y sin fe no es mas que recitar una poesía que no es nuestra.

Entonces no nos extrañemos que a veces nos sentimos fracasados al orar, puede que sea por falta de fe y confianza y que al orar, no hemos preparado las condiciones que se requieren, no hemos hecho las cosas como hemos sido enseñado, o nos falto reconocer que al pedir en nombre de Jesús, estamos reconociendo que Dios ha depositado todo su poder en su Hijo, aquel que se humillo y fue obediente hasta la cruz, en El Dios salva, en Él y con Él podremos curar, sanar expulsar tantas clases de demonios con los que nos encontramos, y todo con mucha fe, esto es, no basta solo con la oración.

Jesús les dijo a los apóstoles: Les aseguro que si tuvieran fe del tamaño de un grano de mostaza, algo tan pequeñito, tan insignificante, podríamos mover montañas, de ese modo nos esta claramente enseñando que no hay dificultad que no pueda ser vencida por el que tiene espíritu de fe, así nada será imposible para nosotros.

No cabe duda ninguna, en Dios podemos confiar y creer en forma total. Jesús nos dijo; Si ustedes viven en Mi Palabra, si se mantienen firmes en Mis enseñanzas y viven de acuerdo a ellas ustedes son verdaderamente Mis discípulos. Y conocerán la verdad y la verdad los libertará - san Juan 8:31-32 -. Es decir, en nuestro Señor Jesucristo, es en quien podemos depositar la esperanza y confianza total y absoluta.

Todo por la fe, en adhesión a ella, estamos invitados a presentarnos, ante el Señor, con un corazón verdadero, estamos llamados a acercarnos con sinceridad y honestidad, y con la seguridad plena en que tendremos un hermosa recepción del Señor. Con una fe fuerte, podremos saber lo bueno que es mantenernos esperanzados y confiados totalmente en su poder, su sabiduría, su bondad y misericordia.

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA ORACIÓN PUEDE OBTENER LO IMPOSIBLE

Las lecturas nos invitan a ser más «sapienciales», o sea, a partir de la realidad no para detenernos en ella, sino para ascender hasta las cumbres de Dios. A él se sube por medio de la oración, que es, según Ch. de Foucauld, un pensar en Dios, amándole. El punto de partida varía según las circunstancias. Puede ser un aspecto de la naturaleza que nos hace apreciar la sabiduría del Creador, que lo ha dispuesto todo con orden y belleza. Galileo sostenía, por ejemplo, que existen dos grandes libros, el de la revelación (la Biblia) y otro siempre abierto: el de la creación.

Es más difícil ser sapienciales cuando el punto de partida es doloroso, como una enfermedad que nos clava a una cama, una crisis que hace tambalearse nuestro equilibrio espiritual o psíquico, la traición de un amigo, un fracaso profesional... El padre del muchacho que hemos encontrado en el evangelio nos sirve de maestro. Antes que nada, es preciso dirigirse a Jesús, sea cual sea nuestro problema. El creyente, sin dejar de lado el recurso a los medios humanos, llama siempre a la puerta del cielo. A continuación, debemos hacer la oración con humildad y confianza.

El cielo no es una caja fuerte cuya combinación conozcamos y podamos abrir cuando nos venga en gana. Es el encuentro con el Padre que Jesús nos ha hecho conocer y en cuyas manos nos ponemos enteramente: «Hágase tu voluntad». Esto se encuentra en la base de toda oración de petición y, por consiguiente, oramos sabiendo que es posible que Dios no acceda a lo que le pedimos. Dios sabe mejor que nosotros qué es el verdadero bien. De todos modos, es preciso orar también para alabar, agradecer, pedir perdón... De este modo seremos más sapienciales.

La oración puede obtener lo imposible, como en el caso del evangelio. Incluso aunque no obtengamos lo que pidamos, la oración nos procura la sintonía con Dios, es expresión de nuestra filiación, de la comunión con el Espíritu en la intercesión perenne de Cristo. Orar es, sobre todo, encontrar el acceso y la conexión entre la tierra y el cielo. Todo esto es tan grande y hermoso que relativiza el que sea atendida o no nuestra petición.

 

ORACION (3)

 

Señor Jesús, te suplicamos que permanezcas sordo a nuestra oración lloricona, quejica, oscurantista, velada de pesimismo, incapaz de mirar hacia adelante, porque no es oración, sino la proyección de nuestras dudas, de nuestras inseguridades y miopías espirituales. Ayúdanos a construir una oración que comience así: «Creo, ayúdame en mi incredulidad». Una oración que, partiendo de la conciencia de nuestros límites, como publicanos en el templo, sea capaz de abrirse en estrella para englobar todo y a todos, coloreada con los tonos del arco iris, bellos por su diversidad.

 

Señor, ábrenos el corazón para percibir y saborear la grandeza del Padre, el amor del Espíritu. Y una vez sumergidos en el dinamismo trinitario seremos capaces de apreciar la sabiduría que regula el mundo: el de los astros, el de los vegetales, el de los animales. Sobre todo, estaremos en condiciones de descubrir constantemente la imagen divina que hay en cada hombre, incluso en el indiferente, malvado y depravado.

 

Señálanos las fuentes genuinas de la oración. Antes que nada la bíblica, Palabra sugerida por ti para que podamos decirte cosas que te agradan; a continuación, la litúrgica, la florecida en la boca y el corazón de tus santos. Concédenos una oración festiva, coloreada, optimista, para que, entreteniéndonos contigo, nos veamos a nosotros mismos y al mundo con tus ojos y con la serena certeza de que a ti todo te es posible.

 


Respuesta  Mensaje 11 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:58

 “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”.

Mt 16, 13-19:

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1. “¿QUIÉN DICE LA GENTE QUE ES EL HIJO DEL HOMBRE?”

Al llegar a la región de Cesárea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: ¿Qué dice la gente sobre el Hijo del hombre? ¿Quién dicen que es?

Es en este lugar de Cesárea de Filipo, es el momento cuando Jesús, dirigiéndose a los discípulos, les hace abiertamente esta pregunta: ¿Quién dice la gente que soy yo? Jesús no lo ignoraba por su conocimiento sobrenatural, pero también lo que pensaba la gente de El lo sabía, como los apóstoles, por el rumor popular. ¿Por qué les pregunta primeramente a ellos lo que piensan de El las gentes?

2. JESÚS, PARA UNOS, ERA JUAN BAUTISTA

El contacto de los apóstoles con las muchedumbres a causa de la predicación y milagros de Jesús les había hecho recibir toda clase de impresiones en torno a esto. Las que recogieron eran éstas: Jesús, para unos, era Juan Bautista, sin duda resucitado, como sostenía el mismo Antipas. Pues esta opinión había cobrado cuerpo entre el pueblo, ya que Lc mismo dice que Antipas estaba preocupado con la presencia de Jesús, puesto que algunos decían que era Juan, que había resucitado de entre los muertos (Lc 9:7).

3. OTROS, QUE ELÍAS; OTROS, QUE JEREMÍAS

Para otros, Jesús era Elías. Lc recoge en otro lugar esta creencia popular. Jesús era, para diversos grupos, Elías, que había aparecido (Lc 9:8). Según la estimación popular, Elías no había muerto, y debía venir para manifestar y ungir al Mesías 12.

Otros piensan que fuese Jeremías (Mt). El profeta Jeremías era considerado como uno de los grandes protectores del pueblo judío, sobre todo por influjo del libro II de los Macabeos (2:1-12). Pero no pasaba por un precursor del Mesías. Mateo ya hizo referencia a él (2:17). Acaso se lo cita por el simple prestigio que tenía en el judaísmo, y del que se podrían esperar cosas extraordinarias.

Por último, sin saber a ciencia cierta quién sea, para muchos era algún profeta de los antiguos, que ha resucitado (Lc). Era el poder milagroso de Jesús el que los hacía creer en la resurrección de un muerto (Mt 14:2; Mc 6:14).

4. ¿QUIÉN DICEN QUE SOY?

No deja de extrañar el que los apóstoles no citen, tomado de la opinión de las gentes, el que El fuese o pudiese ser el Mesías.

Así fue como ellos le respondieron: Unos dicen que es Juan el Bautista; otros, Elías; y otros, Jeremías o alguno de los profetas. Y ustedes, les preguntó, ¿quién dicen que soy?

Por eso, después de oír lo que las gentes pensaban de El, se dirige a los apóstoles para preguntarles abiertamente qué es lo que, a estas alturas de su vida y de su contacto de dos años con El, han captado a través de su doctrina, de su conducta, de sus milagros. Era un momento sumamente trascendental. Si no fuera que Jesús tenía un conocimiento de todo por su ciencia sobrenatural, se diría que esperaba impaciente la respuesta de sus apóstoles.

5. TÚ ERES EL MESÍAS, EL HIJO DE DIOS VIVO

Los tres sinópticos no dicen la respuesta que hayan podido tener éstos. Sólo recogen la respuesta que le dirigió Pedro. Todos los detalles se acumulan en la narración de Mateo para indicar no sólo la precisión que interesa destacar, sino con ella acusar la solemnidad del momento y la trascendencia del acto.

Mientras Mc-Lc presentan sin más a Pedro, Mateo lo precisa ya de antemano como Simón Pedro. En efecto, Pedro tenía por nombre Simón (Mateo 4:18 y par.). En Juan se lee que Jesús, al ver por vez primera a Simón, le anunció que será llamado Pedro (Jn 1:42). Ya desde un principio, Jesús puso en Simón la elección para Pedro, para ser piedra El conservar aquí los dos nombres es sumamente oportuno.

La confesión de Simón Pedro es expresada así: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. Aquí se confiesa por Pedro la mesianidad y la divinidad de Jesús. Al decir que es el Mesías, indica su relación supereminente de autoridad con Dios — el Padre — que lo envía.

6. FELIZ DE TI, SIMÓN, HIJO DE JUAN

Pedro, desde su primer encuentro con Jesús, deja al descubierto, por una parte, la amistad no disimulada del Maestro, y por otra, la entrega sin reservas a su servicio o compañía, es así como Pedro sabe quien es Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.

Y Jesús le dijo: Feliz de ti, Simón, hijo de Juan, porque esto no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en el cielo.

La respuesta de Jesús tiene dos partes bien marcadas: la primera es una felicitación a Pedro por la revelación tenida. La felicitación de Jesús a Simón es porque esta confesión no se la reveló ni la carne ni la sangre, con la que se expresa el ser humano. Tal era la grandeza de este misterio, que su revelación se la hizo su Padre celestial. Se trata, pues, de un misterio desconocido a Pedro, y un misterio que no podía, sin revelación, ser alcanzado por la carne y sangre — el hombre — Entonces, este conocimiento no es por su capacidad humana, es un don de Dios. En efecto, Pedro alcanzó este conocimiento por la fe.

7. TÚ ERES PEDRO, Y SOBRE ESTA PIEDRA EDIFICARÉ MI IGLESIA

Jesús, volviéndose a Simón, le dice: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia. Y Jesús lo eligió como la roca para construir sobre ella su Iglesia y le confirió los poderes para llevar a la salvación a todos los hombres. Pedro es la roca, en el sentido de que la fe y los creyentes no pueden tener otra fe que la de los apóstoles y profetas, que son los que enseñan esa verdad, que está construida sobre la piedra angular de Jesús, y así es, como luego dice; y el poder de la Muerte no prevalecerá contra ella. Es decir, no podrá vencer a la Iglesia, pues ésta está firme y estable, porque está construida sobre la roca firme, que es Jesús.

8. YO TE DARÉ LAS LLAVES DEL REINO DE LOS CIELOS

Dice Jesús: Yo te daré las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo. La promesa es que ese atar y desatar sobre la tierra tendrá su automática ratificación en el cielo. Todo lo relacionado con esta misión — cuanto permita o prohíba en el reino, todo eso será también ratificado en el cielo. Y eso garantizado por Jesús.

Así, Pedro como Mayordomo de la Casa de Dios, ha recibido el poder para admitir o excluir, según el Evangelio y de administrar la comunidad, en Pedro recaerán las responsabilidades de la doctrina y de la moral, el podrá decidir lo que es bueno y licito para su Iglesia y sus miembros, sentencia que será ratificada Por Dios en lo alto de los cielos.

Así, como Pedro en épocas de la Iglesia naciente, hoy el Papa, su sucesor, es el encargado de animar la fe en nuestra comunidad creyente, el es en nombre de Jesucristo Pastor y guía de la Iglesia.

9. ACOGER AL SUCESOR DE PEDRO

Como Pedro en los orígenes y ahora le ha correspondido a Benedicto XVI, ser fundamento visible de la unidad y de la caridad de la Iglesia.

A través del Evangelio, podemos comprender como Jesucristo, nos invita a acoger al sucesor de Pedro, y a mirarlo con los ojos de la fe.

Este es un día especial, para rezar por el Papa y es una buena ocasión para apoyar su inmensa obra a favor de la comunidad cristiana y de toda la humanidad. Dios le Bendiga

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

UNA PREDICACIÓN COMPLETA Y PARADIGMÁTICA, A LA QUE TODOS ESTAMOS LLAMADOS A CONFIGURARNOS.

El apóstol Pedro, desde el primer gran discurso que pronunció el día de Pentecostés (Hch 2,14-41), se presenta en el escenario de la historia como testigo, intérprete y exhortador. Así es como ejerce su ministerio de guía de la primitiva comunidad cristiana.

Ante todo, es testigo del gran acontecimiento pentecostal, en el que el Padre, por medio del Hijo, envió el don del Espíritu Santo sobre los primeros creyentes. Pedro tiene el derecho-deber de presentarse como testigo ocular de este acontecimiento, precisamente porque él, junto con otros, fue enriquecido con este don. El testimonio cristiano brota siempre de la abundancia del don recibido y se manifiesta como correspondencia generosa al mismo don.

Pedro, en su predicación, se presenta también como intérprete del acontecimiento histórico de Jesús de Nazaret, especialmente de lo que Jesús hizo durante su ministerio público y de los grandes acontecimientos pascuales que consumaron su misión. A la luz de la Pascua-Pentecostés, Pedro se encarga de interpretar el valor salvífico de la Pascua de Jesús, explicitando para sus oyentes el significado actual, que no permite fugas ni evasiones.

La tercera tarea de la que se encarga el apóstol Pedro es la de exhortar a todos los que le escuchan, a fin de que cada uno se dé cuenta de la necesidad de responder al mensaje revelado y de corresponder a él con la vida. De este modo, el apóstol Pedro se presenta a nosotros como el «evangelista ideal», con una predicación completa y paradigmática, a la que todos estamos llamados a configurarnos.

 

ORACION (3)

 

Señor, aléjate de mí, que soy un pecador, pero por tu palabra echaré las redes;

porque sólo tú, Jesús, eres el Hijo del Dios vivo; sólo tú, Jesús, tienes palabras de vida eterna;

sólo tú, Jesús, eres la roca y yo sólo la piedra; sólo tú, Jesús, eres el Señor y el Maestro.

Soy débil, Jesús, mas por tu gracia daré mi vida

por ti, porque tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.


Respuesta  Mensaje 12 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 04:59

 

“No se puede servir a Dios y al Dinero”

Mt 6, 24-34

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1.    NADIE PUEDE SERVIR A DOS SEÑORES

Dijo Jesús a sus discípulos: Nadie puede servir a dos señores, porque aborrecerá a uno y amará al otro, o bien, se interesará por el primero y menospreciará al segundo. Jesús nos dijo Allí donde esté tu tesoro, estará también tu corazón, (Mt 6, 19-23) allí esta el amor de Dios, el verdadero tesoro, a El debemos amar por sobre todas las cosas. Es un imperfecto, sentimiento pensar que se puede amar tanto a otra persona como a Dios. Una imperfección compatible con un fundamental amor a Dios. Este versículo, literariamente se presenta un siervo entregándose totalmente a un señor; su voluntad es la de éste. Esto le impedirá servir a otro totalmente. El siervo no tiene más que la voluntad de su amo. Jesús acusa de incompatibilidades, aborrecerá a uno y amará al otro. Esta formulación no significa odio propio, sino no amar o amar menos. Y Jesús dice la enseñanza: No se puede servir a Dios y al Dinero. No se puede servir a un tiempo con la misma sumisión a Dios y a la riqueza material, no se puede hacer ni psicológica ni religiosamente, esto no es posible. El corazón ha de estar totalizado en Dios.

2.    SENTIRNOS QUE PERTENECEMOS A DIOS

Cuando nos hemos bautizados, no hemos consagrados a Dios, y es así, como en nuestras conciencias sentimos el llamado de Dios a vivir en plenitud de nuestra vida esa consagración, asumimos con amor la voluntad de pertenecer al Señor y servir y vivir para El.

Para sentirnos que pertenecemos a Dios, debemos liberarnos de las odiosidades y las soberbias, abandonar el egoísmo y las comodidades, y no servir a las riquezas haciéndonos esclavos de ellas, ya que las comodidades materiales nos alejan del servicio de Dios.

3.    NO SE INQUIETEN POR SU VIDA

Dice Jesús: Por eso les digo: No se inquieten por su vida, pensando qué van a comer o qué van a beber, ni por su cuerpo, pensando con qué se van a vestir. ¿No ha de haber solicitud por los bienes necesarios de la tierra? Sí, pero sin demasiada interés, pues hay Providencia. La enseñanza es clara: no es negar el cuidado por las cosas necesarias o convenientes a la vida — alimento, bebida y vestido —, sino lo que se censura es el afán desorbitado por aquellas que impidan atender a las exigencias del reino. No se promete venir, milagrosamente, a proveer de sustento o cubrir así las necesidades de los hombres. Jesús al encontrarse sediento, pide agua a la Samaritana (Jn 4:7). Como también para usos y previsiones del grupo apostólico había una caja común de bienes (Jn 13:29).

4.    ¿NO VALE ACASO MÁS LA VIDA QUE LA COMIDA Y EL CUERPO MÁS QUE EL VESTIDO?

Pero las enseñanzas indican que hay Providencia. ¿No vale acaso más la vida que la comida y el cuerpo más que el vestido? …..Miren los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros y, sin embargo, el Padre que está en el cielo los alimenta ., Miren los lirios del campo, cómo van creciendo sin fatigarse ni tejer. Se prolonga la vida, y, sin embargo, Dios alimenta las aves, viste los lirios y prolonga la vida del hombre. ¿No hará mucho más Dios con nosotros? ¡Cuánto más hará por ustedes, hombres de poca fe! El Padre sabe de lo que hay necesidad, por eso Jesús nos dice: El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan. Hay que pensar primero en buscar el Reino, cumplir sus exigencias, y Dios proveerá por mil medios al desarrollo de la vida, pues cuida del hombre.

5.    ¡HAY PROVIDENCIA SOBRE LA VIDA!

La gran lección, después de buscar primero el reino y su justicia es ésta: ¡Hay providencia sobre la vida! La providencia de Dios, que ¡existe! y la enunciación son de sabiduría, y habla del suceder normal y según la naturaleza de las cosas. Los que no tienen fe -- Son los paganos los que van detrás de estas cosas-- se preocupan por todas las cosas de la vida, porque no conocen la providencia de Dios, nuestro Padre.

¿Quién de ustedes, por mucho que se inquiete, puede añadir un solo instante al tiempo de su vida? De aquí que esta palabra hay que interpretarla de edad, un tiempo que se añadiese a una vida no es en realidad, nada, el salmista dice hablando de la vida del hombre: Has reducido a palmos mis días (Sal 39:6). Y un palmo, como medida metafórica, añadido a la vida de un hombre no sería nada.

6.    BUSQUEN PRIMERO EL REINO DE DIOS Y SU JUSTICIA

Dice el Señor: Busquen primero el Reino de Dios y su justicia, esto comprende todas aquellas cosa que son justas, todas esas obras que hace que nuestra vida sea justa con la justicia de los evangelios, justas a los ojos de Dios. Eso es lo que debemos buscar y practicar, así podremos instaurar el Reino en nuestras vidas. Luego Jesús nos dice que todo lo demás se les dará por añadidura.

7.    NO TE PREOCUPES POR LA INQUIETUD DE MAÑANA

No se inquieten por el día de mañana; el mañana se inquietará por sí mismo. A cada día le basta su aflicción. En el Talmud se lee: No te preocupes por la inquietud de mañana, porque tú no sabes lo que el día traerá, como para indicar la inutilidad de adelantarse a lo incierto, que indica que, con preocupaciones, no se alarga un instante la vida. Hasta por utilidad, evítese lo inevitable. Pero no por simple utilitarismo. Encuadrado el versículo en este fragmento de la Providencia, la sentencia cobra una nueva perspectiva. No te preocupes afanosamente, desorbitadamente, por los cuidados del mañana, que ni conoces y acaso ni puedes evitar; y formulado todo ello sabiamente. Pero confía en Dios, porque ¡hay Providencia!

8.    EL PADRE QUE ESTÁ EN EL CIELO SABE BIEN QUE USTEDES LAS NECESITAN

Tengamos fe en la Providencia de Dios, ciertamente como nos dice Jesús, nosotros para el Señor valemos mucho mas que los pájaros y todas las cosas que El ya se preocupa, nuestra vida vale mucho mas que las cosas materiales. Jesús nos enseña que: “El Padre que está en el cielo sabe bien que ustedes las necesitan”

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

LA INICUA RIQUEZA” O “EL MEZQUINO DINERO”.

“El Dinero”, engañosamente, es una palabra que no muestra un significado sombrío, no obstante algunas veces sus orígenes no tienen nada de nobleza, todo lo contrario, sus raíces se nutren en terrenos oscuros. Es una palabra que se asocia genéricamente a riquezas, posesiones, pero en muchas circunstancias, bienes, pero mal avenidos, es decir riquezas mentirosas, mal ganadas.

Son esas riquezas a las que Jesús se refiere duramente: “¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!”  (Mc 10,23), “Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo”. (Lc  6,24)

Y no es menos cierto, en el relato de Mateo, el dinero es peligroso porque lleva al hombre a cometer acciones infames, recordemos que Judas traiciona a Jesús por treinta monedas. Cuando anda por medio el dinero, hay gente dispuesta a odiar, a mentir, a matar, a traicionar, a explotar, a poner la bozal a la conciencia.

Jesús llama con desprecio “El dinero”, este es el dinero personificado como la inicua riqueza. Dicha personificación hace pensar que, según Jesús, el dinero es como una potencia capaz de someter el mundo entero y, con él, a las personas. Por este motivo, este relato lo califica como “el mezquino dinero”.

Detengamos por un momento nuestra mirada en el principio de la página evangélica para subrayar su gran actualidad. Lo enunciado por Jesús de manera concluyente y decisiva nos impresiona y nos encausa. Habla de “Señores” y de “servir”, de “odio” y de “amor”, de “preferencia” y de “desprecio”. El lenguaje no puede ser más elocuente y claro.

Por último, hay que añadir que “servir” tiene en la Biblia, y con bastante frecuencia, un sentido cultual. Ante Dios, “El dinero”, es considerado por lo que es, un falso dios: un ídolo, un anti-dios. Ahora bien, así como podemos decir: “Nadie puede servir a dos señores”, también podemos expresar: “Nadie puede ser esclavo de dos amos”. La situación del que se encomienda al “Dinero”, se agudiza: renuncia a su libertad y se vende a su amo. 

 

ORACION (3)

 

Aquí estoy, Señor, soy criatura tuya, débil y fuerte al mismo tiempo, pobre y rico, inseguro y crédulo. Haz que sepa perfeccionar en mí tu “imagen y semejanza” para vivir en la santidad de mi vocación y en la libertad de los hijos de Dios.

Aquí estoy, Señor, soy un pobre pecador, consciente de mi miseria espiritual y de tu infinita misericordia. Ayúdame, no permitas que me abata la fuerza del Malvado; ayúdame a buscar con ahínco la docilidad a tus mandamientos, el abandono a tu providencia entrañable.

Aquí estoy, Señor, soy hijo tuyo, hijo en el Hijo Jesús y hermano de todos. Concédeme estar siempre abierto al diálogo, ser sensible a las necesidades de los demás, mantenerme siempre disponible para el servicio desinteresado y generoso con los más necesitados.

 


Respuesta  Mensaje 13 de 13 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 02/05/2011 05:00

Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios”

Mc 10, 17-30

Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

 

1.    MAESTRO BUENO, ¿QUÉ DEBO HACER PARA HEREDAR LA VIDA ETERNA?

Jesús se puso en camino. Un hombre corrió hacia él y, arrodillándose, le preguntó: Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la Vida eterna? No podemos tratar de sorprender a Jesús con ninguna pregunta, jamás lo podemos hallar desprevenido, me refiero a algo imprevisto, incomprensible y que le cause sorpresa, por mucho que nos acerquemos con algo oculto o disimulado, El nada tarda en descubrirlo, en todo caso ante esta pregunta Jesús le dice: ¿Por qué me llamas bueno? Los Evangelios según san Marcos y según san Lucas, recalcaban bien la pregunta de Jesús al joven, algo modificada en san Mateo. Al subrayarle que le llama Maestro bueno y que sólo Dios es bueno, está atrayendo a este joven hacia sí, significándole su esfera divina.

2.    SÓLO DIOS ES BUENO

Jesús le dice; Sólo Dios es bueno. En ese instante el Joven recibe una sorpresa, porque espera que Jesús le indique alguna regla, entonces Jesús le responde: Tú conoces los mandamientos. Cuando leemos a san Mateo 19,16-22, dice si quieres entrar en la Vida eterna, cumple los Mandamientos, pero el joven falto de humildad frente al maestro, y quizá con algún aire de soberbia, pregunta ¿Cuáles?, pero Jesús mantiene su paz en su natural forma de ser y le responde como dice aquí: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no perjudicarás a nadie, honra a tu padre y a tu madre.

3.    JESÚS LO MIRÓ CON AMOR

El hombre le respondió: Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud. Jesús lo miró con amor. San Marcos, es el único que destaca que el Señor le amó y le miró con cariño al decir: Jesús lo miró con amor. Es un rasgo de la exquisitez de Jesús. El joven mira a Jesús preguntando ¿qué me queda por hacer? - san Mateo - Aunque parezca una respuesta sencilla e inocente de alguien que busca ser mejor, no puedo imaginarme que no halla una cierta altanería en una respuesta como esta, es algo típico de alguien orgulloso o que se cree superior o autosuficiente, y esto es porque responde casi en de forma despectiva ¿Qué me queda por hacer?, es así como Jesús que un instante puede haber puesto la mirada en un joven como un futuro discípulo, entonces le responde con algo que descoloca al Joven, Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme. Al oír estas palabras, el joven se retiró entristecido, porque poseía muchos bienes.

4.    PREFIERE MANTENER SU BIENES Y SE RETIRA ENTRISTECIDO.

El pedirle que venda su hacienda y la dé a los pobres no es enunciar una doctrina universal preceptiva, sino dirigirse a un caso concreto y a una meta libre de perfección.

Pero pensemos también que el Joven se sintió atraído por las enseñanzas de Jesús, y buscaba la perfección al buscar algo mas que cumplir la Ley, y entonces Jesús le recuerda primeramente los mandamientos y para mejor perfección le abre el camino al desprendimiento y si lo hace, lo invita a seguirlo, en ese instante el joven no reconoce el gran beneficio de seguir a Jesús y prefiere mantener su bienes y se retira entristecido. Jesús debe haber quedado desilusionado del joven.

5.    ¿QUÉ DEBO HACER?, ¿SEÑOR, QUE QUIERES QUE HAGA?

Cuantas veces nosotros le preguntamos al Señor, ¿Qué debo hacer?, ¿Señor, que quieres que haga?, e incluso nos atrevemos a decir, Señor, hágase tu voluntad, pero tenemos que conocer a quien nos llama y a quien nos ofrecemos, y lo conocemos abriéndole nuestro mejor espacio en el corazón, con la oración y la contemplación, porque El nos tiene ya una misión clara y especifica, ahora nos corresponde a nosotros tener claridad en nuestra respuesta y esta no puede ser causa de desilusión, es así, como para dar nuestro primer o siguiente paso, tenemos que saber que nuestras intenciones son sinceras y de corazón, y con mucho deseo de mejoramiento y perfección.

6.    CUANDO EL SEÑOR LLAMA, SABE MUY BIEN A QUIEN LLAMA

Jesús necesita muchos colaboradores, que estén dispuestos a desprenderse de de todo aquello que el nos pida, la renuncia debe ser radical, y llama a muchos jóvenes a tomar una buena decisión, Dios hace un llamado personal al hombre, y los hombres somos libres de aceptar o no ese llamado.

Tenemos que reconocer, que seguir a Jesús no es fácil, pero cuando el Señor llama, sabe muy bien a quien llama, porque lo llama y para que lo llama, como del mismo modo sabe cuanta fuerza necesita el que es llamado.

7.    CUANDO NOS ACERQUEMOS A JESÚS, HAGÁMOSLO CON SENCILLEZ

No hacemos una pregunta, ¿Estamos satisfecho de nosotros mismos?, ¿estamos contento con la vida que llevamos?, ¿podemos hacer algo mas?, ¿Qué estamos dispuesto hacer si Jesús nos pide algo?

Dios tiene un plan para nosotros, y espera de nosotros. Cuando nos acerquemos a Jesús, hagámoslo con sencillez, con actitud humilde, sin responderle con una pregunta y sin tratar de justificarnos, para El solo valen los resultados y la honestidad de sentimiento, las excusas, no sirven.

8.    "HIJOS MÍOS, ¡QUÉ DIFÍCIL ES ENTRAR EN EL REINO DE DIOS!

Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: "¡Qué difícil será para los ricos entrar en el Reino de Dios!". Los discípulos se sorprendieron por estas palabras, pero Jesús continuó diciendo: "Hijos míos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de Dios". Los discípulos se asombraron aún más y se preguntaban unos a otros: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?".

Es bueno para nosotros hacerse esta pregunta, ¿somos capaces de renunciar a los bienes y a la familia por seguir a Jesús? Jesús mantiene sus radicales exigencias, pero también mantiene su promesa, pero igual vemos hombres que ven como imposible desprenderse de sus riquezas, y también vemos otros que tocados por la Gracia de Dios, están dispuestos al desprendimiento.

9.    NO SIGNIFICA QUE LOS RICOS NO PUEDAN SALVARSE

Así es como Jesús después de la triste retirada del joven rico, aprovecha las circunstancias para dar una lección a sus discípulos y a todos nosotros. Sabemos que no se puede servir a Dios y a las Riquezas, y el poder hacerlo es un don más que un esfuerzo basado en una buena intención. En efecto en el contexto de fe, de confianza puesta en Dios, se puede dejarlo todo y seguir a Jesús. Es así, como la renuncia a los bienes y capacidad de compartirlos con los necesitados, y tener la disposición al seguimiento de Jesús, es un don de Dios, para el que todo es posible.

No significa que los ricos no puedan salvarse, sino aquellos que ponen su confianza en el dinero, difícilmente se salvarán. Peor es para aquellos que lo han obtenido a través de una vida desordenada, cometiendo injusticias, aferrados a su egoísmo, o con cualquier actitud contraria a los principios de salvación.

10.                      PORQUE PARA DIOS TODO ES POSIBLE

Despeguemos el corazón de las riquezas terrenales, y acerquemos más nuestro interés en Dios, y nos aseguraremos de llegar primero al Reino.

Tomemos en cuenta que dejar las riquezas, es una de las condiciones para seguir a Jesús, pero la perfección es seguirlo incondicionalmente

Dice Jesús: Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para él todo es posible. La Santa Madre Teresa de Jesús decía: Teresa sola, que poco puede, en cambio, Teresa con Dios lo puede todo. Nos llena esta frase de alegría, al saber y sentirnos hijos de Dios, ayudados por El y respaldados por Dios

El Señor les Bendiga

Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds

PARA LA LECTIO DIVINA  (3)

 

TENDRÁS UN TESORO EN EL CIELO

Podríamos decir que el denominador común de ambas lecturas es una invitación a liberarse. La primera nos invita a liberarnos del pecado, la segunda de la riqueza. En ambos casos se trata de un impedimento para acceder a los valores superiores; más aún, vitales.

«Pecar es humano, perseverar es diabólico», dice una conocida máxima. A buen seguro, es preciso que nos comprometamos antes que nada a evitar el pecado, pero, siendo realistas, no podemos olvidar nuestra crónica fragilidad. En consecuencia, será oportuno tener presente que somos débiles, incapaces de mantener siempre el rumbo adecuado, a pesar de las muchas ayudas que recibimos. La humilde conciencia de nuestra pobreza espiritual nos llevará a renovar la petición de perdón al Señor, a pedir su misericordia y a recomenzar con confianza. La autosuficiencia del hombre moderno le impide arrodillarse ante su Creador para pedir perdón. El hombre se convierte en medida de sí mismo, está bien lo que él juzga que está bien, no busca ningún punto de referencia fuera de él. De este modo, le queda bloqueado el camino espiritual. Es preciso ayudarle a liberarse de su autosuficiencia, a que vuelva al Señor con la conciencia del joven de la parábola: «Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré: "Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo"» (Lc 15,18).

El segundo camino de liberación nos lo propone el evangelio. Jesús, con una divina intuición, comprende qué es lo que atenaza a este hombre y le propone liberarse de sus riquezas. No le aconseja tirarlas o destruirlas, sino que le sugiere que las haga fructificar dándoselas a los pobres. Este hombre, privado de sus riquezas, empezaría a tener un capital en el cielo: «Tendrás un tesoro en el cielo». La liberación no es el fin, sino la condición para realizar plenamente nuestra vida. Ésta encuentra su máxima floración en el «ven y sígueme» que corresponde a la vocación específica de aquel hombre. No supo liberarse de su riqueza, pensando que tal vez eran un bien que le garantizaba el mañana. Perdió la ocasión más bella de su vida, desaprovechó la invitación que procedía de un acto sublime de amor: «Jesús le miró fijamente con cariño». Con su riqueza, y precisamente a causa de ella, se volvió terriblemente pobre. Su caso nos enseña que es posible permanecer apresados por las cosas, a pesar de las llamadas de Jesús a una vida plenamente realizada. Por fortuna, la historia de los discípulos nos enseña que también es posible tomar el camino adecuado.

 

ORACION (3)

 

Señor, libérame de la presunción de sentirme «tranquilo» por una valoración mínima de mi pecado («¿Qué tiene de malo?», «Lo hacen todos»), de remitir al infinito la conciencia y la denuncia de mi culpa, porque esto me bloquea el acceso a tu misericordia, me hace perder un tiempo precioso, me mantiene encadenado a mi orgullosa presunción.

Señor, ayúdame a cultivar la espiritualidad sencilla y esencial del publicano en el templo: «¡Oh Dios, ten piedad de mí, que soy un pecador!», a conservar la viva confianza de que el Padre, en los cielos, está dispuesto a perdonar, puesto que no quiere la muerte del pecador, sino que se convierta y viva (cf. Ez 18,23). Y una vez perdonado, ayúdame a perdonar a los otros, a imitación del Padre que me perdona, para que yo quede libre del rencor y del espíritu de venganza y permita a los otros liberarse de su pasado.


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