yo les digo que todo aquél que se irrita contra su hermano, merece ser condenado por un tribunal”
Mt 5, 20-26
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brantocds
1. SI LA JUSTICIA DE USTEDES NO ES SUPERIOR A LA DE LOS ESCRIBAS Y FARISEOS
En el evangelio de hoy, Jesús, se atribuye una autoridad superior a la de Moisés, así es como lo dice explícitamente. Jesús es superior a la misma Ley y tiene además autoridad para cambiarla.
Jesús, ahora no solo prohíbe el homicidio, también veda la ira, los insultos, las injurias, es decir, se deben evitar los pecados y faltas externas e internas, como las ofensas, la rabia, agravios y ultrajes.
Jesús dijo a sus discípulos: Les aseguro que si la justicia de ustedes no es superior a la de los escribas y fariseos, no entrarán en el Reino de los Cielos. Se trata, pues, de fidelidad a la Ley, pero de fidelidad al cumplimiento del espíritu de la Ley, pues en su cumplimiento material, aquéllos eran maestros insuperables. Ya los profetas habían urgido la necesidad de poner el espíritu y el corazón en los sacrificios. El rito material no cuenta. Por el simple cumplimiento del rito cultual, Dios no lo atiende ni retribuye. Esto es lo que Jesús censura, al tiempo que enseña cómo ha de ser la práctica de la nueva Ley, de la justicia mesiánica; no hipocresía de un rito sin vida. La justicia del reino mesiánico es sencillamente la justicia de la autenticidad religiosa. Este versículo, es un término completivo del tema sobre la relación de Jesús y la Ley vieja, pero es, al mismo tiempo, un versículo puente para el tema del sermón de la Montaña: el perfeccionamiento moral de la vieja Ley y el perfeccionamiento del espíritu con que ha de ser practicada.
2. NO MATARÁS, Y EL QUE MATA DEBE SER LLEVADO ANTE EL TRIBUNAL
Dice Jesús: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados: No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal. Jesús se esta refiriendo al quinto precepto del Decálogo (Diez Mandamientos): No matarás. Refiriéndose al auditorio les dice: Ustedes han oído que se dijo a los antepasados. Estos antepasados son las generaciones judías anteriores.
La cita se hace literalmente del Decálogo, pero la segunda parte, No matarás, y el que mata debe ser llevado ante el tribunal, no se encuentra citada así en la Ley, esta castiga el homicidio: El que hiere mortalmente a otro será castigado con la muerte (Ex 21:12; Lev 24:17). Este juicio al que se alude puede ser el juicio jurídico del tribunal (Dt 16:18; Dan 7:26 en los LXX) que le juzgará y le condenará o puede ser la misma condena.
Esta legislación del Decálogo había sido interpretada materialmente: realización física del homicidio. Pero Jesús, al contraponer su enseñanza a la interpretación rabínica del mismo mandamiento, está dando la interpretación del contenido primitivo.
3. TODO AQUEL QUE SE ENOJA CONTRA SU HERMANO MERECE SER CONDENADO
Hay también en ello otro valor. Al contrastar lo que se les había dicho por Moisés a los antiguos, sin embargo al decir Jesús Pero yo les digo, está implícitamente declarándose superior a Moisés. Jesús ira luego gradualmente declarándose superior a los reyes, profetas, sábado y Templo (Mt 16:6). Aquí se presenta ya como el supremo Legislador de Israel.
Pero yo les digo que todo aquel que se enoja contra su hermano merece ser condenado por un tribunal. En este precepto no solamente se condena el acto de homicidio real, sino la injuria al hermano. Este, en la apreciación judía, era el equivalente al prójimo, y éste era sólo el judío. Aquí también se condena el irritarse contra el hermano injustamente (Mc 3:5) al llamarlo racá. Es palabra aramaica; se proponen varias etimologías, como abominable, o loco, pero ésta significa además rebelde contra Dios, ateo.
4. Y TODO AQUÉL QUE LO INSULTA MERECE SER CASTIGADO
Hay alguno ejemplos en la lectura rabínica: el que llama a su prójimo siervo será castigado con anatema (excomunión); el que lo llama espurio, (ilegitimo) con cuarenta azotes; el que impío, ha de ser acusado de crimen capital.
El castigo correspondiente es también gradual. Dice Jesús: Y todo aquél que lo insulta merece ser castigado por el Tribunal que ha de haber en todos los pueblos (Dt 16:18); al racá, se es reo ante el sanedrín, es decir, ante el gran sanedrín de Jerusalén, que es el que tenía competencia en los crímenes mayores; al de impío, se le amenaza con la gehenna de fuego, o sea el infierno --- Y el que lo maldice merece el infierno ---
Naturalmente, Jesús no pretende establecer este triple y exclusivo código de penas y castigos. Toma los términos de la jurisprudencia judía como medio de expresión de valoración moral. El tribunal ante el que Jesús cita no es más que uno: el de Dios.
5. EL QUIERE QUE VIVAMOS EN PAZ LOS UNOS CON LOS OTROS.
Tomando tres casos con un crescendo de gravedad, expone representativamente todo otro tipo de culpas, sugerido por este procedimiento semita de acumulación. En el quinto precepto del Decálogo no sólo se condena el homicidio físico, sino todo deseo de injuria injusta.
El judaísmo en tiempo de Jesús era unánime en rechazar la ira entre hermanos. Hasta en Qumrán se dice: El que guarde rencor a su prójimo, injustamente, será castigado seis meses (Regla. VII,8), también se lee en el Talmud bab. (Yoma 22b): Un aprendiz de las Escrituras, que no se venga y no es rencoroso, no es un verdadero aprendiz de las Escrituras.
Luego Jesús, expone en dos pequeñas parábolas la necesidad de la reconciliación con el prójimo, El quiere que vivamos en paz los unos con los otros.
6. DEJA TU OFRENDA ANTE EL ALTAR, VE A RECONCILIARTE CON TU HERMANO, Y SÓLO ENTONCES VUELVE A PRESENTAR TU OFRENDA
Por lo tanto, si al presentar tu ofrenda en el altar, te acuerdas de que tu hermano tiene alguna queja contra ti, deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda. Esta presenta con una semejanza tomada del sacrificio y la presenta con la urgencia del que está ya a punto de ofrecerle. Que la deje ante el altar y que vaya primero a reconciliarse con su hermano, si tiene algo contra ti, por suponerse que el oyente hizo algo injusto contra él. Con ello encarece la necesidad de la caridad al ponerlo en comparación con el sacrificio. Ya que, siendo éste representación vicaria del oferente, no es grata a Dios sin el amor al prójimo (Os 6:6).
Trata de llegar en seguida a un acuerdo con tu adversario, mientras vas caminando con él, no sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al guardia, y te pongan preso. Te aseguro que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último centavo. Esta segunda comparación está tomada de la vida civil: más vale componerse los litigantes de un pleito entre ellos que venir a la sentencia inapelable del juez, aparte de pagar costas y tener incomodidades y pleito. Se pagará hasta el último centavo. Es una pequeña parábola, de la que luego se alegorizan algunos elementos, el tiempo que están en camino probablemente alegoriza el tiempo que se está in vía; el juez y su sentencia son el tribunal de Dios; el castigo en prisión, de la que no se saldrá hasta que se pague el último centavo, es decir, hasta que se cumpla estrictamente la justicia, y porque el tono de esta redacción parabólica sólo habla popular y sapiencialmente del anuncio de un castigo que corresponde a una culpa contra la caridad, pero sin más precisiones.
7. DIOS APRECIA DE SOBREMANERA LA UNIDAD FRATERNAL
Jesús, nos pide siempre que vivamos en paz y armonía con todos nuestros hermanos y, que tengamos una actitud constante de reconciliación frente a las diferencia que a veces nos separan. Dios aprecia de sobremanera la unidad fraternal, nos esta diciendo que: deja tu ofrenda ante el altar, ve a reconciliarte con tu hermano, y sólo entonces vuelve a presentar tu ofrenda, es decir el sacrificio no será agradable a El, sino en cuanto vivamos en amor y paz con nuestros hermanos.
Jesús propone una justicia superior a la de los escribas y fariseos; la primera está basada en el conocimiento profundo de la Ley, la segunda, en la observancia escrupulosa de los preceptos. Es superior, pues, la justicia que no se fundamenta sólo en el saber y el hacer, sino sobre todo en el ser: esa justicia es santidad porque es participación en la bondad infinita de Dios. Jesús dirige cualquier acto a su origen, el corazón.
"El que se enoja contra su hermano..." Notemos la insistencia: ¡hermano! Se mata al hermano en el corazón con pensamientos o sentimientos hostiles e incluso, sencillamente, con la indiferencia. Se le mata también con palabras injuriosas o despectivas. Hoy está de moda hablar violentamente, vulgarmente. Contagiados por el clima de la sociedad en que vivimos, esta costumbre puede penetrar también en ambientes considerados cristianos, pero es totalmente antievangélica. Se suele decir: "Mata más la lengua que la espada", pero el pensamiento mata aún más que la lengua, porque no todos los pensamientos malos afloran en palabras...
¡Qué delicado es el sentido de la justicia que Jesús nos inspira! Se trata de la pureza de corazón, de santidad, y sólo se puede lograr con un constante deseo y compromiso de conversión. La justicia verdadera es la que Jesús ha proclamado e inaugurado en la cruz con su acto de perdón y de amor desmesurado. Estamos llamados continuamente a este misterio de muerte por amor. Los hermanos necesitan ver en nosotros los rasgos del rostro del amor que perdona y hace vivir.
Para amar a los enemigos, que es en lo que consiste la perfección de la caridad fraterna, nada nos anima tanto como la agradable consideración de la portentosa paciencia del "más bello entre los hijos de los hombres" (Sal 44,3).
Para aprender a amar, el hombre no se debe dejar llevar por los impulsos carnales, y para no sucumbir a estos deseos, debe dirigir todo su afecto a la dulce paciencia de la carne de Dios. Descansando así, más suave perfectamente en el deleite de la caridad fraterna, también abrazará a sus enemigos con los brazos del verdadero amor. Y para que este fuego divino no se apagado por la condición de las injurias, contemple continuamente con los ojos del alma la serena paciencia de su amado Señor y Salvador (Elredo de Rieval, El espejo de la caridad, III, 5).
Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo”
Mt 1, 16.18-21.24a
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1º EL EVANGELIO SEGÚN SAN MATEO
En un comienzo San Mateo con su Evangelio busca una finalidad de demostrar el origen humano de Jesucristo y luego a través todo el Evangelio, probará con las profecías y milagros realizados por Jesús, su naturaleza divina, pero era preciso previo demostrar también su parentesco con los hombres a los que vino salvar. Así también, el interés de San Mateo, al presentarnos a Jesús como hijo de Maria, es el Cristo, el Mesías, profetizado en el Antiguo Testamento, venido al mundo para librar a los hombres de los pecados, es así como el dice “Jesucristo, hijo de David”, que es una expresión para denominar al Mesías
Cuando en versículo dice; ”Jacob fue padre de José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, que es llamado Cristo”, nos demuestra la generación virginal de Jesús y el papel de padre adoptivo que le compete a José, ya que de el se desprende que es el esposo de María y que no tiene parte alguna en la concepción de Jesús, pero si que tiene una responsabilidad legal y jurídica sobre el hijo de su esposa.
Éste fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no habían vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo.
Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta: "La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel", que traducido significa: "Dios con nosotros".
Se debe destacar, a fin de entender de mejor forma este fragmento del evangelio, que la celebración del matrimonio entre los Judíos se hace en dos etapas, o dos actos esponsales o desposorios, estos suponen de antemano un compromiso real, de tal forma que al prometido desde ese momento ya lo llamaban esposo y no era factible quedar libre de este compromiso si no era por repudio.
Es así, como decimos que San José es un hombre Justo, él esta convencido de la virtud de María, aunque al principio se turbo porque no concia el misterio de la Encarnación, entonces entre el convencimiento de la santidad de María, se encuentra frente a un misterio que no le es fácil de comprender, y entre eso en un momento decide dejar a María.
No siempre, los Planes de Dios son fáciles de entender y nos pone duras pruebas y grande tribulaciones, esto es, dificultad o situación adversa o desfavorable causando en nosotros preocupación, disgusto, pena o sufrimiento moral, pero venidos de Dios, es un medio para nuestra santificación y nos acercan más a El, ya que nunca Dios no enviaría una situación difícil o de dolor sin resultar finalmente o terminar siendo beneficioso para nosotros sus hijos.
San José no conocía el misterio obrado en María, pero Ella si lo conocía, y dejo que Dios mismo saliera en defensa de su virtud y de esta forma luego sucedió.
San José fue un hombre justo con la justicia de Dios, y esta es la santidad, el confió en Dios, el canto el Salmo 34, 9, “Dichoso el hombre que se refugia en el Señor”, canto el Salmo 84, 13, “Señor de universos, feliz el hombre que confía en Ti”
2º EL SECRETO DE JOSÉ
José era el esposo legítimo de Maria, y ella esperaba un hijo que no era como consecuencia de la relación conyugal con su esposa. El matrimonio de José con María, tenía una misión importante, ser padre del hijo de María, José es un "justo" elegido por Dios para esta misión
“El origen de Jesús como Cristo fue así: estando desposada María, su madre, con José, antes de que conviviesen, se halló encinta por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, siendo justo y no queriendo denunciarla (o revelarlo), resolvió separarse secretamente (Mt 1,18-19).”
María no le dice a José lo ocurrido en ella, no interfiere en los planes de Dios para con José y así espera que Dios envíe un ángel para revelarle su designio sobre ella, y sobre él.
Sin embargo José, en silencio sufre las dudas, pero aguarda la intervención de Dios, sabiendo que el embarazo de María se debe a la acción del Espíritu Santo, José decide "apartarse ante el misterio". José, comprendiendo que Dios está actuando, decide no interferir en el designio de Dios con María. Por ello decide apartarse de María en secreto.
José, es justo, pero no ante la ley de su pueblo, es ante Dios, aceptando totalmente su voluntad, es así como le lleva alejarse de María en secreto, el no revela el misterio de la concepción virginal del Hijo de Dios en María.
El secreto de José, lo guarda en su corazón, es algo maravilloso, es algo precioso, no se pregunta en ningún caso si María es culpable de algo, ¿pero porque tiene dudas? Porque José necesita saber como actuar frente a este misión, su esposa esta en cinta por obra del Espíritu Santo.
En el secreto ve la salida José, esto es separarse de ella secretamente, el se da cuenta que Dios puso la mano en su esposa, y tiene respeto por la santidad de María.
Talvez José, se consideraba indigno estar junto a María, cuya maravillosa y superior dignidad admiraba, y temió ante la profundidad del misterio, y quiso dejarla secretamente.
Sin embargo, José, con gran respeto hacia María, en quien el Espíritu Santo ha obrado grandes cosas, deja todo en las manos de Dios. Así fue que en el momento decisivo, se le apareció en sueños un ángel del Señor y le dijo: No temas recibir en tu casa a María, tu esposa" (Mt 1,20). José, es un hombre sencillo, y siente temor ante la presencia y acción de Dios en María, es por eso que el ángel le dice: "No temas recibir en tu casa a María, tu esposa; pues, ciertamente, lo concebido en ella es obra del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados" (v20-21).
José no es el padre carnal del hijo de María, él recibe la misión de hacer de padre a Jesús. José, acogiendo la voluntad de Dios, actúa como esposo de María y como padre legal de Jesús.
En José, encontramos un hombre sencillo, de gran respeto, humilde, que supo acoger en secreto este misterio de la acción de Dios en María y así fue que el hizo lo que el ángel del Señor le había mandado, recibir a su esposa, respetarla, cuidarla, acompañarla siempre, participar del nacimiento del Hijo, a quien “puso por nombre Jesús" (Mt 1,24-25).
Escribió Santa Teresa de Jesús: Y tomé por abogado y señor al glorioso san José y me encomendé mucho a él. Vi claro que, tanto de esta necesidad como de otras mayores, de perder la fama y el alma, este padre y señor mío me libró mejor de lo que yo lo sabía pedir. No me acuerdo hasta hoy de haberle suplicado nada que no me lo haya concedido (V 6,6).
Los fragmentos de la Escritura nos ofrecen un marco histórico y profético, es decir, nos hablan de una historia verdadera, en la que, sin embargo, ha subintrado la acción de Dios según un designio que recorre todo el mensaje bíblico.
En el fondo de la primera lectura y en el centro del evangelio aparece la figura de José, llamado «hombre justo» (Mt 1,19). Esta justicia debe verse, como sugiere la segunda lectura, en la acogida con ánimo agradecido y conmovido del don de la fe, en la rectitud interior y en el respeto a Dios y a los hombres, a la Ley y a los acontecimientos.
A José le resulta difícil aceptar esa paternidad que no es suya y, después, la enorme responsabilidad que supone ser el maestro y el guía de quien habría de ser un día el Pastor de Israel. Respeto, obediencia y humildad figuran en la base de la «justicia» de José, y esta actitud interior suya —junto a su misión, única y maravillosa— le han situado en la cima de la santidad cristiana, junto a María, su esposa.
José brilla sobre todo por estas actitudes radicalmente bíblicas, propias de los grandes hombres elegidos por Dios para misiones importantes, que siempre se consideraban indignos e incapaces de las tareas que Dios les había confiado (baste con pensar en Abrahán, Moisés, Isaías, Jeremías...). Dios sale, después, al encuentro de estos amigos suyos otorgándoles fortaleza y fidelidad.
En aquel tiempo, Jesús tomó a Pedro, a Santiago y a Juan, el hermano de éste, y los hizo subir a solas con él a un monte elevado. A diferencia de otros fragmentos de los evangelios, en este no se precisa el nombre del lugar, Mateo dice que es un monte elevado, pero la tradición lo ha localizado en el Tabor, de aproximadamente 600 metros de altura sobre la llanura. Jesús tomó a Pedro, Juan y Santiago, y subió a la montaña para orar. En otra ocasiones, el ha subido al monte a orar solo, (Mt 14, 23) en esta ocasión ha invitado a tres de sus apóstoles y, los ha escogido como testigos para una gran acontecimiento. Ellos son los mismos apóstoles que luego serán testigo de de su agonía en Getsemani. Se podría pensar que ocupaban un lugar privilegiado de entre sus apóstoles. Ellos se sentían muy bien el estar allí.
2.JESÚS HABÍA SUBIDO ORAR
La primera enseñanza importante es, que Jesús había subido orar, él siempre lo esta haciendo, es un modelo que debemos hacerlo parte de nuestra vida diaria, orar al Padre. En esta ocasión invita tres de sus amigos íntimos, entregándonos una gran oportunidad para aprender de este ejemplo, cuando Jesús invita a seguirlo, es porque nos esta dando la oportunidad de ser testigo de las maravillas del Señor, como para darnos a conocer cada instante de su vida. Prestemos atención a las invitaciones que nos hace Jesús, tengamos disposición de atender sus palabras, y guardar silencio para oírlo.
3.SU ROSTRO RESPLANDECIA
En aquella elevada soledad Jesús les muestra su aspecto divino "cambiando de aspecto". De acuerdo al relato de Lucas, mientras Jesús oraba, su rostro cambió de aspecto y sus vestiduras se volvieron de una blancura deslumbrante. Ahí se transfiguró en presencia de sus apóstoles, y como dice Mateo, insiste particularmente en la luz y el fulgor que emanan de él, su rostro se puso resplandeciente como el sol y sus vestiduras se volvieron blancas como la nieve.
De pronto aparecieron ante ellos Moisés y Elías, conversando con Jesús, según Lucas, también aparecen resplandecientes.
4.LA TRANSFIGURACIÓN, ES UNA EXPERIENCIA PROFUNDA
La transfiguración, es una experiencia profunda de fe tenida por Pedro, Juan y Santiago, los amigos más íntimos de Jesús. Así es, que como para llegar a conocer los momentos más transcendentes de Jesús, necesitamos ser sus amigos íntimos, con una comunicación profunda, como la que ellos tuvieron para percibir a Jesús en su verdadera identidad.
Debe haber sido un instante de éxtasis, vieron la realidad gloriosa de Jesús, aunque no se les mostró en toda su magnitud, porque para llegar a entenderlo, tuvieron que conocer a través de la vida, pasión y muerte y de sus propios sufrimientos y muerte, que hay que pasar por esta última, la muerte, para llegar a la vida.
5.JESÚS NOS TRANSFIGURA NUESTRA VIDA
Jesús nos transfigura nuestra vida, El nos ayuda a descubrir la presencia de Dios en nosotros y nos llama a ser sus testigos ante un mundo de contradicciones.
Entonces Pedro le dijo a Jesús: Señor, ¡qué bueno sería quedarnos aquí! Si quieres haremos aquí tres chozas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías. Muchas veces soñamos con grandes templos y majestuosos, no preocupamos por construir bellas Iglesias o templos muy bien ambientados para Dios, sin embargo siempre debemos recordar que el lugar favorito de El no deja de ser aquí entre nosotros, en el corazón de todos los hombres, en nuestra familia, junto a los niños, a los trabajadores, a los religiosos, sacerdotes, laicos, y con gran privilegio donde la calidez del amor esta presente.
6.ESTE ES MI HIJO MUY AMADO
Cuando aún estaba hablando, una nube luminosa los cubrió y de ella salió una voz que decía: Este es mi Hijo muy amado, en quien tengo puesta mis complacencias; escúchenlo. La manifestación de esta nube luminosa, es una revelación de la divinidad, lo que los teólogos llaman teofanía, es el símbolo de la presencia de Dios, y en ese momento sucede allí. Dice el Evangelio que al oír esto, los discípulos cayeron rostro en tierra, llenos de un gran temor, esto es porque en el Antiguo Testamento se decía que no se podía ver a Dios y vivir (Ex 33:19; Lev 14:13; etc.). Esto es lo que se acusa aquí.
7.ESCUCHAR A SU HIJO AMADO
Pero debemos comprender, que esta es nuestra gran instrucción que nos solicita Dios, escuchar a su Hijo amado, y eso nos debe caracterizar para ser un servidor de verdad, oír siempre a Jesús, esta actitud receptiva es para la palabra y la total aceptación de Cristo, es una invitación a descubrir lo divino de sus enseñanzas y toda su obra. En esta proclamación que hace el Padre de su Hijo, lo muestra como Dios, revelando la filiación divina de Jesús.
Por esos, la transfiguración consiste esencialmente en la toma de conciencia, por parte de los tres apóstoles, de que Jesús es verdaderamente el Mesías y además también revela que la persona de Jesús, es el Hijo muy amado del Padre y trascendente que posee su misma gloria divina.
8.LEVÁNTENSE Y NO TEMAN.
Ante esta manifestación extraordinaria de gloria, un gran temor se apodera de los discípulos. Jesús los reanima con su gesto y su palabra como el Hijo del hombre de la visión de Daniel. Luego, Jesús se acercó a ellos, los tocó y les dijo: Levántense y no teman. Alzando entonces los ojos, ya no vieron a nadie más que a Jesús.
Se vuelve más desconcertante e incomprensible a los discípulos lo que Jesús les dice mientras bajaban del monte, el Hijo del hombre -la figura gloriosa esperada como conclusión de la historia- deberá afrontar la muerte y resucitar. Entonces les ordenó: No le cuenten a nadie lo que han visto, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos.
9.ESTAMOS LLAMADOS TAMBIÉN A TRANSFIGURARNOS
Dios se le muestra al elegido y amado, de tiempo en tiempo, algún reflejo del rostro divino, como una luz oculta entre las manos que de vez en cuando y en otras seesconde, como cada uno lo quiera hacer, para que, por estos reflejos momentáneos y fugitivos, se inflame el alma en deseos de la plena posesión de la luz eterna y de la herencia en la total visión de Dios, invitando a transfigurarnos en El.
Es así como también estamos llamados a transfigurarnos cada vez más por la acción del Señor, la sociedad, el mundo, y nosotros en él, se transformara cada vez que aceptamos la voz del Padre en su Hijo, cuando escuchamos su Palabra y la llevamos a la vida. Aceptar las palabras de Jesús, es una invitación a transfigurarnos, es decir a transformarnos en hombres buenos, y salir al mundo a hacer el bien.
"Envía tu luz y tu verdad; que ellas me guíen hasta tu monte santo, hasta tu morada" (Sal 42,3).
La liturgia de la Palabra de hoy propone a nuestra contemplación la luz que irradia la persona de Jesús transfigurado: es un desgarrarse el cielo, un rayo de luz eterna que llega al corazón para herirlo con la nostalgia del rostro de Dios. Estamos llamados a participar no de una visión desencarnada, falsamente mística, idílica. A través de todas las lecturas podemos seguir un hilo de oro: el del don de sí mismo como condición de la verdadera comunión con Dios.
El Padre, origen de toda paternidad, revela su corazón haciéndonos revivir con Abrahán el sacrificio y la paz de la ofrenda suprema. A cada uno de nosotros se nos puede pedir -más bien, se nos pide ciertamente- el sacrificio del propio Isaac. Pero la Palabra nos deja entrever que éste es el camino para participar de la misma realidad de Dios. El mismo Dios Padre no perdonó a su propio Hijo, el predilecto, sino que lo entregó por nosotros. Cristo no consideró "un tesoro codiciable el ser igual a Dios" (cf.Flp 2,6), sino que nos amó y se entregó a sí mismo por nosotros. ¿No renunciaremos nosotros a todo, no nos negaremos a nosotros mismos para entrar en comunión con él?
En la transfiguración, Jesús ofrece a los tres discípulos la visión luminosa para mostrarles el final del oscuro túnel de la pasión, poco antes anunciada. Ahí está la voz del Padre para confirmarlo: él es el Hijo predilecto que cumplirá su designio; es el testimonio veraz cuando pide a sus seguidores negarse a sí mismos y llevar la propia cruz detrás de él.
Todo esto debería quedar claro a los discípulos y a nosotros. Pero todavía tiene su mezcla de oscuridad: la nube de luz de la Presencia de Dios nos envuelve siempre en la sombra, y la revelación no elimina el misterio. Sin embargo, queda algo indeleble en el corazón: Jesús es el Hijo que el Padre ha entregado por nosotros; el compañero que nos abre el camino, el que nos enseña a escuchar dando los pasos de una entrega sin reservas.
Oh Padre, ternura infinita, por nosotros no te has reservado a tu único Hijo: tu corazón divino conoce el desgarro mayor, que es a la vez el purísimo gozo de amar. Concédeme, Padre, saber corresponder a tu don con el abandono confiado a tus manos y ofreciéndote lo mejor que tenemos. Ayúdanos a acoger humildemente esa muerte que se nos pide cada día y que es nuestra entrega total: el sacrificio de nosotros mismos por la vida del mundo. Plásmanos con la sabiduría del Espíritu a imagen de tu Hijo; hombres nuevos, en él viviremos como hijos, con él nos ofrecemos por todos los hermanos: es la única gloria que vale la pena, es el amor que transfigura la oscuridad del tiempo presente en luz de eternidad.
1. “SEAN MISERICORDIOSOS, COMO EL PADRE DE USTEDES ES MISERICORDIOSO”
Jesús nos trae en este fragmento algunos importantes consejos de cómo se debe actuar en diferentes asuntos, esto lo hace porque considera que son muy beneficiosos para nuestra relación fraterna con nuestros semejantes, el nos hace ver la ventaja e influencia de un trato favorable, y así, podemos contar siempre con el buen entendimiento de nuestro prójimo, así, podemos conseguir reciprocidad en la buena convivencia.
Jesús dijo a sus discípulos; “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso” La misericordia, es la inclinación a compadecerse y mostrarse comprensivo ante las miserias y sufrimientos ajenos, además para nosotros los cristianos, es el atributo de Dios por el cual perdona y remedia los pecados y miserias de las personas.
Esta es la nueva actitud de los hombres frente a otros hombres, ser comprensivos, misericordiosos, este es el comportamiento y el estado de ánimo que debemos manifestar exteriormente y sentir interiormente, es la nueva actitud del cristiano hacia los hombres, incluso con los enemigos, con esta actitud, tenemos la oportunidad de superar toda agresividad, la nuestra y la de ellos, porque si somos misericordiosos con nuestros enemigos, éstos dejan de serlo por nuestra parte y les damos la oportunidad, como posibilidad sincera de que ellos al mismo tiempo no nos consideren ya como tales, sino amigos, y de esta forma nace un cambio de su actitud hacia nosotros. Estamos entonces en el camino hacia el amor universal, y a nosotros como cristiano nos corresponde dar el primer paso y así abrir las puertas a la conversión al amor de nuestros enemigos
La instrucción que nos da Jesús, es dar el bien, el bien que a nosotros nos gusta y ese es la practica de misericordia, nosotros tenemos un corazón humano y sensible, no le causamos dolor a los demás, y no deseamos que nos causen dolor, rezamos por todos y deseamos que todos recen para que a todos nos lleguen las mismas bendiciones.
2. "NO JUZGUEN Y NO SERÁN JUZGADOS; NO CONDENEN Y NO SERÁN CONDENADOS; PERDONEN Y SERÁN PERDONADOS”.
En efecto no es bueno creer que podemos valorar las acciones y las condiciones por las que pasan nuestros hermanos y emitir opiniones o juicios, e incluso una sentencia, porque no tenemos autoridad sobre ello, y para que los demás no lo hagan con nosotros de igual forma. No estamos llamado a imponer penas y castigos, pero si ha ser misericordioso. Perdonen dice Jesús, esto es libremos de la pena que le causa dolor, daño, molestia o castigo a un hermano, pero con la obligación de no tenerlas en cuenta y olvidarla para que la persona no sea perjudicada, si actuamos de esta manera, ellos actuaran de la misma forma con nosotros.
El cristiano no debe ser voz para juzgar a sus hermanos, esto también es algo difícil, especialmente con nuestra natural predisposición de querer enjuiciar a todos y por todo, y mucha veces sin conocer la verdad como se presentan las situaciones que juzgamos, pero no solo no debemos ser jueces, tampoco debemos ser verdugos, no nos compete a nosotros castigar, y si alguien lo necesita, dejémosle esa competencia a Dios, que al final siempre otorga el perdón.
3. “DEN, Y SE LES DARÁ”.
Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante” Es el amor de del Señor, el que hermosamente nos dio todo, es el dale a todo el que te pida, y al que tome lo tuyo no se lo reclames. Como cristianos, debemos estar dispuesto a la generosidad, inclinado a dar lo que tenemos sin buscar nuestro propio interés, dándole a los demás más de lo que pide, prestándole sin esperar recibir nada a cambio, esto a imitación de Dios, que es bondadoso incluso con los desagradecidos y hombres malo, a los cuales no les niega su misericordia.
Dar es regalar, ceder voluntaria y gratuitamente, es poner en manos de otra persona, es proporcionar o proveer, asignar o adjudicar según lo que corresponde, sugerir o indicar, otorgar o conceder como una gracia, es ocasionar o causar, transmitir o comunicar enseñanza, si esto hacemos, eso recibiremos.
4. “PORQUE LA MEDIDA CON QUE USTEDES MIDAN TAMBIÉN SE USARÁ PARA USTEDES”.
Por eso no debemos hacer a los demás, lo que no queremos que hagan con nosotros, porque con la misma referencia que comparamos, no van a comparar, con la misma cualidad que apreciamos y enfrentamos a un hermano nos apreciaran y nos enfrentaran, con las mismas palabras que tratamos, seremos tratados, si somos moderados, nos trataran con moderación.
Reconozcamos, que tenemos dos medidas para medir, una para medir nuestros actos, y otra medida para aplicarla a los demás, por lo general, nosotros nos medimos con generosidad, con amplitud, somos condescendientes, nos justificamos, somos benevolentes, damos explicaciones, pero con los demás somos severos, algunas veces duros y no nos acordamos de ser misericordiosos. Cada uno mide a los demás según su corazón, ¿con que corazón queremos que nos midan?
5. EL MISERICORDIOSO, NO HACE SUFRIR A LOS DEMÁS
“Sean misericordiosos”, “No juzguen”, No condenen” “perdonen”, “Den”, Estas normas son las que hay que cumplir, porque así está pedido por Jesús, es talvez algo difícil lo que nos corresponde hacer, y el merito esta en hacerlo de verdad, todo esto nos lleva a amar al prójimo incluso cuando se ha convertido en nuestro enemigo, porque amar a los que nos aman, no es difícil, pues hay cierta reciprocidad. El merito de nuestro amor al prójimo, no esta en tanto en lo que amemos, cuanto en lo amemos en Dios, como lo hace Dios, y según Dios, es entonces cuanto mas veamos a Dios en los hombres, mas será nuestro merito.
El saber convivir con los demás, el respetar a todos los hombres, el amar nuestros enemigos, hacer el bien y prestar sin esperar nada en cambio, son actitudes que serán consideradas para en el día de encuentro con rostro del Señor. El actuar de Dios es siempre bondadoso incluso con los desagradecidos y malvados, con rostro de padre compasivo. A imagen de ese Dios siempre misericordioso. El misericordioso, no hace sufrir a los demás, y se vemos que otros sufren, debemos sentirnos tocado por ese mismo sufrimiento.
El que seamos cristianos, es ser comprometido incondicionalmente a Cristo y, necesariamente, hacer nuestra cada una de sus enseñanzas, es decir ponerlas en prácticas y no olvidarse de ellas.
La vida cristiana nos presenta a menudo, por no decir siempre, la dolorosa condición de comprobar nuestras carencias y las trágicas situaciones de muerte y odio que dominan en el mundo. Si nos quedamos sólo en la crónica corremos el riesgo de ahogar la confianza y la esperanza. ¿Qué hacer? Es preciso tener la valentía de mirar con ojos nuevos, purificados por un sincero arrepentimiento y por la oración.
En la oración es donde podremos encontrar a Dios, conocerlo, hablar con El y, sobre todo, escuchar su voz. Entonces se manifestará a nuestros ojos en su misteriosa y paradójica trascendencia: tan grandioso y, sin embargo, tan cercano, benévolo, paciente. Nuestro corazón se abrirá a su propia verdad y a la de los demás: en presencia de Dios todo juicio de condena se transforma en humilde petición de perdón para todos, porque todos somos corresponsables de tanto mal.
En este encuentro continuamente repetido cambia el modo de ver la historia personal y universal: en la oración aprendemos a descubrir las huellas de la presencia de Dios, las semillas de bien, ocultas pero reales, de las que esperamos con fe y paciencia que germinen y florezcan.
Cuando la mezquindad de mis horizontes pretende juzgar los infinitos espacios de tu misericordia, Señor, escucha; Señor, perdona. La impaciencia hace que coseche sólo en la vida fatigas, sufrimientos, promesas vacías o pruebas inútiles. Dilata mi pobre corazón para no contristar al Espíritu que todo lo sostiene y lo renueva todo. Enséñame, oh Dios, el arte de elegir lo mejor en todo y en cada uno, ayúdame a mirar al mundo con tu amor de Padre.
Concédeme una mirada sincera y serena de mí mismo: reconociéndome, mirado con benevolencia, esperado, perdonado, aprenda así a perdonar, a esperar, a callar. Sugiéreme el tiempo y modo más oportunos para ofrecer a cada uno la ayuda que necesite sin excluir a nadie en mi interior.
Cuando el temor me asalte y vacile mi esperanza, Señor, hazte cargo de todo; que me limite a gritar: "¿Hasta cuándo, Señor?
1.LOS ESCRIBAS Y FARISEOS OCUPAN LA CÁTEDRA DE MOISÉS
Jesús dijo a la multitud y a sus discípulos: “Los escribas y fariseos ocupan la cátedra de Moisés; ustedes hagan y cumplan todo lo que ellos les digan, pero no se guíen por sus obras, porque no hacen lo que dicen”.
Esta primera parte del discurso la dirige Jesús a las gentes que escuchaban y a sus discípulos. Una primera enseñanza que Jesús quiere destacar, a pesar de esta censura de los escribas y fariseos, es que éstos “se sentaron en la cátedra de Moisés.” Esta expresión tuvo un doble sentido. Conforme al uso de la expresión rabínica, “estar sentado en la silla de alguno” significa ser sucesor, tener el derecho de enseñar con su poder. En época posterior, la expresión “cátedra de Moisés” vino a significar la sede de mayor honor que había en las sinagogas, destinada al que presidía.
Los escribas y muchos de los fariseos dedicados al estudio de la Ley eran los doctores “oficiales” de Israel. Tenían una larga preparación y lograban el título oficial de rabí en una ceremonia no bien conocida y mediante la imposición de manos. Así, ellos se creían llegar por esta cadena ininterrumpida hasta el mismo Moisés, de quien recibieron la tradición, la custodia de la Ley y el poder de enseñar. Considerados como los doctores “oficiales” de Israel, tenían un poder, y éste había que respetarlo. Por eso Jesús dirá de ellos, en cuanto transmisores de esta doctrina, no en cuanto alteradores de ella y de sus principios: “Haced, pues, y guardad lo que os digan,” pues es la doctrina de la Ley, pero “no los imitéis en las obras, porque ellos dicen y no hacen.”
2.ATAN PESADAS CARGAS, DIFÍCILES DE LLEVAR
Dice Jesús: “Atan pesadas cargas, difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los demás, mientras que ellos no quieren moverlas ni siquiera con el dedo”.
Pero no sólo no cumplían lo que enseñaban, sino que hacían una obra perniciosa en la guarda o en la precaución por la observancia de la misma Ley en otros. La cargaban de una serie de minuciosidades y reglamentaciones preventivas, que hacían aborrecer la misma Ley: la hacían “insoportable.” Bastaba recordar sus prescripciones, ridículas, sobre las “lociones” de manos, vasos, alimentos, comidas y hasta de los mismos lechos del triclinio; o el “camino del sábado,” o sobre la pureza o impureza, diezmos, etc.
La perspectiva en que se desenvuelve la primera parte de este pasaje es el “poder” que tenían de doctores; pero no se considera ni aprueba, por tanto, la equivocación en tantas cosas de su interpretación sobre la Escritura.
Reconocido este “poder,” se va a poner al descubierto el espíritu ficticio y material que ponían en ciertas obras externas. La descripción de esas exterioridades farisaicas es dura.
3.TODO LO HACEN PARA QUE LOS VEAN
Dice Jesús: Todo lo hacen para que los vean: agrandan las filacterias y alargan los flecos de sus mantos; Filacterias” es traducción griega que significa “custodias,” mientras que en el arameo talmúdico significa “oración,” por el uso de estas “filacterias,” especialmente durante la oración.
En el Pentateuco (Ex 13:9-16) se leía de los preceptos de la Ley: “Átatelos a tus manos, para que te sirvan de señal; póntelos en la frente entre tus ojos” (Dt 6:8). Y lo que era una recomendación metafórica, se hizo por los rabinos una realidad material. Se escribían las palabras de la Ley en membranas, se metían en pequeñas cajitas y se las ataban con tiras de cuero al brazo izquierdo, y se sujetaba también esta cajita en la frente. Se las usaba por los piadosos “materialistas” judíos, que las llevaban a veces a todas horas, pero especialmente en las horas de oración.
Mas los fariseos, para aparentar ser más piadosos, llevaban estas “filacterias” mucho más “anchas” que los demás judíos, precisamente para llamar la atención sobre ellos y aparentar así ser más religiosos que los demás. Ni parece que fuese ajeno a ello cierto sentido de superstición, al venir a considerárselo con un cierto valor de amuleto.
Por esto mismo “alargan los flecos.” Estos flecos, que el texto griego llama (extremidades). Se leía también en la Ley que se pusieran “flecos en los bordes de sus mantos, y aten los flecos de cada borde con un cordón color de jacinto” (Núm 15:38), que se pondrían “en las cuatro puntas del vestido” (Dt 22:12), para que les recordase el cumplimiento de todos los mandatos de Yahvé. Esto que se consideraba una práctica piadosa, hacía que los fariseos, por hacer alarde de su piedad, las “alargasen.”
4.LES GUSTA OCUPAR LOS PRIMEROS PUESTOS EN LOS BANQUETES
También dice Jesús: “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas” Otra de las ambiciones de los escribas y fariseos era la de “gustar de los primeros asientos en los banquetes y de los asientos preferentes en las sinagogas” Jesús contará en una parábola cómo no se deben buscar en un banquete los primeros puestos — reflejando, sin duda, este medio ambiente —, sino los últimos, no vaya a ser que, ante todos los comensales, sea uno invitado a dejar el puesto a otro más digno (Lc 14:7-11).
También Jesús destaca que a estos les gusta: ser saludados en las plazas y oírse llamar "mi maestro" por la gente”. Con esto destaca otro aspecto de la conducta ostentosa de los escribas. Este tipo de plaza o “ágora,” en la antigüedad, no era un lugar aislado, sino que era el centro social de la ciudad; allí iban para recibir los “saludos” de las gentes, que veían en ellos a los estudiosos de la Ley y los sucesores de Moisés.
El título de rabí — ”maestro mío” — era el título más codiciado por ellos y con el que los judíos solían llamar a sus doctores. Tal era el ansia que tenían de ser saludados con este título, que llegaban a enseñar que los discípulos que no llamaban a su maestro por el título de rabí provocaban la Majestad divina a alejarse de Israel. En otra ocasión les dirá Jesús: “¿Cómo vais a creer vosotros, que recibís la gloria unos de otros y no buscáis la gloria que procede del Único?” (Jn 5:44). Nada era comparable para un escriba como el ser citado por otro rabí como una autoridad que fijase, en su cadena de autoridades, un punto o un elemento más de interpretación de la tradición y la doctrina
Toda esta conducta farisaica, demasiado clara en su significado, queda terminantemente estigmatizada por Jesús en una frase terrible: “Todas sus obras las hacen para ser vistos de los hombres” (Mt v.5a).
Naturalmente, Jesús no condena a todos los escribas y fariseos, de los que varios son citados en el mismo Evangelio como personas rectas; se ataca a la corporación, al grupo, y, sobre todo, al espíritu que ordinariamente inspiraba a esta agrupación.
5.NO SE GUÍEN POR SUS OBRAS
Jesús nunca estuvo al lado de la hipocresía, y siempre nos advirtió contra la soberbia, y esas palabra de “no se guíen por sus obras”, las hace para ponernos alerta. Seguramente este Evangelio produce incomodidad a todos aquellos que utilizan la jerarquía o que se asumen como superiores frente a sus hermanos, como los que “les gusta ocupar los primeros puestos en los banquetes y los primeros asientos”. Nuestro Señor Jesús, es absolutamente claro, consecuente y coherente en todo, es así, como nos pide que seamos iguales y si predicamos algo practiquemos lo mismo, si hacemos lo contrario, le estamos haciendo un daño enorme a los que depositan su fe en nuestro Evangelio y las instituciones que decimos representar.
Sepamos aceptar este “tirón de orejas”, este consejo que no da Jesús, lo hace porque lo considera beneficioso, y si pecamos de soberbio, abramos nuestro corazón a las palabras del Señor y no le hagamos oídos sordos, no busquemos justificaciones, seamos coherente entre nuestra forma de pensar y nuestros actos para que no se dude de nuestra honradez y no busquemos justificación el la incoherencia de nuestros hermanos, no actuemos miserablemente, juzgando a nuestro prójimo, haciéndole críticas, si luego no queremos ser juzgados de la misma manera.
6.NO TIENEN MÁS QUE UN MAESTRO
Dice Jesús: “En cuanto a ustedes, no se hagan llamar "maestro", porque no tienen más que un Maestro y todos ustedes son hermanos”, Esta es la afirmación que debemos tener siempre presente, solo El es nuestro Maestro, de El debemos aprender, a El le debemos obligación por sobre cualquier, a El debemos acudir, El es nuestra fuente, El es nuestro principio, no tenemos porque seguir otras reglas, El nos dejo el Evangelio, allí esta nuestra norma de vida. Tengamos esto muy presente, porque no faltará alguno que nos quiera exponernos ciertos principios adornados de moralidad y falsa prudencia en nombre de la fraternidad y la buena convivencia a fin de seducirnos con actitudes que no son otra cosa que “cantos de sirenas”, tengamos cuidado, y apretemos fuertemente a nuestro corazón el Evangelio y a todos su principios y enseñanzas, de esa forma estaremos siempre al lado de la verdad. Pero tengamos presente, que los Evangelios no se interpretan al gusto de cada uno ni se acomoda, se interpreta como Jesús los enseñó, El es el Maestro.
“Todos ustedes son hermanos”, nos dice Jesús, y si todos somos hermanos, entonces somos iguales, nos une una misma caridad, que es el Amor de Dios, no une una misma fe, entonces nuestro trato debe ser hermanable. Es digno de respeto la nacionalidad de cada unos y el origen, así estamos organizados en la sociedad, pero no olvidemos la realidad de que todos somos hijos de Dios, por eso todos somos hermanos.
Claridad absoluta en este concepto, el que busca ser servido, desvirtúa las enseñanzas y los ejemplos del Maestro, servir es nuestro gran propósito como cristianos, ese es nuestro lema, ese debe ser el actuar del que esta jerárquicamente más arriba, es el ejemplo que se debemos seguir si se nos ha encomendado un cargo superior, así los dice el Señor Jesús “El mayor entre ustedes será el que los sirve, porque el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado”. En esto, El Señor fue el ejemplo incomparable, como así lo relata San Juan 13, 13-15; “Ustedes me llaman Maestro y Señor, y tienen razón porque lo soy. Si yo el Señor y Maestro, le he lavado los pies, ustedes también deben lavarse los pies unos a otros. Les he dado este ejemplo, para que hagan lo mismo que yo hice con ustedes” (Jn13,13-15)
No busquemos ser ensalzado ante los hombres, dejemos que sea Dios el que nos apruebe.
No olvidemos hacerle caso a nuestra propia conciencia, a lo que ella dictamine y obremos conforme con esa conciencia.
LA PALABRA DE DIOS, ESCUCHADA CON OÍDO ATENTO, INTERIORIZADA EN EL CORAZÓN
Dejemos que nos hieran las palabras que hoy la madre Iglesia hace resonar en nuestros oídos. No demos nada por descontado, pensando en nuestro interior: "Estas palabras le van bien a fulano o a mengano... ". Dios nos lo dice a nosotros.
Y es una gracia inestimable que todavía nos las diga: en su paciencia quiere brindarnos una posibilidad de evitar un merecido castigo, aunque sólo fuese por nuestra ingratitud y superficialidad o quizás por la malicia de nuestra falta de generosidad. Cuando dormimos seguros sobre los laureles de los preceptos que observamos (así nos parece), recibimos gloria unos de otros, en vez de dar gloria al Señor.
¿Y Él? Él vuelve la mirada a otra parte: a sus ojos somos como los fariseos que ostentan sus filacterias y alargan las franjas del manto. Además, Isaías nos dice que todavía no hemos aprendido lo que es amor: respuesta agradecida, generosa y total a un Dios fiel que ha salido a nuestro encuentro y se ha unido a nosotros con vínculos nupciales. Sacrificios y ofrendas no valen nada si nuestros oídos y el corazón, seducidos por el pecado, se endurecen en las relaciones. ¿Quién circuncidará nuestro corazón y lavará nuestras manos? Será precisamente la Palabra de Dios, escuchada con oído atento, interiorizada en el corazón, guardada con amor, practicada con sencillez.
¡Cuántas veces, Señor, hemos hecho ostentación de obras y méritos para "dejarnos ver"..., y no precisamente por tus ojos, que ven el corazón, sino para ser admirados por los hombres; cuántas veces hemos buscado la estima y la gloria! Ten piedad de nosotros, Señor, por todas las veces que la Palabra de vida de la que nos mostramos maestros deja insensible nuestra conducta.
Tú, único Maestro del hombre, nos das el ejemplo más preclaro, haciéndote siervo. Tú, Hijo unigénito de Dios, nos invitas a buscar la mirada del Padre celestial, quien por tu extrema humillación te ha exaltado a su derecha. Lávanos en la sangre de tu sacrificio, purifícanos de toda malicia y vanidad; haznos discípulos dóciles, abiertos a la escucha, prontos en el buen obrar, humildes y transparentes en la vida de cada día.
1. LA “INCOMPRENSIÓN” Y EL “ASOMBRO” ESTABAN AÚN EN ELLOS
Mientras Jesús subía a Jerusalén, llevó consigo a los Doce, y en el camino les predice su pasión y muerte, esta es la tercera predicción y está descrita muy minuciosamente. Cristo está consciente de su muerte y de su resurrección. En cambio, los apóstoles aparecen en una situación semejante a la que tuvieron en las dos primeras predicciones, las cuales tuvieron lugar antes y después de la transfiguración, que debía iluminar, como vértice, la grandeza de Cristo. Pero la “incomprensión” y el “asombro” estaban aún en ellos por no poder compaginar el medio ambiente de un Mesías terreno y triunfador con la perspectiva de muerte que Cristo les ponía de su mesianismo.
Jesús quería que sus discípulos entendieran que éste era el fin por el cual El había venido al mundo, para padecer y morir pos los hombres, a fin de salvarlos y volverlos al Padre.
2. MANDA QUE MIS DOS HIJOS SE SIENTEN EN TU REINO, UNO A TU DERECHA Y EL OTRO A TU IZQUIERDA”
Luego la madre de los hijos de Zebedeo se acercó a Jesús, junto con sus hijos, y se postró ante él para pedirle algo. La ambición que reflejan aquí los dos apóstoles está en la misma línea de incomprensión de un Mesías doliente y de su reino espiritual. En este fragmento de san Mateo, la petición la hace Salome, la madre de Santiago y Juan. Para ellos se pide los dos primeros puestos en su reino. Se lo concibe como terreno. La petición no miraba sólo a los puestos de honor, sino también a los de ejercicio y poder. Estos dos puestos correlativos de su derecha e izquierda eran los dos primeros puestos de una serie. Santiago y Juan, son primo de Jesús y quieren hacer prevalecer este parentesco.
3. ¿PODRÁN ELLOS “BEBER EL CÁLIZ” QUE A EL LE AGUARDA DE SU PASIÓN?
En la respuesta de Cristo les corrige el enfoque de su concepción terrena del reino. Este es de dolor. ¿Podrán ellos “beber el cáliz” que a El le aguarda de su pasión?, la pregunta es un contexto lógico, para precisarles bien la naturaleza del reino. El martirio — testimonio — estaba bien experimentado en la Iglesia a esta hora.
En la literatura judía se presenta frecuentemente el “cáliz” como imagen de alegría y fortuna, derivando acaso su uso de los festines, pero luego, por influjo de la copa de la venganza divina, que usaron los profetas, vino a significar también, y preferentemente, el sufrimiento y la desgracia El mismo sentido tiene en la literatura rabínica. El “cáliz” que Cristo bebería era el de su pasión y muerte.
4. EL ERRÓNEO ENFOQUE SOBRE LA NATURALEZA DE SU REINO
A la pregunta que les hace Jesucristo si estarían dispuestos a beber este “cáliz” y a sumergirse, como El en este dolor, le respondieron que sí. No era una respuesta de fácil inconsciencia. Y Cristo les confirma, con vaticinio, este martirio de dolor. De hecho, Santiago el Mayor sufrió el martirio sobre el año 44, por orden de Agripa I (Act 12:2), siendo decapitado. Juan murió en edad muy avanzada (Jn 21:23), de muerte natural. Pero, antes de ser desterrado a la isla de Patmos, sufrió el martirio, pues fue sumergido en una caldera de aceite hirviendo, de la que Dios le libró milagrosamente.
Quedaba con ello corregido el erróneo enfoque sobre la naturaleza de su reino. Y les aprobaba su coraje cristiano, cuyo ímpetu se refleja en otras ocasiones. Pero había en esta petición un plan más profundo del Padre que no competía a Jesucristo el cambiarlo; había en todo ello una “predestinación”: Dios dispone libremente de sus dones: de la donación gratuita de su reino y de los puestos del mismo.
5. AL VER AQUELLA DISPUTA, JESÚS “LOS LLAMÓ.
Al oír esto, los otros diez se indignaron contra los dos hermanos por esta pretensión y proposición de los hijos del Zebedeo. Al ver aquella disputa, Jesús “los llamó.” Y va a restablecer la armonía con una gran lección de humildad, dada especialmente para los que van a tener puestos jerárquicos, para ellos, que son apóstoles y se sentarán en tronos en su reino (Lc 22:30). Les va a dar una lección por capítulo doble, primero con la verdadera doctrina del mando, y luego con su mismo ejemplo.
En el mundo, algunos de los que gobiernan las naciones, abusan de su poder, y, en lugar de ser en servicio benéfico del bien común, lo es en provecho propio, y así oprimen a los pueblos. Los apóstoles comprendieron y asumieron como misión el hecho político y social desigual de su época. Eran galileos y habían oído hablar de los abusos de Herodes el Grande, de Arquelao y Antipas, lo mismo que de los abusos de algunos de los procuradores romanos.
6. “EL QUE QUIERA SER GRANDE, QUE SE HAGA SERVIDOR DE USTEDES
Pero, si esto sucede de hecho, ya que no es ésa la misión del poder entre gobernantes de pueblos, no ha de ser así “entre ustedes,” que son apóstoles y se sentarán en tronos del reino para “juzgar” a las doce tribus de Israel, Jesús le dice; “El que quiera ser grande, que se haga servidor de ustedes; y el que quiera ser el primero, que se haga su esclavo”. Porque que éstos no son para honor ni provecho propio, sino para ministerio, servicio y provecho directo del bien común. No siendo para provecho propio, en lugar de tener esos sentimientos de ambición, si alguno pensase en ello, que piense que ha de tener sentimientos, en este orden, de “servidor” y de “esclavo.” Pues ha de tener los sentimientos de servicio. Deberá ser “esclavo de todos” (Mc). Así enfocados, los puestos jerárquicos y de mando cobran su auténtica proyección y excluyen automáticamente las apetencias en el Reino terreno. Pues nadie tiene apetencia por egoísmo de ser “esclavo.”
7. NO VINO A “SER SERVIDO.
Y luego de la doctrina, pone el gran ejemplo de su vida, que es el Rey-Mesías. No vino a “ser servido.” Sus sufrimientos, su pobreza, las intrigas armadas contra El, la perspectiva de su pasión y muerte, hacían ver bien que no “vino a ser servido,” sino a “servir”; al contrario, vino a “dar su vida como rescate de muchos.” Esta enseñanza de Cristo tiene responde a la idea de la liberación por rescate, una liberación mediante un sacrificio, es decir “dar su vida” por salvar a los hombres.
Hay que saber beber a tiempo el cáliz amargo de la Pasión, las contradicciones, las penas, las amarguras, las tristezas y enfermedades, las persecuciones y las malas interpretaciones, pero todo esto nos ayudará a purificar nuestros corazones y lo preparará la gloria de la resurrección y luego, para la alegría del triunfo en unión con Jesucristo, nuestro Señor.
Jesús nos da en este fragmento del Evangelio una gran lección de humildad, algo que para nosotros es necesario comprender, nos llega a nuestro amor propio, o por que sufrimos si otros nos aventajan, o porque queremos ser los primeros en todas partes, sobresaliendo en todo y sin importar si estamos relegando a los demás. El tratar de ser primeros, sin importar como y a costa de quien, no esta conforme al espíritu cristiano. Jesús no enseño a ser humildes por amor a El.
El que tiene que sobresalir siempre, es Jesús y nosotros no se notado.
"¿POR QUÉ, DESPUÉS DE HABER HECHO EL BIEN, ME PAGAN CON MALES?"
En la Palabra de Dios que hemos escuchado aparecen dos mentalidades opuestas y que suscitan una pregunta fundamental: ¿qué sentido tiene la vida? ¿Vale la pena vivirla?
El mundo nos sugiere: adquiere fama, busca alcanzar el poder, usa tu capacidad para demostrar que eres... Por el contrario, el profeta, hombre de Dios, y Jesús, el Hijo predilecto del Padre, nos brindan el ejemplo de una existencia gastada en el servicio, por amor.
Este servicio logra su plenitud cuando se convierte en ofrenda total de la vida: el otro se convierte de este .modo en algo más importante que nosotros mismos, tiene la primacía. En el fondo, se requiere una actitud de humildad, virtud que autentifica cualquier gesto de amor y lo libera de equívocos o de buscar segundas intenciones.
Éste es el camino emprendido por el profeta. Pero sólo recorriéndolo es como ha aprendido a conocer lo que realmente significa. De ahí su grito de lamentación al Señor: "¿Por qué, después de haber hecho el bien, me pagan con males?"
La tentación de desconfianza se clava en lo íntimo del corazón. Sólo Jesús puede dar fuerza para hacer el bien incondicionalmente: "El Hijo del hombre va a ser entregado... para que se burlen de él, lo azoten y lo crucifiquen, pero al tercer día resucitará" (Mt 20,18s). El bien no cae en el vacío, sino que dará fruto a su debido tiempo, un tiempo que es vida eterna, gozo sin fin para todos.
Gracias, Señor Jesús, por la dulce firmeza con que nos llevas de la mano por el camino de la cruz. Gracias por la paciente benevolencia en repetirnos hasta la saciedad que la verdadera realeza se obtiene sirviendo, dando la vida por amigos y enemigos. Gracias, Señor Jesús: tú, el más bello de los hijos de los hombres, has permitido ser desfigurado hasta no tener apariencia ni belleza que atrajese nuestras miradas desagradecidas.
Gracias, Señor Jesús, por la humilde fortaleza de tu silencio cuando todos provocamos tu condena a muerte con nuestras indiferencias, rebeliones y pecados. Gracias por tu perdón espléndido, que brotó precisamente en el leño de tu atroz suplicio. Gracias, Señor Jesús, porque siempre estás con nosotros con tu preciosa sangre.
Jesús nos enseñas a través de narraciones de sucesos sencillos, “La Parábolas”, con ellas aprendemos enseñanzas de alguna verdad importante, especialmente en el aspecto moral, estos relatos fáciles de comprender generalmente llegan al corazón de los hombres.
Los ejemplos que nos pone Jesús, están siempre vivos en nosotros, especialmente porque nos exige a nosotros mismos tomar conciencia de lo que es ser cristiano, es así, como no solo debemos tener oídos atentos a las parábolas, además debemos tener preparado el corazón para comprender la sensibilidad de la enseñanza y alejar toda soberbia en nosotros para aceptarla.
2. SEPAMOS DESCUBRIR EN ELLA EL LLAMADO DE SALVACIÓN Y CONVERSIÓN A DIOS.
La sutileza de la parábola, y me refiero a la delicada, suave e interesante forma que utiliza Jesús para penetrar en nuestro corazón, nos invita a rechazar los estilos de vida conducentes al pecado, especialmente a aquellos que son productos de la soberbia, la envidia, la ira, la vanidad, el egoísmo, sentimientos que nutren la forma mas desvergonzada de vida del hombre.
Es entonces en consecuencia, la parábola, una perfecta enseñanza de moral cristiana, sepamos descubrir en ella el llamado de salvación y conversión a Dios.
Sin embargo, esta parábola, necesita un análisis distinto a otras para lograr comprender los que nos quiere decir, en este caso, nos narra una historia, en la cual no hay que entender que existieron los personajes, el rico y el mendigo, Lázaro, sino que en ellos se personifican dos posturas ante la vida, que luego se cambian en el juicio de Dios.
3. UN HOMBRE RICO QUE SE VESTÍA DE PÚRPURA Y LINO FINÍSIMO
Jesús dijo a los fariseos: Había un hombre rico que se vestía de púrpura y lino finísimo y cada día hacía espléndidos banquetes. Esta parábola es exclusiva de san Lucas, donde el habla del tema de la “riqueza”, así es, como inserta aquí la parábola del rico y de Lázaro el pobre. Se trata de una versión libre de un cuento egipcio, traído a Palestina por judíos de Alejandría, donde era muy apreciado. Jesús lo utiliza para hacer un análisis comparativo.
La descripción es minuciosa, con algunos elementos que están creados para mejorar la finalidad del tema. El relato es una parábola de dos temas que se unen en un solo punto. La finalidad de la misma está expresada por el contraste de dos personas, por una parte, un pobre y por otra un rico con dos suertes distintas, así observamos como el rico aquí goza y después sufre y, en cambio, el pobre, aquí sufre y después tiene su felicidad. El otro tema, es el rechazo de la súplica del rico y urgencia de la conversión oyendo a los profetas.
4. UNA CONDENA Y UNA SALVACIÓN
Hasta este punto, la parábola nos deja dos posibilidades de interpretación, primero podemos pensar que se trata de expresar sólo la posibilidad de que el rico, aunque tenga riquezas como premio a su buena conducta, puede condenarse, puesto que las riquezas no garantizan su salvación, mientras que los pobres, que viven como sino fueran bendecidos por Dios, pueden salvarse. La segunda interpretación, puede ser, que se trata del hecho de un mal uso de las riquezas, y es por lo que se condenan, mientras que el pobre, por ser pobre religioso, sometido en todo a la voluntad de Dios, se salva.
En la parábola no se habla de una sola posibilidad; se trata de un hecho: una condena y una salvación. Pero esto supone un uso malo de las riquezas, ya que éstas, de suyo, ni son buenas ni malas; todo depende del uso que se haga de ellas. Igualmente, la pobreza ni es buena ni es mala; depende de la actitud religiosa que se tenga ante ella. Por eso, en esta parábola no se habla sólo de la posibilidad de que en la otra vida, se cambie la suerte de ricos y pobres, como es valorado esto en la mentalidad del Antiguo Testamento, sino que esta posibilidad se ve, porque se expone como un hecho este mal uso de las riquezas y la resignación religiosa ante la pobreza. Esta parábola es el más bello comentario a las palabras del Señor: “¡Bienaventurados los pobres!” (Lc 6:20).
5. “EL POBRE MURIÓ Y FUE LLEVADO POR LOS ÁNGELES AL SENO DE ABRAHAM”
Dice el Evangelio: “El pobre murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham”. Esto expresa en la literatura extrabíblica, más que el lugar donde estaban las almas de los justos, el estado de afección en que estarán con el padre de los creyentes. A él fue llevado por los ángeles. En la literatura rabínica se dice en diversos pasajes que al paraíso no se va si no es llevado por los ángeles.
Dice también el Evangelio; “El rico también murió y fue sepultado”, luego agrega: “En la morada de los muertos, en medio de los tormentos”, es decir en el infierno. “En el infierno” levanta él los ojos y ve a Abraham. Se habla de estos lugares como estados próximos, por lo que pueden verse; lo que aumenta más el sufrir de los condenados. Así es, como lo que reflejan los elementos descriptivos de esta parábola. Estas regiones son infranqueables. Hay entre ellas un “gran abismo.” No pueden ir de un lugar a otro. Es la eternidad de destinos.
6. ELLOS CREEN EN LO QUE DIOS DICE PARA SALVARSE
El “rico” condenado — la parábola desea extender su doctrina — pide a Abraham, que preside la mansión de los justos, judíos, que envíe a Lázaro a sus hermanos para que se corrijan y no vayan al infierno. Pero la respuesta es negativa: tienen a “Moisés y a los profetas,” que oyen en las sinagogas; con ellos saben lo que han de hacer para no venir al infierno. Un texto de Is (58:7) le decía concretamente lo que debía hacer en este caso; como, en general, los profetas. Tampoco harían caso a un muerto que les fuese a avisar. ¿No pensarían en un fantasma? ¿Qué pensaron tantos ante la resurrección de Cristo? Es que, en el fondo, no es cuestión de avisos extraordinarios, sino de la recta actitud moral para ello. Si ésta existe, basta, pues entonces ellos creen en lo que Dios dice para salvarse por “Moisés y los profetas.”
7. LA POBREZA NOS ACERCA MÁS A DIOS
Cuando leemos el Antiguo Testamento, vemos como la riqueza era considerada como una bendición de Dios, sin embargo en el Nuevo Testamento, la pobreza nos acerca más a Dios, porque la súplica del pobre llega más al corazón del Señor. Así es, como la enseñanza que nos deja este fragmento de Evangelio, nos dice que no debemos poner la confianza en la riquezas, las que muchas veces son causa de vicios que nos condenaran a no ir al Reino de los Cielos, sin embargo, los pobres, tal como lo expresaba SS Juan Pablo II, “los pobres son los predilecto de Dios”.
Así es, como es mejor reconocer que la riqueza y la pobreza son cosas pasajeras, pero la vida eterna permanece por siempre. De este modo, parece más lógico y prudente, hacer en esta vida, una vida que nos asegure la eternidad en los cielos.
La Palabra de hoy presenta a nuestros ojos un cuadro de imágenes sencillísimas, de vivos colores, sin matices. El mismo estilo es ya una enseñanza: nos lleva a buscar sinceramente lo esencial. Emerge un tema fundamental: el hombre decide en el tiempo su destino eterno —vida o muerte—, sin que exista otra posibilidad. Quien confía en sí mismo y en una felicidad egoísta, obra de sus manos, penetra en las tinieblas y está ciego hasta el punto de no ver a un mendigo sentado a la puerta de su casa. Quien confía en Dios, reconociéndose criatura dependiente de él y amado por él, lleva en el corazón un germen de eternidad que florecerá en felicidad y paz eterna. ¿Cómo aprender a no confiar en nosotros mismos? Ni Jeremías ni Jesús lo explican con teorías. Utilizan imágenes: un árbol, un mendigo.
Fijemos la mirada en Lázaro. El silencio parece ser el rasgo principal de su rostro. Probado duramente a lo largo de la vida, olvidado por los que esperaba ayuda, él calla. Ni una palabra contra Dios, ni contra los hombres. Ni rebelión, ni envidia, ni crítica. La muerte libertadora, quizás largamente esperada, llega como amiga. Y la escena cambia. Él, el despreciado, es acogido por los ángeles y santos en el seno de Abrahán. En aquella luz, él sigue envuelto de silencio. Una belleza sobrenatural emana de su rostro. Su rostro deja transparentar otro Rostro. Jesús es el pobre Lázaro: él no consideró un tesoro celoso ser igual a Dios, sino que se despojó de su rango; se ha hecho pobre para enriquecernos con su pobreza. Su amor humilde le ha permitido subir y atravesar ese insondable abismo que separa la tierra del cielo. Y ahora, cada día, se sienta a la puerta de nuestro corazón y llama...
Señor Jesús, tú nos conoces hasta el fondo y sabes dónde ponemos nuestra confianza: líbranos de los proyectos mezquinos que nos proporcionan falsas seguridades y ábrenos a horizontes de vida eterna.
Tú ves nuestro corazón y sabes con qué cosas se sacia y de qué tiene hambre. Quítanos todo lo que nos estorba, lo que nos encierra en el palacio de nuestro egoísmo, de nuestro orgullo, de nuestra vanidad de tener o de saber. Quítanos toda aquello que nos hace indiferentes, insensibles a tantos hermanos sentados fuera y privados de lo que realmente necesitan: privados de casa, de pan, de instrucción, de salud, de cuidados; privados de amor, de esperanza. Haznos capaces de compartir todo lo que recibimos de tus manos, pan espiritual y pan material, para encontrarnos allí donde tú has querido venir a vivir en medio de nosotros; tú, el verdadero pobre, porque siendo rico te has hecho pobre para enriquecernos por medio de tu santa y gozosa pobreza.
Y el que no está contra nosotros, está con nosotros
Mc 9, 38-40
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
Juan le dijo a Jesús: Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu Nombre, y tratamos de impedírselo porque no es de los nuestros.
Juan le comunica que han visto una persona que exorcizaba los demonios, y se lo habían prohibido porque no estaba con ellos, es decir, no pertenecía a los Doce, a quienes se les había conferido este poder - San Mateos 10:1-. Más tardíamente se cita el caso de exorcistas judíos no cristianos que expulsaban demonios en el nombre de Jesús - Hech 19:13-17-.
Pero Jesús les dijo: No se lo impidan, porque nadie puede hacer un milagro en mi Nombre y luego hablar mal de mí. Y el que no está contra nosotros, está con nosotros.
Jesús no autoriza esa prohibición. Si hay una delegación suya para ello en los apóstoles, también otros pueden invocar su nombre, con reverencia, apelando a su poder, lo que no es estar lejos de su discipulado, pues, al menos, está con él. Que no se lo prohíban. Quien así obró, no sólo no hablará mal de El, sino que se aproximará cada vez más a su reino, al ver el gran signo del mesianismo y del Mesías: la expulsión y triunfo sobre Satán.
Y concluye con un dicho, probablemente un proverbio popular, en el que ya se agrupa en una unidad con los suyos, que continuarán su obra. El que no está contra ellos, está con ellos. Si la frase es un poco extremada, oriental, en aquel mundo hostil contra Jesús, el que no estaba contra El - San Mateos-san Lucas -, ni contra ellos - San Marcos -, venía a estar con ellos. Había la perspectiva de unírseles otros muchos discípulos.
En San Marcos se dice que quien no está contra nosotros, está con nosotros. En cambio, en San Mateos se dice que quien no está conmigo, está contra mí - San Mateos 12:30 -. Pero responde esta variante a situaciones temáticas distintas. En San Mateos, el texto se refiere a los exorcismos judíos; campos irreductibles. En cambio, en San Marcos, esta irreductibilidad no existe.
Lo que ha hecho Jesús, es hacerle ver a sus discípulos que es no partidario de los celos que ellos tienen, hoy a nosotros nos dice que no debemos confundir los intereses de El Hijo de Dios, con los nuestros. Lo que nos debe interesar es la Gloria del Señor, no la nuestra.
En efecto, en algunas ocasiones nos confundimos, estamos celosos y la verdad es que estamos envidiosos, porque nos sentimos postergados, como si estuviéramos en segundo lugar, como si otros nos opacaran y nos hacen sombra y nos duele esta situación.
Lo que tenemos que hacer es actuar con generosidad, y saber ver que lo que importa en la lucha contra el mal y la maldad, sin importar quien la realiza, ni donde ni como se hace. Debemos sentirnos gozosos cuando otros están trabajando por el bien de los demás. Debemos apoyar a los que hace el bien, no envidiarlos. No debemos confundirnos, y oremos por los que en nombre del Señor trabajan por su gloria, sin preocuparnos si ellos brillan más que nosotros
JESÚS LE ABRE DE PAR EN PAR LAS VENTANAS DEL CORAZÓN
Todos estamos en continua formación, cual colegiales en perenne aprendizaje en la escuela de la vida, guiados por el más sabio de los maestros; más aún, el único: «Ni os dejéis llamar preceptores, porque uno sólo es vuestro preceptor: el Mesías» (Mt 23,10). Y en el caso de que, por profesión, estuviéramos más allá de la cátedra, no olvidemos esta actitud fundamental, recordando el movimiento que guía al sabio: Paratus sempre doceri (dispuesto siempre a aprender).
Las lecturas nos proponen dos guías excepcionales para el camino de la vida: la sabiduría y Jesús mismo. Dos guías que terminan identificándose. Hay una educación que responde a principios pedagógicos, teorizados y experimentados y, por consiguiente, propuestos. Nacen los distintos métodos o escuelas. Estemos agradecidos a los hombres y a las mujeres que se comprometen en este noble sector. Con todo, queremos recordar que, si carecemos de la sabiduría del corazón y de la capacidad de integrar en una visión armónica el dato exterior, experimental, y el interior, que afecta a las raíces secretas del ser, ningún esfuerzo tendrá gran éxito.
La sabiduría ha prometido en la primera lectura a aquellos que la buscan llevarlos a las fuentes del gozo y del verdadero éxito. Con un sano realismo ha recordado también el esfuerzo que cada uno debe poner en esta búsqueda. Es una nota interesante contra la moda imperante del «todo enseguida» y «todo con facilidad». También la experiencia cotidiana nos enseña que la meta se alcanza con empeño y fatiga: el deportista tiene que entrenarse mucho antes de alcanzar niveles satisfactorios, el estudiante tiene que estudiar mucho tiempo para aprobar los exámenes... En compensación, la sabiduría nos garantiza la realización de nuestra propia vida, y lo expresa teológicamente con esta frase: «los que la aman [a la sabiduría] son amados del Señor». La sintonía con el Señor es la máxima realización de la existencia.
El evangelio también nos habla de una actividad educativa. Jesús reconviene a Juan, que padece «miopía», su intemperancia: ve bien de cerca (sus cosas) y poco o mal de lejos (las otras). Quisiera estandarizar a todos con sus medidas. Jesús le abre de par en par las ventanas del corazón para que acoja otra posibilidad, para que acoja a alguien diferente, en el sentido de que no pertenece oficialmente a los seguidores de Jesús, aunque, de hecho, con su comportamiento manifiesta que está en sintonía con él. Juan y, por extensión, toda la comunidad cristiana necesitan ir más allá de las apariencias y verificar el carácter genuino del corazón de las personas más que su carnet de adscripción.
Padre santo, guía mis pasos por el camino del bien. Hazme encontrar maestros que enseñen con la palabra y con la vida, que estén en contacto con las fuentes genuinas de tu Palabra. El mundo rebosa de pretendidos maestros que no rara vez tienen la desfachatez de declararse o hacerse llamar maftre á penser, como si fueran nuevos Aristóteles. Son pregoneros, insustanciales capaces de alborotar, pensadores de temporada o vendedores de ideas rancias. Sin embargo, tienen muchos seguidores. Ayúdame, Señor, a distinguir el grano de la paja, la verdad de la ilusión, la sustancia del brillo seductor. Te pido el don de la sabiduría, usando las palabras del rey Salomón, prototipo de todos los sabios, que, con agudeza, te pidió poder participar de una cualidad que, siendo principalmente tuya, te place infundir en quien te la pide en la oración y en quien la custodia en la vida:
«Contigo está la sabiduría, que conoce tus obras;
estaba presente cuando hacías el mundo
y sabe lo que es agradable a tus ojos
y lo que es conforme a tus mandamientos.
Envíala desde el santo cielo,
desde el trono de tu gloria mándala,
para que me asista en mi tarea
y sepa yo lo que te es agradable.
Porque ella, que todo lo sabe y lo comprende,
me guiará con acierto en mis empresas
y con su gloria me protegerá.
Así, mis obras te agradarán,
gobernaré a tu pueblo con justicia
y seré digno del trono de mis antepasados» (Sab 9,9-12).
aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra"
Pedro Sergio Donoso Brant
Lc 1, 26-38
1.“Y AL SEXTO MES, EL ANGEL GABRIEL FUE ENVIADO POR DIOS
“Y al sexto mes, el Angel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David, y el nombre de la Virgen era María.”
“Y al sexto mes”. El ángel fue enviado a María en el sexto mes de la concepción de Juan Bautista, este corresponde según la cristiandad antigua al mes de Marzo, y se ha fijado como fecha el 25 de ese mes. Nueve meses más tarde, el 25 de Diciembre es la fecha de nacimiento de Jesús. El porque de esa fecha, es algo de la divina sabiduría.
“El Angel Gabriel fue enviado por Dios” Digno principio de la restauración humana ha sido lo que hizo Dios al enviar a un Angel a la Virgen , que sería consagrada con un parto divino. Porque la primera causa de la perdición humana fue que la serpiente fuese enviada a la mujer por el espíritu de la soberbia y la maldad.
A María Virgen no se envía un ángel cualquiera, sino el arcángel San Gabriel, Lucas lo designa por su propio nombre. Gabriel, viene por una parte de Gabri, que es “mi hombre”, el que se entiende como hombre fuerte o protector, y El, que es Dios, entonces se considera que Gabriel es “mi protector es Dios”, también se le traduce como “fortaleza de Dios”. Por la fortaleza de Dios había de ser anunciado el que, siendo Dios de las virtudes, venia a salvar a los hombres.
“Enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret”, Ciudad de Galilea (Mt. 2:23) donde moraban José y María (Lc. 2:39). Nazareo, significa coronado, de la corona de la flor, y se entiende también como consagrado, así se denominaban a los hombres o mujeres que era puesto aparte para Dios.
2.“A UNA VIRGEN DESPOSADA”
San Agustín dice: “Sólo la virginidad pudo decentemente dar a luz a Aquel que en su nacimiento no pudo tener igual. Convenía, pues, que nuestro Redentor naciese, según la carne, de una Virgen por medio de un milagro insigne para dar a entender que sus miembros debían nacer de la Iglesia virgen, según el espíritu.”
San Jerónimo dice: “Con razón se envía un ángel a la Virgen , porque la virginidad es afín de los ángeles. Y ciertamente, vivir en carne fuera de la carne, no es una vida terrestre, sino celestial.”
San Juan Crisóstomo dice: “No anuncia el Angel a la Virgen después del parto, para que entonces no se turbe en demasía, sino que le habla antes de la concepción. No en sueños, sino presentándose de una manera visible. Porque como había de recibir una gran revelación, necesitaba de una visión solemne antes del cumplimiento.”
Lucas, dice dos palabras muy exactas en su definición, “Virgen” y “Desposada”. La primera denominación, “Virgen”, para que conste y no quepa la menor duda, que ella no conocía ninguna unión con un varón, esto es pura y sin mancha, y la segunda, “Desposada”, para que conste que desconocía la unión marital y para que quedase ilesa de la infamia de una virginidad manchada, cuando su fecundidad pareciese signo de corrupción.
Quiso Dios, la posibilidad que algunos dudasen de su nacimiento, pero no de la pureza de su Madre. Sabía que el honor de una Virgen es delicado y la reputación del pudor es frágil. Entonces no estimó conveniente que la fe de su nacimiento se demostrase con las injurias de su Madre. Es entonces como tenemos la más amplia convicción, de que la Santísima Virgen fue íntegra por su pudor, así su virginidad es inviolable en toda opinión.
San Ambrosio no comenta: “No convenía dejar a las vírgenes que viven en mala reputación esa apariencia de excusa, es decir, que la Madre misma del Señor pareciese difamada. ¿Qué se hubiera podido reprochar a los judíos y a Herodes si hubiese parecido que perseguían el fruto de un adulterio? ¿Cómo hubiera podido decir El mismo: "No vine a destruir la ley, sino a cumplirla" (Mt 5,17), si hubiese parecido comenzar por una violación de la ley, que condena el parto de la que no está casada? ¿Qué, por otra parte, da más fe a las palabras de la Virgen y remueve todo pretexto de mentira? Madre, sin estar casada, hubiera querido ocultar su falta con una mentira. Pero casada, no tenía motivo para mentir, puesto que la fecundidad es el premio y la gracia de las bodas. Tampoco es pequeña causa que la virginidad de María engañase al príncipe del mundo, el cual, viéndola desposada con un hombre, nada pudo sospechar respecto de su parto.”
“Con un varón que se llamaba José” Esta claro, que si María, no hubiera tenido esposo, la habladuría sería mayúscula. Conocemos la debilidad de lo hombres, el comentario malicioso, la mala fe, la incredulidad, entonces Dios, se sirve del marido, como un seguro testigo del pudor de su desposada, he ahí, un hombre justo.
“De la casa de David y el nombre de la Virgen era María". Se refiere directamente a los dos como miembros de la misma familia o tribu, así era como estaba mandado por le ley Judía.
María en Sirio, significa Señora, sin embargo la definición del significado de la palabra María en hebreo que más me agrada, es la que quiere decir “estrella del mar”, referido a la luz del astro, y con razón, porque mereció llevar en sus entrañas al Señor del mundo y a la luz constante por los siglos.
3."DIOS TE SALVE, LLENA DE GRACIA, EL SEÑOR ES CONTIGO
“Y habiendo entrado el Angel donde estaba María, le dijo: "Dios te salve, llena de gracia, el Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres": Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.”
“Y habiendo entrado el Angel donde estaba María”. Allí estaba María, no estaba en el bosque, ni el campo, ni en la montaña, estaba en su habitación, sola y solo un ángel sabía donde encontrarla, donde están las mujeres como ella, donde ningún hombre llega. Aquí no se produce una conversación animada y distendida, entre dos o más persona, es algo muy digno, es un ángel que viene a anunciar.
"Dios te salve, llena de gracia”. No vino como en el caso de Eva a señalar un castigo como los dolores del parto a causa del pecado, viene a desterrar la tristeza, viene a anunciar la alegría, vine con gozo, sus palabra son una composición poética que alaba a la Virgen María. Así el ángel anuncia con razón la alegría a la Virgen , diciendo: "Dios te salve" y para ratificar que es digna de ser desposada, dice: "Llena de gracia".
San Jerónimo, nos comenta: “Y en verdad que es llena de gracia, porque a los demás se distribuye con medida, pero en María se derramó al mismo tiempo toda la plenitud de la gracia. Verdaderamente es llena de gracia aquella por la cual toda criatura fue inundada con la lluvia abundante del Espíritu Santo. Ya estaba con la Virgen quien le enviaba su ángel y el Señor se anticipó a su enviado. No pudo ser contenido en un lugar, Aquel que está en todas partes; de donde sigue: "El Señor es contigo".
“El Señor es contigo”, San Agustín, dice:“Más que contigo, El está en tu corazón, se forma en tu seno, llena tu espíritu, llena tu vientre.”
Este es el complemento de todo el mensaje: El Verbo de Dios como Esposo que se une de una manera superior a la razón, como engendrando El mismo y siendo engendrado, adaptó a sí mismo toda la naturaleza humana.
4.“BENDITA TÚ ENTRE LAS MUJERES".
A saber, una sola entre todas las mujeres, pero también para sean bendecidas en ella todas las mujeres que imitaran por siempre su santidad y su ejemplo de madre, como los hombres serán bendecidos en su Hijo, que seguirán sus enseñazas y lo imitaran. Todo un cambio nos trae Dios, porque así como por medio de una mujer y un hombre entraron en el mundo el pecado y la tristeza, así ahora por una mujer y por un hombre vuelven la bendición y la alegría, y se derraman sobre todos.
“Y cuando ella esto oyó, se turbó con las palabras de él, y pensaba qué salutación sería ésta.”
Normal en toda mujer inocente y pura, turbarse, esto es una pequeña alteración por la sorpresa, alguien entro sin aviso a su habitación, como dijo San Ambrosio. “Temblar es propio de las vírgenes, y el sobresaltarse cuando se acerca un hombre y temer todo trato de los hombres. Aprended, vírgenes, a evitar toda licencia de palabras. María se conturbaba hasta de la salutación del ángel.”
Comprendamos la situación de María, ella sabía de las apariciones de los ángeles, por eso no se turbo por su presencia, en los apócrifos se dice que de niña fue alimentada por los ángeles, ella se turbo “con las palabras de el”, como dice el Evangelio, por tanto me inclino a considerar que fue por el pudor y la prudencia de la Virgen y su alma.
Entonces, oída la alegre noticia, examinó lo que se le había dicho y no se resiste abiertamente por incredulidad, tampoco se somete al punto por ligereza, Por esto continúa Lucas diciendo: "Y pensaba qué salutación sería ésta", un saludo que nunca hasta ese minuto había oído nadie jamás, pues estaba reservada solamente para María.
1."NO TEMAS, MARÍA, PORQUE HAS HALLADO GRACIA DELANTE DE DIOS
“Y el Angel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia delante de Dios: he aquí que concebirás en tu seno y parirás un hijo y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y se llamará Hijo del Altísimo, y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".
Y el Angel le dijo: "No temas, María, Como había visto que la Virgen se había turbado con aquella salutación no acostumbrada, la llama por su nombre, como si la conociese más familiarmente, y le dice que no debe temer.
También podemos opinar que trato de decirle: No he venido a engañarte, sino más bien a dar la absolución del engaño. No he venido a robarte tu virginidad inviolable, sino a preparar tu seno para el autor y el defensor de la pureza. No soy ministro de la serpiente, sino enviado del que aplasta la serpiente. Vengo a contratar esponsales, no a maquinar asechanzas. Así, pues, no la dejó atormentarse con alarmantes consideraciones, a fin de no ser juzgado como ministro infiel de su negociación.
“Porque has hallado gracia delante de Dios”. Quien merece gracia delante de Dios, nada tiene que temer.
¿Cómo puede encontrar esta gracia cualquiera que sea, sino por medio de la humildad? “Dios resiste a los soberbios pero da gracia a los humildes.” (1 Pe 5,5)
La Virgen encontró gracia delante de Dios porque, adornando su propia alma con el brillo de la pureza, preparó al Señor una habitación agradable. Y no sólo conservó inviolable la virginidad, sino que también custodió su conciencia inmaculada.
2.“HE AQUÍ QUE CONCEBIRÁS EN TU SENO”
Muchos habían encontrado gracia antes que ella; y por lo mismo añade lo que es propio de este caso. La palabra "he aquí" denota la prontitud y la presencia, insinuando con dicha palabra que la concepción se había celebrado al instante.
Severo de Antioquía dice: "Concebirás en tu seno" para demostrar que el Señor toma carne del mismo seno virginal y de nuestra sustancia. Vino, pues, el Verbo Divino a limpiar la naturaleza humana, el parto y el origen de nuestra generación. Por eso, sin pecado y sin concurso de hombre, es concebido en carne y llevado en el vientre nueve meses como nosotros.”
“Y parirás un hijo” Y como acontece especialmente que es concebido el Divino Espíritu y ella da a luz al Espíritu de salvación, según anunciara el profeta. No todos son como María, que cuando conciben al Verbo del Espíritu Santo, lo dan a luz. Hay de aquellos que abortan al Verbo antes de dar a luz (Lc 22), y hay de aquellos que tienen a Cristo en su seno pero que todavía no lo han formado.
3.“Y LLAMARÁS SU NOMBRE JESÚS.”
Somos testigos que la expectación del parto infunde un cierto temor a las mujeres, en este caso, el anuncio de un parto dulce apaga esa aprehensión de temor cuando se dice: "Y llamarás su nombre Jesús". La palabra Jesús quiere decir Salvador. La venida del Salvador es el alejamiento de todo temor. "Tú lo llamarás", dice el ángel, porque no lo hará el padre, porque carece de padre en cuanto a la generación humana, así como carece de madre respecto de la generación divina.
Este nombre fue impuesto de nuevo al Verbo Divino, y convenía a la natividad de su carne, según aquello del Profeta: “Y te Será dado un nombre nuevo, que la boca de Dios Otorgará.” (Isaías 62,2)
“Este será grande”. Seguro, porque no se asemejara a nadie, San Juan fue grande como hombre, pero en este caso será grande como Dios. Consideremos entonces la grandeza de nuestro Salvador, como el más grande.
“Y se llamará Hijo del Altísimo.” No somos nosotros los indicados a poner un nombre, es El Padre, quien conoce a su hijo quien lo hace, el sabrá muy bien quien será Jesús, como cuando nos dice "Este es mi hijo muy amado". (Mt 17,5) Existe desde la eternidad, aunque ahora para nuestra inteligencia se manifiesta su nombre. Y por esto dice "será llamado", no "será hecho" ni "será engendrado", porque ya antes de los siglos era consustancial esto es de la misma naturaleza o esencia al Padre. Concebirás, pues, a Este, serás su Madre. Tu vientre virginal contendrá a Aquel que vendrá a enseñarnos el mayor acto de amor y generosidad, el darlo todo por nosotros.
4."Y SU REINO NO TENDRÁ FIN".
“Y le dará al Señor Dios el trono de David, su Padre: y reinará en la casa de Jacob por siempre, y no tendrá fin su reino".
Para que se sepa con claridad que el que había de nacer de Virgen era el mismo Cristo que los profetas prometieron que nacería de la descendencia de David.
Sin embargo, el cuerpo purísimo de Jesucristo no procede de José, aunque descendía de la misma línea de parentesco que la Virgen , de la cual el Unigénito del Padre tomó la forma humana.
"Y su reino no tendrá fin". Sólo Dios puede reinar eternamente. Por esto sucede que aunque se diga que toma el trono de David por la encarnación, en cuanto Dios es reconocido como Rey eterno, así como hoy que reina sobre muchos y finalmente reinará sobre todos porque todas las cosas le están sometidas (1Cor 15).
5.Y DIJO MARÍA AL ANGEL: "¿CÓMO SE HARÁ ESTO, PORQUE NO CONOZCO VARÓN?"
San Ambrosio nos comenta que: Ni María debió rehusar de creer al ángel, ni usurpar temerariamente las osas divinas. Por eso se dice: "Dijo María al ángel: ¿Cómo se hará esto?" Esta respuesta fue más oportuna que la del sacerdote. Esta dice: "¿Cómo se hará esto?" y aquél dijo: "¿Cómo podré saber esto?". Aquél se niega a creer y parece como que busca otro motivo que confirme su fe, éste no duda que debe hacerse, puesto que pregunta cómo se hará. María había leído (Is 7,14): "He aquí que una virgen concebirá y dará a luz un hijo" y, por tanto, creyó que iba a suceder. Pero no había oído antes el cómo había de suceder. No se había revelado -ni aun al Profeta- cómo aquello se había de llevar a cabo. Tan gran misterio debía ser proclamado, no por la boca de un hombre, sino por la de un ángel.
Consideremos también las palabras de la purísima Virgen María. El ángel le anuncia el parto; pero ella insiste en su virginidad creyendo que ésta podría mancharse con sólo el aspecto de un ángel. Por eso dice: "Porque no conozco varón".
El conocimiento se entiende de muchas maneras. Se llama conocimiento la sabiduría de nuestro Señor; también la noticia de su grandeza; el cumplimiento de sus mandatos; los caminos que conducen a El y la unión nupcial, como aquí se entiende.
San Gregorio Niseno, dice que estas palabras de la Virgen son indicio de aquellas que encerraba en el secreto de su inteligencia. Porque si hubiese querido desposarse con José a fin de tener cópula, ¿por qué razón había de admirarse cuando se le hablase de concepción, puesto que esperaría ser madre un día según la ley de la naturaleza? Mas como su cuerpo, ofrecido a Dios como una hostia sagrada, debía conservarse inviolable, dice: "Puesto que no conozco varón". Como diciendo: Aun cuando tú seas un ángel, sin embargo, como no conozco varón, esto parece imposible. ¿Cómo, pues, seré madre si no tengo marido? A José sólo lo conozco como esposo.
6.Y RESPONDIENDO EL ANGEL, LE DIJO: "EL ESPÍRITU SANTO VENDRÁ SOBRE TI”
El ángel, le aclara a María, que no tenga dudas, entonces le explica su misión inmaculada y el parto inefable, porque no se puede explicar con palabras, como si le dijese: No te fijes en el orden natural cuando se trata de cosas que traspasan y superan el orden de la naturaleza. Tú dices: "¿Cómo se hará esto, puesto que no conozco varón?" Pues por lo mismo que no conoces varón sucederá esto, porque si hubieras conocido varón, no serías considerada digna de este misterio. No porque el matrimonio sea malo, sino porque la virginidad es más perfecta.
Este era el Plan de Dios, el quiso que Jesús, participase con nosotros en el nacimiento y se distinguiese en él. Tuvo de común entre nosotros el nacer del vientre de una mujer y nos superó naciendo sin que aquélla se uniese a un hombre.
San Gregorio Niseno, dice:“¡Cuán bienaventurado aquel cuerpo que por la exuberante pureza de la Virgen María se vinculó a sí mismo el don del alma! En cada uno de los demás, apenas el alma sincera conseguirá la presencia del Espíritu Santo; mas ahora la carne resulta ser la mansión del Divino Espíritu.”
"La virtud del Altísimo te hará sombra". La virtud del Rey altísimo es Cristo, formado en la Virgen por la venida del Espíritu Santo.
Por las palabras: "Te hará sombra", se significan las dos naturalezas de Dios encarnado. Pues la sombra se hace con la luz y con el cuerpo. El Señor es la luz por su divinidad. Y como la luz incorpórea había de tomar cuerpo en las entrañas de la Virgen , oportunamente se dice que la virtud del Altísimo le haría sombra, esto es, en ti el cuerpo de la humanidad recibirá la luz incorpórea de la divinidad. Se dice también esto a María por el dulce consuelo dado por el cielo.
7.“Y POR ESO EL FRUTO SANTO QUE NACERÁ DE TI SERÁ LLAMADO HIJO DE DIOS”
Aquí tenemos una gran diferencia con nosotros los hombres, porque a diferencia de nuestra santidad que la conseguimos con nuestra vida, Jesucristo nace Santo. Así es como, aunque nos hagamos santos, no nacemos santos. Jesus, es aquél verdaderamente ha nacido Santo, que no ha sido concebido de unión carnal alguna.
El ángel, ha mencionado en estas frases a toda la Santa Trinidad , ha nombrado al Espíritu Santo, al Hijo y al Altísimo, ciertamente el Dios Padre.
8."Y HE AQUÍ QUE ISABEL, TU PARIENTE, TAMBIÉN ELLA HA CONCEBIDO UN HIJO EN SU VEJEZ.
Este es el sexto mes a ella, que es llamada la estéril, porque no hay cosa imposible para Dios". Y dijo María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Y se retiró el Angel de ella.”
"Y he aquí que Isabel, tu pariente”. Como lo que se ha dicho superaba a lo que la Virgen podía comprender, el ángel habló de cosas humildes, para persuadirla por medio de cosas sensibles, y por ello le dice: "Y he aquí que Isabel, tu pariente".
“También ella ha concebido un hijo en su vejez”, dando a entender su incapacidad natural. Prosigue: "Y está en el sexto mes". No anunció desde el principio el embarazo de Isabel, sino después de transcurridos seis meses, a fin de que el embarazo sirviese de prueba.
“Porque no hay cosa imposible para Dios" Así pues, recibe el ejemplo de la anciana estéril no porque haya desconfiado de que una virgen pueda dar a luz, sino para que comprenda que para Dios todo es posible, aun cuando parezca contrario al orden de la naturaleza.
9."HE AQUÍ LA ESCLAVA DEL SEÑOR, HÁGASE EN MÍ SEGÚN TU PALABRA".
Y dijo María: "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra". Estamos ante la gran humildad de María, mujer de gran devoción, el Señor sabía que elegía muy bien, ella va ser la madre del Redentor del Mundo, la madre del Salvador, la madre del Príncipe de la Paz , entonces dijo: "He aquí la esclava del Señor”, “He aquí la sierva del Señor". Se llama sierva la que es elegida como Madre, y no se enorgullece con una promesa tan inesperada. Porque la que había de dar a luz al manso y al humilde de corazón, debió ella misma manifestarse humilde. Llamándose también a sí misma sierva, no se apropió la prerrogativa de una gracia tan especial, porque hacía lo que se le mandaba. Es así como dice: "Hágase en mí según tu palabra", "He aquí la sierva del Señor", es su disposición a cumplir con su oficio. "Hágase en mí según tu palabra", es el deseo que concibe. Y se retiró el Angel de ella.
Cada cual puede admirar las palabras de Nuestra Madre la Virgen María de distinta forma, unos la prontitud de su obediencia, otros su disposición a cumplir, otros la humildad, otros el gran amor por Dios, yo he admiro y aprendí de ella el deseo de que se cumpla la voluntad de Dios.
"su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro"
Lc 15, 1-3. 11b-32
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. EL AMOR DE DIOS Y LA INGRATITUD DEL PECADOR
Es de común acuerdo, que la parábola del hijo pródigo es una de las más bellas del Evangelio, algunos dicen que es un “clásico” de Lucas, porque ha entrado a formar parte de la tradición por su importancia y por su calidad en los Evangelios y, porque expresa más efusivamente la misericordia de Dios sobre el pecador arrepentido. No hay otra parábola que muestre tan hermosamente el amor de Dios y al mismo tiempo la ingratitud del pecador y la indigencia en la que cae por el pecado. Todos los elementos de su desarrollo están mostrando esta solicitud de Dios por el pecador para perdonarlo. Los detalles de esta solicitud son acusadísimos.
2. ¿A QUIÉNES REPRESENTAN LOS HIJOS “MAYOR” Y “MENOR”?
Es evidente que este “padre” de la parábola es Dios. Pero ¿a quiénes representan los hijos “mayor” y “menor”?
Es seguro que el “hijo menor” estaba alegóricamente por los “publícanos y pecadores,” ya que éstos eran gentes que no se preocupaban gran cosa de no incurrir en la impureza “legal,” o acaso, máxime en la proyección de Lucas “moralizante,” que mira a la gentilidad, a los pecadores en general, sin estas especificaciones judías.
El hijo menor se marchó a un país lejano. Se separó de Dios, no por el lugar, pues Dios está en todas partes, sino por el afecto; así huye el pecador de Dios y se pone lejos de El.
Pero el “hijo mayor,” ¿a quién representa? Algunos piensan que a los fariseos, esto no es posible, porque en esta parábola el “hijo mayor,” que está siempre en la casa de su padre y en todo le obedece, por eso, resulta más lógico identificarlo con “los justos,” que en esta redacción de Lucas se extiende a los cristianos. Podrá extrañar que éstos protesten, personificados en el “hijo mayor,” de la conducta misericordiosa de Dios con el pecador. No olvidemos que es un rasgo pedagógico de la parábola para más resaltar estos planes de Dios. El “hijo mayor” está “por los justos que, al modo humano, muestran no comprender los misterios de la divina misericordia”. En esto, puede haber una cierta ironía contra los cristianos. Pero también, los dos hijos pueden estar, sin más matices de ambiente judío, por justos y pecadores.
3. EL QUE VUELVE A EL, (DIOS) EN BUSCA DEL PERDÓN, ENCONTRARA LO QUE BUSCA.
Así es, como esta parábola, nos muestra el modo y la forma que siguen los hombres al caer en el pecado. También nos hace ver con mucha claridad, la vida miserable que alcanza el pecador. Pero hay algo muy importante, que debe destacarse, esto es, el regreso del pecador a Dios, y cuando así sucede, nos encontramos con la infinita bondad y con la mayor de todas las misericordias, con la que Dios recibe a los arrepentidos de sus faltas y pecados. El que vuelve a EL, (Dios) en busca del perdón, encontrara lo que busca.
El hijo menor había despreciado a su padre marchándose de su lado y había disipado su patrimonio; pero cuando hubo pasado tiempo y se vio abrumado por los trabajos, viéndose convertido en un criado y alimentándose de lo mismo que los cerdos, volvió castigado a la casa de su padre. Al haberse alejado de su padre, se encontró consigo mismo, pero con su propio yo vacío y se sometió a los sufrimientos de la indigencia material y espiritual que lo humilló, entonces se desespero y sintió la necesidad del regreso a casa.
4. SU PADRE LO VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
Dice Jesús; “Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y se conmovió profundamente; corrió a su encuentro, lo abrazó y lo besó”, sale su padre, y, lo compadecido, corrió a él, llenándole de cariño, es alegoría de la providencia misericordiosa de Dios. El beso es signo de perdón. La misericordia de Dios, no solamente no castiga al pecador, sino que lo espera, le ofrece el perdón. Cuando vuelve al Padre, este, lo recibe brazos abiertos y no le pregunta nada, no le echa en cara su mala conducta anterior, no le recuerda que fue ingrato, al contrario, siente compasión y lo hace antes del arrepentimiento de su hijo.
Sigue el Evangelio; "El padre dijo a sus servidores: "Traigan enseguida la mejor ropa y vístanlo, pónganle un anillo en el dedo y sandalias en los pies. El mandar ponerle el vestido, el anillo y las sandalias, expresa, probablemente y globalmente, su restitución al estado de hijo en la casa, pero con atuendo festivo y de honor.
5. SU PADRE LO VIO Y SE CONMOVIÓ PROFUNDAMENTE
El hijo mayor estaba en el campo. Al volver, ya cerca de la casa, oyó la música y los coros que acompañaban la danza. Y llamando a uno de los sirvientes, le preguntó qué significaba eso. Él le respondió: "Tu hermano ha regresado, y tu padre hizo matar el ternero engordado, porque lo ha recobrado sano y salvo". Él se enojó y no quiso entrar. El hermano mayor, que era el pueblo de Israel, tuvo envidia del hijo menor (esto es, del pueblo gentil), por el beneficio de la bendición paterna, lo mismo que los judíos cuando Jesucristo comía con los gentiles.
Pero su padre salió para rogarle que entrara, pero él le respondió: "Hace tantos años que te sirvo, sin haber desobedecido jamás ni una sola de tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para hacer una fiesta con mis amigos. Todavía sigue indignándose y no quiere entrar. Pero cuando haya entrado la totalidad de los gentiles, saldrá oportunamente su Padre para la salvación de todo el pueblo de Israel. Esto sucederá cuando sean llamados abiertamente los judíos a la salvación del Evangelio, cuya manifiesta vocación está figurada por la salida del padre a rogar al hijo mayor.
6. HIJO MÍO, TÚ ESTÁS SIEMPRE CONMIGO
¡Y ahora que ese hijo tuyo ha vuelto, después de haber gastado tus bienes con mujeres, haces matar para él el ternero engordado!" Pero el padre le dijo: "Hijo mío, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Es justo que haya fiesta y alegría, porque tu hermano estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"".
La bondad de Dios, con los pecadores es inmensa, — sin distinción de gravedades — tiene sobre sí el perdón de Dios, “su Padre.” Así como el tema central es “el hijo pródigo,” es también el permanente perdón de Dios.
Siempre que nos alejemos de Dios, nos estamos alejando de la felicidad, de la fuente del amor, entonces luego caemos.
Cuantas veces Dios, nuestro Padre, nos ha recibido como el hijo pródigo, con los brazos abiertos a la reconciliación, al perdón, a la paz y a su bondad. En verdad, no podemos hacer esperar más tiempo a Dios, dejemos abrazarnos por sus brazos, pidamos perdón con sencillez, humildad y confianza.
LA DECISIÓN DE COMENZAR UNA NUEVA VIDA LE PONE EN CAMINO
En la introducción de las parábolas de la misericordia (c. 15), Lucas nos indica a quién van dirigidas (vv. 1s): el auditorio se divide en dos grupos, los pecadores que se acercaban a Jesús a escucharle y los escribas y fariseos que murmuran entre ellos. A todos, indistintamente, Jesús revela el rostro del Padre bueno por medio de una parábola sacada de la vida ordinaria que conmueve profundamente a los oyentes.
El hijo menor decide proyectar su vida de acuerdo con sus planes personales. Por eso pide al padre la parte de "herencia" -término equivalente a "vida" (v. 12; en sentido traslaticio, "patrimonio")- que le corresponde y emigra lejos, a dilapidar disolutamente su sustancia (v. 13; en sentido traslaticio "riquezas"). La ambivalencia de los términos empleados indica que lo que se pierde es ante todo el hombre entero.
La experiencia de la hambruna (v. 17) hace recapacitar al que, con fama de vida alegre, salió de prisa de la casa paterna y ahora la añora. La decisión de comenzar una nueva vida le pone en camino (vv. 18s) por una senda que el padre oteaba desde hacía tiempo, esperando (v. 20). Es él el que acorta cualquier distancia, porque su corazón permanecía cerca de aquel hijo. Conmovido profundamente, corre a su encuentro, se le echa al cuello y lo reviste de la dignidad perdida (vv. 22-24).
Así es como Jesús manifiesta el proceder del Padre celestial (y su propio proceder) con los pecadores que "se acercan" dando, a duras penas, algún que otro paso. Pero los escribas y fariseos, que rechazan participar en la fiesta del perdón, son como "el hijo mayor", que, obedientes a los preceptos (v 29), se sienten acreedores de un padre-dueño del que nunca han comprendido su amor (v. 31), aun viviendo siempre con él. También para ir al encuentro de este hijo de corazón mezquino y malvado (v. 30), el padre sale de casa (v. 29), manifestando así a cada uno el amor humilde que espera, busca, exhorta, porque quiere estrechar a todos en un único abrazo, reunirlos en una misma casa.
Las sendas de la infidelidad son siempre angostas y sin salida: la lejanía de la casa paterna crea, al final, una angustiosa pena que acucia más que el hambre. Por esta razón, todo descarrío puede convertirse en una felix culpa, un error afortunado, en el que el hombre deja escuchar y se conmueve por el eco de la voz paterna que, incansablemente, ha continuado pronunciando con amor nuestro nombre. Si el hijo alejado despierta al sentido de su dignidad y al amor filial, el que se queda en casa corre el riesgo de no aceptarse, de quedarse sin amor.
Todos nos podemos ver reflejados en uno u otro hijo. El padre es el que siempre sale al encuentro de uno y del otro. El nos espera siempre, bien sea que vengamos de la dispersión, como el hijo pródigo, o que acudamos de un lugar aún más remoto: de la región de una falsa justicia, de una falsa fidelidad.
1.JESÚS, FATIGADO DEL CAMINO, SE SENTÓ, SIN MÁS JUNTO AL POZO
Jesús retornando a Galilea, al atravesar por Samaría, llega a una ciudad llamada Sicar, próxima a las tierras que dio Jacob a José, su hijo, donde estaba el pozo de Jacob. José, antes de morir, pidió que, cuando Dios liberase a su pueblo de Egipto, llevasen con ellos sus restos (Gen 50:24-26), lo cual cumplieron los suyos, y sus restos “fueron enterrados en Siquem” (Jos 24:32). Una tradición que llega a Eusebio de Cesárea (Escritor y prelado cristiano griego. fue elegido obispo de Cesárea en el año 313) muestra allí la tumba de José. El evangelista señala con igual precisión que en estas tierras estaba el “pozo de Jacob.” La Escritura recuerda varios pozos excavados por este patriarca (Gen 26:18.32). Una fuente o un pozo en Oriente es un tesoro.
Jesús, fatigado del camino, se sentó, sin más junto al pozo. Una larga caminata bajo el sol palestino debe ser agotadora. Se dice que en esos lugares, se suele caminar con el alba para defenderse del excesivo calor.A Juan le gusta acusar este aspecto humano de Cristo, creo que a nosotros también. Nuevamente san Juan, por la precisión que hace, parece acusarse como un testigo presencial, era la hora del medio día.
Fue sobre esta hora del mediodía cuando llega al pozo “una mujer de Samaría, ella viene “a sacar agua.” San Juan justificará poco después que Cristo no tenía con qué sacar agua y los discípulos habían ido a la ciudad mas próxima “a comprar alimentos.
2.JESÚS LE DICE: DAME DE BEBER.
Estaba, pues, a obsequio de aquella mujer el calmar de su sed. El evangelista quiere destacar, en la misma narración literaria, un simbolismo maravilloso que palpita en toda la escena, una mujer samaritana aparece en este momento como la que puede calmar a Cristo la sed del cuerpo, ignorando que también El le calmará a ella su sed del alma, cuando ella le calme a él su sed de Salvador.
Así es como a la llegada de esta mujer de Samaría, que venía a sacar agua de un pozo, Cristo, Jesús, verdaderamente sediento de sed física, le pide a aquella mujer que le saque agua para beber, pues El no tenía con qué. Es algo que a nadie se niega, no obstante, por el tono de extrañeza que va a usar con él la Samaritana, indica la sorpresa de dirigirse un judío diciendo, ¿Cómo tú, siendo judío, me pides de beber a mí, mujer samaritana?, esto lo explica mas adelante Juan al relatar “porque lo judíos no se tratan con los samaritanos”. En ese sentido tiene un gran valor la actitud de esta mujer samaritana, lo mismo que toda la escena de bondad y enseñanza salvadora que Cristo tiene con ella.
3.EL “AGUA VIVA” DE LA “FUENTE
Pero Jesús, que no venía tanto a pedir como a dar, va al objetivo de su misión salvadora, diciéndole: “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te dice: ‘Dame de beber’ tú misma se lo hubieras pedido, y El te habría dado agua viva”. El “don de Dios” aquí es el don expresado por el “agua viva,” El “agua viva,” como imagen, es el agua de la fuente, a diferencia de las aguas estancadas o quietas de cisternas o pantanos (Jer 2:13). Es agua con nacimiento, con energía: con “vida.” Ante esta manifestación de Cristo, los papeles se cambian, y el que pide, pide también ser pedido; y el que suplica agua, ofrece a su vez “agua viva.”
Ella le dijo: Señor, no tienes con qué sacar el agua y el pozo es profundo. La mujer aquella, demasiado humana, recibe un primer golpe de sorpresa, no niega el encontrarse ante algo que, porque ella no lo alcance, no sea verdad. Acaso piensa en algún tipo de agua mágica, misteriosa, o en un procedimiento, milagroso o mágico, con que poder sacar de aquel pozo “profundo” el “agua viva” de la “fuente,” que mana en su fondo. Por eso le dice, extrañada, que, siendo el pozo profundo y no teniendo él con que sacarla, “¿De dónde sacas esa agua viva?” Pero, no obstante esto, algo queda en ella que le deja presentir cosa insólita. “¿Eres acaso más grande que nuestro padre Jacob, que nos ha dado este pozo donde él bebió, lo mismo que sus hijos y sus animales?” Esta contraposición con Jacob dice bien de aquel algo de misterioso presentimiento que ve en aquel excepcional judío que esta junto a ella.
Pero Cristo no le responde directamente a su objeción, en su enseñanza hará ver que El es superior al poder de los patriarcas. Porque: “El que beba de esta agua tendrá nuevamente sed, pero el que beba del agua que yo le daré, nunca más volverá a tener sed. El agua que Yo le daré se convertirá en el manantial que brotará hasta la Vida eterna”.
4.“VE, LLAMA A TU MARIDO Y VUELVE AQUÍ”
La Samaritana, al llegar a este punto, debe de tomar todo aquello como una cosa fantástica. Ni lo comprende, ni le interesa interrogar más sobre ello, ni sabría seguir por aquel camino y lo entiende en su sentido material, y, con un tono irónico, le pide que le dé de esa agua prodigiosa para que no tenga sed ni tenga necesidad de volver a sacarla de este pozo que les dio Jacob diciéndole: “Señor, le dijo la mujer, dame de esa agua para que no tenga más sed y no necesite venir hasta aquí a sacarla”. Aquella mujer estaba derramando aquella “agua viva” que le estaba ofreciendo el que tenía sed de salvarla. Pero un golpe certero a su conciencia la haría comprender mejor quién era el que le hablaba y qué es lo que quería decirle.
Entonce le dice Jesús: “Ve, llama a tu marido y vuelve aquí” La mujer respondió: “No tengo marido”. No le costó nada a aquella mujer disimular su situación marital, diciéndole que no tenía marido. Pero el Señor leía en lo más profundo del alma. Y la pregunta no iba sin intención estratégica. No es que la hubiese mandado ir por su marido, que ella que lo trajese a su presencia; ni trataba Cristo de afrentar a la que venía a salvar. Era evocarle aquel “marido” al juicio de su conciencia, pues ante él iba a escuchar muy en breve la condena de su vida quizás irregular. Su respuesta: “No tengo marido,” era tan verdadera como podía ser hábil, y era ambigua. Porque podría ser que no lo tuviese por celibato, por viudez o por repudio.
Jesús, le puso delante, como testimonio de su lectura del corazón, la vida irregular que llevaba. Porque había tenido cinco maridos, y el que ahora estaba con ella no era su marido legítimo. ¿Lo habían sido los otros? La contraposición que parecería establecerse entre este “marido” y los otros, como se verá, no es de gran fuerza. Aunque podrían algunos haberse muertos y otros haberla repudiada, resulta poco verosímil, conforme al ambiente, el que una mujer se hubiese desposado, sucesiva y legítimamente, con cinco maridos.
5.“SEÑOR, VEO QUE ERES PROFETA
Pero al discernir toda esta serie minuciosa de maridos, legítimos o ilegítimos, lleva a la Samaritana a ver en Cristo, lo que él buscaba, un hombre de Dios: “Señor, veo que eres profeta”. No dice “el Profeta esperado” (Jn 1:21.25; 6:14), y que para el pueblo venía a ser sinónimo del Mesías, pero sí un “profeta de Dios,” puesto que sondea su corazón. Más, al llegar a este punto, la samaritana aprovecha aquella oportunidad, o para plantearle una cuestión religiosa que afectaba a samaritanos y judíos: “Nuestros padres adoraron en esta montaña, y ustedes dicen que es en Jerusalén donde se debe adorar”.
Cristo a nada de esto había de responder porque era El precisamente el profeta en el que se cumplían las profecías. Y, puesto que la Samaritana recurre a El como a profeta, la invita a “creer” en su palabra. Llega la “hora,” y es ésta — la hora mesiánica que El inaugura —, en la que no se adorará a Dios, al Padre, solo con la exclusividad de Jerusalén o de este monte diciéndole: “Créeme, mujer llega la hora en que ni en esta montaña ni en Jerusalén ustedes adorarán al Padre”
Y dice el señor: “Ustedes adoran lo que no conocen; nosotros adoramos lo que conocemos, porque la salvación viene de los judíos.” Jesús en un pequeño paréntesis previo advierte que la dogmática judía es la verdadera, y no la samaritana. Estos “adoran lo que no conocen.” Los samaritanos, al no aceptar como fuente de revelación nada más que el Pentateuco y rechazar el resto de los libros santos, mutilaban e interrumpían la revelación. Los samaritanos negaban incluso una creencia tan fundamental como es la resurrección de los muertos. En cambio, los judíos “adoramos lo que conocemos, porque la salud viene de los judíos.” A ellos fueron hechas las promesas proféticas; ellos tenían la revelación en el canon de las Escrituras; tenían el legítimo templo y el culto, y de ellos saldría el Mesías (Rom 9:4-5; cf. 3:1ss).
6.DIOS ES ESPÍRITU, Y LOS QUE LO ADORAN DEBEN HACERLO EN ESPÍRITU Y EN VERDAD”.
Le añade Jesús a la Samaritana” Dios es espíritu, y los que lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”. Es la hora en que hay que adorar al Padre “en espíritu y en verdad.” Esto hace ver que el sentido de las palabras de Cristo es más profundo. Y la razón es que “Dios es espíritu.” “Dios es luz” (1 Jn 1:5) o “Dios es amor” (Jn 4:8), en cuanto expresa que ilumina al hombre en la verdad, o en cuanto su acción nace del amor e impulsa el amor al hombre. En esta línea, “Dios es espíritu” en cuanto infunde en el hombre el Espíritu (Rom 8:26). Por eso, por “ser espíritu,” en el sentido como lo dice aquí San Juan, es por lo que hay que “adorarlo en espíritu y en verdad.”
¿Cuál es el sentido de esta frase?, es el espíritu que hace nacer a la vida divina (Jn 3:5). Así, éste será movido y hecho “en Espíritu,” al ser movido por el Espíritu Santo. Y “en verdad,” porque es el único que responde a la plena revelación que Dios hace de sí mismo — el Padre — en Cristo (1 Jn 4:6; 3 Jn 3). Así sería: los verdaderos adoradores son los que rinden culto al Padre creyendo la revelación de Cristo y movidos por el Espíritu Santo. “Esos son los adoradores que quiere el Padre”.
Es la especial providencia de Dios en los días mesiánicos. No es este adorar a Dios “en espíritu y en verdad” un simple querer o un simple deseo humano. Estas iniciativas vienen siempre de Dios. Pues “nadie puede venir a mí si el Padre no lo trae” (Jn 6:44; 15:16; 1 Jn 4:10).
7.“SOY YO, EL QUE HABLA CONTIGO”.
Lo qué no sospechaba la Samaritana es que hubiese venido ya el Mesías, ni que estuviese ya enseñando “todas las cosas” que ellos esperaban saber, entonces ella le dice a Jesús: “Yo sé que el Mesías, llamado Cristo, debe venir. Cuando Él venga, nos anunciará todo”. Jesús le respondió: “Soy Yo, el que habla contigo”. Solemne y abiertamente Cristo se proclama el Mesías ante aquella mujer samaritana.
Algo que llama la atención, en los Evangelios sinópticos, cuando le aclaman Mesías, les manda callar, e incluso lo preceptúa (Mc 8:30 par.), y El mismo lo evita (Jn 6:15), y, en cambio, aquí El mismo se proclama el Mesías. ¿Por qué hizo el Señor esto con ella? Nuevamente nos queda la profunda convicción, Jesús traspasa con su mirada a los hombres, el ve en nuestros corazones, El se da cuenta que la mujer esta preparada para oír eso de El, y se lo revela con más claridad que al mismo Nicodemo o a los miembros del Sanedrín. Le está revelando a la samaritana claramente su mesianidad y veladamente su divinidad.
Dios habla y la samaritanaacepta con fe la palabra de Jesús. Cuándo El nos habla, ¿Cómo la recibimos nosotros?
8. “VENGAN A VER A UN HOMBRE QUE ME HA DICHO TODO LO QUE HICE. ¿NO SERÁ EL MESÍAS?”
Sus discípulos y quedaron sorprendidos al verlo hablar con una mujer. Al llegar a este punto de la conversación, regresaron los discípulos de comprar provisiones de la ciudad, probablemente Sicar. Al encontrarse con que Cristo “hablaba con una mujer,” quedaron sorprendidos, ya que en las costumbres judías rabínicas era un tema muy repetido la prohibición de hablar en público un hombre con una mujer.
A esta extrañeza profunda, nacida de costumbres y exageraciones rabínicas, se sobrepuso en los discípulos la majestad de Cristo. Nadie se atrevió a preguntarle sobre: “Qué quieres de ella?” o “,Por qué hablas con ella?”, suponiendo que necesitara alguna cosa.
La Samaritana, con el alma fuertemente conmocionada, “dejó su cántaro” y fue, corriendo sin duda a su ciudad y dijo a la gente: “Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que hice. ¿No será el Mesías?”. La conmoción que debió llevar la Samaritana fue tal, que, a pesar de su vida irregular, logró convencer a los suyosy vinieron a ver a Cristo.
9. “YO TENGO PARA COMER UN ALIMENTO QUE USTEDES NO CONOCEN”.
En el intervalo de la partida de la Samaritana y la llegada de los samaritanos de Sicar, el evangelista presenta una conversación de Cristo con sus discípulos. Estos, que estaban guardando un profundo respeto ante Cristo, intervienen para rogarle reiteradamente que comiese.
Este intervenir ellos para que coma supone en El una fuerte emoción, como lo confirmará el resto del relato. Cuando pidió agua para beber, es que tenía sed verdadera, pues se sentó “fatigado.” Pero ahora, cuando el cansancio debe ser reparado por la comida, ante la invitación instante de los discípulos, les dice que no necesita aquel ofrecimiento que le hacen, pues: “Yo tengo para comer un alimento que ustedes no conocen”. El evangelista consigna la reacción ingenua de los discípulos, en la misma línea psicológica de los sinópticos, que lo creyeron, y se preguntaban entre sí si alguien le había traído de comer. Al murmullo de esta inquietud de los discípulos, Cristo les dice en qué consiste esa comida: “Mi comida es hacer la voluntad de Aquél que me envió y llevar a cabo su obra.”
El alma humana de Cristo tenía todas las rectas emociones humanas. Una emoción profunda fácilmente amortigua la necesidad del alimento corporal. Esto es lo que, probablemente, sucede aquí a Cristo. Su misión es salvar almas. El contacto misionero dé Cristo con esta alma produjo tal emoción en la suya, que ésta repercutiendo en su organismo, amortigua la necesidad de restaurar su “fatiga” por el alimento corporal. En otras ocasiones narra el Evangelio cómo la atención a cumplir su misión no le dejaba ni tiempo para atender a su comida (Mc 3:20). La misión de Cristo, y en cuya ocupación se sumerge su alma, “es hacer la voluntad de Aquél que me envió y llevar acabo su obra.” Es la “voluntad” salvífica de los hombres (Jn 3:17; 6:39ss) y la “obra” que el Padre confió al Hijo (Jn 17:4). Este final va a llevar a Cristo a exponer una doctrina maravillosa sobre la unidad de la obra apostólica y sobre la función de los apóstoles misioneros. Es la doctrina del Cuerpo místico en el apostolado.
10.LEVANTEN LOS OJOS Y MIREN LOS CAMPOS
En Señor les manda alzar los ojos y que “vean” los campos ya “blancos,” maduros para la siega. (En Palestina, por efecto de la sequía y del excesivo calor, las cosechas tienen un color blanco –plateado lo que en otros lugares es dorado). Es parte de la pedagogía de Cristo, como se ve en esta misma conversación con la Samaritana: gusta elevarse en su enseñanza de los fenómenos de la naturaleza a enseñanzas religiosas.
“Uno siembra y otro cosecha” le dice el Señor. Entre la siembra y la siega han de pasar algunos meses. Antes de esto, la mies no madura; y antes hace falta sembrarla. Sembrador y segador son necesarios para obtenerla. Jesús les dice: “Yo los envié a cosechar adonde ustedes no han trabajado; otros han trabajado, y ustedes recogen el fruto de sus esfuerzos”, para que no se olviden que otros los sembraron y cultivaron antes. ¿Quién preparó este trabajo del que han de aprovecharse los apóstoles? Eran Moisés, la Ley, los Profetas, toda la vida religiosa del A.T. los que habían preparado el campo “sembrado” — lo que ellos ahora iban a recoger, “segar” —. Recoger, que era también “sembrar” la buena nueva, pero ya preparado el campo para ella por toda la anterior preparación paleo testamentaria.
Por eso, esta obra de apostolado no se ha de valorar por la sola cosecha actual, puesto que ésta no rendiría si antes no hubiese tenido la preparación de la “siembra.” Y así, el “que siega recibe su salario y recoge el fruto para la vida eterna.” Por todo ello, el que “siega” que se alegre. Pero que sepa que “de igual manera,” “también” se va a alegrar el “sembrador” por su “salario” y por la parte que le corresponde en este “fruto” que ahora ingresa en el reino. El apóstol de Cristo no puede olvidarse de esto; será para él una actitud de modestia, y también de esperanza, cuando a él le toque la vez de ser sembrador. No hay más que un campo a fructificar, y no hay más que un esfuerzo único conjunto. El apóstol es miembro de un Cuerpo místico de apóstoles.
11.SABEMOS QUE ÉL ES VERDADERAMENTE EL SALVADOR DEL MUNDO
La Samaritana, regenerada, convertida, es tan sincera que no repara en aducir la penetración de su vida descubierta como prueba de la grandeza del Mesías que encontró. “¿No será el Mesías?”. Esta interrogación que hace no es falta de fe. La mejor prueba de que la Samaritana estaba convencida es que ella supo persuadir. Pues sólo por la palabra de ella salieron de la ciudad y se acercaron a Jesús.
Relata san Juan que “Muchos samaritanos de esa ciudad habían creído en Él por la palabra de la mujer, que atestiguaba: “Me ha dicho todo lo que hice”. Por eso, cuando los samaritanos se acercaron a Jesús, le rogaban que se quedara con ellos, y Él permaneció allí dos días. Muchos más creyeron en Él, a causa de su palabra. Y decían a la mujer: “Ya no creemos por lo que tú has dicho; nosotros mismos lo hemos oído y sabemos que Él es verdaderamente el Salvador del mundo”,
Estos samaritanos reconocen a Cristo como el verdadero “Salvador del mundo.” Este título de “Salvador” estaba muy divulgado entre los paganos. No deja de extrañar la universalidad de este título aquí en boca de los samaritanos. La Samaritana sólo lo anuncia como el “Mesías.”
Después de pasar “dos días” de apostolado fructífero entre los samaritanos de Sicar, Jesús continuó su camino para Galilea.
" Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino”
Lc 4, 24-30
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant
1."LES ASEGURO QUE NINGÚN PROFETA ES BIEN RECIBIDO EN SU TIERRA.”
En este Evangelio, las palabras de Jesús, advierten la incomprensión y la no aceptación de sus palabras y sus enseñanzas. El Evangelio, comienza “Cuando Jesús llegó a Nazaret”, Ya había corrido mucho su fama de persona que hace milagros y actos extraordinarios, hasta se debió de hablar pensando en su mesianismo. Esto es lo que hace extrañarse a la gente de Nazaret, que le escuchaba en la sinagoga. Las gentes veían en Jesús sabiduría y prodigios. Pero ¿de dónde le venían, puesto que ellos conocían a sus padres y familiares? Acaso flotase ya en ellos no sólo la extrañeza aldeana de no concebir a uno de los suyos superior a ellos, sino que latiesen rumores de su mesianismo. Como el Mesías debería ser de origen desconocido, no podía conciliarse con el conocimiento que ellos tenían de sus padres.
Sin embargo, los milagros están en primer plano, se habían divulgado mucho. La cita de haber hecho muchos milagros en Cafarnaúm pudiera llevar agregado el celo de pueblos rivales. Pero en el fondo de aquella argumentación late estrechez. Es lo que les responde con el proverbio, "Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra.”
2.“PERO JESÚS, PASANDO EN MEDIO DE ELLOS, CONTINUÓ SU CAMINO”.
Además va a notificarles el porqué de esto. El profeta obra en nombre de Dios los prodigios, sin que esté, por lo mismo, sujeto a las exigencias de los hombres. Tal fue el doble caso bíblico que les cita de Elías (1 Re 17:18ss) y de Elíseo (2 Re 5:1ss). Ambos profetas fueron a realizar milagros fuera del mismo Israel: uno para remediar un hambre devastadora va a casa de una viuda en Sarepta, en la región de Sidón, y el otro, para curar de lepra a Naamán, de Siria, a pesar de que la lepra era ordinaria en Israel.
Dice el Evangelio: “Al oír estas palabras, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron”. Ante esto, la reacción de los oyentes fue de un hostil tumulto. Veían a Israel pospuesto a gentes no judías, por profetas. Y este rechazo del pueblo escogido, que posiblemente interpretaron como una censura a ellos, les hizo abalanzarse sobre El y sacarle del pueblo. “Y, levantándose, lo empujaron fuera de la ciudad, hasta un lugar escarpado de la colina sobre la que se levantaba la ciudad, con intención de despeñarlo” “Pero Jesús, pasando en medio de ellos, continuó su camino”.
Podemos observar en este relato del Evangelio, que la actuación de Jesús desagradó sumamente a los oyentes que no querían oír hablar de la buena noticia de su liberación dirigida a los pobres, a los cautivos, a los ciegos y a los oprimidos, de una amnistía general de Dios, del perdón otorgado a la humanidad entera, cancelando para siempre el léxico de la venganza de las relaciones humanas, por eso al oír esto, todos los que estaban en la sinagoga se enfurecieron; aún más, se levantaron, y lo echaron fuera de la ciudad y lo llevaron hasta un barranco de la montaña sobre la cual estaba construida la ciudad, con ánimo de despeñarlo.
3.“PERO ÉL, PASANDO POR EN MEDIO DE ELLOS, SE ALEJÓ DE ALLÍ”.
Jesús, resucitado, continúa hoy caminando en medio de la humanidad, especialmente entre los pobres con la buena noticia, anunciando la liberación a los cautivos y en la curación de los ciegos, como luz del mundo, dando libertad a los oprimidos y a proclamando el año de gracia del Señor
"Les aseguro que ningún profeta es bien recibido en su tierra”, Jesús se había puesto a enseñar a la gente en la sinagoga, de tal manera que todos estaban maravillados, sin embargo de entre sus mismos coterráneos, celosas palabras de admiración escandalosa brotan de ellos, recordemos también que en una ocasión ellos le decían; "¿De dónde le vienen, decían, esta sabiduría y ese poder de hacer milagros?. Esto que sucede en esta escena sigue siendo habitual, no concebimos posible que alguien que convive con nosotros pueda ser mejor o que tenga cualidades extraordinarias.
Siempre habrá grandes cualidades que admirar en las personas que nos rodean, y no tiene sentido escandalizarse y entristecerse porque son mejores, ya que no podemos ser nosotros los mejores en todos los aspectos, admirar cualidades de los demás es un hermoso sentimiento, y para los envidiosos una amargura.
Entonces, hagamos un esfuerzo por captar lo bueno y positivo que hay en quienes nos rodean, y así, buscar que en nosotros haya capacidad de admiración por la gente a la que conocemos.
4.JESÚS NOS HACE VER COMO NUESTRA CEGUERA ESPIRITUAL NO NOS DEJA VER
Pero no podemos amar al Señor, si sentimos desprecio por algún hermano, especialmente, si en el miramos su condición social, económica o racial. Hagamos un esfuerzo para no juzgar a los demás por las apariencias, y sepamos ver en otros su coherencia de vida, la rectitud de su espíritu, su calidad humana, capacidad de justicia, su sabiduría y que sea para nosotros un ejemplo su camino de santidad.
Cuando estamos falto de fe, Jesús nos hace ver como nuestra ceguera espiritual no nos deja ver su obras salvadora, El nos esta mostrando su voluntad y no somos capaces de verla, ¿será porque esta contrariando nuestros gustos?, ¿o nos esta delatando nuestra soberbia? Muchas veces el hombre busca a Jesucristo para servirse de El, especialmente de su nombre, y cuando no le es útil, lo rechaza. Jesús rompe todos lo esquemas de esta vida temporal. “Jesús, paso por medio de ellos”, porque prefirió la antipatía antes que ceder en su mensaje de salvación, y reprende a todo el que anda falto de fe.
Así, con la actitud de Jesús, aprendemos y nos animamos hoy, porque encontraremos oposición en nuestro apostolado, pero no debemos desistir ni desanimarnos, al contrario, con amor y gran caridad, mantengamos la adhesión incondicional a Cristo, sin dejar de mantener la verdad del mensaje de Jesús, manteniendo integro su mensaje, dejando de lado los halagos y complacencia a los que nos escuchan, pero siendo firme con sus enseñanzas.
FIARSE DE LOS SENCILLOS MEDIOS DE SALVACIÓN QUE NOS OFRECE DIOS
"Pero este hombre, guerrero valeroso, era leproso" (2 Re 5,1), "...pero ninguno de ellos fue curado, sino únicamente Naamán el sirio" (Lc 4,27).
Pero: conjunción adversativa que entre ambos fragmentos indica un cambio de situación. En el primer caso, de una situación de "esplendor" a una extrema pobreza; en el segundo, de una negativa a la experiencia de la salvación.
Cuántos "peros", también, en nuestra vida personal y comunitaria. A veces, señalando nuestra propia condición de límite y de pecado; a veces, introduciendo una intervención inesperada de gracia.
El itinerario de Naamán de un "pero" al otro puede señalar también nuestro camino de curación, que en etapas sucesivas nos conduce a la salvación. Este camino sólo se realiza tras el paso de una actitud inicial de orgullo y presunción a otra de humildad que posibilita el fiarse de los sencillos medios de salvación que nos ofrece Dios.
Señor Jesús, aquí me tienes. No tengo otra esperanza. Tú me conoces. Ante ti está mi miseria. Ante ti están también todos mis deseos. Sólo tú puedes curarme. Tú eres el único que tienes palabras de vida eterna. Espero en ti, Jesús, espero en tu Palabra, porque tu misericordia es inmensa.
No te pido signos maravillosos y desconcertantes. Te pido el don de un corazón humilde y dócil que se deje convencer por la fuerza persuasiva de tu Espíritu, que, junto con el Padre, está sobre todos, actúa por medio de todos y está presente en todos. Te pido el don de un corazón sencillo capaz de contemplar -maravillado- la grandeza de tu amor oculto en los humildes signos del pan y el vino, de la luz y el agua, en la voz y el rostro de cada hermano. Te pido el "milagro" de una fe sin reservas que acepte -sobre todo en el momento de las dudas, la impotencia y el pecado- el fiarse totalmente de ti.
1.¿CÓMO PUEDE UN HOMBRE GUARDAR RENCOR A OTRO Y PEDIR LA SALUD AL SEÑOR?
¡Necesito que me pida perdón!, ¡Yo a este no lo perdono!, ¿Perdonar?, parece que esto es algo que no resulta fácil, en especial cuando las heridas son profundas y más aún, cuando el que ofende, no muestra arrepentimiento o revela una soberbia. Pero ante todo parece que lo que más necesitamos, es que se haga justicia, y lo mas grave, es cuando nos tienta la venganza, y a toda costa queremos una reparación del mal causado.
¿Y donde queda la misericordia? Decimos con gran alegría que Dios es rico en misericordia, además que es infinita, pero y la nuestra, ¿Hasta dónde llega?
La Sagradas Escrituras, a través del libro del Eclesiástico (Eclo 27, 30- 28,7), no muestra el vínculo que une el perdón otorgado por el hombre a su semejante, con el perdón que él mismo pide a Dios y nos dice que “El rencor y la ira son abominables, y ambas cosas son patrimonio del pecador”. Y nos preguntamos ¿Cómo puede un hombre guardar rencor a otro y pedir la salud al Señor? ¡No tiene piedad de un hombre semejante a él y se atreve a implorar por sus pecados! El punto esta en si somos capaces de aceptar de esta lectura: “Perdona el agravio a tu prójimo y entonces, cuando ores, serán absueltos tus pecados.”o “y no guardes rencor a tu prójimo; piensa en la Alianza del Altísimo, y pasa por alto la ofensa.”
2.“EL SEÑOR ES BONDADOSO Y COMPASIVO.”
Si miramos la cruz, resonarán la enseñanzas de Jesucristo, Nuestro Señor, el antes de expirar, implora perdón para sus verdugos.
Ciertamente, la “ley del talión”, fue abolida y el mensaje del Eclesiástico no es otro que: si los hombres no olvidan los agravios recibidos de sus prójimos, tampoco Dios les perdonará las ofensas que han cometido contra Él. Inversamente, quien perdona a su prójimo, se verá a su vez perdonado por Dios.
En respuesta a la infinita misericordia de Dios, el salmo (Sal 102, 1-4.9-12), nos recuerda su bondad y compasión, “El Señor es bondadoso y compasivo.”, Él perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias; rescata tu vida del sepulcro, te corona de amor y de ternura. No acusa de manera inapelable ni guarda rencor eternamente; no nos trata según nuestros pecados ni nos paga conforme a nuestras culpas.
Jesús, es nuestro Maestro y de El son todas las buenas enseñanzas, el perfeccionó la ley del perdón ampliándola para todos los hijos de su Padre y cualquier tipo de ofensa, ¡Señor Perdónalos porque no saben lo que hacen!, y con su sangre nos ha hecho a todos los hombres hermanos, y a saldado los pecados de los hombres.
3."SEÑOR, ¿CUÁNTAS VECES TENDRÉ QUE PERDONAR A MI HERMANO LAS OFENSAS QUE ME HAGA?
En el Evangelio de Mt 18, 21-35, Pedro, parece convencido de que leplantea al Señor algo exagerado, y se acerca a Jesús le preguntó a Jesús: "Señor, ¿cuántas veces tendré que perdonar a mi hermano las ofensas que me haga? ¿Hasta siete veces? Y el Señor le responde: “No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”. Esta expresión oriental que significa un número ilimitado de veces. Jesús emplea la misma expresión, para enseñar así que el mal ha de ser vencido por la bondad ilimitada que se manifiesta en el perdón incansable de las ofensas. Pensándolo bien resulta una obligación desconcertante, casi impresionante.
¿Por qué poner límites?, la caridad, el amor no tiene limites, como ya he comentado, siete es un número indefinido, Jesús le respondió: "No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete”, esto es, un rechazo de plano a la limitación agregándole un número simbólico aún más indefinido.
¿Cuál ha de ser la actitud cristiana ante las faltas reiteradas del prójimo? La vida está llena de reincidencias en culpas perdonadas, entonces, entonces, ¿vamos estar sometidos al un número de indefinidos perdones? nuestros perdones, ¿consideran una actitud sincera de perdón ante Dios?
Pedro, que plantea el problema, lo lleva al extremo de preguntar si incluso ha de perdonar “siete veces,” número muchas veces simbólico de lo universal (Gen 4:24). La pregunta de Pedro es equivalente a saber si tiene que perdonar siempre. El judaísmo discutía el número legal de veces a perdonar; generalmente eran cuatro. Pero era un perdón externo. La respuesta de Jesús es afirmativa, con el grafismo oriental, de perdonar no sólo “siete veces,” sino “setenta veces siete.” Y para hacer más gráfica la enseñanza se expone una parábola.
4.LA DEUDA INFINITA DEL PERDÓN DE DIOS A LOS SERES HUMANOS, Y LA PEQUEÑEZ DE PERDÓN DE LOS SERES HUMANOS ENTRE SÍ.
Dice Jesús: “Por eso, el Reino de los Cielos se parece a un rey que quiso arreglar las cuentas con sus servidores. Comenzada la tarea, le presentaron a uno que debía diez mil talentos.” El “talento” era una unidad fundamental de peso; indicaba un peso determinado de dinero. El “talento” comprendía 60 “minas” = 6.000 “dracmas áticas.” La “dracma ática” era equivalente al “denario.” Y éste era la paga diaria de un jornalero (Mt 20:1). Por eso la deuda de 10.000 “talentos” era equivalente a 60 millones de "denarios.” La deuda era, pues, fabulosa. Entonces, la escena, utiliza deliberadamente datos supuestos, para una finalidad pedagógica.
Dice la parábola; “Como no podía pagar, el rey mandó que fuera vendido junto con su mujer, sus hijos y todo lo que tenía, para saldar la deuda.” Se manda, para compensar en parte, vender a su mujer, hijos y propiedades. En los contratos de entonces entraba la responsabilidad familiar. Sin embargo, no es posible, con esta venta, lograr pagar una cantidad respetable de la deuda de los 10.000 “talentos.” Sin embargo se acusa la misericordia de su señor con él. Por lo que, no pudiendo pagar, el dueño se lo perdona todo.
Pero se contrapone la conducta de este siervo perdonado con lo que exige a su otro compañero para que le pague, inmediatamente, una pequeña deuda: 100 ”denarios.” Y al no pagarlos, lo mete en la cárcel. Enterado el rey, lo manda encarcelar hasta que pague la deuda. La parábola se alegoriza en parte. Se destacan algunas situaciones especiales, como el motivo por el que el compañero del siervo debía haber perdonado, porque el rey — Dios — le había perdonado a él. “Sed perfectos como es perfecto vuestro Padre celestial” (Mt 5:43-48; cf. Col 3:12-15; Sant 2:13). También se percibe, alegorizada, la distancia entre el perdón del rey al siervo (60.millones de denarios”) y lo que no quería perdonar aquel otro compañero (100 “denarios”). Esto habla de la deuda infinita del perdón de Dios a los seres humanos, y la pequeñez de perdón de los seres humanos entre sí.
5.PERO EL PUNTO CENTRAL ES LA NECESIDAD DE PERDONAR PARA QUE DIOS PERDONE.
Pablo nos recuerda: “Sean mutuamente buenos y compasivos, perdonándose los unos a los otros, como Dios los perdonó en Cristo” (Ef 4,32). Esto es los cristianos debemos perdonarnos siempre, no algunas veces. Ser buenos, como dice Pablo, es saber emplear bien esta palabra, porque cuando queremos decir que aprobamos algo y estamos conforme decimos esta bueno, y cuando queremos indicar que algo que ya es suficiente y debe terminar, como el rencor, decimos bueno, ya esta bien, aún mas cuando recibimos una agradable noticia decimos que bueno, y cuando pecamos o ofendemos y nos arrepentimos o vemos a alguien arrepentido, hay sentimientos de pena y lástima por la desgracia o por el sufrimiento ajeno, por eso debemos ser buenos y compasivos. Es así, como perdonamos siempre, como Dios nos perdona a nosotros, como Dios es bueno con nosotros.
Para que la caridad siempre este viva y reine entre nosotros, es indispensable el perdón de las injurias, es así como Jesús rechaza las limitaciones que quiso poner Pedro, para destacar aún más la necesidad de perdonar y sin límites, además que hay que perdonar y siempre hacerlo de corazón, a igual que el amor, cuando uno ama, ama de verdad, de todo corazón, sin límite y siempre. Así es, nuestro Dios Padre con nosotros, así nos ha enseñado, y así debemos ser y actuar, perdonar a nuestro prójimo de corazón, rogar por él, desearle todo bien y hacer que llegue la paz, por sobre cualquier dificultad.
6.DIOS NO NOS PERDONARÁ, SI NOSOTROS NO PERDONAMOS
La parábola que nos deja hoy Jesús, nos llega al corazón, porque nos damos cuenta de la falta de generosidad de aquel que había recibido la benevolencia y la comprensión y luego el se la niega a un hermano. Es así como luego al enterarse el rey lo mandó llamar y le dijo: "¡Miserable!" e indignado, lo entregó en manos de los verdugos hasta que pagara todo lo que debía. Esa es la gran diferencia que quiere destacar Jesús y nos pone en contrastes la generosidad de Dios, que nos perdona grandes deudas, contra la mezquindad de los hombres, el cual muchas veces ni siquiera quiere perdonar pequeñísimas cosas. No deja de se cierto la gran diferencia de nuestros pecados contra Dios y la de algunos contra nosotros que comete nuestro prójimo o nosotros contra ellos, por eso Jesús destaca que el servidor debía diez mil y a el tan solo cien.
Pero debemos tener muy en cuenta, que al final de este Evangelio, Jesús nos dice “Lo mismo hará también mi Padre celestial con ustedes, si no perdonan de corazón a sus hermanos". Esta deducción es muy clara, Dios no nos perdonará, si nosotros no perdonamos. ¿Es justo esto?, lo que no es justo es que nosotros pidamos perdón, Dios nos conceda misericordia y nosotros no seamos capaces de perdonar (“perdona nuestras deudas…así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden...)
"PIADOSO Y MISERICORDIOSO, LENTO A LA IRA Y RICO EN AMOR".
San Ambrosio indica que Dios creó al hombre para tener alguien a quien perdonar y revelar así el rostro de su amor desconcertante, que es disponibilidad ilimitada al perdón a cualquier precio, incluso el más elevado, como es la sangre de su Hijo. Pero amor pide amor, y la misericordia de Dios desea inspirar la misma disposición en el hombre, pecador perdonado, en relación con sus hermanos. ¿De qué nos sirve haber experimentado la misericordia divina si no permitimos que se transparente en nuestro rostro, en nuestra vida? Quien no acepta perdonar al hermano muestra no reconocer la gravedad del propio pecado.
El perdón de Dios sería vano si no permitimos que se plasme a su imagen y semejanza, pues él es un Dios "piadoso y misericordioso, lento a la ira y rico en amor". Jamás podremos pagar la enorme deuda de nuestros pecados, de nuestra ciega ingratitud... pero él los perdona pidiéndonos hacer lo mismo: perdonar de corazón "hasta setenta veces siete" al hermano, será en la tierra el comienzo de una gran fiesta que culminará en el cielo: fiesta de la reconciliación, gloria de los hijos que Dios se ha adquirido al precio de la sangre del Hijo, en el Espíritu Santo derramado para el perdón de los pecados.
¡Qué inmenso es tu corazón, oh Padre bueno y misericordioso, lento a la ira y rico en amor! ¡Nos sentimos tan tacaños y mezquinos ante tu magnanimidad...! Tú nos has llamado gratuitamente a la vida y quieres que la gastemos por ti y los hermanos en plenitud de donación. Sólo así podemos ser felices. Pero qué lejos estamos de participar en esta extraña lógica en la que el que más ama parece perder, en la que se es grande en la medida que nos hacemos pequeños.
Enséñanos a recordar tu amor, que no dudó en darnos lo que tenía de más precioso, tu amado Hijo, aun sabiendo que somos siervos despiadados: capaces, claro está, de recibir todo y acoger el perdón de nuestras inmensas deudas, pero sin estar dispuestos a hacer lo mismo con nuestros deudores. Abre los ojos de nuestro corazón, para que sepamos reconocer, en lo ordinario de cada día, las mil ocasiones que se presentan de verter en los hermanos una medida de amor "apretada, rellena, rebosante": la misma que tú viertes en nuestro interior cada vez que tocamos fondo en nuestra pobreza.
“Les aseguro que no quedarán ni una coma de la ley, sin cumplirse”
Mt 5, 17-19
Autor: Pedro Sergio Antonio Donoso Brant ocds
1. NO PIENSEN QUE VINE PARA ABOLIR LA LEY O LOS PROFETAS
Jesús dijo a sus discípulos: No piensen que vine para abolir la Ley o los Profetas: Yo no he venido a abolir, sino a dar cumplimiento. Jesús hace una declaración de mucha importancia para todo el cristianismo, en la que fija su actitud doctrinal frente al judaísmo. Por otra parte, no parecen encontrar armonía con otras actitudes de Jesús, aunque acaso se refieran a casos concretos y no a esta actitud doctrinal, que era lógico que tomarse, desde el punto de vista del reino, ante el fariseísmo y la Ley.
Jesús no vino a abolir la Ley y los Profetas, las dos secciones principales de la Biblia. La Ley era la primera. Se la consideraba en la época neotestamentaria como revelación divina, eterna, irrevocable. Los demás libros, incluso los Profetas, que son explicadores de la Ley , no tienen tal carácter; se los dieron a Israel a causa de sus pecados, y cuando llegasen los días mesiánicos, aquéllos no tendrían razón de ser.
2. CRISTO VINO A LLENAR A CUMPLIR Y PERFECCIONAR
Jesucristo proclama que no vino a abolir ni la Ley ni los Profetas. El sentido del verbo usado es claro: destruir, desatar, abrogar. Por el contrario, Cristo vino a llenar a cumplir y perfeccionar; cumplir la Ley con las obras, y llevar lo imperfecto a lo perfecto, Jesucristo no viene a destruir la ley, pero tampoco viene a consagrarla como algo que no se puede tocar, al contrario viene a darle con su enseñanza y su actitud, una nueva forma, más definitiva, en la cual ahora se realiza en plenitud aquello hacia donde la ley conducía.
¿En qué sentido perfecciona Jesucristo la Ley antigua? Aunque aquí sólo se trata de cuestiones morales, el término Ley y Profetas es algo técnico por todo el Antiguo Testamento. Por tanto, la afirmación de Cristo abarca a todo el Antiguo Testamento. Por eso hay aquí dos cuestiones a precisar, considerando el amor en el que se resumía la ley antigua, que pasará a ser un mandamiento nuevo de Jesús, (Juan 13; 34), y cumple toda la ley.
3. JESÚS NO VINO A ANULAR LOS VALORES NORMATIVOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO
Jesús no vino a anular los valores normativos del Antiguo Testamento, sino que hacer posible su total efectividad y realización en la novedad del Evangelio. ¿Entonces, qué sentido conviene aquí al verbo Cumplir o perfeccionar El sentido que aquí le corresponde es el de “perfeccionar”? El sentido que aquí le corresponde es el de perfeccionar. Se ve esto porque Jesús cumple con su práctica muchas cosas del Antiguo Testamento, pero perfecciona ésta con su doctrina al interpretar el sentido recto de muchas cosas del Antiguo Testamento deformadas por el leguleyismo farisaico y añade otras muchas como la nueva revelación, lo mismo que por el espíritu evangélico que ha de informarla.
Jesús perfecciona la Ley del Antiguo Testamento, al interpretar el verdadero sentido de prescripciones deformadas del Antiguo Testamento y al añadir nuevas enseñanzas, revelaciones, prescripciones, La Ley de Moisés y la evangélica no son opuestas, son una sola, es la Ley de Dios a los hombres, eso si, en dos etapas, entonces la segunda es complemento y perfeccionamiento de la primera.
4. LES ASEGURO QUE NO QUEDARÁN NI UNA COMA DE LA LEY , SIN CUMPLIRSE
Jesús dice: Les aseguro que no quedarán ni una coma de la Ley sin cumplirse, antes que desaparezcan el cielo y la tierra.
Jesús introduce la fórmula con un amén. El significado judío de esta palabra y su finalidad era unirse, mediante ella, con deseo de aprobación a lo dicho por otros, pero en boca de Jesucristo cobra un sentido única, desconocido aún por los rabinos, y con el que garantiza enfáticamente la verdad de lo que dice.
Los elementos expresivos de esta afirmación son los siguientes: antes que desaparezcan el cielo y la tierra, término con que se expresa el fin de los tiempos y, por tanto, se expresa también con ello la duración de una cosa o la firmeza de la misma.
5. SERÁ CONSIDERADO EL MENOR EN EL REINO DE LOS CIELOS.
Dice Jesús; El que no cumpla el más pequeño de estos mandamientos, y enseñe a los otros a hacer lo mismo, será considerado el menor en el Reino de los Cielos.
Este perfecto cumplimiento de la Ley es doble, ya que es el cumplimiento material de todo lo en ella prescrito y lo que hay de valor permanente, que en ella existe como en germen y cuya permanencia es definitiva en la nueva Ley.
Cabe destacar que Jesús dice El que no cumpla el más pequeño, no habla explícitamente de preceptos mayores, es algo lógico, porque cuando dice; Les aseguro que no quedarán ni una y ni una coma de la Ley sin cumplirse, ha de cumplirse.
El que no cumpla, o el que quebrantase o, por el contexto, mejor, descuidase cumplir uno de estos preceptos pequeños o mínimos y además enseñase así a los hombres, será el menor en el reino de los cielos, es decir no esta excluido de él. Y la contraposición se hace con los preceptos grandes y su premio correspondiente. En cambio, el que los cumpla y enseñe, será considerado grande en el Reino de los Cielos.
Precisamente grande y pequeño son los términos usados frecuentemente para significar la diversa suerte de las personas en el futuro reino mesiánico, en otras palabras es como usar los términos de preceptos graves y leves. Jesús se refiera a que esto se le aplicará a todos por igual, sin embargo, la frase el que enseñe a los otros a hacer lo mismo parecía dirigirse a apóstoles y discípulos. Jesús dijo a sus discípulos.
6. LA LEY LA DEBEREMOS CUMPLIR EN TODOS SUS ASPECTOS
Así es, como Jesús nos afirmo que la Ley la deberemos cumplir en todos sus aspectos, hasta en los mas insignificantes preceptos, haciendo estos llegaremos hacer grande en el Reino de los Cielos. Entonces, la perfección evangélica, consistirá en la observancia de los Evangelios, un modo de hacerlo, es cumplir hasta en sus más pequeñísimos detalles, con gran cuidado, con un gran espíritu de amor, con aceptación y entrega a la voluntad del Padre.
Ahora, nos hacemos una pregunta, ¿somos fieles en el cumplimiento de los que el Evangelio se nos propone cumplir? o bien, ¿cumplimos todo lo que Jesucristo nos ha enseñado como norma de vida?. También es bueno preguntarse, ¿sino cumplimos, aparte de no cumplir, estamos enseñando o incentivando a otros a no cumplir?
7. SER INCONDICIONAL A EL
Ser cristiano, tener fe en Cristo, se resume en ser incondicional a El, es decir, esforzarte para ser como El nos ha enseñado, trabajar por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por implementar el Reino de Dios en todo lugar, y ese Reino, es la justicia, la paz, el amor por los hombres, el ser solidario y la inclinación natural por hacer el bien
EL CAMINO PUEDE PARECER EXIGENTE, PERO PARA QUIEN CAMINA SE CONVIERTE EN ESTÍMULO PARA ENSANCHAR EL CORAZÓN.
El hombre se caracteriza por el deseo infinito de vida y felicidad, sed nunca plenamente apagada y que lo convierte en un incansable buscador de Dios. Y, sin embargo, hoy quizás más que nunca, nos enfrentamos a un nuevo fenómeno, el de una humanidad cansada e intolerante: los caminos antiguos -¿o viejos?- no satisfacen; los nuevos aparecen con mucha frecuencia como auténticos callejones sin salida y suscitan escepticismo o desesperación.
Las lecturas de la presente liturgia nos vuelven a llevar a un camino concreto, "recto"; es decir, que lleva directamente a su fin. Su punto de partida es la escucha de la Palabra y exige humildad y obediencia. El paso a seguir consiste en llevar a la práctica la Palabra cada día. La meta es el encuentro con la Palabra, Jesús y, por consiguiente, la felicidad, la bienaventuranza.
El camino puede parecer exigente, pero para quien camina se convierte en estímulo para ensanchar el corazón. No se trata tanto de practicar con rigor los preceptos, sino de seguir a una persona paso a paso, a Jesús. La palabra ley puede parecer hoy sinónimo de esclavitud, legalismo, algo frío o a hipocresía. Por el contrario, ¿hay algo más estupendo que el verdadero amor, que siempre busca y encuentra nuevos modos de darse?
Precisamente, esta fidelidad absoluta a la enseñanza del Señor puede hacer radicalmente nueva nuestra vida incluso a los ojos de los demás. La fidelidad a mandatos antiguos nos hará testigos de la perenne novedad: Jesús, el Señor, está con nosotros, y en él encontramos plenitud de gozo hasta en el cotidiano trabajo de la existencia.
Señor, en tu gran bondad nos has mostrado el camino a seguir para llegar a la meta de la eterna comunión contigo. Con frecuencia hemos preferido escuchar otras voces diferentes de la tuya, nos hemos adherido a normas más de acuerdo con nuestros gustos, hemos querido abrir atajos alternativos para encontrar una felicidad ilusoria...
¡Perdónanos, Señor! Ayúdanos a volver a empezar, a comenzar partiendo de la escucha humilde y fiel de tu Palabra, de caminar dócil y generosamente por tus mandamientos: éstos son los pasos -pequeños pero seguros- que nos conducirán a un amor grande contigo y con los hermanos; son pasos humildes que nos pueden hacer "grandes" en tu Reino. Enséñanos a caminar detrás de ti, Jesús, nuestro verdadero maestro, para que nuestra vida, renovada en la escuela de la caridad, testimonie al mundo el gozo del Evangelio.
Jesús expulsaba un demonio mudo, es decir, un enfermo al que su posesión le produce mudez. Pero según Mateo, este también era sordo. Ante este hecho, realizado con autoridad propia, en Mateo surge en las gentes la pregunta de si no será el Mesías. Aquí Lucas sólo lo expresa con la “admiración” de las muchedumbres. Pero, ante esto, los “fariseos” (Mt), no negando los hechos evidentes, lo atribuyen a que Jesús tiene pacto con Beelzebul, príncipe de los demonios.
2.LA ARGUMENTACIÓN DE JESÚS FUE DEFINITIVA.
“Un reino donde hay luchas internas va a la ruina y sus casas caen una sobre otra. Si Satanás lucha contra sí mismo, ¿cómo podrá subsistir su reino?
Si así fuese, Satanás destruiría su reino. Además, los exorcistas judíos condenaban esta insidia al expulsar los demonios. Pero, si es verdad que El los expulsaba en nombre de Dios, entonces que saquen la consecuencia: llegó el Reino de Dios. Pues ya está entablada la lucha entre el poder del Mesías y el poder de Satán. Por eso dice: si El los expulsa; no porque los expulsen ciertos exorcistas judíos. Y Lucas añade otra consecuencia: si él es el Mesías, hay que “recoger” con él — su enseñanza — para entrar en el reino; si no, se “desparrama” fuera del mismo.
3.LUEGO JESÚS PONE LA COMPARACIÓN DEL DEMONIO ERRANTE
Cuando el espíritu impuro sale de un hombre, vaga por lugares desiertos en busca de reposo, y al no encontrarlo, piensa: ‘Volveré a mi casa, de donde salí’.
Luego Jesús pone la comparación del demonio errante que sale de un hombre y busca morada en lugares “secos,” es decir, desiertos, morada, según la creencia popular, de demonios. Al no hallar reposo, vuelve al lugar de donde partió, pero, al verlo bien preparado, sale en busca de otros siete espíritus peores que él — número de plenitud —, y así logran conquistarla y habitarla. “Con lo que al final, ese hombre se encuentra peor que al principio”.
4.ATAR A SATANÁS ES IDEA ESCATOLÓGICA
El sentido de esta comparación es discutido, por querer hacerlo alegoría, cuando es una simple comparación, aunque con algunos elementos alegorizantes. Mateo la aplica expresamente a “esta generación mala.” Lucas no, pero, aunque el contexto en que lo trae es literariamente distinto, conceptualmente es el mismo. Por eso ha de ser interpretada de la generación judía contemporánea de Jesús. Atar a Satanás es idea escatológica (Is 24:22; Tob 8:3; Ap 20:2ss).
5.JESÚS PRUEBA, COMO ÉL DICE, SU MESIANISMO
“Pero si yo expulso a los demonios con la fuerza de Dios, quiere decir que el Reino de Dios ha llegado a ustedes.”
La expulsión de los demonios por Jesús prueba, como él dice, su mesianismo. El demonio desea no perder sus viejas conquistas, al ver los progresos que Jesús comienza a hacer en el pueblo, y toma la revancha. Por obra de los fariseos, que boicoteaban la obra de Jesús, viene a desorientar y apartar del ingreso en el reino de Cristo a gran parte de esta generación. Esto es, dentro de la imagen demoníaca comparativa, hacer que peores poderes demoníacos vuelvan a su casa, a esa “generación” de la que salieron. Y así elocaso de esa generación judía, separándose de Jesús, no ingresando en su reino y llevándole a la cruz, vinieron a ser peores que sus principios, que comenzaban con la luz de Cristo expulsando los demonios.
6.“EL QUE NO ESTÁ CONMIGO ESTÁ CONTRA MÍ; Y EL QUE NO RECOGE CONMIGO DESPARRAMA.”
Jesús ha venido a instaurar en el mundo el reino de Dios, pero en el mundo esta instaurado el reino de mal, es así, como estos dos reinos están en pugna. Esto nos pone a nosotros en la opción de las dos alternativas, optamos por el Reino de Jesucristo o por el del mal. Pero en nuestro Reino tenemos que vivir sin división, porque si somos agentes o elementos de división, estamos destruyendo el Reino de Jesucristo en el mundo y así, damos facilidad para que se instaure el reino de Satanás.
Por esos dice Jesús, “El que no está conmigo está contra mí; y el que no recoge conmigo desparrama.”, esto es el que no produce la unidad entre nosotros los cristianos, produce división, para estar con Jesús, se necesita amor y caridad, por que el amor une, para no estar con El y desparramar, solo se requiere ir por el camino de odio y la soberbia, elementos que desunen a los hombres.
Hagamos prevalecer en nosotros a Jesús, estrechémoslo en nuestro corazón, unidos, fuertemente a El. “Mas vale conocer el camino de la verdad que separase de el”
Y SI EL HOMBRE NO GUARDA EN SU CORAZÓN LA PALABRA DE DIOS
Si instintivamente sentimos la necesidad de valorar personas y acontecimientos, viéndolo con nuestros propios ojos, la Palabra que se nos actualiza hoy nos proporciona materia abundante: para saber ver de verdad,es indispensable aprender antes a escuchar. Escuchar ¿qué? La voz del que ha creado todo con su Palabra amorosa y tiene todo en su mano. Pero hay un enemigo celoso de la felicidad del hombre siempre al acecho para impedirle escuchar la voz del Señor y dejarse conducir por su mano.
El mentiroso sugiere pensamientos falsos, infunde dudas y sospechas. Y si el hombre no guarda en su corazón la Palabra de Dios, lámpara de sus pasos, si no la medita día y noche, no estará en disposición de discernir rectamente, con riesgo de extraviarse y hasta de caer totalmente bajo el dominio de falsas doctrinas. Nos puede suceder también a nosotros, en tantas cuestiones, quizás de ética personal, familiar o comunitaria, que no nos sintamos en sintonía con el Evangelio, nos parezca duro, desfasado, incapaz de ponerse al día...
De este modo, imperceptiblemente, en muchas ocasiones aparentemente secundarias nos deslizamos hacia un paganismo tal vez no de calibre mayor, pero paganismo al fin y al cabo. A la larga, se perderá el gusto por la Palabra: no sólo no parecerá dulce al paladar, sino hasta llegaremos a perder la necesidad de ella e incluso puede llegar a molestarnos si alguien nos la recuerda.
Padre, que tu voz resuene siempre en nuestro corazón, no permitas que otras voces la apaguen. Vuelve a susurrarnos lo mucho que nos quieres, tanto cuando nos animas como cuando nos corriges. Apártanos de esas sugestiones sutiles, de los mensajes persuasivos del antiguo enemigo astuto, celoso de nuestra amistad contigo. Sabes bien que el orgullo frecuentemente nos acecha, el miedo nos paraliza frente al dolor o la prueba.
Con tal de sufrir menos, estamos dispuestos a vender la piel al diablo. Perdona, Señor, nuestra arrogancia, la audacia con que nos erguimos presumidos frente a tu Hijo y frente a ti, cuando nos hablas de cruz, de camino estrecho, de escucha, obediencia, sacrificio...
Compadécete de nuestra fragilidad, mira nuestra buena voluntad, acrecienta en nosotros los deseos de verdad y bondad. Si te ofendemos, no nos lo tomes en serio; si te comprendemos mal, ayúdanos a rectificar; si te damos la espalda, sigue buscándonos.