No hay otro dios igual a ti, Señor, porque tú eres grande, Dios mío, y eres el único que hace maravillas.
ORACIÓN COLECTA
Infunde tu gracia en nuestros corazones Dios nuestro, para que nos apartemos de todo mal y, con tu ayuda, nos mantengamos fieles a tus enseñazas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Os 14, 2-10
Lectura del profeta Oseas
Así habla el Señor: Vuelve, Israel, al Señor tu Dios, porque tu falta te ha hecho caer. Preparen lo que van a decir y vuelvan al Señor. Díganle: “Borra todas las faltas, acepta lo que hay de bueno, y te ofreceremos el fruto de nuestros labios.
Asiria no nos salvará, ya no montaremos a caballo, ni diremos más «¡Dios nuestro! » a la obra de nuestras manos, porque sólo en ti el huérfano encuentra compasión”.
Yo los sanaré de su apostasía, los amaré generosamente, porque mi ira se ha apartado de ellos. Seré como rocío para Israel: él florecerá como el lirio, hundirá sus raíces como el bosque del Líbano; sus retoños se extenderán, su esplendor será como el del olivo y su fragancia como la del Líbano. Volverán a sentarse a mi sombra, harán revivir el trigo, florecerán como la viña, y su renombre será como el del vino del Líbano. Efraím, ¿qué tengo aún que ver con los ídolos? Yo le respondo y velo por él. Soy como un ciprés siempre verde, y de mí procede tu fruto. ¡Que el sabio comprenda estas cosas! ¡Que el hombre inteligente las entienda! Los caminos del Señor son rectos: por ellos caminarán los justos, pero los rebeldes tropezarán en ellos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Los amaré sin que lo merezcan”. En la severa palabra del profeta hay un principio de esperanza. Oseas presenta a Yahvé llamando a la conversión y ofreciendo la vida florecida para su pueblo. Todo ello por puro amor e iniciativa del Señor: “Seré rocío para Israel”, dice Yahvé. No es la flor la que se abre por su cuenta. Es el rocío que la acaricia y le invita a abrir sus pétalos. No es el hombre el que se merece el perdón. Es el amor del Señor el que lo ofrece.
SALMO Sal 80, 6-11. 14. 17
R. ¡Ojalá escuchemos la voz del Señor!
Oigo una voz desconocida que dice: “Yo quité el peso de tus espaldas y tus manos quedaron libres de la carga. Clamaste en la aflicción, y te salvé. R.
Te respondí oculto entre los truenos, aunque me provocaste junto a las aguas de Meribá. Oye, pueblo mío, Yo atestiguo contra ti, ¡ojalá me escucharas, Israel! R.
No tendrás ningún dios extraño, no adorarás a ningún dios extranjero: Yo, el Señor, soy tu Dios, que te hice subir de la tierra de Egipto. R.
¡Ojalá mi pueblo me escuchara, e Israel siguiera mis caminos! Yo alimentaría a mi pueblo con lo mejor del trigo y lo saciaría con miel silvestre”. R.
VERSÍCULO Mt 4, 17
Conviértanse, porque el Reino de los Cielos está cerca.
EVANGELIO Mc 12, 28-34
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Un escriba se acercó a Jesús y le preguntó: “¿Cuál es el primero de los mandamientos?” Jesús respondió: “El primero es: “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más grande que éstos”. El escriba le dijo: “Muy bien, Maestro, tienes razón al decir que hay un solo Dios y no hay otro más que Él, y que amarlo con todo el corazón, con toda la inteligencia y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los holocaustos y todos los sacrificios”. Jesús, al ver que había respondido tan acertadamente, le dijo: “Tú no estás lejos del Reino de Dios”. Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Amar a Dios y al prójimo: no hay mandamiento mayor”. Cuando el Maestro habla de amor no se va por las ramas como solemos hacer nosotros. Más de seiscientos preceptos formaban el código legal judío. Pero no nos creamos exentos de no caer en el legalismo, ya que son muchos los instrumentos de orden normativo que tenemos en la Iglesia y que nos pueden distraer de la sabia vital del creyente: el amor a Dios y el amor al prójimo. “No hay mandamiento mayor que éstos”, concluye el Maestro, resumiendo ambos en uno solo. Más tarde nos lo recordará el apóstol Pablo en el capítulo trece de la primera carta a los cristianos de Corinto.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, mira con bondad los dones que te presentamos para que sean gratos a tus ojos y nos alcancen la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cf. Mc 12, 33
Amar a Dios con todo el corazón, y al prójimo como a sí mismo, vale más que todos los sacrificios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Infunde, Padre, tu gracia salvadora en el alma y en el cuerpo de tus hijos, para que obtengamos un día la plena posesión de lo que ahora recibimos en la Eucaristía, Por Jesucristo nuestro Señor.
Bendice al Señor, alma mía, y nunca olvides sus beneficios. El perdona todas tus culpas y cura todas tus dolencias.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, nos alegremos por la celebración anual de la Cuaresma, te pedimos participando del misterio pascual, podamos gozar plenamente de sus frutos. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Os 6, 1-6
Lectura de la profecía de Oseas.
“Vengan, volvamos al Señor: Él nos ha desgarrado, pero nos sanará; ha golpeado, pero vendará nuestras heridas. Después de dos días nos hará revivir, al tercer día nos levantará, y viviremos en su presencia. Esforcémonos por conocer al Señor: su aparición es cierta como la aurora. Vendrá a nosotros como la lluvia, como la lluvia de primavera que riega la tierra”. ¿Qué haré contigo, Efraím? ¿Qué haré contigo, Judá? Porque el amor de ustedes es como nube matinal, como el rocío que pronto se disipa. Por eso los hice pedazos por medio de los profetas, los hice morir con las palabras de mi boca, y mi juicio surgirá como la luz. Porque Yo quiero amor y no sacrificios, conocimiento de Dios más que holocaustos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Quiero misericordia y no sacrificios”. Oseas recoge aquí una celebración penitencial del pueblo. Pero el pueblo no busca la conversión sincera, sino que el Señor los libre de un peligro inminente de invasión y les solucione los problemas “en dos días”, para luego volver a “las viejas andanzas”.
Y eso no tiene valor. El Señor no puede aceptar una oración y unos holocaustos faltos de contenido interior. No, el Señor no acepta “coimas”. La conversión a la que el pueblo alude es interesada y se apoya en el mérito de un ejercicio ritual que no tiene valor, porque le falta la obra de caridad y de justicia con el prójimo. El Señor no acepta una religión que carece de ética, ya que él prefiere la misericordia a los sacrificios.
SALMO Sal 50, 3-4. 18-21
R. El Señor quiere amor y no sacrificios.
¡Ten piedad de mí, Señor, por tu bondad, por tu gran compasión, borra mis faltas! ¡Lávame totalmente de mi culpa y purifícame de mi pecado! R.
Los sacrificios no te satisfacen; si ofrezco un holocausto, no lo aceptas: mi sacrificio es un espíritu contrito, Tú no desprecias el corazón contrito y humillado. R.
Trata bien a Sión, Señor, por tu bondad; reconstruye los muros de Jerusalén. Entonces aceptarás los sacrificios rituales: las oblaciones y los holocaustos. R.
VERSÍCULO Cf. Sal 94, 8. 7
No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor.
EVANGELIO Lc 18, 9-14
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas.
Refiriéndose a algunos que se tenían por justos y despreciaban a los demás, Jesús dijo esta parábola: Dos hombres subieron al Templo para orar; uno era fariseo y el otro, publicano. El fariseo, de pie, oraba así: “Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, que son ladrones, injustos y adúlteros; ni tampoco como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago la décima parte de todas mis entradas”. En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se animaba siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: “¡Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador! Les aseguro que este último volvió a su casa justificado, pero no el primero. Porque todo el que se eleva será humillado, y el que se humilla será elevado.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Todo el que se enaltece será humillado y todo el que se humilla será enaltecido”. Para alcanzar una genuina relación con el Señor, no podemos equivocar el punto de partida: todo es obra del amor del Señor. Él es quien nos busca, nos mueve y nos envuelve hasta estrecharse con nosotros. Por eso, el fariseo que se cree incontaminado, está tan lleno de sí mismo, que ya no le cabe nada ni nadie dentro de sí: el Señor y el prójimo quedan al margen de su vida. En cambio el publicano, se siente pecador, vacío y necesitado; abre su corazón de par en par y vuelve repleto del Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios nuestro, purificados por tu gracia, nos acercamos a tus santos misterios, permítenos que al celebrar esta Eucaristía que nos has dado, podamos rendirte una alabanza perfecta. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Lc 18, 13
El publicano, manteniéndose a distancia, se golpeaba el pecho, diciendo: Dios mío, ten piedad de mí, que soy un pecador.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, venerar con sincero respeto la santa Eucaristía, que continuamente nos alimenta y recibirla siempre con profunda espíritu de fe. Por Jesucristo nuestro Señor.
Vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia
En nuestro camino cuaresmal la palabra de Dios nos hace entender hoy que ese ciego del evangelio somos cada uno de nosotros. Ciegos de nacimiento. E incapaces de curarnos nuestra propia ceguera. Hemos entrado en la Cuaresma para ser iluminados por Cristo, para que Él sane nuestra ceguera. ¡Qué poquito conocemos a Dios! ¡Qué poco entendemos sus planes! De Dios es más lo que no sabemos que lo que sabemos. Somos incapaces de reconocer a Cristo, que se acerca a nosotros bajo tantos disfraces. Nuestra fe es demasiado corta. Pero Cristo quiere iluminarnos. El mejor fruto de Cuaresma es que salgamos de ella con una fe acrecentada, más lúcida, más potente, más en sintonía con el misterio de Dios y con sus planes, más capaz de discernir la voluntad de Dios. Dios quiere “arrancarnos del dominio de las tinieblas” (Col 1,13) para que vivamos en la luz de Cristo, iluminados por su presencia.
Reconocer que somos ciegos
Para ello, la primera condición es reconocer que somos ciegos y dejar entrar plenamente en nuestra vida a Cristo, que es “la luz del mundo”. El hombre ciego reconoce su ceguera y además de la vista física recibe la fe. Los fariseos, en cambio, se creen lúcidos “nosotros sabemos” y rechazan a Jesús, se cierran a la luz de la fe y quedan ciegos. La soberbia es el mayor obstáculo para acoger a Cristo y ser iluminados. Por eso insiste la Escritura: “Hijo mío, no te fíes de tu propia inteligencia... no te tengas por sabio” (Prov 3, 5-7).
Cristo es la luz del mundo
Esta sanación es un testimonio potente del paso de Cristo por la vida de este ciego. Él no sabe dar explicaciones de quién es Jesús cuando le preguntan los fariseos. Simplemente confiesa: “sólo sé que era ciego y ahora veo”. Pero con ello está proclamando que Cristo es la luz del mundo. No se trata de ideas, sino de un acontecimiento: estaba muerto y he vuelto a la vida, era esclavo del pecado y he sido liberado. Esto ha de ser nuestra Cuaresma y nuestra Pascua: el acontecimiento de Cristo que pasa por nuestra vida sanando, iluminando, resucitando, comunicando vida nueva. (FGD)
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 66, 10-11
Alégrate, Jerusalén, y congréguense, todos los que la aman. Desborden de alegría los que estaban tristes, vengan a saciarnos con su felicidad.
ACTO PENITENCIAL
·Tú eres nuestro Pastor. Señor, ten piedad.
·Tú quieres levantarnos del pecado. Cristo, ten piedad.
·Tú nos hiciste hijos de la luz. Señor, ten piedad.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Dios nuestro, que reconcilias maravalillosamente al género humano por tu Palabra hecha carne; te pedimos que el pueblo cristiano se disponga a celebrar las proximas fiestas pascuales con una fe viva y una entrega generosa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA 1Sam 16, 1. 5-7. 10-13
Lectura del primer libro de Samuel.
El Señor dijo a Samuel: «¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey». Samuel fue, purificó a Jesé y a sus hijos y los invitó al sacrificio. Cuando ellos se presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: «Seguro que el Señor tiene ante él a su ungido». Pero el Señor dijo a Samuel: «No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatura, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón». Así Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: «El Señor no ha elegido a ninguno de éstos». Entonces Samuel preguntó a Jesé: «¿Están aquí todos los muchachos?». Él respondió: «Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el rebaño». Samuel dijo a Jesé: «Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí». Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: «Levántate y úngelo, porque es éste». Samuel tomó el frasco de óleo y lo ungió en presencia de sus hermanos. Y desde aquel día, el espíritu del Señor descendió sobre David.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El rey era el representante de Dios, por eso se lo ungía, como signo de la presencia divina y de su carácter sagrado ante el pueblo. Pero, en Israel, el rey debía ser un ejemplo para el pueblo. Por eso no bastaba con la apariencia, sino que Dios eligió a un hombre con un corazón sincero. David fue el rey más recordado de Israel, pues, pese a sus pecados, siempre buscó el bien para el pueblo.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
SEGUNDA LECTURA Ef 5, 8-14
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Hermanos: Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan como hijos de la luz. Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo que agrada al Señor, y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evidencia. Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que esa gente hace ocultamente. Pero cuando se las pone de manifiesto, aparecen iluminadas por la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso se dice: «Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará».
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Sabemos que no es fácil vivir como cristianos. Cada época ha tenido sus propios conflictos y dificultades. Y el criterio para afrontarla desde la fe es el mismo hoy que en los tiempos de san Pablo: discernir nuestros actos. No podemos vivir sin buscar lo que es bueno, evaluar las acciones y preservarnos de caer en los ofrecimientos de salvaciones mentirosas.
ACLAMACIÓN Jn 8, 12
“Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la Vida-, dice el Señor.
EVANGELIO Jn 9, 1-41
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: “Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?”. “Ni él ni sus padres han pecado –respondió Jesús–; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de Aquél que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”, que significa –Enviado”. El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: “¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos opinaban: “Es el mismo”. “No –respondían otros–, es uno que se le parece”. Él decía: “Soy realmente yo”. Ellos le dijeron: “¿Cómo se te han abierto los ojos?”. Él respondió: “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: ‘Ve a lavarte a Siloé’. Yo fui, me lavé y vi”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde está?”. Él respondió: “No lo sé”. El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. Él les respondió: “Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo”. Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado”. Otros replicaban: “¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?”. Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?”. El hombre respondió: “Es un profeta”. Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: “¿Es éste el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?”. Sus padres respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta”. Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: “Tiene bastante edad, pregúntenle a él». Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: “Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. “Yo no sé si es un pecador –respondió–; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo”. Ellos le preguntaron: “¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?”. Él les respondió: “Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?”. Ellos lo injuriaron y le dijeron: “¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés! Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es éste”. El hombre les respondió: “Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada”. Ellos le respondieron: “Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?”. Y lo echaron. Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: “¿Crees en el Hijo del hombre?”. Él respondió: “¿Quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Tú lo has visto: es el que te está hablando”. Entonces él exclamó: ´”Creo, Señor”, y se postró ante él. Después Jesús agregó: “He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven”. Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: “¿Acaso también nosotros somos ciegos?”- Jesús les respondió: “Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: “Vemos”, su pecado permanece”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La escena está cargada de simbolismo. En este caso, el ciego hace un vertiginoso proceso hacia la visión, que culmina en poder ver al salvador. Es un proceso de fe. Mientras que los enemigos de Jesús hacen justamente el proceso inverso y terminan siendo considerados ciegos, aunque dicen que ven. Según este texto, frente a Jesús, se exige definición, elegir entre Él (la luz) y las tinieblas.
Se dice el Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Ilumina los ojos de nuestro corazón.
·Por todos los que, en la Iglesia, han recibido la misión de iluminar a los hermanos con la enseñanza de la fe. Oremos.
·Por todos los que en la sociedad cumplen la misión de iluminar a los demás: los padres, los docentes, los que controlan los medios de información pública. Oremos.
·Por los que padecen, sin merecerlo, la ceguera de la incultura y la ignorancia. Oremos.
·Por nosotros que tuvimos el privilegio de pasar de las tinieblas a la luz y estamos llamados a dar testimonio de ello. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te presentarnos con alegría, Señor estos dones para la salvación eterna ayúdanos a ceIebarlos con fidelidad y a ofrecerjos dignamente por la redención del mundos Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DE CUARESMA
PREFACIO
EL CIÉGO DE NACIMIENTO
El Señor esté con ustedes.
Ycon tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo, Señor nuestro.
Él mismo, por el misterio de la encarnación, llevó hasta la luz de la fe a los que caminaban en las tinieblas, e hizo renacer a los que habían nacido en la esclavitud del pecado convirtiéndolos en hijos adoptivos por el bautismo.
Por eso, Padre, te adoran el cielo y la tierra entonando un canto nuevo, y nosotros con todos los ángeles te alabamos,
diciendo sin cesar:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Jn 9, 11
El Señor hizo barro con saliva y lo puso sobre mis ojos: entonces fui, me lavé y vi y creí en Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, que iluminas a todo hombre que viene a este mundo, te pedimos que alumbres nuestros corazones con el esplendor dé tu gracia, para que nuestros pensamientos sean dignos de ti y aprendamos a amarte de todo corazón. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE EL PUEBLO
Padre, protege a quienes te suplican, sostén a los débiles y vivifica siempre con tu luz a quienes caminan en las sombras de la muerte; con tu clemencia, apártalos de todo mal y hazlos llegar a la plenitud de tus bienes. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Yo confío en el Señor. Tu amor será mi gozo y mi alegría, porque tú miraste mi aflicción.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios Nuestro, que renuevas el mundo con por medio de tus sacramentos, concede a tu Iglesia la ayuda de los auxilios de tu gracia y no la prives de lo que necesita cada día. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Is 65, 17-21
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: Yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva. No quedará el recuerdo del pasado ni se lo traerá a la memoria, sino que se regocijarán y se alegrarán para siempre por lo que yo voy a crear: porque voy a crear a Jerusalén para la alegría y a su pueblo para el gozo. Jerusalén será mi alegría, yo estaré gozoso a causa de mi pueblo, y nunca más se escucharán en ella ni llantos ni alaridos. Ya no habrá allí niños que vivan pocos días ni ancianos que no completen sus años, porque el más joven morirá a los cien años y al que no llegue a esa edad se lo tendrá por maldito. Edificarán casas y las habitarán, plantarán viñas y comerán sus frutos.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
“Yo voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva”. Ante las asechanzas que se avecinan contra el Señor, no podemos olvidar que su plan es la salvación: un cielo nuevo y una tierra nueva, llena de vida, de gozo, de paz y prosperidad. Lo que en adelante interesa son los cielos nuevos y la tierra nueva. No volverá a recordarse el pasado.
Es necesario juzgar el presente desde el futuro y no a partir del pasado. El futuro impulsa la creatividad; el recurso exclusivo al pasado entraña inevitablemente el conservadurismo, que frena el crecimiento integral del individuo y de la sociedad.
SALMO Sal 29, 2. 4-6. 11-12. 13
R. ¡Te glorifico, Señor, porque me libraste!
Yo te glorifico, Señor, porque tú me libraste y no quisiste que mis enemigos se rieran de mí. Tú, Señor, me levantaste del Abismo y me hiciste revivir, cuando estaba entre los que bajan al sepulcro. R.
Canten al Señor, sus fieles; den gracias a su santo Nombre, porque su enojo dura un instante, y su bondad, toda la vida: si por la noche se derraman lágrimas, por la mañana renace la alegría. R.
Escucha, Señor, ten piedad de mí; ven a ayudarme, Señor. Tú convertiste mi lamento en júbilo, ¡Señor, Dios mío, te daré gracias eternamente! R.
VERSÍCULO Cf. Am 5, 14
Busquen el bien y no el mal, para que tengan vida, y así el Señor estará con ustedes.
EVANGELIO Jn 4, 43-54
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús partió hacia Galilea. Él mismo había declarado que un profeta no goza de prestigio en su propio pueblo. Pero cuando llegó, los galileos lo recibieron bien, porque habían visto todo lo que había hecho en Jerusalén durante la Pascua; ellos también, en efecto, habían ido a la fiesta. Y fue otra vez a Caná de Galilea, donde había convertido el agua en vino. Había allí un funcionario real, que tenía su hijo enfermo en Cafarnaún.
Cuando supo que Jesús había llegado de Judea y se encontraba en Galilea, fue a verlo y le suplicó que bajara a sanar a su hijo moribundo. Jesús le dijo: “Si no ven signos y prodigios, ustedes no creen”. El funcionario le respondió: “Señor, baja antes que mi hijo se muera”. “Vuelve a tu casa, tu hijo vive”, le dijo Jesús. El hombre creyó en la palabra que Jesús le había dicho y se puso en camino. Mientras descendía, le salieron al encuentro sus servidores y le anunciaron que su hijo vivía. Él les preguntó a qué hora se había sentido mejor. “Ayer, a la una de la tarde, se le fue la fiebre”, le respondieron. El padre recordó que era la misma hora en que Jesús le había dicho: “Tu hijo vive”. Y entonces creyó él y toda su familia. Éste fue el segundo signo que hizo Jesús cuando volvió de Judea a Galilea.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
“Creyó en la palabra de Jesús y se puso en camino”. Para observar la prohibición hecha a los judíos de entrar en la casa de un pagano, el Maestro sana a un enfermo a distancia por la acción de su palabra. El evangelista, con su maestría habitual nos da una bella catequesis de cómo llegar a la fe desde la vida con sus problemas. Cuando, como hoy, los problemas se solucionan, no parece tan difícil, aunque muchas veces, “si te he visto no me acuerdo”. El Evangelio rompe todos los moldes convencionales, incluso los aparentemente “revolucionarios”.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, concédenos obtener el frutote de las ofrendas que te presentamos para que muera en nosotros el antiguo poder del pecado, y nos renovemos con tu vida divina. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ez 36, 27
Dice el Señor: Infundiré mi espíritu en ustedes y les haré seguir mis preceptos, y que observen y practiquen mis leyes.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre, te pedimos que tu santos misterios, al alimentarnos, renueven nuestra vida cristiana, y al santificarnos, nos conduzca a la eternidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
Dice el Señor: Vengan a beber, ustedes, los que tienen sed; y los que no tengan dinero, vengan y beban con alegría.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Padre, que las venerables prácticas de este tiempo cuaresmal dispongan el corazón de tus fieles y así celebren dignamente el misterio pascual y anunciar a todos los hombres el mensaje de tu salvación. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12
Lectura de la profecía de Ezequiel.
La mano del Señor descendió sobre mí y me llevó a la tierra de Israel. Allí vi a un hombre que por su aspecto parecía de bronce. El hombre me llevó a la entrada de la Casa del Señor y vi que salía agua por debajo del umbral de la Casa, en dirección al oriente, porque la fachada de la Casa miraba hacia el oriente. El agua descendía por debajo del costado derecho de la Casa, al sur del altar. Luego me sacó por el camino de la puerta septentrional, y me hizo dar la vuelta por un camino exterior, hasta la puerta exterior que miraba hacia el oriente.
Allí vi que el agua fluía por el costado derecho. Cuando el hombre salió hacia el este, tenía una cuerda en la mano.
Midió quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a los tobillos. Midió otros quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a las rodillas. Midió otros quinientos metros y me hizo caminar a través del agua, que me llegó a la cintura.
Luego midió otros quinientos metros, y ya era un torrente que no pude atravesar, porque el agua había crecido: era un agua donde había que nadar, un torrente intransitable. El hombre me dijo: “¿Has visto, hijo de hombre?”, y me hizo volver a la orilla del torrente. Al volver, vi que a la orilla del torrente, de uno y otro lado, había una inmensa arboleda. Entonces me dijo: “Estas aguas fluyen hacia el sector oriental, bajan hasta la estepa y van a desembocar en el Mar. Se las hace salir hasta el Mar, para que sus aguas sean saneadas. Hasta donde llegue el torrente, tendrán vida todos los seres vivientes que se mueven por el suelo y habrá peces en abundancia. Porque cuando esta agua llegue hasta el Mar, sus aguas quedarán saneadas, y habrá vida en todas partes adonde llegue el torrente. Al borde del torrente, sobre sus dos orillas, crecerán árboles frutales de todas las especies. No se marchitarán sus hojas ni se agotarán sus frutos, y todos los meses producirán nuevos frutos, porque el agua sale del Santuario. Sus frutos servirán de alimento y sus hojas de remedio”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El libro de Ezequiel está lleno de imágenes y símbolos. Es necesario, entonces, reconocer que en este texto, el agua que fluye es símbolo de vida. Esa agua la proporciona Dios, y se trata de la restauración del pueblo de Israel. Cuando el pueblo sea restaurado y recupere la vida que Dios mismo le dará, entonces se transformará también él en fuente de vida para los otros pueblos.
SALMO Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9
R. ¡El Señor está con nosotros!
El Señor es nuestro refugio y fortaleza, una ayuda siempre pronta en los peligros. Por eso no tememos, aunque la tierra se conmueva y las montañas se desplomen hasta el fondo del mar. R.
Los canales del Río alegran la Ciudad de Dios, la más santa Morada del Altísimo. El Señor está en medio de ella: nunca vacilará. Él la socorrerá al despuntar la aurora. R.
El Señor de los ejércitos está con nosotros, nuestro baluarte es el Dios de Jacob. Vengan a contemplar las obras del Señor, él hace cosas admirables en la tierra. R.
VERSÍCULO Sal 50, 12. 14
Crea en mí, Dios mío, un corazón puro, y devuélveme la alegría de tu salvación.
EVANGELIO Jn 5, 1-3. 5-18
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Se celebraba una fiesta de los judíos y Jesús subió a Jerusalén. Junto a la puerta de las Ovejas, en Jerusalén, hay una piscina llamada en hebreo “Betsata”, que tiene cinco pórticos. Bajo estos pórticos yacía una multitud de enfermos, ciegos, lisiados y paralíticos. Había allí un hombre que estaba enfermo desde hacía treinta y ocho años. Al verlo tendido, y sabiendo que hacía tanto tiempo que estaba así, Jesús le preguntó: “¿Quieres sanarte?”. Él respondió: “Señor, no tengo a nadie que me sumerja en la piscina cuando el agua comienza a agitarse; mientras yo voy, otro desciende antes”.
Jesús le dijo: “Levántate, toma tu camilla y camina”. En seguida el hombre se sanó, tomó su camilla y empezó a caminar.
Era un sábado, y los judíos dijeron entonces al que acababa de ser sanado: “Es sábado. No te está permitido llevar tu camilla”. Él les respondió: “El que me sanó me dijo: - Toma tu camilla y camina -. Ellos le preguntaron: “¿Quién es ese hombre que te dijo: «Toma tu camilla y camina»?”. Pero el enfermo lo ignoraba, porque Jesús había desaparecido entre la multitud que estaba allí. Después, Jesús lo encontró en el Templo y le dijo: “Has sido sanado; no vuelvas a pecar, de lo contrario te ocurrirán peores cosas todavía”. El hombre fue a decir a los judíos que era Jesús el que lo había sanado. Ellos atacaban a Jesús, porque hacía esas cosas en sábado. Él les respondió: “Mi Padre trabaja siempre, y yo también trabajo”. Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La tradición popular otorgaba a las aguas de la piscina llamada «Betsata» propiedades curativas, por lo que mucha gente acudía a ella. Ante el hombre del relato,que no podía beneficiarse de esta agua porque su mal lo tenía absolutamente atado, Jesús reemplaza el ritual popular con el poder de su palabra, que es también palabra de salvación.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, los dones que tu mismo nos diste; que sean para nosotros prueba de tu providencia en esta vida mortal y remedio eficaz para la inmortalidad. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 22, 1-2
El Señor es mi Pastor, nada me puede faltar. En praderas cubiertas de verdor, él me hace descansar y me conduce a las aguas tranquilas.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre de bondad, purifica nuestros corazones y renuévalos con tus sacramentos, para que también nuestro cuerpo encuentre en ellos la fuerza para la vida presente y germen de su vida inmortal. Por Jesucristo nuestro Señor.
Mi oración sube hasta ti, Señor, en el momento favorable; respóndeme, Dios mío, por tu gran amor, sálvame, por tu fidelidad.
ORACIÓN COLECTA
Padre, que concedes a los justos el premio de sus méritos y el perdón a lo pecadores que se arrepienten, ten piedad de quienes te suplicamos, para que la confesión de nuestras culpas nos obtenga tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Is 49, 8-15
Lectura del libro de Isaías.
Así habla el Señor: En el tiempo favorable, yo te respondí, en el día de la salvación, te socorrí. Yo te formé y te destiné a ser la alianza del pueblo, para restaurar el país, para repartir las herencias devastadas, para decir a los cautivos: «¡Salgan!», y a los que están en las tinieblas: «¡Manifiéstense!». Ellos se apacentarán a lo largo de los caminos, tendrán sus pastizales hasta en las cumbres desiertas. No tendrán hambre, ni sufrirán sed, el viento ardiente y el sol no los dañarán, porque el que se compadece de ellos los guiará y los llevará hasta las vertientes de agua. De todas mis montañas yo haré un camino y mis senderos serán nivelados. Sí, ahí vienen de lejos, unos del norte y del oeste, y otros, del país de Siním. ¡Griten de alegría, cielos, regocíjate, tierra! ¡Montañas, prorrumpan en gritos de alegría, porque el Señor consuela a su Pueblo y se compadece de sus pobres! Sión decía: «El Señor me abandonó, mi Señor se ha olvidado de mí». ¿Se olvida una madre de su criatura, no se compadece del hijo de sus entrañas? ¡Pero aunque ella se olvide, yo no te olvidaré!
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El canto del profeta es de alegría, porque puede observar que Dios no se olvida de su pueblo. Y la atención del Señor es compadecerse de los pobres de este pueblo. Son los que más han sufrido los que esperan este momento. La imagen del amor maternal de Dios hacia sus hijos nos ayuda a comprender que este amor supera cualquier tipo de afecto conocido, aún el amor materno.
SALMO Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18
R. El Señor es bondadoso y compasivo.
El Señor es bondadoso y compasivo, lento para enojarse y de gran misericordia; el Señor es bueno con todos y tiene compasión de todas sus criaturas. R.
El Señor es fiel en todas sus palabras y bondadoso en todas sus acciones. El Señor sostiene a los que caen y endereza a los que están encorvados. R.
El Señor es justo en todos sus caminos y bondadoso en todas sus acciones; está cerca de aquéllos que lo invocan, de aquéllos que lo invocan de verdad. R.
VERSÍCULO Jn 11, 25. 26
Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en mí no morirá jamás.
EVANGELIO Jn 5, 17-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: --Mi Padre trabaja siempre, y Yo también trabajo--. Pero para los judíos ésta era una razón más para matarlo, porque no sólo violaba el sábado, sino que se hacía igual a Dios, llamándolo su propio Padre. Entonces Jesús tomó la palabra diciendo: --Les aseguro que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo sino solamente lo que ve hacer al Padre; lo que hace el Padre, lo hace igualmente el Hijo. Porque el Padre ama al Hijo y le muestra todo lo que hace. Y le mostrará obras más grandes aún, para que ustedes queden maravillados. Así como el Padre resucita a los muertos y les da vida, del mismo modo el Hijo da vida al que él quiere. Porque el Padre no juzga a nadie: Él ha puesto todo juicio en manos de su Hijo, para que todos honren al Hijo como honran al Padre. El que no honra al Hijo, no honra al Padre que lo envió. Les aseguro que el que escucha mi palabra y cree en Aquél que me ha enviado, tiene Vida eterna y no está sometido al juicio, sino que ya ha pasado de la muerte a la Vida. Les aseguro que la hora se acerca, y ya ha llegado, en que los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oigan, vivirán. Así como el Padre tiene la vida en sí mismo, del mismo modo ha concedido a su Hijo tener la vida en sí mismo, y le dio autoridad para juzgar porque Él es el Hijo del hombre. No se asombren: se acerca la hora en que todos los que están en las tumbas oirán su voz y saldrán de ellas: los que hayan hecho el bien, resucitarán para la Vida; los que hayan hecho el mal, resucitarán para el juicio. Nada puedo hacer por mí mismo. Yo juzgo de acuerdo con lo que oigo, y mi juicio es justo, porque lo que Yo busco no es hacer mi voluntad, sino la de Aquel que me envió--.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En el Evangelio de Juan, Jesús se presenta en una relación especial con Dios Padre. Por momentos lo llama Padre, o mi Padre, revelando que se trata de algo totalmente distinto de lo que los judíos pensaban en esos tiempos. Jesús, al hablar de mi Padre, está revelando que participa de la misma naturaleza divina. Y esto es justamente aquello de lo que sus adversarios lo acusan.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que la fuerza a de este sacrificio nos purifique de los pecados de la vida pasada, renueve nuestras vidas y nos alcance la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 3, 17
Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salve por Él.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Después de haber recibido los dones celestiales, te pedimos, Padre, que no sea causa de condenación lo que en tu providencia diste a tus fieles para la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor.
Que la alegría llene el corazón de los que buscan al Señor. Busquen al Señor y serán fuertes, busquen siempre su rostro.
ORACIÓN COLECTA
Imploramos tu misericordia, Señor, y te pedimos que, purificados por la penitencia y por la práctica de las buenas obras, nos mantengamos fieles a tus mandamientos y llegar bien dispuestos a las fiestas de Pascua. Por nuestro Señor Jesucristo tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Éx 32, 7-14
Lectura del libro del Éxodo.
El Señor dijo a Moisés: “Baja en seguida, porque tu pueblo, ése que hiciste salir de Egipto, se ha pervertido. Ellos se han apartado rápidamente del camino que yo les había señalado, y se han fabricado un ternero de metal fundido. Después se postraron delante de él, le ofrecieron sacrificios y exclamaron: «Éste es tu Dios, Israel, el que te hizo salir de Egipto»”. Luego le siguió diciendo: “Ya veo que éste es un pueblo obstinado. Por eso, déjame obrar: mi ira arderá contra ellos y los exterminaré.
De ti, en cambio, suscitaré una gran nación”. Pero Moisés trató de aplacar al Señor con estas palabras: “¿Por qué, Señor, arderá tu ira contra tu pueblo, ese pueblo que Tú mismo hiciste salir de Egipto con gran firmeza y mano poderosa? ¿Por qué tendrán que decir los egipcios: «Él los sacó con la perversa intención de hacerlos morir en las montañas y exterminarlos de la superficie de la tierra»? Deja de lado tu indignación y arrepiéntete del mal que quieres infligir a tu pueblo. Acuérdate de Abraham, de Isaac y de Jacob, tus servidores, a quienes juraste por ti mismo diciendo: «Yo multiplicaré su descendencia como las estrellas del cielo, y les daré toda esta tierra de la que hablé, para que la tengan siempre como herencia»”. Y el Señor se arrepintió del mal con que había amenazado a su pueblo.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Moisés aparece en las dos lecturas que hoy nos ofrece la liturgia de la Palabra. Aquí, aparece haciendo oración de intercesión por el pueblo que ha caído en la idolatría. El Señor escuchó la oración de Moisés y «se arrepintió de la amenaza que había pronunciado contra su pueblo» como una forma de demostrar la inagotable misericordia del Señor.
SALMO Sal 105, 19-23
R. ¡Acuérdate de tus promesas, Señor!
En Horeb se fabricaron un ternero, adoraron una estatua de metal fundido: así cambiaron su Gloria por la imagen de un toro que come pasto. R.
Olvidaron a Dios, que los había salvado y había hecho prodigios en Egipto, maravillas en la tierra de Cam y portentos junto al Mar Rojo. R.
El Señor amenazó con destruirlos, pero Moisés, su elegido, se mantuvo firme en la brecha para aplacar su enojo destructor. R.
VERSÍCULO Jn 3, 16
Dios amó tanto al mundo, que entregó a su Hijo único; para que todo el que crea en él tenga Vida eterna.
EVANGELIO Jn 5, 31-47
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: Si yo diera testimonio de mí mismo, mi testimonio no valdría. Pero hay otro que da testimonio de mí, y yo sé que ese testimonio es verdadero. Ustedes mismos mandaron preguntar a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para la salvación de ustedes. Juan era la lámpara que arde y resplandece, y ustedes han querido gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: son las obras que el Padre me encargó llevar a cabo. Estas obras que yo realizo atestiguan que mi Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió ha dado testimonio de mí. Ustedes nunca han escuchado su voz ni han visto su rostro, y su palabra no permanece en ustedes, porque no creen al que él envió. Ustedes examinan las Escrituras, porque en ellas piensan encontrar Vida eterna: ellas dan testimonio de mí, y sin embargo, ustedes no quieren venir a mí para tener Vida. Mi gloria no viene de los hombres. Además, yo los conozco: el amor de Dios no está en ustedes. He venido en nombre de mi Padre y ustedes no me reciben, pero si otro viene en su propio nombre, a ése sí lo van a recibir. ¿Cómo es posible que crean, ustedes que se glorifican unos a otros y no se preocupan por la gloria que viene del único Dios? No piensen que soy yo el que los acusaré ante el Padre; el que los acusará será Moisés, en el que ustedes han puesto su esperanza. Si creyeran en Moisés, también creerían en mí, porque él ha escrito acerca de mí. Pero si no creen lo que él ha escrito, ¿cómo creerán lo que yo les digo?
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En la discusión entre Jesús y los judíos, éstos recurren a Moisés y la escrituras, en cambio el Maestro cita a Moisés como testigo contra la autosuficiencia y obcecación de quienes pretenden apoyarse en él, pero no creen en Aquel que ha venido a traer la salvación preparada en la era mosaica. Jesús desenmascara el orgullo de los «creídos» y ofrece el testimonio más valioso para los creyentes, que consiste en sus obras en nombre de Dios, llenas de salud, perdón y vida en abundancia.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, concédenos que la ofrenda de ese sacrificio fortalezca nuestra debilidad y la defienda contra todos los males. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jer 31, 33
Dice el Señor: “Pondré mi ley en su interior, la escribiré en su corazón; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Queesta comunión, Padre, nos purifique de todas nuestras culpas, y así nos alegremos con tu ayuda quienes estamos agobiados por el peso de nuestra conciencia. Por Jesucristo nuestro Señor.
Dios mío, sálvame por tu nombre, defiéndeme con tu poder. Dios mío, escucha mi súplica, presta atención a las palabras de mi boca.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios nuestro, que has preparado remedios abundantes para nuestra fragilidad, concédenos experimentar tu salvación con alegría y manifestarla con una vida santa. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Sab 2, 1. 12-22
Lectura del libro de la Sabiduría.
Los impíos dicen entre sí, razonando equivocadamente: “Tendamos trampas al justo, porque nos molesta y se opone a nuestra manera de obrar; nos echa en cara las transgresiones a la Ley y nos reprocha las faltas contra la enseñanza recibida. El se gloría de poseer el conocimiento de Dios y se llama a sí mismo hijo del Señor. Es un vivo reproche contra nuestra manera de pensar y su sola presencia nos resulta insoportable, porque lleva una vida distinta de los demás y va por caminos muy diferentes. Nos considera como algo viciado y se aparta de nuestros caminos como de las inmundicias. El proclama dichosa la suerte final de los justos y se jacta de tener por padre a Dios. Veamos si sus palabras son verdaderas y comprobemos lo que le pasará al final. Porque si el justo es hijo de Dios, él lo protegerá y lo librará de las manos de sus enemigos. Pongámoslo a prueba con ultrajes y tormentos, para conocer su temple y probar su paciencia. Condenémoslo a una muerte infame, ya que él asegura que Dios lo visitará”. Así razonan ellos, pero se equivocan, porque su malicia los ha enceguecido. No conocen los secretos de Dios, no esperan retribución por la santidad, ni valoran la recompensa de las almas puras.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El texto muestra el modo de pensar de quienes han sido puestos en evidencia por alguien justo y valiente, que no tuvo temor de denunciar sus faltas. Muestra, asimismo, cómo se pone en marcha la maquinaria de la mentira yla injusticia, para «ponerle trampas», para atropellarlo, para desacreditarlo. Desde esta estructura de poder corrupto, pareciera que ningún justo puede sobrevivir.
SALMO Sal 33, 17-21. 23
R. El Señor está cerca del que sufre. El Señor rechaza a los que hacen el mal para borrar su recuerdo de la tierra. Cuando ellos claman, el Señor los escucha y los libra de todas sus angustias. R.
El Señor está cerca del que sufre y salva a los que están abatidos. El justo padece muchos males, pero el Señor lo libra de ellos. R.
Él cuida todos sus huesos, no se quebrará ni uno solo. Pero el Señor rescata asus servidores, y los que se refugian en El no serán castigados. R.
VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Mt 4, 4
El hombre no vive solamente de pan, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios.
EVANGELIO Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús recorría la Galilea; no quería transitar por Judea porque los judíos intentaban matarlo. Se acercaba la fiesta judía de las Chozas. Cuando sus hermanos subieron para la fiesta, también El subió, pero en secreto, sin hacerse ver. Promediaba ya la celebración de la fiesta, cuando Jesús subió al Templo y comenzó a enseñar. Algunos de Jerusalén decían:
“No es éste Aquél a quien querían matar? Y miren cómo habla abiertamente y nadie le dice nada! ¿Habrán reconocido las autoridades que es verdaderamente el Mesías? Pero nosotros sabemos de dónde es éste; en cambio, cuando venga el Mesías, nadie sabrá de dónde es”. Entonces Jesús, que enseñaba en el Templo, exclamó: “Así que ustedes me conocen y saben de dónde soy? Sin embargo, Yo no vine por mi propia cuenta; pero el que me envió dice la verdad, y ustedes no lo conocen. Yo sí lo conozco, porque vengo de El y es El el que me envió”. Entonces quisieron detenerlo, pero nadie puso las manos sobre Él, porque todavía no había llegado su hora.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
No hay dudas de que muchos debían sorprenderse de que Jesús desafiara alas autoridades con su predicación. A tal punto llega el desafío, que Jesús es capaz de decirles, en el mismo Templo, que ellos no conocen a Dios, mientras que él sí lo conoce. De esta manera, revela una relación íntima con el Padre que ningún hombre puede igualar. Esto es motivo suficiente para querer matarlo, porque es considerado un blasfemo.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios todopoderoso, te pedimos que, purificados por tu inmenso poder, este sacrificio que celebramos nos haga llegar hasta ti interiormente limpios. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Ef 1, 7
En Cristo hemos sido redimidos por su Sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Padre, que así como pasamos de lo antiguo a lo nuevo, renunciando al pecado, recibamos en nuestro corazón la vida de tu gracia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Las olas de la muerte me envolvieron y me cercaron los lazos del Abismo; pero en mi angustia invoqué al Señor, y él escuchó mi voz desde su templo.
ORACIÓN COLECTA
Te rogamos, Señor, que tu amor misericordioso dirija nuestros corazones porque sin tu ayuda, no podemos agradarte. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Jer 11, 18-20
Lectura del libro de Jeremías.
Señor, tú me has hecho ver las intrigas de este pueblo. Y yo era como un manso cordero, llevado al matadero, sin saber que ellos urdían contra mí sus maquinaciones: “¡Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes, y que nadie se acuerde más de su nombre!”. Señor de los ejércitos, que juzgas con justicia, que sondeas las entrañas y los corazones, ¡que yo vea tu venganza contra ellos, porque a ti he confiado mi causa!
Palabra de Dios.
COMENTARIO
-Destruyamos el árbol mientras tiene savia, arranquémoslo de la tierra de los vivientes-. Con esta imagen se da a entender que tanto los vecinos como los familiares del profeta han tramado su muerte.
Jeremías, profundamente marcado por su destino, se vuelve al Señor para confiarse a Él. Su oración nos ofrece ciertos rasgos característicos del -siervo sufriente- del que nos habla Isaías, a través del tema del complot y del cordero llevado al matadero.
SALMO Sal 7, 2-3. 9-12
R. ¡Señor, Dios mío, en ti me refugio!
Señor, Dios mío, en ti me refugio: sálvame de todos los que me persiguen; líbrame, para que nadie pueda atraparme como un león, que destroza sin remedio. R.
Júzgame, Señor, conforme a mi justicia y de acuerdo con mi integridad. ¡Que se acabe la maldad de los impíos! Tú que sondeas las mentes y los corazones, tú que eres un Dios justo, apoya al inocente. R.
Mi escudo es el Dios Altísimo, que salva a los rectos de corazón. Dios es un Juez justo y puede irritarse en cualquier momento. R.
VERSÍCULO Cfr. Lc 8, 15
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.
EVANGELIO Jn 7, 40-53
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Algunos de la multitud, que habían oído a Jesús, opinaban: “Éste es verdaderamente el Profeta”. Otros decían:“Éste es el Mesías”. Pero otros preguntaban:
“¿Acaso el Mesías vendrá de Galilea? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David y de Belén, el pueblo de donde era David?”. Y por causa de él, se produjo una división entre la gente. Algunos querían detenerlo, pero nadie puso las manos sobre él. Los guardias fueron a ver a los sumos sacerdotes y a los fariseos, y éstos les preguntaron: “¿Por qué no lo trajeron?”. Ellos respondieron: “Nadie habló jamás como este hombre”. Los fariseos respondieron: “¿También ustedes se dejaron engañar? ¿Acaso alguno de los jefes o de los fariseos ha creído en él? En cambio, esa gente que no conoce la Ley está maldita”. Nicodemo, uno de ellos, que había ido antes a ver a Jesús, les dijo: “¿Acaso nuestra Ley permite juzgar a un hombre sin escucharlo antes para saber lo que hizo?”. Le respondieron: “¿Tú también eres galileo? Examina las Escrituras y verás que de Galilea no surge ningún profeta”. Y cada uno regresó a su casa.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
-Nadie habló jamás como ese hombre--. Para Juan está claro que no se puede lograr la personalidad del Maestro, argumentando sobre las escrituras. Acercarse a su misterio implica situarse en el plano del encuentro personal, y los –pequeños- están más y mejor preparados para ello. Todos chocan con quienes se creen sabios intérpretes de las Escrituras: -De Galilea no surge ningún profeta-. A menudo solemos oír expresiones similares, desacreditando a quienes no piensan, no sienten, como la mayoría o son de otros pueblos, culturas o mentalidad.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe con agrado estas ofrendas, Señor, y atrae misericordiosamente aún a los que se han alejado de ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Ped 1, 19
Fuimos rescatados con la sangre preciosa de Cristo, el Cordero sin mancha y sin defecto.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Que tus santos misterios nos purifique, Padre, y por su acción eficaz nos hagan agradables a ti. Por Jesucristo nuestro Señor.
Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto
Idénticas palabras repiten las dos hermanas, cada una por su cuenta. Palabras que son expresión de fe en Jesús, pero una fe muy limitada, muy condicionada, muy a la medida humana. Creen que Jesús puede curar un enfermo, pero no creen que puede resucitar un muerto. ¿No es así también nuestra fe? Creemos “hasta cierto punto”. Y esta poca fe se manifiesta en expresiones de este tipo: “si las circunstancias fueran favorables”, “si el ambiente fuera mejor”, “si hubiese aprovechado aquella oportunidad”. Ponemos condiciones al poder del Señor. Y sin embargo su poder es incondicionado. “Para Dios nada hay imposible” (Lc 1,37).
Si crees verás la gloria de Dios.
Frente a esta fe tan recortada, el evangelio de hoy nos impulsa a una fe “a la medida de Dios”. Él quiere manifestar su grandeza divina, su poder infinito, su gloria. Deliberadamente, Jesús tarda en acudir a la llamada de Marta y María. Permite que Lázaro muera para resucitarle y manifestar de manera más potente su gloria: “Esta enfermedad... es para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. No hay situación que no tenga remedio. Más aún, cuanto más difícil, más facilita que Cristo “se luzca”.
Yo soy la resurrección y la vida
No sólo da la resurrección, sino que Él mismo es la resurrección. Incluso si permite el mal es para que más se manifieste lo que Él es y lo que es capaz de realizar: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes... para que crean”. Esta cuaresma tiene que significar para nosotros y para mucha gente una auténtica resurrección a una vida nueva. Cristo es la resurrección, y lo típico de su acción es hacer surgir la vida donde sólo había muerte. Cristo puede y quiere resucitar al que está muerto por el pecado o por la carencia de fe. Lo suyo es hacer cosas grandes, maravillas divinas. Y nosotros no podemos conformarnos con menos. No tenemos derecho a dar a nadie por perdido. (FGD)
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 42, 1-2
Hazme justicia, Señor, y defiende mi causa contra gente sin piedad; del hombre falso y perverso líbrame, Señor; porque tú eres mi Dios, mi fortaleza.
ACTO PENITENCIAL
·Tú eres “agua viva” que sacias la sed de los extraviados. Señor, ten piedad.
·Tú eres “luz del mundo” que iluminas a los que viven en las tinieblas del pecado. Cristo ten piedad.
·Tú eres “resurrección y vida” para todos los que creen en ti. Señor ten piedad.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Señor y Dios nuestro, te rogamos que tu gracia nos conceda participar generosamente de aquel amor que llevó a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo. Por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo en la unidad del espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA Ez 37, 12-14
Lectura de la profecía de Ezequiel.
Así habla el Señor: Yo voy a abrir las tumbas de ustedes, los haré salir de ellas, y los haré volver, pueblo mío, a la tierra de Israel. Y cuando abra sus tumbas y los haga salir de ellas, ustedes, mi pueblo, sabrán que yo soy el Señor. Yo pondré mi espíritu en ustedes, y vivirán; los estableceré de nuevo en su propio suelo, y así sabrán que yo, el Señor, lo he dicho y lo haré.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Solo el poder de Dios puede liberar de la muerte. Sobre los signos de desesperanza y muerte se levanta poderosa la Palabra de Dios: ¡Yo los haré salir de sus tumbas, yo lo digo y lo hago!
SALMO Sal 129, 1-5. 6-8
R. En el Señor se encuentra la misericordia.
Desde lo más profundo te invoco, Señor. ¡Señor, oye mi voz! Estén tus oídos atentos al clamor de mi plegaria. R.
Si tienes en cuenta las culpas, Señor, ¿quién podrá subsistir? Pero en ti se encuentra el perdón, para que seas temido. R.
Mi alma espera en el Señor, y yo confío en su palabra. Como el centinela espera la aurora, espere Israel al Señor. R.
Porque en él se encuentra la misericordia y la redención en abundancia: Él redimirá a Israel de todos sus pecados. R.
SEGUNDA LECTURA Rom 8, 8-11
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Roma.
Hermanos: Los que viven de acuerdo con la carne no pueden agradar a Dios. Pero ustedes no están animados por la carne sino por el espíritu, dado que el Espíritu de Dios habita en ustedes. El que no tiene el Espíritu de Cristo no puede ser de Cristo. Pero si Cristo vive en ustedes, aunque el cuerpo esté sometido a la muerte a causa del pecado, el espíritu vive a causa de la justicia. Y si el Espíritu de Aquél que resucitó a Jesús habita en ustedes, el que resucitó a Cristo Jesús también dará vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
San Pablo continúa con el anuncio que Dios había hecho por medio del profeta: ¡Infundiré en ustedes mi espíritu y vivirán!. San Pablo dice que el Espíritu habita en nosotros, y por lo tanto, realiza en nosotros lo mismo que realizó en Cristo: darnos vida. Esta vida está por encima de toda forma de pecado y muerte.
ACLAMACIÓN Jn 11, 25. 26
“Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí no morirá jamás”, dice el Señor.
EVANGELIO Jn 11, 1-45
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Había un hombre enfermo, Lázaro de Betania, del pueblo de María y de su hermana Marta. María era la misma que derramó perfume sobre el Señor y le secó los pies con sus cabellos. Su hermano Lázaro era el que estaba enfermo. Las hermanas enviaron a decir a Jesús: “Señor, el que tú amas, está enfermo”. Al oír esto, Jesús dijo: “Esta enfermedad no es mortal; es para gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella”. Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro. Sin embargo, cuando oyó que éste se encontraba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Después dijo a sus discípulos: “Volvamos a Judea”. Los discípulos le dijeron: -Maestro, hace poco los judíos querían apedrearte, ¿y quieres volver allá?”. Jesús les respondió: “¿Acaso no son doce las horas del día? El que camina de día no tropieza, porque ve la luz de este mundo; en cambio, el que camina de noche tropieza, porque la luz no está en él”. Después agregó: “Nuestro amigo Lázaro duerme, pero Yo voy a despertarlo”. Sus discípulos le dijeron: “Señor, si duerme, se sanará”. Ellos pensaban que hablaba del sueño, pero Jesús se refería a la muerte. Entonces les dijo abiertamente: “Lázaro ha muerto, y me alegro por ustedes de no haber estado allí, a fin de que crean. Vayamos a verlo”. Tomás, llamado el Mellizo, dijo a los otros discípulos: “Vayamos también nosotros a morir con él”. Cuando Jesús llegó, se encontró con que Lázaro estaba sepultado desde hacía cuatro días. Betania distaba de Jerusalén sólo unos tres kilómetros. Muchos judíos habían ido a consolar a Marta y a María, por la muerte de su hermano. Al enterarse de que Jesús llegaba, Marta salió a su encuentro, mientras María permanecía en la casa. Marta dijo a Jesús: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto. Pero yo sé que aún ahora, Dios te concederá todo lo que le pidas”. Jesús le dijo: “Tu hermano resucitará”. Marta le respondió: “Sé que resucitará en la resurrección del último día”. Jesús le dijo: “Yo soy la Resurrección y la Vida. El que cree en Mí, aunque muera, vivirá; y todo el que vive y cree en Mí, no morirá jamás. ¿Crees esto?”. Ella le respondió: “Sí, Señor, creo que tú eres el Mesías, el Hijo de Dios, el que debía venir al mundo”. Después fue a llamar a María, su hermana, y le dijo en voz baja: “El Maestro está aquí y te llama”-. Al oír esto, ella se levantó rápidamente y fue a su encuentro. Jesús no había llegado todavía al pueblo, sino que estaba en el mismo sitio donde Marta lo había encontrado. Los judíos que estaban en la casa consolando a María, al ver que ésta se levantaba de repente y salía, la siguieron, pensando que iba al sepulcro para llorar allí. María llegó adonde estaba Jesús y, al verlo, se postró a sus pies y le dijo: “Señor, si hubieras estado aquí, mi hermano no habría muerto”. Jesús, al verla llorar a ella, y también a los judíos que la acompañaban, conmovido y turbado, preguntó: “¿Dónde lo pusieron?». Le respondieron: “Ven, Señor, y lo verás”. Y Jesús lloró. Los judíos dijeron: “¡Cómo lo amaba!”. Pero algunos decían: “Éste que abrió los ojos del ciego de nacimiento, ¿no podía impedir que Lázaro muriera?”. Jesús, conmoviéndose nuevamente, llegó al sepulcro, que era una cueva con una piedra encima, y dijo: -Quiten la piedra”. Marta, la hermana del difunto, le respondió: “Señor, huele mal; ya hace cuatro días que está muerto”. Jesús le dijo: “¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?”. Entonces quitaron la piedra, y Jesús, levantando los ojos al cielo, dijo: “Padre, te doy gracias porque me oíste. Yo sé que siempre me oyes, pero lo he dicho por esta gente que me rodea, para que crean que Tú me has enviado”. Después de decir esto, gritó con voz fuerte: -¡Lázaro, ven afuera!”. El muerto salió con los pies y las manos atadas con vendas, y el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: “Desátenlo para que pueda caminar”. Al ver lo que hizo Jesús, muchos de los judíos que habían ido a casa de María creyeron en Él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La palabra de vida anunciada por el profeta se realiza plenamente en Jesús. La vuelta de Lázaro a la vida es un signo de la resurrección definitiva, de la Vida que sólo Dios puede dar. Para que esa vida se manifieste es necesaria la presencia y la palabra de Jesús. Jesús actúa con eficacia allí donde la muerte quiere hacerse sentir con su carga de desaliento y desesperanza. Frente a los signos de muerte que nos rodean, en medio de tantos hermanos que viven como en una tumba, invoquemos con la fe de Marta y María, la presencia de Jesús para que haya vida.
Se dice el Credo
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Señor de la vida, danos nueva vida.
·Por la Iglesia: para que siga defendiendo incansablemente la vida en esta cultura de muerte. Oremos.
·Por los que tienen el poder de legislar: para que lo hagan a favor de una vida auténticamente humana. Oremos.
·Por los hombres de ciencia, los médicos, las enfermeras y todos los que trabajan en el cuidado de la vida: para que experimenten la alegría de su misión. Oremos.
·Por quienes, con viles negocios, atentan contra la vida material y moral del prójimo: para que se arrepientan y encuentren nueva vida en Jesús. Oremos.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Escúchanos, Dios todopoderoso, y por este sacrificio purifica a estos hijos tuyos que has iniciado en la fe cristiana. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO DE CUARESMA
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 11, 26
Dice el Señor: “Todo el que vive y cree en mí no morirá jamás”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Dios todopoderoso, concédenos que podamos contarnos siempre entre los miembros de cristo, cuyo cuerpo y Sangre hemos recibido. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Te piedad de mí, Señor, porque mis enemigos me asedian y combaten contra mí.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios nuestro, cuya gracia inefable nos enriquece con toda clase de bendiciones; concédenos pasar de la antigua servidumbre del pecado a una vida nueva y así prepararnos para la gloria del Reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo, .tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Dn 13, 1-9.15-17.19-30.33-62
De la profecía de Daniel.
Había en Babilonia un hombre llamado Joaquín. Él se había casado con una mujer llamada Susana, hija de Jilquías, que era muy hermosa y temía a Dios, porque sus padres eran justos y habían instruido a su hija según la Ley de Moisés. Joaquín era muy rico y tenía un jardín contiguo a su casa. Muchos judíos iban a visitarlo, porque era el más estimado de todos. Aquel año, se había elegido como jueces a dos ancianos del pueblo. A ellos se refiere la palabra del Señor: "La iniquidad salió en Babilonia de los ancianos y de los jueces que se tenían por guías del pueblo". Esos ancianos frecuentaban la casa de Joaquín y todos los que tenían algún pleito acudían a ellos. Hacia el mediodía, cuando todos ya se habían retirado, Susana iba a pasearse por el jardín de su esposo. Los dos ancianos, que la veían todos los días entrar para dar un paseo, comenzaron a desearla. Ellos perdieron la cabeza y apartaron sus ojos para no mirar al Cielo y no acordarse de sus justos juicios. Una vez, mientras ellos aguardaban una ocasión favorable, Susana entró como en los días anteriores, acompañada solamente por dos jóvenes servidoras, y como hacía calor, quiso bañarse en el jardín. Allí no había nadie, fuera de los dos ancianos, escondidos y al acecho. Ella dijo a las servidoras: "Tráiganme la crema y los perfumes, y cierren la puerta del jardín para que pueda bañarme". En cuanto las servidoras salieron, ellos se levantaron y arrojándose sobre ella le dijeron: "La puerta del jardín está cerrada y nadie nos ve. Nosotros ardemos de pasión por ti; consiente y acuéstate con nosotros. Si te niegas, daremos testimonio contra ti, diciendo que un joven estaba contigo y que por eso habías hecho salir a tus servidoras". Susana gimió profundamente y dijo: "No tengo salida: si consiento me espera la muerte, si me resisto no escaparé de las manos de ustedes. Pero prefiero caer en las manos del Señor sin haber hecho nada, que pecar delante de él". Susana gritó con todas sus fuerzas; los dos ancianos también se pusieron a gritar contra ella, y uno de ellos corrió a abrir la puerta del jardín. Al oír esos gritos en el jardín, la gente de la casa se precipitó por la puerta lateral para ver lo que ocurría, y cuando los ancianos contaron su historia, los servidores quedaron desconcertados, porque jamás se había dicho nada semejante de Susana. Al día siguiente, cuando el pueblo se reunió en casa de Joaquín, su marido, también llegaron los ancianos con la intención criminal de hacer morir a Susana. Ellos dijeron en presencia del pueblo: "Manden a buscar a Susana, hija de Jilquías, la mujer de Joaquín". Fueron a buscarla, y ella se presentó acompañada de sus padres, sus hijos y todos sus parientes. Todos sus familiares lloraban, lo mismo que todos los que la veían. Los dos ancianos se levantaron en medio de la asamblea y le pusieron las manos sobre la cabeza. Ella, bañada en lágrimas, levantó sus ojos al cielo, porque su corazón estaba lleno de confianza en el Señor. Los ancianos dijeron: "Mientras nos paseábamos solos por el jardín, esta mujer entró allí con dos servidoras; cerró la puerta y después hizo salir a las servidoras. Entonces llegó un joven que estaba escondido y se acostó con ella. Nosotros, que estábamos en un rincón del jardín, al ver la infamia, nos precipitamos hacia ellos. Los vimos abrazados, pero no pudimos atrapar al joven, porque él era más fuerte que nosotros, y abriendo la puerta, se escapó. En cuanto a ella, la apresamos y le preguntamos quién era ese joven, pero ella no quiso decirlo. De todo esto somos testigos". La asamblea les creyó porque eran ancianos y jueces del pueblo, y Susana fue condenada a muerte. Pero ella clamó en alta voz: "Dios eterno, tú que conoces los secretos, tú que conoces todas las cosas antes que sucedan, tú sabes que ellos han levantado contra mí un falso testimonio. Yo voy a morir sin haber hecho nada de todo lo que su malicia ha tramado contra mí". El Señor escuchó su voz: cuando la llevaban a la muerte, suscitó el santo espíritu de un joven llamado Daniel, que se puso a gritar: "¡Yo soy inocente de la sangre de esta mujer!". ¡Todos se volvieron hacia él y le preguntaron: "¿Qué has querido decir con esto?". De pie, en medio de la asamblea, él respondió: "¿Son ustedes tan necios, israelitas? ¡Sin averiguar y sin tener evidencia ustedes han condenado a una hija de Israel! Vuelvan al lugar del juicio, porque estos hombres han levantado un falso testimonio contra ella". Todo el pueblo se apresuró a volver, y los ancianos dijeron a Daniel: "Ven a sentarte en medio de nosotros y dinos qué piensas, ya que Dios te ha dado la madurez de un anciano". Daniel les dijo: "Sepárenlos bien a uno del otro y yo los interrogaré". Cuando estuvieron separados, Daniel llamó a uno de ellos y le dijo: "¡Hombre envejecido en el mal! Ahora han llegado al colmo los pecados que cometías anteriormente cuando dictabas sentencias injustas, condenabas a los inocentes y absolvías a los culpables, a pesar de que el Señor ha dicho: "No harás morir al inocente y al justo". Si es verdad que tú la viste, dinos bajo qué árbol los has visto juntos". Él respondió: "Bajo una acacia". Daniel le dijo entonces: "Has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios ya ha recibido de él tu sentencia y viene a partirte por el medio". Después que lo hizo salir, mandó venir al otro y le dijo: "¡Raza de Canaán y no de Judá, la belleza te ha descarriado, el deseo ha pervertido tu corazón! Así obraban ustedes con las hijas de Israel, y el miedo hacía que ellas se les entregaran. ¡Pero una hija de Judá no ha podido soportar la iniquidad de ustedes! Dime ahora, ¿bajo qué árbol los sorprendiste juntos?". Él respondió: "Bajo un ciprés". Daniel le dijo entonces: "Tú también has mentido a costa de tu cabeza: el Ángel de Dios te espera con la espada en la mano, para partirte por el medio. Así acabará con ustedes". Entonces toda la asamblea clamó en alta voz, bendiciendo a Dios que salva a los que esperan en él. Luego, todos se levantaron contra los dos ancianos, a los que Daniel por su propia boca había convencido de falso testimonio, y se les aplicó la misma pena que ellos habían querido infligir a su prójimo. Para cumplir la Ley de Moisés, se los condenó a muerte, y ese día se salvó la vida de una inocente.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
En la historia de Susana, está encerrada la historia de tantas mujeres que sufren el prejuicio, las falsas acusaciones y la amenaza del castigo por el sólo hecho de ser mujeres. Susana, entonces, está en desventaja frente a sus acusadores, ancianos de prestigio. Su palabra no vale. La intervención de Daniel hará aparecer la justicia y la verdad.
SALMO Sal 22, 1-6
R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.
El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.
Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebradas, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden confianza. R.
Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.
Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.
VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Ez 33, 11
Yo no deseo la muerte del malvado, sino que se convierta y viva.
EVANGELIO Jn 8, 1-11
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús fue al monte de los Olivos. Al amanecer volvió al Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y comenzó a enseñarles. Los escribas y los fariseos le trajeron a una mujer que había sido sorprendida en adulterio y, poniéndola en medio de todos, dijeron a Jesús: "Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés, en la Ley, nos ordenó apedrear a esta clase de mujeres. Y tú, ¿qué dices?". Decían esto para ponerlo a prueba, a fin de poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, comenzó a escribir en el suelo con el dedo. Como insistían, se enderezó y les dijo: "Aquél de ustedes que no tenga pecado, que arroje la primera piedra". E inclinándose nuevamente, siguió escribiendo en el suelo. Al oír estas palabras, todos se retiraron, uno tras otro, comenzando por los más ancianos. Jesús quedó solo con la mujer, que permanecía allí, e incorporándose, le preguntó: "Mujer, ¿dónde están tus acusadores? ¿Nadie te ha condenado?". Ella le respondió: "Nadie, Señor". "Yo tampoco te condeno -le dijo Jesús-. Vete, no peques más en adelante".
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los escribas y fariseos llevan ante Jesús a una mujer sorprendida en adulterio. Ellos, los encargados de aplicar la ley, no la están cumpliendo. Si es cierto que la han sorprendido en el acto del adulterio, deben llevar a juicio a ella y al varón que estuvo con ella (Cf. Deut 22, 22). ¿Por qué no lo han llevado? La mujer está indefensa, en un lugar donde mandan los varones -el Templo- y bajo una ley interpretada y aplicada por varones. Jesús va más allá de la ley. Con su pregunta, él acusa a los acusadores. Desbarata todo un sistema que castigaba a la mujer indefensa, que la esclavizaba y no la ayudaba a ser mejor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te pedimos, Señor, que quienes nos disponemos a celebrar los santos misterios te ofrezcamos la feliz pureza del alma, como fruto de nuestra penitencia corporal. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 8, 10-11
"Mujer, ¿alguien te ha condenado?". Ella respondió: "Nadie, Señor". Yo tampoco te condeno, le dijo Jesús. Vete y no peques más en adelante.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Fortalecidos por la celebración de tus sacramentos, te pedimos, Padre, que seamos purificados de nuestros vicios y lleguemos a ti por el diligente seguimiento de Cristo. Que vive y reina por los siglos de los siglos.
Espera en el Señor y sé fuerte; ten valor y espera en el Señor.
ORACIÓN COLECTA
Concédenos, Padre, perseverar en el cumplimiento de tu voluntad para que, en este tiempo en que vivimos, el pueblo consagrado a tu servicio crezca en número y en santidad. Por nuestro señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del espíritu santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Núm 21, 4-9
Lectura del libro de los Números.
Los israelitas partieron del monte Hor por el camino del Mar Rojo, para bordear el territorio de Edóm. Pero en el camino, el pueblo perdió la paciencia y comenzó a hablar contra Dios y contra Moisés: “¿Por qué nos hicieron salir de Egipto para hacernos morir en el desierto? ¡Aquí no hay pan ni agua, y ya estamos hartos de esta comida miserable!”. Entonces el Señor envió contra el pueblo unas serpientes abrasadoras, que mordieron a la gente, y así murieron muchos israelitas.
El pueblo acudió a Moisés y le dijo: “Hemos pecado hablando contra el Señor y contra ti. Intercede delante del Señor, para que aleje de nosotros esas serpientes”. Moisés intercedió por el pueblo, y el Señor le dijo: “Fabrica una serpiente abrasadora y colócala sobre un mástil. Y todo el que haya sido mordido, al mirarla, quedará sanado”. Moisés hizo una serpiente de bronce y la puso sobre un mástil. Y cuando alguien era mordido por una serpiente, miraba hacia la serpiente de bronce y quedaba sano.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
En el templo de Jerusalén fue venerada por mucho tiempo la serpiente de bronce, hasta el día en que se la consideró como un ídolo (Cf. 2Rey 18, 4). El episodio leído es la justificación que explica su origen. Pero esta leyenda no atribuye fuerza mágica al símbolo aunque se sirva de él. En efecto, se sirve de él para afirmar que el Señor perdona a su pueblo y lo defiende de la muerte. Pero cuando un signo de salvación acaba sustituyendo al Señor que crea, da vida y rige la historia, merece ser destruido, como ocurrió con el estandarte de la serpiente de bronce.
SALMO Sal 101, 2-3. 16-21
R. ¡Señor, escucha mi oración!
Señor, escucha mi oración y llegue a ti mi clamor; no me ocultes tu rostro en el momento del peligro; inclina hacia mí tu oído, respóndeme pronto, cuando teinvoco. R.
Las naciones temerán tu Nombre, Señor, y los reyes de la tierra se rendirán ante tu gloria: cuando el Señor reedifique a Sión y aparezca glorioso en medio de ella; cuando acepte la oración del desvalido y no desprecie su plegaria. R.
Quede esto escrito para el tiempo futuro y un pueblo renovado alabe al Señor: porque él se inclinó desde su alto Santuario y miró a la tierra desde el cielo, para escuchar el lamento de los cautivos y librar a los condenados a muerte. R.
VERSÍCULO
La semilla es la palabra de Dios, el sembrador es Cristo; el que lo encuentra permanece para siempre.
EVANGELIO Jn 8, 21-30
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los fariseos: “Yo me voy, y ustedes me buscarán y morirán en su pecado. Adonde yo voy, ustedes no pueden ir”. Los judíos se preguntaban: “¿Pensará matarse para decir: -Adonde yo voy, ustedes no pueden ir-?”. Jesús continuó: “Ustedes son de aquí abajo, yo soy de lo alto. Ustedes son de este mundo, yo no soy de este mundo. Por eso les he dicho: “Ustedes morirán en sus pecados”. Porque si no creen que yo soy, morirán en sus pecados”. Los judíos le preguntaron: “¿Quién eres tú?”. Jesús les respondió: “Esto es precisamente lo que les estoy diciendo desde el comienzo. De ustedes, tengo mucho que decir, mucho que juzgar.
Pero aquel que me envió es veraz, y lo que aprendí de él es lo que digo al mundo”. Ellos no comprendieron que Jesús se refería al Padre. Después les dijo: “Cuando ustedes hayan levantado en alto al Hijo del hombre, entonces sabrán que yo soy y que no hago nada por mí mismo, sino que digo lo que el Padre me enseñó.
El que me envió está conmigo y no me ha dejado solo, porque yo hago siempre lo que le agrada”. Mientras hablaba así, muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los fariseos piensan que el Maestro se va a suicidar, pero él se identifica con el Dios de los patriarcas. El mismo que se reveló a Moisés como “Yo Soy” (Cf. Ex 3, 14-15). En conclusión: nuestra fe no está en ningún símbolo, sino en Jesucristo, muerto y resucitado.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
te ofrecemos, señor, este sacrificio de reconciliación, para que mediante tu misericordia perdones nuestras faltas y dirijas nuestros corazones vacilantes. Por Jesucristo, nuestro Señor
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 12, 32
Dice el Señor: “Cuando yo sea levantado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso, que anhelando tus divinos misterios merezcamos alcanzar los dones del cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Tú, Señor, me liberas de mis enemigos, me haces triunfar de mis agresores y me libras del hombre violento.
ORACIÓN COLECTA
Dios misericordioso, ilumina el corazón de tus fieles purificado por la penitencia cuaresmal, y ya que has puesto en nosotros el deseo de servirte, escucha paternalmente nuestras súplicas. Por nuestro señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del espíritu santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Dn 3, 1. 4. 5-6. 8. 12. 14-20. 24-25. 28
Lectura de la profecía de Daniel.
El rey Nabucodonosor hizo una estatua de oro, de treinta metros de alto y tres de ancho, y la erigió en la llanura de Dura, en la provincia de Babilonia. Y el heraldo proclamó con fuerza: «A todos ustedes, pueblos, naciones y lenguas, se les ordena lo siguiente: Ustedes deberán postrarse y adorar la estatua de oro que ha erigido el rey Nabucodonosor. El que no se postre para adorarla será arrojado inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente». En ese mismo momento, se acercaron unos Caldeos y acusaron a los Judíos. Dijeron al rey Nabucodonosor: “Hay unos Judíos, Sadrac, Mesac y Abed Negó, a quienes tú has encomendado la administración de la provincia de Babilonia. Esos hombres no te han hecho caso, rey; ellos no sirven a tus dioses, ni adoran la estatua de oro que tú has erigido”.
Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “¿Es verdad, Sadrac, Mesac y Abed Negó, que ustedes no sirven a mis dioses y no adoran la estatua de oro que yo erigí?
¿Están dispuestos ahora, apenas oigan el sonido de la trompeta, el pífano, la cítara, la sambuca, el laúd, la cornamusa y de toda clase de instrumentos, a postrarse y adorar la estatua que yo hice?
Porque si ustedes no la adoran, serán arrojados inmediatamente dentro de un horno de fuego ardiente. ¿Y qué dios podrá salvarlos de mi mano?.Sadrac, Mesac y Abed Negó respondieron al rey Nabucodonosor, diciendo: “No tenemos necesidad de darte una respuesta acerca de este asunto. Nuestro Dios, a quien servimos, puede salvarnos del horno de fuego ardiente y nos librará de tus manos.”
Y aunque no lo haga, ten por sabido, rey, que nosotros no serviremos a tus dioses ni adoraremos la estatua de oro que tú has erigido. Nabucodonosor se llenó de furor y la expresión de su rostro se alteró frente a Sadrac, Mesac y Abed Negó. El rey tomó la palabra y ordenó activar el horno siete veces más de lo habitual.
Luego ordenó a los hombres más fuertes de su ejército que ataran a Sadrac, Mesac y Abed Negó, para arrojarlos en el horno de fuego ardiente. El rey Nabucodonosor quedó estupefacto y se levantó rápidamente.
Y tomando la palabra, dijo a sus cortesanos: “¿No eran tres los hombres que fueron atados y arrojados dentro del fuego?”. Ellos le respondieron, diciendo: “Así es, rey”. Él replicó: “Sin embargo, yo veo cuatro hombres que caminan libremente por el fuego sin sufrir ningún daño, y el aspecto del cuarto se asemeja a unhijo de los dioses”. Nabucodonosor tomó la palabra y dijo: “Bendito sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abed Negó, porque ha enviado a su Ángel y ha salvado a sus servidores, que confiaron en él y, quebrantando la orden del rey, entregaron su cuerpo antes que servir y adorar a cualquier otro dios que no fuera su Dios”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Los creyentes nos encontramos a diario frente a la misma opción en que se encuentran los jóvenes del relato: adorar a Dios o adorar a los poderosos que se presentan como dioses. La fe nos hace permanecer valientes y coherentes en nuestra opción.
SALMO Dn 3, 52-56
R. ¡A ti, gloria y honor eternamente!
Bendito seas, Señor, Dios de nuestros padres. Bendito sea tu santo y glorioso Nombre. Alabado y exaltado eternamente. R.
Bendito seas en el Templo de tu santa gloria. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.
Bendito seas en el trono de tu reino. Aclamado por encima de todo y exaltado eternamente. R.
Bendito seas tú, que sondeas los abismos y te sientas sobre los querubines. Alabado y exaltado eternamente por encima de todo. R.
Bendito seas en el firmamento del cielo. Aclamado y glorificado eternamente por encima de todo. R.
VERSÍCULO Cfr. Lc 8, 15
Felices los que retienen la Palabra de Dios con un corazón bien dispuesto y dan fruto gracias a su constancia.
EVANGELIO Jn 8, 31-42
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a aquellos judíos que habían creído en él: “Si ustedes permanecen fieles a mi palabra, serán verdaderamente mis discípulos: conocerán la verdad y la verdad los hará libres”. Ellos le respondieron: “Somos descendientes de Abraham y jamás hemos sido esclavos de nadie. ¿Cómo puedes decir entonces: “Ustedes serán libres”?. Jesús les respondió: “Les aseguro que todo el que peca es esclavo del pecado. El esclavo no permanece para siempre en la casa; el hijo, en cambio, permanece para siempre. Por eso, si el Hijo los libera, ustedes serán realmente libres. Yo sé que ustedes son descendientes de Abraham, pero tratan de matarme porque mi palabra no penetra en ustedes. Yo digo lo que he visto junto al Padre, y ustedes hacen lo que han aprendido de su padre”. Ellos le replicaron: “Nuestro padre es Abraham”.
Y Jesús les dijo: “Si ustedes fueran hijos de Abraham, obrarían como él. Pero ahora quieren matarme a mí, al hombre que les dice la verdad que ha oído de Dios. Abraham no hizo eso. Pero ustedes obran como su padre”. Ellos le dijeron: “Nosotros no hemos nacido de la prostitución; tenemos un solo Padre, que es Dios”.
Jesús prosiguió: “Si Dios fuera su Padre, ustedes me amarían, porque yo he salido de Dios y vengo de él. No he venido por mí mismo, sino que él me envió”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Los judíos que dialogaban con Jesús se sentían seguros de sí mismos: ¡somos hijos de Abraham! Vivían esta pertenencia al pueblo de la promesa como una garantía que su relación con Dios era la mejor.
También nosotros podemos caer en el error de creer que nuestra pertenencia a un grupo o a la Iglesia nos asegura que ya sabemos todo o hicimos todo lo que había que hacer. La presencia de Jesús implica un constante revisar nuestras seguridades, un continuo dejarnos interpelar por la novedad de su evangelio.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Acepta, señor, los dones que nos concedes presentar en honor de tu nombre para que sean remedio de nuestra debilidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Col 1, 13-14
Dios nos hizo entrar en el reino de su Hijo muy querido, en quien tenemos la redención y el perdón de los pecados.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
señor todopoderoso, que los misterios recibidos sean medicina espiritual, purifiquen los vicios de nuestro corazón y nos aseguren tu protección. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Cristo es el mediador de la nueva alianza a fin de que, por su muerte, los que son llamados reciban la herencia eterna que ha sido prometida.
ORACIÓN COLECTA
Escucha, Señor, nuestras súplicas, y protege con bondad a quienes esperamos en tu misericordia, para que, limpios de pecado, perseveremos en una vida santa y lleguemos a heredar tus promesas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Gn 17, 1-9
Lectura del libro del Génesis.
Cuando Abrám tenía noventa y nueve años, el Señor se le apareció y le dijo:
“Yo soy el Dios Todopoderoso. Camina en mi presencia y sé irreprochable. Yo haré mi alianza contigo, y te daré una descendencia muy numerosa”. Abrám cayó con el rostro en tierra, mientras Dios le seguía diciendo: “Esta será mi alianza contigo: tú serás el padre de una multitud de naciones. Y ya no te llamarás más Abrám: en adelante tu nombre será Abraham, para indicar que Yo te he constituido padre de una multitud de naciones. Te haré extraordinariamente fecundo: de ti suscitaré naciones, y de ti nacerán reyes. Estableceré mi alianza contigo y con tu descendencia a través de las generaciones. Mi alianza será una alianza eterna, y así Yo seré tu Dios y el de tus descendientes. Yo te daré en posesión perpetua, a ti y a tus descendientes, toda la tierra de Canaán, esa tierra donde ahora resides como extranjero, y Yo seré su Dios”. Después, Dios dijo a Abraham: “Tú, por tu parte, serás fiel a mi alianza; tú, y también tus descendientes, alo largo de las generaciones”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Para el pequeño resto de los desterrados que habían regresado a la Patria, esta visión de las cosas expresaba muy bien su esperanza. Lo inesperado es que esta esperanza sea formulada a la luz de la primera alianza con Abraham, reinterpretándola. La Alianza de Abraham en la versión sacerdotal es como un don del Señor al patriarca y a todos los hijos de su fe.
SALMO Sal 104, 4-9
R. El Señor se acuerda de su Alianza.
Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente, su rostro; recuerden las maravillas que El obró, sus portentos y los juicios de su boca! R.
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.
Él se acuerda eternamente de su Alianza, de la palabra que dio por mil generaciones, del pacto que selló con Abraham, del juramento que hizo a Isaac. R.
VERSÍCULO ANTES DEL EVANGELIO Cf r. Sal 94, 8
No endurezcan su corazón, sino escuchen la voz del Señor.
EVANGELIO Jn 8, 51-59
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Jesús dijo a los judíos: “Les aseguro que el que es fiel a mi palabra no morirá jamás”. Los judíos le dijeron: “Ahora sí estamos seguros de que estás endemoniado. Abraham murió, los profetas también, y Tú dices: ‘El que es fiel a mi palabra no morirá jamás’. ¿Acaso eres más grande que nuestro padre Abraham, el cual murió? Los profetas también murieron. ¿Quién pretendes ser Tú?”. Jesús respondió: “Si Yo me glorificara a mí mismo, mi gloria no valdría nada. Es mi Padre el que me glorifica, el mismo al que ustedes llaman ‘nuestro Dios’, y al que, sin embargo, no conocen. Yo lo conozco y si dijera: ‘No lo conozco’, sería, como ustedes, un mentiroso. Pero Yo lo conozco y soy fiel a su palabra. Abraham, el padre de ustedes, se estremeció de gozo, esperando ver mi Día: lo vio y se llenó de alegría”. Los judíos le dijeron:
“Todavía no tienes cincuenta años ¿y has visto a Abraham?”. Jesús respondió: “Les aseguro que desde antes que naciera Abraham, Yo soy”. Entonces tomaron piedras para apedrearlo, pero Jesús se escondió y salió del templo.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Cristo nos hace entrar desde ahora en otro mundo, el mundo de arriba, en el que todo permanece. Desde el día en que somos hijos, todo lo que hacemos da fruto para la eternidad. Abraham no vio a Jesús hombre, que nacería siglos después, sino que lo vio en el nacimiento de su hijo Isaac. La palabra ‘Yo Soy” aparece siete veces en este discurso; debemos tomarlo en sentido estricto, el que sólo conviene a Dios, tal como fue revelado a Moisés.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Mira complacido, Señor, los dones que te presentamos; que sirvan para nuestra conversión y alcancen la salvación al mundo entero. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Cfr. Rom 32
Dios no perdonó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros; por eso nos concederá con él toda clase de favores.
ORACIÓN DESPUÉS DELA COMUNIÓN
Saciados con el don de la salvación, imploramos, Padre, tu misericordia, para que, alimentados en la tierra con este sacramento, nos hagas participar de la vida eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Ten piedad de mí, Señor, porque estoy angustiado; líbrame del poder de mis enemigos y de aquellos que me persiguen. Señor, que no me avergüence de haberte invocado.
ORACIÓN COLECTA
Perdona las culpas de tu pueblo, Señor, para que tu amor nos libre del pecado que hemos contraído por nuestra debilidad. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo, y es Dios, por los siglos de los siglos.
LECTURA Jer 20, 10-13
Lectura del libro de Jeremías.
Dijo el profeta Jeremías: Oía los rumores de la gente: «¡Terror por todas partes! ¡Denúncienlo! ¡Sí, lo denunciaremos!». Hasta mis amigos más íntimos acechaban mi caída: --Tal vez se lo pueda seducir; prevaleceremos sobre él y nos tomaremos nuestra venganza--. Pero el Señor está conmigo como un guerrero temible: por eso mis perseguidores tropezarán y no podrán prevalecer; se avergonzarán de su fracaso, será una confusión eterna, inolvidable. Señor de los ejércitos, que examinas al justo, que ves las entrañas y el corazón, ¡que yo vea tu venganza sobre ellos!, porque a ti he encomendado mi causa. ¡Canten al Señor, alaben al Señor, porque él libró la vida del indigente del poder de los malhechores!
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El Señor se manifiesta como -fuerte soldado- . A pesar de ello, el profeta expresa su trágica situación personal a causa de la persecución que sufre por su pueblo y su propia familia. Pero, a pesar de esto y por encima de todo, mantiene firme su fe en el Señor. Así, las amenazas de los hombres se estrellan contra el muro de seguridad que ha puesto en el Señor.
SALMO Sal 17, 2-7
R. Invoqué al Señor y él me escuchó.
Yo te amo, Señor, mi fuerza, Señor, mi roca, mi fortaleza y mi libertador. R.
Mi Dios, el peñasco en que me refugio, mi escudo, mi fuerza salvadora, mi baluarte. Invoqué al Señor, que es digno de alabanza y quedé a salvo de mis enemigos. R.
Las olas de la muerte me envolvieron, me aterraron los torrentes devastadores, me cercaron los lazos del Abismo, las redes de la muerte llegaron hasta mí. R.
Pero en mi angustia invoqué al Señor, grité a mi Dios pidiendo auxilio, y él escuchó mi voz desde su Templo, mi grito llegó hasta sus oídos. R.
VERSÍCULO Cfr. Jn 6, 63. 68
Tus palabras, Señor, son Espíritu y vida; tú tienes palabras de vida eterna.
EVANGELIO Jn 10, 31-42
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan.
Los judíos tomaron piedras para apedrear a Jesús. Entonces Jesús dijo: -Les hice ver muchas obras buenas que vienen del Padre; ¿por cuál de ellas me quieren apedrear?-. Los judíos le respondieron: -No queremos apedrearte por ninguna obra buena, sino porque blasfemas, ya que, siendo hombre, te haces Dios-. Jesús les respondió:”¿No está escrito en la Ley de ustedes: ‘Yo dije: Ustedes son dioses’? Si la Ley llama dioses a los que Dios dirigió su Palabra – y la Escritura no puede ser anulada – ¿cómo dicen: ‘Tú blasfemas’, a quien el Padre santificó y envió al mundo, porque dijo: ‘Yo soy Hijo de Dios’? Si no hago las obras de mi Padre, no me crean; pero si las hago, crean en las obras, aunque no me crean a mí. Así reconocerán y sabrán que el Padre está en mí y yo en el Padre”. Ellos intentaron nuevamente detenerlo, pero él se les escapó de las manos. Jesús volvió a ir al otro lado del Jordán, al lugar donde Juan Bautista había bautizado, y se quedó allí. Muchos fueron a verlo, y la gente decía: -Juan no ha hecho ningún signo, pero todo lo que dijo de este hombre era verdad-. Y en ese lugar muchos creyeron en él.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
-No te apedreamos por una obra buena, sino por una blasfemia-. La divinidad de Jesús es molesta porque su mensaje no puede ser interpretado desde las limitadas medidas humanas. La dificultad máxima de la fe, estriba en reconocer al Padre en el Hijo, descubrirlo en la vida, amarlo en el prójimo, interpretarlo en los acontecimientos, adorarlo en espíritu y en verdad. En palabras de san Pablo: al que cree de verdad, todo lo lleva a obrar el bien, y por tanto todo lo lleva a Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Dios de misericordia, concédenos acercarnos a este sacrificio siempre con dignidad, y que por su frecuente participación alcancemos la Vida eterna. Por Jesucristo nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN 1Ped 2, 24
Jesús llevó a la cruz nuestros pecados, cargándolos en su cuerpo, a fin de que, muertos al pecado, vivamos para la justicia. Gracias a sus llagas, fuimos curados.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre santo, que este don recibido nos proteja siempre y aleje de nosotros todo mal. Por Jesucristo, nuestro Señor.