Primero pelamos y cortamos la calabaza en pedazos medianos. Ponemos un cazo con agua al fuego y cuando hierva cocemos la calabaza. Con un tenedor comprobamos que esté blanda, y entonces la sacamos del fuego y la pasamos por la batidora.
A continuación ponemos el puré de calabaza en un bol y le vamos añadiendo los huevos uno a uno, removiendo para mezclarlos muy bien. Tras los huevos, añadimos el azúcar, la nata, la nuez moscada, y un poco de ginebra y sal. Mezclamos bien todo.
Seguidamente hacemos una masa con la harina, la mantequilla y el agua y lo amasamos todo bien, hasta que formemos una bola de masa, que dejamos reposar en la nevera unos 10 minutos. Ponemos el horno a precalentar.
En un molde de unos 22 centímetros de diámetro, extendemos la masa por el fondo y por los lados, y la horneamos unos 20 minutos a 180º. Pasado este tiempo, rellenamos el molde con la pasta de calabaza y lo horneamos otros 40 minutos.
Para finalizar, lo adornamos con un poco de merengue y servimos.