Quince minutos con el Divino Niño Jesús
El dedo del Divino Niño Jesús.
Divino Niño Jesús te amo con todo mi corazón y estoy admirado de una pintura que he descubierto hace poco tiempo, en que tú estás en brazos de María, tu Madre amadísima, y estás mirándome y con tu dedito apuntas hacia el pecho de María, como diciendo: “¡Aquí está la solución! ¡En Ella debes confiar!”
Es la imagen de Nuestra Señora de la Confianza, y ¿quién mejor que tú puedes recomendarme a tu Madre?
Por eso Niño Jesús, quiero obedecerte en este punto y me quiero consagrar a María y vivir bajo su manto protector, porque bien sé que en Ella está la salvación, ya que tú haces pasar todas las gracias por María.
¡Gracias, Divino Niño, por tan buen consejo! Tú señalas a María, y Ella, en las Bodas de Caná y siempre te señala a ti para que los hombres te sigan y obedezcan. Es que entre tú y tu Madre hay una unión tan grande y misteriosa que Uno vive y obra en la Otra.
¡Bendito Niño Jesús!, ten compasión de mí y haz que tenga una fuerte devoción a María y, sobre todo, una grande, grandísima confianza en Ella, que es tu Madre, y Madre mía también.