¡Cada día se inicia una nueva etapa de trabajo!
Acuérdate de agradecer al Padre la oportunidad de descanso que te concede y prepárate para ejecutar las tareas que tienes entre las manos con alegría y buena voluntad.
Agradece, además, el trabajo que reproporciona el pan de cada día y trata de hacerlo lo mejor que puedas.
El trabajo bien realizado nos trae la alegría del deber cumplido.