¡Oh Corazón dulcísimo de Jesús,
Rey de amor!
Por mediación de vuestra Madre
y
Madre mía
la Santísima Virgen María,
acepto muy gustoso
el pacto que Vos me proponéis
de cuidar Vos
de mí
y
de mis cosas
y
cuidar yo de Vos
y
de vuestra gloría.
Todo lo mío lo pongo en vuestras manos:
mi familia,
negocios
y ocupaciones todas;
mi cuerpo con sus sentidos,
salud y vida;
mi alma con sus potencias,
virtudes y méritos;
mi propia salvación y santificación.
Cuidad Vos de mí.
Yo en cambio cuidaré de Vos:
de glorificaros cuanto pueda.
Os prometo contribuir con comuniones,
misas,
rosarios,
oraciones
y jaculatorias;
con la paciencia en sufrir las cruces ordinarias de la vida;
con el fiel cumplimiento de las obligaciones de mi estado;
con obras de misericordia,
con limosnas y sacrificios;
con la propaganda,
con el ejemplo,
de palabra y por escrito,
a daros toda gloria
y reparación que me sea posible.
Quiero extender por todo el mundo vuestro reinado de Amor.
Hacedme perfectísimo amante
y apóstol de vuestro amantísimo Corazón.
Amén.