Corazón de Jesús, manantial inagotable de gracia, amor y paz. Corazón del que nació la Iglesia, gracias por recibirme en ella en el bautismo.
Gracias por mostrarme en ella el rostro de tu Padre.
Gracias por enviarnos tu Espíritu Santo que nos congrega y construye.
Gracias por continuar ofrendándote diariamente en la Eucaristía que une y alimenta.
Yo me entrego y consagro a ti.
Quiero vivir a plenitud mis promesas bautismales.
Adéntrame, Señor Jesús, en tu Corazón.
Cámbiame este corazón de piedra. Que se parezca al tuyo para que no quiera hacer ya más mi voluntad, sino, como Tú, la del Padre.
Préstame tu Corazón herido, tu corazón fuerte, para que aprenda a entregarme entero y sin reservas a la empresa de que venga a nosotros tu Reino de justicia, de amor y de paz.
Amén.
|