ABIERTOS AL AMOR Había una vez un muchacho, el primero en
todo;
mejor atleta, major estudiante, pero nunca supo si era buen hijo,
un buen compañero, un buen amigo o un buen novio.
En un día de depresión el muchacho se dejó
morir,
cuando iba camino al cielo se encontró con un ángel
y este le preguntó: - ¿Por qué lo hiciste si sabías que todos
te querían? El muchacho respondió: - Hay veces que vale más una sola
palabra de consuelo
que todo lo que se siente.
En todo el tiempo de mi vida, nunca escuché:
Estoy orgulloso de ti, gracias por ser mi amigo,
ni siquiera un "te quiero" de la persona que más amé. El ángel
se quedó pensativo y el muchacho agregó: - ¿Y sabes qué es lo que más
duele? El ángel triste le preguntó: - ¿Qué? Y el muchacho le
respondió: - ¡Que todavía espero escucharlo algún día! El ángel abrazó al
muchacho y le dijo: - No te preocupes, pronto conocerás a la única persona
que siempre te dijo al oído que te amaba, pero que tú nunca escuchaste...
¡Jesús! "Queridos hermanos, amémonos los unos a los
otros,
porque el amor viene de Dios, y todo el que ama ha nacido de él,
y lo conoce.
El que no ama no conoce a
Dios, porque Dios es amor.
Así manifesto Dios su amor
entre nosotros:
en que envió a su Hijo unigénito al mundo
para que vivamos por medio de él.
En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a
Dios,
sino en que él nos amó y envió a su Hijo
para que fuera ofrecido como sacrificio
por el perdón de nuestros pecados.
Queridos hermanos, ya que Dios nos ha amado
así,
también nosotros debemos amarnos los unos a los otros. Nadie
ha visto jamás a Dios, pero si nos amamos los unos a los
otros,